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EL EJEMPLO DE LOS MÁRTIRES

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Rev. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 15 de Julio del 2018

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).


Jesús le dijo a Sus Discípulos que “le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho…y ser muerto” (Mateo 16:21). Pero Pedro lo reprendió, diciéndole: “En ninguna manera esto te acontezca” (Mateo 16:22), “En ninguna manera esto te acontezca”. Jesús se volvió a Pedro y dijo:

“¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23).

El Dr. Henry M. Morris dijo: “En realidad era Satanás que hablaba por medio de Pedro [por] persuasión Satánica. El hombre natural casi instintivamente le huye a la muerte expiatoria y a la resurrección de Jesús, y Satanás la resiste amargamente” (traducción de Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishers, 1995, nota de Mateo 16:22).

Entonces Jesús se regresó a los demás Discípulos. Marcos nos dice que Él también le hablaba a una multitud de gente (Marcos 8:34). Y Lucas nos dice: “Y decía a todos” (Lucas 9:23). Así que les hablaba también a todos en la multitud. Él les dijo a todos ellos:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

La “cruz” aquí no se refiere a la Cruz de Jesús. Se refiere a la cruz del Cristiano. Si alguno quiere seguir a Jesús, debe “tomar su cruz” y seguir a Jesús. En Mateo 16:24-27 vemos tres cosas tocantes a la cruz que todo Cristiano está llamado a cargar.

I. Primero, la cruz del Cristiano significa negación propia.

Nota que Jesús dijo:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

Jesús hizo muy claro que esto es para todos, no solamente para unos cuantos elegidos.

Hoy, especialmente en el mundo Occidental, oímos que hay dos clases de Cristianos – el grupo grande de Cristianos nominales, y un grupo muy pequeño de discípulos. Generalmente se cree que todos ellos son Cristianos verdaderos. Pero eso no es verdad. La Biblia dice que todo Cristiano verdadero es un discípulo.

“A los discípulos se les llamó cristianos” (Hechos 11:26).

Esto demuestra que en el primer siglo todos los Cristianos eran considerados discípulos de Jesús. En la Biblia no había división entre un Cristiano y un discípulo. Si eras Cristiano, eras un discípulo de Jesús. Si no eras Su discípulo, no eras un Cristiano. Esto explica nuestro texto:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

También explica lo que Jesús dijo en Lucas 14:27:

“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27).

Esta gran verdad está expresada en el himno favorito del Dr. Rice.

Jesús, Mi cruz he tomado,
   Para dejarlo todo y seguirte a Ti,
Despreciado, abandonado,
   Desde ahora serás todo para mi.
Perezcan todas las ambiciones,
   Todo lo que he buscado, esperado y conocido,
Cuan rica es así mi condición,
   ¡Dios y el cielo míos son!
(Traducción libre de Jesus I My Cross Have Taken”
   por Henry F. Lyte, 1793-1847).

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

“Jesús, mi cruz he tomado, para dejarlo todo y seguirte a Ti”. ¡Qué llamado a negarse a uno mismo! ¿Lo hará alguien? ¡Los primeros Cristianos lo hicieron! El Dr. Philip Schaff, gran historiador Cristiano, dijo:

Millones [en el mundo Romano de los primeros siglos eran] absolutamente indiferentes al ver el sufrimiento humano… [Ellos tenían] delicia y pasión por la tortura…al ver los espasmos de la agonía extrema…Las ocasiones de la más horrible tortura que se han registrado fueron generalmente ejecutadas…ante la presencia de ellos, en la arena. Leemos de Cristianos atados en cadenas candentes, mientras el hedor de su carne media consumida se alzaba al cielo en una nube sofocante; de otros que eran descuartizados por…ganchos de hierro;... de doscientos veintisiete conversos enviados a minas con sus tendones de una pierna cortada por un hierro ardiente, y con un ojo arrancado de su cara; de llamas tan lentas que sus víctimas se retorcían por horas en su agonía; de cuerpos destazados pedazo por pedazo, o rociados con plomo ardiente; de sal y vinagre vertidos en la carne que sangraba con lesiones por las torturas de barras; de torturas prolongadas y variadas por días enteros. Por el amor a su Maestro Divino [Jesús], por la causa que creían cierta, hombres y aun niñas débiles, soportaron estas cosas sin titubear, cuando una sola palabra les hubiera librado de sus sufrimientos (traducción de Philip Schaff, Ph.D., History of the Christian Church, Eerdmans Publishing Company, edición de 1976, Tomo II, pp. 80-81).

El antiguo escritor Cristiano Irenaeus (130-202 A.D.) dijo que la iglesia, por su amor a Jesús, “le envía en todas partes y a toda hora una multitud de mártires al Padre” (Schaff, ibid., p. 79). Las Catacumbas de Roma son túneles largos debajo de la ciudad antigua. “Se extienden novecientas millas de medida Inglesa, y se dice que contienen casi siete millones de tumbas, una gran porción de ellas incluye [huesos] de los mártires” (Schaff, ibid., p. 80). Añadida a la ejecución de estos millones de mártires están los “numerosos insultos, calumnias, y torturas, que la crueldad de paganos sin corazón y bárbaros podían inventar…que en mil casos eran peor que la muerte” (Schaff, ibid. p. 80).

Por su sufrimiento, los mártires de los primeros tres siglos preservaron “la religión Cristiana para toda la posteridad…Los mártires y confesantes de la era ante-Nicene sufrieron por la causa común de todas las denominaciones y sectas Cristianas, y son tenidos en reverencia y gratitud por todos” (Schaff, ibid., p. 80).

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

II. Segundo, la cruz del Cristiano significa perder tu vida por causa de Jesús.

Por favor lee el verso 25 en voz alta.

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25).

Dr. McGee comentó sobre Mateo 16:25,

La persona que no asume los riesgos involucrados al hacerse un discípulo del Señor Jesucristo, a la larga perderá su vida eternamente (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo IV, p. 94; nota de Mateo 16:25).

El Comentario del Conocimiento de la Biblia [The Bible Knowledge Commentary] dice lo siguiente de este verso:

El discipulado verdadero involucra seguir a Jesús y hacer Su voluntad, a donde sea que ese camino pueda llevar (traducción de John F. Walvoord, Ph.D., Roy B. Zuck, Th.D., editores, The Bible Knowledge Commentary, New Testament Edition, Victor Books, 1983, p. 59; nota de Mateo 16:25).

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25).

Cuando leo sobre la muerte de una persona famosa, como John Lennon, Michael Jackson, Stephen Hawking, Kate Spade o Anthony Bourdain, siempre pienso en este versículo. Debería estar en nuestras mentes constantemente.

“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Matthew 16:26).

Dios ha llamado a todos los verdaderos Cristianos a decir con el Apóstol Pablo:

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

III. Tercero, la cruz del Cristiano trae recompensas en el Reino venidero.

Por favor lee el verso 27 en voz alta.

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27).

El Apóstol Pablo dijo:

“Si sufrimos, también reinaremos con él” (II Timoteo 2:12).

A la iglesia en Esmirna, Jesús le dijo:

“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

El historiador Cristiano, Dr. Schaff, dijo de aquellos mártires tempranos:

A estas [largas] y crueles persecuciones los [Cristianos] no se opusieron con violencia revolucionaria, ni resistencia carnal, sino el heroísmo moral de sufrir y morir por la verdad. Pero este mismo heroísmo fue [su] arma más fuerte. En este mismo heroísmo [ellos se] probaron [a sí mismos] dignos de [su] fundador divino, que se sometió a la muerte de la Cruz para la salvación del mundo, y aun oraba para que Sus asesinos fueran perdonados. [Los mártires sufrieron] en negación propia por una nación celestial, y por una corona que no se opaca. Aun niños y niñas se volvieron héroes, y se aceleraron con entusiasmo santo hacia la muerte. En aquellos tiempos duros [ellos tomaban en serio] las palabras del Señor: “El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”…“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”. “El que pierda su vida por mí, la hallará”. Y no se aplicaba solamente a los mártires mismos, que cambiaban la vida atribulada de la tierra por la bendición del cielo, sino que también a la iglesia entera, que salía más pura y más fuerte de cada persecución, y certificó así su vitalidad indestructible… “Sigue adelante”, le dice Tertulian a los gobernadores paganos, “Danos tortura, muélenos hasta hacernos polvo: nuestros miembros aumentan en proporción mientras nos recortas. La sangre de los Cristianos es la semilla…y ¿quién, después de haberse unido a nosotros no añora sufrir?” (Schaff, ibid., pp. 75-76).

Aquellos que…confesaron a Jesús ante los magistrados paganos en peligro de su vida, pero que no fueron ejecutados, fueron honrados como confesantes. Aquellos que sufrieron… la muerte misma, por su fe, fueron llamados mártires o testigos de sangre (Schaff, ibid., p. 76).

Oh, ¡qué celo tuvieron para seguir a Jesús, para negarse a sí mismos, para tomar sus cruces, para perder sus vidas egocéntricas en obediencia a Él, para ir a la gloria en Su Reino venidero! ¿Quién se atreve a seguir su ejemplo? Quién se atreve a decir: “Me negaré a mí mismo, y tomaré mi cruz, y seguiré a Jesús ¿no importa lo que cueste?” ¿Quién se atreve a decir, “Seguiré a los mártires no importa lo que cueste”? Ponte de pie y canta el himno número 4, “El Hijo de Dios va a la Guerra.” Cántalo a la melodía de “The Marine’s Hymn,” a media velocidad – no muy rápido o despacio.

El Hijo de Dios va a la guerra, una corona real para ganar;
   Su estandarte rojo sangre fluye: ¿quién lo seguirá?
Quién mejor puede beber su copa, Triunfante sobre el dolor,
   Quién paciente llevará su cruz, ¿quién lo seguirá?

Gloriosa banda, a los pocos vino el Espíritu,
   Doce valientes Su esperanza sabían sin temer fuego o cruz;
La vil espada encontraron, al sangriento león;
   Sus cuellos dieron a morir, ¿quién a ellos seguirá?

Un ejército noble, hombres y niños, La matrona y la doncella,
   Alrededor del trono del Salvador regocíjense, vestidos con túnicas de luz;
Subieron el empinado ascenso del cielo a través del peligro, el trabajo y el dolor;
   Oh Dios, denos gracia a seguir a ellos.
(Traducción libre de “The Son of God Goes Forth to War”
   por Reginald Heber, 1783-1826; a la melodía de “The Marine’s Hymn.”)

¿Seguirás el ejemplo de los santos mártires? ¿Estarás aquí en la iglesia en cada servicio? ¿Renunciarás a parte de tu tiempo para ser un discípulo de Jesucristo?


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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
         “The Son of God Goes Forth to War” (por Reginald Heber, 1783-1826;
a la melodía de “The Marine’s Hymn”).


EL BOSQUEJO DE

EL EJEMPLO DE LOS MÁRTIRES

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Rev. John Samuel Cagan

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

(Mateo 16:21, 22, 23; Marcos 8:34; Lucas 9:23)

I.    Primero, la cruz del Cristiano significa negación propia, Mateo
16:24; Lucas 14:27; Hechos 11:26.

II.   Segundo, la cruz del Cristiano significa perder tu vida por causa
de Jesús, Mateo 16:25, 26; Gálatas 2:20.

III.  Tercero, la cruz del Cristiano trae recompensas en el Reino venidero,
Mateo 16:27; II Timoteo 2:12; Apocalipsis 2:10.