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EL AVIVAMIENTO CURA EL RECHAZO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Miércoles por la Noche, 9 de Agosto del 2017

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (I Juan 4:18).


Un prominente psicólogo ha escrito un libro que enumera 288 miedos, temores que la gente experimenta en la vida – ¡288 de ellos! Los seis temores más comunes son el temor al rechazo, la muerte, la vejez, la pobreza, la enfermedad y la crítica. Ese psicólogo dijo entonces: “El miedo al rechazo es el mayor de todos los miedos. ¡El miedo al rechazo es más fuerte que el miedo a la muerte!” ¡Piénsalo! ¡La gente preferiría morir que ser rechazada!

El Dr. Christopher Cagan probablemente me conoce mejor que cualquier otro hombre. Una vez dijo: “Dr. Hymers no creció en una familia normal. Si lo hubiera hecho, habría sido más amigable y social. Pero todo el movimiento y rechazo lo hicieron introvertido – una persona que mira hacia el interior. Puede que no lo veas a él como un introvertido porque predica bien. Pero por dentro él es una persona sensible, consciente de su propia debilidad”. Dr. Cagan tenía razón. Puedo estar en una multitud de gente feliz, disfrutando de su compañía, pero de repente mi estado de ánimo cambia y siento la angustia existencial y el dolor de la soledad y el rechazo y la depresión. La única vez que no siento rechazo es cuando estoy solo o cuando siento la presencia de Dios.

Las veces que realmente me sentí como en casa en la iglesia fue en los tiempos de avivamiento – cuando Dios era tan real que quitó mis sentimientos de rechazo y soledad.

Por eso entiendo tan bien cómo se sienten los jóvenes cuando vienen a la iglesia. Les ofrecemos aceptación y amor. Pero después de que vienen unas cuantas veces pensamos que están “adentro”. Creemos que ahora están bien. Pronto se sienten tan marginados y rechazados como lo hicieron antes de venir. Sólo aquellos que son capaces de pasarla bien sin sentir aceptación se quedan. Se quedan como yo. A pesar de que me sentía rechazado, me quedé en la iglesia porque no había ningún otro lugar para ir. Yo estaba solitario, pero al menos había mucha gente en la iglesia. Así que fingí sentirme aceptado aunque me dolía por dentro y me sentía rechazado. Los Domingos por la noche, cuando regresaba a casa, el sentimiento de rechazo era casi abrumador. Las palabras de una canción popular pasaron por mi mente mientras conducía a casa, “Solo de nuevo, naturalmente”.

Un joven en la iglesia está buscando aceptación y amor, pero sólo encuentran frialdad y rechazo. Casi todos los jóvenes que se van lo hacen porque la iglesia no les ha dado lo que prometió. Cantamos

A la iglesia ven,
En amistad comed,
¡Deleite será,
En la iglesia al comer!

Nos oyen cantar y se sienten cínicos. Desarrollan una actitud burlona hacia la iglesia. Ellos tienen una sonrisa cínica en su cara porque saben que estamos mintiendo acerca de “en amistad comed”. Ellos no sienten “en amistad comed, deleite será en la iglesia al comer”. Ellos piensan, “estas personas hablan de ‘amistad’ pero no lo sienten. Ni siquiera Dr. Hymers lo siente”. Entonces, ellos se van al mundo. Ellos vuelven al mundo porque no se siente peor que la iglesia. Y por lo menos el mundo no miente sobre “en amistad comed”. Por lo menos en el mundo puedes encontrar a un amigo que te acepte. Algo que nunca encontraste en la iglesia. Aquí todo lo que encontraste fue hipocresía, frialdad y rechazo.

¿Qué nos impide tener amor Cristiano en la iglesia? Es el miedo que nos roba el verdadero amor Cristiano. ¿Qué pensarán de mí? ¿Qué dirán de mí? ¿Y si realmente me conocieran? ¿Y si realmente supieran lo que pienso o siento? Me rechazarían – ¡eso es lo que harían! Y el miedo al rechazo es el mayor temor de todos – ¡más grande que el miedo a la muerte! Más que el miedo a la enfermedad. ¡Mayor que cualquier otro temor en todo el mundo!

El poeta Robert Frost lo expresó perfectamente. Su poema se llama “Revelación”.

Nos hacemos un lugar aparte
Detrás de palabras ligeras que burlan y despreocupan,
Pero oh, el corazón agitado
Hasta que alguien nos encuentra.

Es una lástima si el caso requiere
(O así decimos) que al final
Hablamos lo literal para inspirar
La comprensión de un amigo.

Pero con todo, niños juegan
Al escondite con el lejano Dios,
Así que todos los que se esconden bien
Deben hablar y decirnos dónde están.
   (Traducción libre de “Revelation” por Robert Frost, 1874-1963).

Y eso nos lleva a nuestro texto.

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (I Juan 4:18).

¿Cómo superar el miedo al rechazo? ¡Por amor perfecto! Pero, ¿cómo conseguimos el amor “perfecto”? No diciendo “¡Te amo! ¡Te amo!”. Mira a I Juan 3:18, “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. ¿Cómo lo hacemos? No es fácil. Tenemos miedo de hacerlo. ¡¡¡Podemos ser rechazados!!! Pero tenemos que hacerlo si realmente y de verdad queremos el avivamiento. Debemos obligarnos a hacerlo. “Hablamos lo literal para inspirar la comprensión de un amigo”. Así que todos los que se esconden bien deben hablar y decirnos dónde están”. ¡Esa es la revelación que debemos tener si realmente queremos avivamiento! Por favor, lee I Juan 1:9 y 10. Ponte de pie mientras lo leo.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (I Juan 1:9, 10).

Se pueden sentar. Confesar nuestros pecados es la clave del avivamiento. Si hemos pecado contra Dios basta con confesar nuestros pecados a Él en lágrimas. No sólo en palabras, sino en lágrimas, como lo hacen en China, como lo hacen en todos los avivamientos reales. Brian Edwards correctamente dijo: “No hay tal cosa como avivamiento sin lágrimas de convicción” (Revival, p.115). Una vez más, él dijo: “No hay avivamiento sin profunda, incómoda y humillante convicción de pecado” (p.116). “La razón de una profunda convicción es para que la gente sienta su pecado y lo odie” (p.122). ¡La convicción del pecado es la clave del avivamiento! Si hemos pecado contra Dios, podemos confesarlo a Dios en lágrimas, y Él nos “limpiará de toda injusticia”. Párense y canten, “Examíname, Oh Dios”.

“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón:
Pruébame, y conoce mis pensamientos:
Y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mi camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”.
   (Salmo 139:23, 24).

Pueden sentarse. Nunca hemos tenido un avivamiento completo porque siempre nos hemos hecho “un lugar aparte Detrás de palabras ligeras que burlan y despreocupan (ridiculizar)”.

Pero, segundo, debemos profundizar. Ve a Santiago 5:16. Quédate de pie mientras lo leo.

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Santiago 5:16).

Se pueden sentar. Matthew Henry dijo:

La confesión aquí requerida es la de los Cristianos unos a otros...La confesión es necesaria para nuestra reconciliación con los que están en desacuerdo con nosotros donde pueden ayudarse unos a otros por sus oraciones para obtener el perdón de sus pecados y poder contra ellos. Aquellos que confiesan sus faltas unos a otros deben orar unos por otros.

El Comentario Aplicado del Nuevo Testamento da este pensamiento sobre Santiago 5:16:

Tener verdadera comunión significa confesar nuestros pecados el uno al otro. Cuando hagamos esto, recibiremos saneamiento espiritual. No debemos ocultar las cosas el uno del otro.

Todo Cristiano tiene faltas hacia los demás. Debido a nuestro egoísmo inherente, todos retrocedemos gradualmente en nuestro amor el uno por el otro. Alguien en la iglesia te dice una palabra poco amable, o dice algo de ti. Alguien no parece preocuparse por ti. Alguien no aprecia el trabajo que haces por el Señor. Alguien hizo algo que te molestó. Alguien ha herido tus sentimientos. No debemos esconder nuestras faltas el uno del otro. Tener la presencia de Dios es algo muy valioso. Aferrarnos a nuestras heridas y agravios nos impide amarnos unos a otros. “Frecuentemente esta profunda convicción de pecado conduce a la confesión abierta y pública...donde las relaciones equivocadas se corrigen... ante la gloria y la alegría, hay convicción, y eso comienza con la gente de Dios. Hay lágrimas y tristeza de Dios. Hay errores que corregir, cosas secretas, alejadas de los ojos de los hombres, para ser expulsadas, y malas relaciones para ser reparadas abiertamente. Si no estamos preparados [para hacer] esto, es mejor que no oremos por avivamiento. El avivamiento no está destinado para el disfrute de la iglesia, sino para su purificación. Tenemos una iglesia no santa hoy porque los Cristianos no sienten pecado y [no confiesan unos a otros en lágrimas]” (Edwards, Revival, pág. 119, 120).

No podemos regocijarnos en nuestros corazones hasta que confesamos nuestros pecados el uno al otro en lágrimas. Esto ocurre repetidamente en China. ¿Por qué no en nuestra iglesia? Somos demasiado orgullosos para confesar nuestras faltas. Tenemos miedo de lo que otros piensan. El Diablo usa este miedo para impedir que confesemos. El Diablo sabe que nos puede mantener alejados del gozo del avivamiento al hacernos temer lo que otros digan de nosotros. El Diablo sabe que el hacernos temerosos mantendrá a nuestra iglesia en debilidad y desventaja. El miedo a lo que otros pensarán nos impide confesarnos y sanar nuestras almas. Isaías dijo: “Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal…Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor” (Isaías 51:12, 13). La Biblia dice: “El temor del hombre pondrá lazo” (Proverbios 29:25). Por favor, ponte de pie y lee Proverbios 28:13. Está en la página 666 de la Biblia Anotada de Scofield. ¡Todos léanlo en voz alta!

“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).

“Examíname, Oh, Dios” – Cántala.

“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón:
Pruébame, y conoce mis pensamientos:
Y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mi camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”.
   (Salmo 139:23, 24).

¡“Espíritu de Dios”! ¡Cántala!

Espíritu de Dios, Ven, oramos.
Espíritu de Dios, Ven, oramos.
Derríteme, moldéame, Quebrántame, dóblame.
Espíritu de Dios, Ven, oramos.
   (Traducción libre de “Spirit of the Living God” por Daniel Iverson, 1899-
      1977; altereda por Dr. Hymers).

Pueden sentarse.

Jesús dijo: “Bienaventurados los que lloran”. Esto se refiere a los que confiesan su pecado y claman por él. El pecado es un gran problema para aquellos que anhelan el avivamiento. El avivamiento siempre nos hace pensar en los pecados internos que el mundo no ve. El avivamiento arroja luz sobre los pecados internos de nuestros corazones. Cuando estaba animando a sus congregaciones a prepararse para el avivamiento, Evan Roberts les dijo que el Espíritu Santo no bajaría hasta que la gente estuviera preparada. Dijo: “Debemos deshacernos de todos los malos sentimientos” – toda amargura, desacuerdos, ira. Si sientes que no puedes perdonar a alguien, inclínate y ora por un espíritu de perdón – está dispuesto a ir a la otra persona y pedir perdón – sólo entonces sentirás la dulce presencia de Dios. Sólo el Cristiano limpio puede sentir el amor y la santa presencia de Dios. La alegría del avivamiento no puede llegar a una iglesia impía como la nuestra hasta que admitamos nuestro pecado y lo confesamos con lágrimas. Sólo entonces sentiremos el gozo de la presencia de Dios. Nuestra hermana tocará “Mi Visión Llena” mientras te damos la oportunidad para orar por confesiones el Domingo por la noche. Ora para que el Espíritu Santo te muestre a ti y a los demás que pecados necesitan ser confesados el Domingo por la noche. Vayan unos a otros, de dos en dos o en tres y oren fuerte por confesiones el Domingo por la noche. Ahora ponte de pie y canta “Mi Visión Llena”. Es la número 17.

Mi visión llena, oh, Salvador,
   Que solo vea a Jesús hoy;
Aunque el valle me guíes pasar,
   Tu gloria sin fin me rodeará.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, todo desear
   Sea por Tu gloria; inspírame
Con Tu perfección, Tu santo amor,
   Mi senda inunda con celestial luz.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, que nada vil
   Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz,
   Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.
(Traducción libre de “Fill All My Vision”
      por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).

Ahora Canta “Compartelo”. Es la número 18 en tu cancionero.

Un fuego enciendes con una sola chispa,
Y pronto del calor del fuego muchos gozan,
Así es el amor de Dios, tú al recibirlo,
A todos extiendes Su amor, lo quieres compartir.

Que maravilloso tiempo Es la primavera,
Las aves cantando, las plantas floreciendo,
Así es el amor de Dios, tú al recibirlo,
Quieres cantar, te refresca, lo quieres compartir.

Deseo par ti, este gozo que encontré,
Puedes de él depender, no importa en donde estés,
Desde los montes gritaré, al mundo le diré,
A mi llegó el amor de Jesús, lo quiero compartir.
   (Traducción libre de “Pass It On” por Kurt Kaiser, 1969).


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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Revive Us Again” (por William P. Mackay, 1839-1885).