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LA LIBERACIÓN ES SOLO PARA LOS INSATISFECHOS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 14 de Mayo del 2017

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32).


Jesús salió y vio a un publicano llamado Levi. Este era otro nombre de Mateo. Jesús llamó a Mateo para que lo siguiera,

“Y dejándolo todo, se levantó y le siguió” (Lucas 5:28).

Mateo era un publicano, un recaudador de impuestos para Roma. Los Judíos odiaban a los publicanos, porque Roma les permitía cobrar a los Judíos mucho más de lo que era requerido por la ley. Entonces, daban una parte del dinero que recogían, y se quedaban con el resto. Así, la mayoría de los publicanos eran muy ricos, y los otros Judíos los odiaban. Fueron contados como viles pecadores por el pueblo Judío.

Cuando Mateo siguió a Jesús, “dejó todo”, es decir, dejó el lucrativo negocio de recaudar impuestos “y le siguió”.

Entonces Mateo hizo una fiesta en su casa. Una gran multitud de otros recaudadores de impuestos y pecadores de todo tipo vinieron a este banquete. Eran la peor clase de gente. Zeno, el poeta, dijo: “Todos los publicanos son todos ellos ladrones”. Los Fariseos no tenían nada que ver con estos publicanos, ni con sus amigos, a quienes los Fariseos llamaban “pecadores”.

Cuando esta gran multitud de publicanos y pecadores llenó la casa en la fiesta, los Fariseos vinieron renegando y murmurando. Ellos dijeron a los Discípulos:

“¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?” (Lucas 5:30).

Jesús salió de la fiesta para responder a los fariseos:

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32).

Jesús les dio a los Fariseos su razón para llamar a estos pecadores al banquete. Dijo que los que están en buen estado de salud no necesitan un médico. Sólo aquellos que tienen enfermedades necesitan uno. En su propia opinión, los escribas y los Fariseos estaban libres de la enfermedad del pecado. Puesto que los escribas y Fariseos guardaban los cumplimientos de la ley, no se consideraban enfermos ni en estado de pecado. Los Fariseos eran los Judíos Ortodoxos de ese día. Los escribas eran los que hacían copias de la Biblia y enseñaban la Biblia. No pensaban que necesitaban al Gran Médico, Jesús. Ellos pensaban

“en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros” (Lucas 18:9).

Y la respuesta de Jesús fue una reprensión a estos Fariseos orgullosos y satisfechos de sí mismos,

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32).

Si sientes que estás bien, no verás ninguna necesidad de Jesús. Si sientes que estás arruinado y te estás muriendo en estado de pecado, Jesús será importante para ti, y lo buscarás para sanar tu alma y salvarte del pecado y sus consecuencias. Es imperativo que sientas tu pecado, tu desesperanza, tu insuficiencia – o no sentirás tu necesidad de Jesús.

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31).

I. Primero, aquellos que están satisfechos con su forma de vivir
no sienten necesidad de Jesús.

Notarás al leer los Evangelios, que Jesús a menudo comía con pecadores. Los pecadores estaban insatisfechos con su propia vida. Los pecadores sentían que algo de su vida estaba horriblemente equivocado. Algo se puede aprender de esto. Estas personas perdidas fueron atraídas hacia Jesús porque Él era amable con ellas. Y muchos de ellos fueron salvos.

Estaban tan insatisfechos con su modo de vivir que se volvieron a Jesús. Mateo el publicano lo hizo, como vemos en el quinto capítulo de Lucas. Zaqueo el publicano lo hizo, como vemos en Lucas diecinueve. Y Jesús le dijo:

“Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador...Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa…Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:5-10).

Los orgullosos escribas y Fariseos no sentían necesidad de Jesús; estaban satisfechos con su propia vida. Pero los publicanos y los pecadores vinieron a Él y fueron salvos.

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31).

Los que están satisfechos con su forma de vivir no sentirán ninguna necesidad de Jesús. Pero aquellos que se sienten enfermos de su estilo de vida vendrán a Él y serán salvos.

¿Qué hay de ti? Sé por experiencia que esto es cierto para muchos de ustedes. Si estás satisfecho con tu vida tal como es, no verás ninguna necesidad de Jesús, y no serás salvo. Si estás feliz con tu vida tal como es, no verás ninguna necesidad de que Jesús venga y cambie nada.

“Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9:12).

II. Segundo, aquellos que están satisfechos con su propia impiedad
no sienten necesidad de Jesús.

Mira nuestra ciudad. Piensa en la gente en ella. ¿Muchos de ellos piensan seriamente acerca de Dios? Sabes que no lo hacen. La Biblia dice:

“No hay quien busque a Dios” (Romanos 3:11).

A menos que la gracia de Dios llegue a ti a través de la obra del Espíritu Santo, nunca buscarás a Dios en Jesús. Estarás satisfecho de vivir y morir sin Dios, en un estado sin Dios.

Pero si la gracia de Dios comienza a funcionar en tu corazón, te sentirás insatisfecho con tu vida tal cual es. Comenzarás a ver todo de manera diferente. Puedes estar en una multitud de personas y empezar a pensar, “¿Para qué están viviendo estas personas? ¿Por qué no se preocupan por Dios?” Comenzarás a pensar en tu propia vida y en tu muerte. Tu propia religión comenzará a parecer muy superficial, y no útil en absoluto. Cualquier excusa que otras personas hagan, estas excusas ya no parecerán adecuadas para ti. Y comenzarás a sentir que debe haber más en la vida que comer, dormir, estudiar y jugar.

Cuando la gracia de Dios comienza a funcionar en tu vida, tendrás un sentido de tu propia impiedad. Comenzarás a sentirte

“ajenos de la vida de Dios” (Efesios 4:18).

Comenzarás a pensar que Dios es un extraño para ti, y que estás en una condición terrible sin Él,

“sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12).

Y así te pregunto, ¿estás completamente satisfecho con tu vida tal cual es? Si es así, hay poca esperanza de que vengas a Jesús. Seguirás tal como eres – contento de vivir y morir sin conocer a Dios de una manera personal.

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31).

Si estás satisfecho con una vida sin Dios, no sentirás necesidad de Jesús.

Hay una tendencia, especialmente entre los jóvenes, de pensar que es un signo de debilidad estar demasiado interesado en la religión. Aquellos que no son verdaderos Cristianos tienden a pensar que las personas que están muy interesadas en Dios son un poco raras, ligeramente extrañas, no muy normales.

De esto no se suele hablar. La gente generalmente no dice: “Ese tipo es un poco raro. Él se va y ora solo”. Por lo general no dicen eso. Pero lo piensan. Y tus amigos no Cristianos lo piensan. Ellos dirán cosas como, “No seas demasiado religioso. No seas fanático” – cosas así. La razón que esto es tan común es porque los seres humanos están en un estado de pecado.

“Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; [es hostil contra Dios]” (Romanos 8:7).

En su estado no salvo, todos los seres humanos son

“por naturaleza hijos de ira” (Efesios 2:3).

Es por eso qué los amigos y los parientes no salvos harán todo lo posible para persuadirte a no buscar a Dios en serio. Pueden intentar que vayas a otra iglesia, o a “su” iglesia – ¡cualquier cosa que te impida regresar a esta iglesia! ¿Por qué? Porque saben que “su” iglesia es fría, y que Dios no está allí. Su verdadero motivo es tratar de mantenerte alejado de Dios,

“Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; [es hostil contra Dios]” (Romanos 8:7).

En su estado no regenerado, la humanidad está en rebelión hacia Dios. Cuando Dios comienza a llamarte, tus amigos y parientes perdidos tratarán de detenerte y mantenerte alejado de Dios. Padres y amigos perdidos te pueden hacer lo mismo a ti.

Pero Jesús dijo,

“De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:25).

Aunque estás espiritualmente muerto según Efesios 2:1, 5, el Hijo de Dios comienza a llamarte. En tu estado muerto, “oirás la voz del Hijo de Dios”. Cuando eso suceda, ya no estarás satisfecho de vivir tu vida sin Jesús, el Hijo de Dios. Querrás algo más. Entonces buscarás a Jesucristo. Pero mientras permanezcas en estado no despierto y muerto, permanecerás satisfecho de vivir y morir sin Jesús. Sólo cuando el Espíritu Santo te muestre que hay algo mal dentro de ti – que tu corazón es impío – sólo cuando veas este defecto en ti mismo te interesarás en Jesucristo.

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31).

III. Tercero, aquellos que están satisfechos con la maldad de su propio
corazón no sienten necesidad de Jesús

Dios generalmente habla a nuestras emociones primero. Cuando el Espíritu Santo comienza Su obra convincente, nos hace sentir pecadores.

Nota cuán a menudo la Biblia nos dice que las personas fueron movidas emocionalmente cuando fueron convertidas. La mujer que besó los pies de Jesús fue movida emocionalmente.

“Una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies” (Lucas 7:37-38).

Pronto vino a Jesús y fue salva.

En el Día de Pentecostés, los que escucharon el sermón de Pedro

“se compungieron de corazón” (Hechos 2:37).

Esto significa literalmente que fueron “atravesados al corazón”. Eso habla de emoción. El carcelero en la ciudad de Filipos

“temblando” (Hechos 16:29).

El Apóstol Pablo dijo:

“¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

Estos casos en la Biblia muestran que Dios por lo general mueve los sentimientos de una persona para que él esté descontento con su malvado corazón. El denominador común en todas las conversiones verdaderas, lo que es lo mismo en todas las conversiones reales, es esto – las personas están interiormente descontentas consigo mismas. Ellos miran sus propios corazones y ven el pecado allí. Vienen a hastiarse de lo que ven en sí mismos. ¡Ellos desaprueban sus propios corazones! Están hastiados con quienes son.

Había un factor humano detrás de los publicanos y los pecadores viniendo tan fácilmente a Jesús – mientras que los escribas y Fariseos permanecieron separados de Él.

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31).

La pregunta a ustedes esta mañana es la siguiente: ¿estás descontento? ¿Estás infeliz con tu forma de vivir? ¿Estás hastiado de vivir sin Dios? ¿Estás disgustado con tu propio corazón? ¿Sientes convicción de tus pecados? Si hay algún grado de disgusto y convicción de pecado en ti con respecto a estas cosas, entonces puedes estar listo para venir al Gran Médico, Jesús. Después de todo, Jesús es el único que puede salvarte del pecado. Él es el único que murió para pagar por tu pecado. Él es el único que se levantó físicamente de los muertos para darte vida. Él es el único sentado a la diestra de Dios, en el Cielo, orando por ti. ¿Estás listo para venir a Él? ¿Estás listo para ser lavado de tu pecado por Su Sangre?

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31).

Si deseas hablar con nosotros sobre la salvación en Jesús, por favor ven y siéntate en las dos primeras filas mientras los demás van arriba para la fiesta. Dr. Hymers, por favor, venga y cierre este servicio.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Noah Song: Lucas 5:27-35.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“I Am Amazed” (por A. H. Ackley, 1887-1960).


EL BOSQUEJO DE

LA LIBERACIÓN ES SOLO PARA LOS INSATISFECHOS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan

“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32).

(Lucas 5:28, 30; 18:9)

I.    Primero, aquellos que están satisfechos con su forma de vivir
no sienten necesidad de Jesús, Lucas 19:5-10; Mateo 9:12.

II.   Segundo, aquellos que están satisfechos con su propia impiedad
no sienten necesidad de Jesús, Romanos 3:11; Efesios 4:18; 2:12;
Romanos 8:7; Efesios 2:3; Juan 5:25.

III.  Tercero, aquellos que están satisfechos con la maldad de su propio
corazón no sienten necesidad de Jesús, Lucas 7:37-38;
Hechos 2:37; 16:29; Romanos 7:24.