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NAVIDAD EN EL INFIERNO – 2016

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 18 de Diciembre, 2016

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).


Me pregunté a mí mismo si debía predicar este sermón, “Navidad en el Infierno”. Satanás dijo: “¡Oh, no! Eso no es un buen tema para dar en Navidad. Es muy duro”. Tan pronto como él dijo eso supe que yo estaba siendo tentado a ceder al débil evangelicalismo que todos encontramos. Nosotros ya nos inclinamos a esa debilidad y es necesario sacárnosla con predicación. De raíz, o no podremos ser los guerreros que Dios quiere que seamos. Seremos demasiado tímidos y débiles para conquistar a los Filisteos del evangelicalismo en nuestro tiempo.

No dejaré que Satanás nos haga tener miedo de predicar sobre el Infierno en Navidad o en cualquier otro momento. El Infierno está allí todo el año. ¿Por qué no predicar sobre ello en Navidad? Por lo tanto, te estoy dando mi sermón clásico, “Navidad en el Infierno”. He predicado este sermón muchas veces durante los últimos treinta y dos años. Muchos de los pequeños predicadores feminizados que tenemos hoy me han dicho que no lo predique. Pero si no predicas sobre el Infierno en Navidad, entonces ¿cuál es el significado de la Navidad? La Navidad no tiene sentido a menos que haya un Infierno ardiente esperando pecadores perdidos. El niño Jesús no nació en Belén para darnos árboles de Navidad y luces brillantes. Él nació en Belén para morir en una cruz, morir para que los pecadores pudieran ser salvos del fuego del Infierno por toda la eternidad. ¡Para que los pecadores pudieran ser lavados de sus pecados con Su Santa Sangre! Cuando quitas el Infierno de la Navidad se convierte nada más en una fiesta pagana. Por lo tanto, esta mañana voy a predicar mi sermón clásico, “Navidad en el Infierno”. Es el último sermón que prediqué en la iglesia China antes de que se alejara de las enseñanzas del Dr. Timothy Lin y comenzara su larga caída hacia el débil, insípido, laodiceanismo del Domingo por la mañana que tienen hoy. Este sermón fue rechazado por los dos jóvenes predicadores que el Dr. Lin dejó a cargo. Ellos despreciaron este sermón aunque 27 jóvenes pasaron al frente con lágrimas en los ojos. Aunque pasé dos horas aconsejándolos, con muchas posibles conversiones. Esos predicadores estaban equivocados entonces y están equivocados ahora, y la iglesia ya no es la iglesia que el Dr. Lin construyó. No es la misma iglesia que él construyó porque los hombres que predican allí son cobardes, hombres pequeños asustados, hombres sin agallas, sin músculos, sin fuego en sus huesos, y ningún verdadero mensaje de Dios. Predican para complacer a las ancianas que pagan las cuentas. No predican para salvar a los jóvenes de una eternidad en el Infierno.

Considero que “Navidad en el Infierno” es uno de los mejores sermones antiguos que he predicado. ¡Así que te lo daré directamente! ¡Sin titubear! Mi texto es Lucas 16:25. Está en la página 1057 de la Biblia Anotada de Scofield. Pónganse de pie y vean las primeras dos palabras de Lucas 26:35.

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

Se pueden sentar.

El hombre rico murió y fue sepultado. Su alma fue de inmediato a las llamas del Infierno, “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos” (Lucas 16:23). El hombre rico vio a Abraham “de lejos” en el Cielo. Él rogaba por un poco de agua para “refrescar [su] lengua, porque [estaba] atormentado en [la] llama” (Lucas 16:24). Abraham le habló:

“Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” (Lucas 16:25).

El Señor Jesucristo dio este relato. Él la dio para advertir a los pecadores perdidos sobre el Infierno.

Spurgeon fue el predicador Bautista más grande de todos los tiempos. Spurgeon dijo que los hombres después de su muerte tendrían miedo de predicar sobre el Infierno. William Booth fue el fundador del Ejército de Salvación como lo fue una vez. Estos dos grandes predicadores del siglo 19 predijeron que no habría predicación sobre el Infierno en el siglo 20. Tenían razón – ¡y es aún peor hoy! A Booth se le preguntó qué pensaba que era el peligro que se avecinaba en el siglo veinte. Él dijo: el “cielo sin el infierno” (traducción de The War Cry, Enero 1901, p. 7). La predicción de Booth se hizo realidad. Hoy la predicación sobre el Infierno ya no se oye. Pero no debe ser así. El Dr. J. I. Packer es un famoso teólogo. Él dijo:

Los evangelistas Cristianos deben [hablar] sobre el infierno: es parte de su trabajo…Conforme a Jesús y los apóstoles, la vida personal sigue después de la muerte física, y el prospecto para los que están sin Jesús en el mundo venidero es lo más malo y terrible que hay, y se les debe decir a todos (traducción de J. I. Packer, Ph.D., prefacio a Whatever Happened to Hell? por John Blanchard, D.D., Evangelical Press, edición de 2005, página 9).

Soy un hombre viejo. No estaré aquí mucho tiempo. Aquellos que prediquen después de que yo muera pueden tener miedo de predicar sobre el Infierno. Pueden creer que pueden salvar a los pecadores enseñándoles con dulces palabras. ¡Es mejor que le escuches a este viejo predicador mientras estoy aquí!

Lo único que critico de lo que el Dr. Packer dijo es que parece asignarles la predicación del Infierno solamente a los “Evangelistas Cristianos”. Pero el Apóstol Pablo dijo que los pastores deben también hacer “obra de evangelista” (II Timoteo 4:5). Los pastores también “deben [hablar] sobre el infierno, es parte de su trabajo”. (Packer, ibid.). ¡Espero y oro que los jóvenes que me siguen cuando esté muerto prediquen sobre el pecado, el Infierno y el juicio como lo he hecho por más de cincuenta años!

Jesús es nuestro modelo, “dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21). Jesús a menudo predicaba sobre el Infierno, y Él es nuestro ejemplo. Para serle fiel a Jesús, todo pastor debe algunas veces predicar sobre el Infierno, claramente y agudamente, como lo hizo Jesús cuando predicó sobre “el hombre rico y Lázaro”. Jesús dijo que el hombre murió y fue directamente al Infierno donde estaba atormentado en las llamas. El hombre le pidió a Abraham unas gotas de agua. Abraham dijo:

“Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” (Lucas 16:25).

Estoy sacando las dos primeras palabras del texto:

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

Es época de Navidad. Nuestra iglesia está hermosamente decorada. Hemos cantado los grandes cánticos de Navidad. Tendremos un maravilloso banquete Navideño esta noche. También tendremos cena de Navidad aquí en la iglesia, el próximo Sábado a las 8:00 de la noche, en la Víspera de Navidad. Pero en todas estas hermosas y significativas celebraciones del nacimiento de Jesús, no nos olvidemos del Infierno. El Infierno es el resultado del pecado. Jesús nació para morir en la Cruz para salvarte del pecado, para que no seas echado a aquellas terribles llamas. El Apóstol Pablo dijo:

“Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (I Timoteo 1:15).

El ángel del Señor le dijo a José:

“Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Entonces, ¿no es ese exactamente el verdadero significado de la Navidad? ¿No es el verdadero mensaje de Navidad el hecho de que Jesús bajó del Cielo? ¿Qué Él vino para morir en la Cruz, para pagar por tu pecado, para mantener a los pecadores como tú fuera del Infierno?

Pero, ¿qué si mueres antes de la Navidad? Esta mañana podría estar aquí alguien que morirá en unos cuantos días. Si eso te sucede a ti, el 25 de Diciembre pasarás tu primera Navidad en el Infierno. Y se dirá de ti, como a ese hombre:

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

Si sigues con tu pecado, tal vez no ésta Navidad, sino algun día, tal vez más pronto de lo que piensas, tú pasarás tu primera Navidad en aquel lugar de tormento ardiente. ¿Qué recordarás cuando pases tu primera Navidad en el Infierno?

I. Primero, recordarás los sermones que descuidaste.

Recordarás cómo aprendiste a apagar tu mente. Como desechaste los sermones. Recordarás que practicaste para lograrlo. Al principio los sermones te perturbaban. Te hacían pensar en cosas eternas. Pero, al pasar el tiempo, se volvió más fácil para que el Diablo “arrebatara” los sermones de tu corazón (mira Mateo 13:19). Jesús dijo:

“Luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12).

Al principio era difícil que Satanás hiciera eso. Pero al pasar los meses te acostumbraste tanto a este truco Satánico que ya nada te molestaba, y comenzaste a dormir el sueño de la muerte en todos los sermones. Al fin tu conciencia se cauterizó, y tu corazón se hizo calloso, y como Jesús dijo:

“No podéis escuchar mi palabra” (Juan 8:43).

Te puedes volver tan lerdo de oír, tan sordo a la palabra de Dios, que se puede decir acerca de ti: “Dios [lo] entregó a una mente reprobada” (Romanos 1:28).

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

¡Hija, acuérdate! En el Infierno recordarás muchos sermones. Cuando pases tu primera Navidad en la cueva ardiente sin duda recordarás ¡este mismo sermón! En el Infierno recordarás los sermones que descuidaste. Gritarás, “Oh Dios, ¿por qué no escuché a ese viejo predicador? ¡Oh Dios, ahora es demasiado tarde! Por siempre y para siempre – demasiado tarde. Estoy ardiendo en el Infierno. ¿Por qué, oh por qué, no escuché a ese viejo predicador cuando me advirtió?”

II. Segundo, recordarás el Espíritu de Dios que rechazaste.

En tu primera Navidad en el Infierno, te recordarás de las veces que el Espíritu Santo te convenció de tu pecado. Jesús dijo:

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado” (Juan 16:8).

Cuando pases tu primera Navidad en el Infierno, recordarás cuando el Espíritu de Dios hizo que tu corazón fuera tierno. Recordarás cuando Su Espíritu te hizo temer. Recordarás cómo se llenaron tus ojos de lágrimas. Pero también recordarás como resististe Su obra de convicción, cómo resististe a Jesús hasta que el Espíritu Santo se alejó de ti, y Dios dijo de ti:

“[Él] es dado a ídolos; déjalo” (Oseas 4:17).

Como lo puso el Dr. John Rice:

Triste será ese juicio, sin Su misericordia,
   Que tú te demoraste y Jesús se marchó.
Oh, que remordimiento cuando llegue tu muerte,
   ¡Y tú te has demorado, en venir a Jesús!
(Traducción libre de “If You Linger Too Long”
     por Dr. John R. Rice, 1895-1980).

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

Cuando tú pases tu primera Navidad en el Infierno recordarás cómo resististe la convicción del Espíritu de Dios, cómo tú “tardaste, demoraste hasta que el Espíritu se marchó” (Rice, Ibíd.).

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

¡Hija, acuérdate! Cuando se cierre el telón, y las luces se apaguen, y tu alma caiga en las llamas – ¡Hijo, acuérdate! ¡Hija, acuérdate! Recordarás los sermones que menospreciaste. Recordarás al Espíritu de Dios que rechazaste.

III. Tercero, recordarás al Salvador que no respetaste.

¡No! ¡No me digas que respetas a Jesús! ¡No mientas! ¡No lo respetas! ¡Para nada! La Biblia dice que tú desprecias y rechazas a Jesús. La Biblia dice:

“Despreciado y desechado entre los hombres…y…escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3).

Si respetaras a Jesús lo buscarías a Él. Si respetaras a Jesús tú “[te esforzarías con toda tus fuerzas] a entrar” a Él (Lucas 13:24). ¿Qué esfuerzo has hecho? ¿Has orado por horas como Lutero? ¿Has pasado por agonías de alma como Bunyan? ¿Has ayunado por semanas como Whitefield? ¿Te has esforzado como Wesley? ¿Has salido en una tormenta de nieve para hallar a Jesús como lo hizo Spurgeon? ¡Yo te digo que no te has esforzado para nada! ¡Y un día, cuando estés en el Infierno, recordarás que fuiste perezoso y holgazán y no te esforzaste para hallar a Jesús!

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

¡Hija, acuérdate! ¡Hijo, acuérdate! ¡Recordarás eso en el Infierno! Recordarás que tuviste tan poco respeto por Jesucristo que no lo buscaste seriamente. Jesús dijo:

“Y me buscaréis y me hallaréis, [cuando] me buscareis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

¡Hijo, acuérdate! ¡Hija, acuérdate! Recordarás en las llamas eternas cómo no respetaste a Jesús, cómo rechazaste Su oferta de salvación. Cómo me odiabas por predicar así. ¡Cómo querías que estos guapos jóvenes te dieran dulces estudios Bíblicos para atraerte a ellos mismos en lugar de mandarte a arrepentirte de tu pecado y venir a Jesús! Sí, lo sé, algunos de ustedes se alegrarán cuando me muerta. Pero irás al Infierno, incluso cuando yo no esté aquí para advertirte. Escucha al gran Dr. John R. Rice:

Sin respeto esperaste, y a Él rechazaste,
   Tu pecado peor es, tienes mal corazón;
Oh, si Dios se impacienta, el Espíritu ofendes;
   Si Él ya no te llama, tendrás condenación.
Triste será ese juicio, sin Su misericordia,
   Que tú te demoraste y Jesús se marchó
Oh, que remordimiento, cuando llegue tu muerte
   ¡Y tú te has demorado, en venir a Jesús!
(Traducción libre de “If You Linger Too Long”
     por Dr. John R. Rice, 1895-1980).

Si vas al cuarto de consejo, no quiero que digas una palabra acerca del Infierno. Quiero que hables solo de tu pecado, y sobre Jesús. Solo Jesús puede perdonar tu pecado. Solo Jesús puede lavar tu pecado con Su Sangre preciosa. Ven a Jesús y se salvo por Él de todo tu pecado.

Que terrible que no pienses en Jesús cuando vas al cuarto de consejo. Si yo menciono la providencia de Dios en mi sermón, tú hablas de la providencia en el cuarto de consejo. Si yo menciono la elección en mi sermón, hablas tú de la elección en el cuarto de consejo. Si menciono a Satanás en mi sermón, tú hablas de Satanás en el cuarto de consejo. Si menciono el pecado original o el llamado efectual, esas son las cosas de las que hablas tú en el cuarto de consejo. ¡Si predico del Infierno, de eso hablas!

Aunque mis sermones se centran en Jesús, no podemos hacer que hables de Jesucristo Mismo. No podemos hacer que pienses en Jesús. Tu lo desprecias y rechazas (Isaías 53:3). Sin embargo ninguna otra persona te puede salvar del pecado. Joseph Hart (1712-1768) dijo: “Jesús solo, Jesús solo, puede al pecador salvar” (“Venid, Pecadores”) [“Come, Ye Sinners”].

Tus pecados fueron puestos sobre Jesús en el Huerto de Getsemaní. Él fue triturado bajo el peso de tu pecado en el Huerto, hasta que cayó al peso y un sudor salió de los poros de Su cuerpo. Lo arrestaron y abofetearon. Le arrancaron porciones de Su barba. Pilato ordenó que lo azotaran hasta que la piel colgaba en listones desde Sus costillas. Clavaron Sus manos y Sus pies a la cruz. Un soldado le abrió Su costado con una lanza, “y al instante salió sangre y agua” (Juan 19:34). ¡Jesús pasó por todo aquel horror, dolor y agonía para pagar la pena de tu pecado, para lavarte de pecado con Su Sangre Santa! La Biblia dice: “Cristo murió por nuestros pecados” (I Corintios 15:3).

Oh, ¡piensa en tus pecados! Oh, piensa en Jesús, quien sufrió, sangró y murió para salvarte de tu pecado. ¡Piensa en Jesús, quien Él solo puede perdonar y limpiarte de todo pecado! ¡Piensa en tu pecado! ¡Piensa en Jesús, quien Él solo puede salvarte! Ven a Jesús. Ven a Él ahora. “Jesús solo, Jesús solo, puede al pecador salvar; Jesús solo, Jesús solo, puede al pecador salvar”.

¿Puede el celo sin parar
Y mi llanto sin cesar,
El pecado en mí lavar?
¡Solo Tú puedes salvar!
(traducción libre de “Rock of Ages, Cleft For Me”
   por Augustus Toplady, 1740-1778).

“Jesús solo, Jesús solo, puede al pecador salvar”. ¡Ven a Él en fe simple! Un centurión estaba al pie de la Cruz viendo a Jesús morir por su pecado. Se arrodilló y confió en Jesús. ¡El hombre que lo mató fue salvo por Jesús en ese momento! El hombre que mató a Jesús gritó: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39). La tradición nos dice que este hombre se hizo Cristiano. ¿Vendrás y confiarás en Jesús como lo hizo ese hombre? Jesús te ama y te salvará.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Lucas 16:19-25.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“If You Linger Too Long” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980).


EL BOSQUEJO DE

NAVIDAD EN EL INFIERNO – 2016

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Hijo, acuérdate” (Lucas 16:25).

(Lucas 16:23, 24, 25; II Timoteo 4:5; I Pedro 1:21;
I Timoteo 1:15; Mateo 1:21)

I.   Primero, recordarás los sermones que descuidaste, Mateo 13:19;
Lucas 8:12; Juan 8:43; Romanos 1:28.

II.  Segundo, recordarás el Espíritu de Dios que rechazaste, Juan 16:8;
Oseas 4:17.

III. Tercero, recordarás al Salvador que no respetaste, Isaías 53:3;
Lucas 13:24; Jeremías 29:13. Juan 19:34; I Corintios 15:3;
Marcos 15:39.