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EL CAMINO, LA VERDAD, Y LA VIDA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 15 de Noviembre, 2015

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).


Cuando leemos los capítulos 13 y 14 de Juan vemos que tan ciegos estaban los Discípulos. Ellos habían estado con Jesús durante tres años y todavía estaban ciegos. Ellos habían sanado a los enfermos y habían echado fuera demonios y todavía estaban ciegos. ¡Me sorprende que la gente pueda leer los cuatro Evangelios y no vean esto! Jesús les había dicho una y otra vez que iba a ser crucificado, que iba a morir, que Él iba a resucitar de entre los muertos.

“Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:31-34; véase también Mateo 12:38-42; 16:21-23; 17:22-23; 20:17-19; Marcos 10:32-34).

Sus Discípulos no entendieron esa verdad básica. “No entendían lo que se les decía” ¡Ellos no entendieron el Evangelio! Aquí encontramos a Jesús con los Discípulos teniendo la Última Cena. Él va a ser crucificado al día siguiente. ¡Sin embargo, Sus Discípulos están ciegos respecto a las más simples verdades del Evangelio!

Jesús está lavando sus pies después de la Cena. Pedro le dice: “No me lavarás los pies jamás”. Jesús le dice: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo”. Pedro dice: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza” (Juan 13:8, 9). Ellos no entendieron la necesidad de la humildad (13:14-17). Entonces Judas se va de los otros Discípulos a traicionar a Jesús (13:30). Entonces Pedro dice: “Señor, ¿a dónde vas?” (Juan 13:36). Jesús le dijo a Pedro que él no le podía seguir ahora, pero lo haría después (Juan 13:36). Pedro no tenía idea de que Jesús estaba hablando de ascender al Cielo. Pedro exclama: “Mi vida pondré por ti” (Juan 13:37). Jesús dijo: “No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces” (Juan 13:38). Entonces Jesús le dijo: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2). No tenían idea de que Él estaba hablando de regresar al Cielo. Tomás exclama: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (Juan 14:5). Como ya he dicho, los Discípulos de Jesús estaban completamente ciegos respecto a estas sencillas verdades. La nota Scofield en Juan 3:3 explica su ceguera,

La necesidad del nuevo nacimiento surge de la incapacidad del hombre en su estado natural para “ver” o “entrar en” el reino de Dios. Por muy dotado, moral o refinado que el hombre sea, en su condición natural el está completamente ciego tocante a la verdad spiritual e impotente para entrar en el reino; porque no puede obedecer, ni entender, ni agradar a Dios.

Estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. El hombre inconverso está “muerto en delitos y pecados” (Efesios 2:1). Como la nota Scofield dijo: “en su condición natural el está completamente ciego tocante a la verdad spiritual”. Y esta era todavía la condición de los Discípulos la noche antes de que Jesús fuera crucificado. ¡Ellos lo habían seguido durante tres años, pero aún estaban muertos espiritualmente! Porque

“el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (I Corintios 2:14).

¡Los Discípulos permanecieron espiritualmente muertos, en un estado no convertido, hasta que Jesús resucitó de entre los muertos y vino a ellos la noche del Domingo de Pascua! Alguien dice: “¿Dónde dice eso?” ¡Qué ciegos estamos a la conversión en estos días de apostasía! ¡Dice eso al final de los cuatro Evangelios! (Véase Juan 20:19-22; Lucas 24:36-45; etc.). ¡Me sorprende que muchos predicadores en los últimos días no sepan una cosa tan simple! ¡No me extraña que ya no prediquen el Evangelio! ¡Casi nunca escucho pastores predicar el Evangelio hoy en día! Los solíamos oír. ¡Pero no los escuchamos ahora, al menos no en los Estados Unidos! Me parece que muchos predicadores están tan ciegos como el Discípulo Tomás, quien dijo: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25). Tomás era igual que el resto había sido. Él no era creyente, era un hombre no salvo, un hombre perdido. Y fue este hombre perdido, Tomás, que le preguntó a Jesús: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (Juan 14:5).

Jesús no está enojado con Tomás y los otros Discípulos. Tomás preguntó sobre el Cielo y cómo llegar allí. Jesús le responde diciendo:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Estoy adaptando el resto de Robert Murray McCheyne (1813-1843), el gran predicador Escocés quien vio a Dios enviar avivamiento a su iglesia, antes de morir a la edad de tan sólo 29 años. Él dijo: “En cuanto a [Juan 14:6] como una descripción completa de la salvación del evangelio, vayamos a diferentes partes del mismo”.

I. Primero, Jesús es el camino a Dios.

Jesús Mismo es el camino al Cielo. El artículo es un adjetivo, “Yo soy el camino”. No sólo Jesús nos muestra el camino hacia Dios – Él es el camino a Dios. ¡No hay otro camino! ¡Sólo Jesús puede llevarte a Dios!

Cuando yo tenía doce años, mi madre manejó desde Phoenix, Arizona a Toronto, Canadá. Cuando llegamos al área de Chicago ella le preguntó a un policía que carretera debía tomar. Él le dijo que girara en sentido contrario. Él dijo que ese era el camino. Manejamos como por una hora más o menos, cuando empecé a notar cosas, a la orilla de la carretera, que había visto antes. Le dije: “Mamá, creo que vamos de regreso por dónde venimos”. Ella se salió de la autopista y un taxi estaba estacionado allí. Mi mamá dijo: “Vamos del este de Chicago a Toronto. ¿Estamos en el camino correcto?” El taxista tenía un cigarrillo al lado de su boca. Él dijo: “¡Señora, usted está equivocada! ¡Usted tiene que ir hacia allá!” Él apunto hacia donde ya habíamos estado. ¡Así que dimos la vuelta y regresamos, hacia la misma dirección en la que íbamos primero! ¡El policía nos había dado la dirección equivocada! Todos vamos por el camino equivocado hasta que Jesús viene a nosotros. En el mundo antiguo se dijo: “Todos los caminos llevan a Roma”. En el mundo de hoy podríamos decir: “Todos los caminos llevan al Infierno”. ¡Sólo Jesús es “el camino” a Dios!

Robert McCheyne dijo: “Jesús se compadeció de los pobres hijos de Adán que luchaban en vano por encontrar un camino hacia el paraíso de Dios, y Él dejó el paraíso y bajó para abrir el camino al Padre en el Cielo. ¿Cómo lo hizo?...Él se convirtió en hombre en nuestro lugar. Él llevó nuestros pecados en la cruz. Ahora los pecadores más culpables pueden entrar por Su cuerpo ensangrentado, y pueden encontrar el paraíso de Dios, y vivir para siempre. Ven pronto a Jesús, no dudes; porque Él dice: ‘Yo soy el camino”’.

No es por decir la “oración del pecador”, que vienes al Padre. No es por vivir una vida mejor. No es por dejar unos cuantos pecados. Ni siquiera es por creer cosas acerca de Jesús.

Robert McCheyne dijo: “¿Y ahora, mis amigos, es esta tu manera de llegar al Padre? Jesús dice: ‘Yo soy el camino...nadie viene al Padre, sino por mí’. Entonces, si sigues tratando de llegar a tu manera – ya sea el camino de la auto-reforma, o por la esperanza de que Dios no va a ser estricto – si eres advertido, encontrarás en el día del juicio que vas a caer en los fuegos del Infierno”.

Debes venir al Padre viniendo a Jesús. No hay otra manera de ser salvo, porque hay “un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5).

II. Segundo, Jesús es la verdad.

“No se puede decir que un hombre no convertido conoce la verdad. Sin duda, hay muchas verdades que un hombre no convertido sabe. Puede saber las verdades de las matemáticas – puede saber muchas verdades comunes; pero todavía no se puede decir que un hombre no convertido conoce la verdad, porque Jesús es la verdad” – dijo Robert Murray McCheyne.

Yo tenía dos tíos que eran grandes lectores. Durante la Segunda Guerra Mundial, antes de la televisión, mucha gente leía mucho. Era muy común leer libros en aquel entonces. Pero estos dos tíos leían mucho más que los demás, incluso cuando era más común leer libros de lo que es ahora.

Uno de estos tíos se llamaba Porter – Robert Porter Elliott. Pero todo el mundo lo llamaba por su segundo nombre, Porter. Tío Porter siempre tenía un libro en sus manos. Había estado en el Ejército, pero ahora era un mecánico, que trabaja en un taller de frenos en Santa Mónica. Él siempre estaba leyendo. A la hora del almuerzo, después del trabajo, incluso mientras miraba la televisión, estaba leyendo un libro. Miraba hacia el televisor y luego miraba hacia abajo al libro que estaba leyendo. Leía novelas de misterio, Agatha Christie, ese tipo de cosas. Pero sus libros favoritos eran acerca de la ciencia y la ciencia ficción. Literalmente tenía cientos de libros sobre la ciencia y la ciencia ficción. Él sabía mucho sobre la verdadera ciencia, y aún más sobre la ciencia ficción. Él era un gran creyente de la evolución de Darwin. Podía hablar de ello por horas.

Me sorprendió mucho un Domingo por la mañana verlo entrar en nuestra iglesia. Se sentó silenciosamente en la parte de atrás y me escuchó predicar. Después le di las gracias por haber venido. Dijo que mi sermón fue muy interesante. Después de eso vino todos los Domingos. Finalmente, después de varias semanas, hablé con él acerca de convertirse en un Cristiano. Escuchaba con mucha atención, y pude llevarlo a confiar en Jesús. ¡Casi no lo podía creer! Siempre había sido un hombre tan frío, intelectual que tenía miedo de hablar con él cuando era niño. Se parecía algo así como a Humphrey Bogart con lentes gruesos para leer. Pero después de que él fue convertido él sonreía y hablaba con los jóvenes como una persona completamente diferente. Entonces empezó a pedirme libros Cristianos. Le di un libro contra la evolución, un libro grueso, grande. Lo devoró. El próximo Domingo me pidió más libros. Le di como unos cuarenta o cincuenta libros. Los leyó todos, incluso leyó algunos de ellos dos o tres veces. Nunca más leyó otra novela de misterio, o libro de ciencia ficción. Lo bauticé y se hizo miembro fiel de nuestra iglesia. La señora Sally Cook recuerda a tío Porter muy bien. Entonces él murió repentinamente de un ataque al corazón.

¿Qué le sucedió a Robert Porter Elliott? ¿Por qué él se apartó de la ciencia ficción y la evolución? Simple – ¡él encontró al Señor Jesucristo! Ya no necesitaba la ficción. Había encontrado la verdad – Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” ¡El tío Porter será una de las primeras personas que buscaré cuando llegue al Cielo! ¡Él fue salvo por Jesús, que es la clave de toda la verdad!

El otro tío era el hermano mayor de mi madre, Lloyd V. Flowers. Había estado en la Marina de los EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial. Al igual que Porter, tío Lloyd era un gran lector. Estaba particularmente interesado en los libros de la metafísica y la religión Oriental. Siempre tenía un libro de esos con él dondequiera que iba. Él era jardinero, pero él siempre tenía un libro sobre las pirámides o los jeroglíficos antiguos, o religión Oriental con él. Él era mi amigo, y yo le escuchaba hablar de las pirámides y la religión Oriental por horas. Aunque traté de conseguir que leyera la Biblia, nunca mostró ningún interés. También él murió de un repentino ataque al corazón. Pero a diferencia de Porter, el tío Lloyd murió sin Jesús. Él frecuentemente me dijo que estaba buscando por la verdad. Pero nunca la encontró. ¡Nunca encontró a Jesús, que es la encarnación de toda la verdad! Tristemente, cuando llegue al Cielo no voy a buscar al tío Lloyd – porque sé que él no estará allí, porque Jesús dijo: “Yo soy...la verdad... nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El tío Lloyd está en el Infierno.

¿Cuál de mis tíos es como tú? ¿Eres como Porter, quien encontró la verdad en Jesús? ¿O eres como Lloyd, que nunca encontró al Salvador?

III. Tercero, Jesús es la vida.

Robert McCheyne dijo: “Tanto la Escritura y la experiencia dan testimonio de que estamos por naturaleza muertos en delitos y pecados...Es cierto, los que están muertos en pecados no saben que están muertos. Sin embargo, si el Espíritu Santo te convence de tu naturaleza muerta, pecaminosa, tú lo sabrás...Si alguna vez has tratado de mantener todos los mandamientos de Dios, si alguna vez has tratado de no tener pensamientos pecaminosos, si alguna vez has tratado de mantener el corazón de la codicia y el pecado – si alguna vez has tratado esto, ¿te resultó imposible? ¡Era como tratar de resucitar a los muertos! ¡Oh, cuán claro es que estás muerto – no nacido de nuevo! Debes nacer de nuevo. Debes estar unido a Jesús, porque Jesús es la vida”.

¿Es tu alma como una rama marchita – seca, estéril y muerta? ¡Ven a Jesús! Confía en Él. Se lavado por Su Sangre. Se vivificado por Su resurrección. ¡Entonces encontrarás que tienes vida en Jesús! Serás capaz de decir con el Apóstol Pablo: “Vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 RVR 1977). Jesús dijo:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

¿Cómo podía decir eso? Porque es la verdad. Jesús es el Hijo unigénito de Dios. Él es el único que podía morir para pagar el castigo por nuestros pecados en la Cruz. Él es el único que se levantó físicamente de los muertos. Por lo tanto “nadie viene al Padre, sino por [Él]”. ¡Oro que confíes en Jesús esta mañana y seas lavado y purificado de todo pecado por Su Sangre preciosa!

“De Dolores el varón”,
   Que nombre al que murió
¡Para darnos salvación!
   ¡Aleluya! ¡Jesús salva!

Vituperios aguató,
   Condenado en vez de mí;
Con Su sangre me compró;
   ¡Aleluya! ¡Jesús salva!
(Traducción libre de “Hallelujah, What a Saviour!”
      por Philip P. Bliss, 1838-1876).

Dr. Chan, por favor guíenos en oración.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Juan 14:1-6.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“For All My Sin” (por Norman Clayton, 1943).


EL BOSQUEJO DE

EL CAMINO, LA VERDAD, Y LA VIDA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

(Lucas 18:31-34; Juan 13:8, 9, 14-17, 30, 36, 37, 38;
Juan 14:2, 5; Efesios 2:1; I Corintios 2:14;
Juan 20:19-22; Lucas 24:36-45; Juan 20:25; 14:5)

I.   Primero, Jesús es el camino a Dios, Juan 14:6a; I Timoteo 2:5.

II.  Segundo, Jesús es la verdad, Juan 14:6b.

III. Tercero, Jesús es la vida, Juan 14:6c; Gálatas 2:20.