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¡LÓGICA EN LLAMAS!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 11 de Octubre, 2015

“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14).


Dr. W. A. Criswell fue el gran pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas. Él predicó allí durante casi sesenta años. A la edad de ochenta años este patriarca de pelo blanco de la Convención Sureña Bautista predijo el destino de Estados Unidos y el Occidente. Y el Dr. Criswell dijo:

Hemos acabado con los absolutos morales...el Gobierno y los políticos aprueban asesinato, la mentira y el robo como justificables...los Profesores [en nuestras universidades] justifican la promiscuidad sexual como expresión de la libertad personal. Ministros en el púlpito, en números incontables, excusan [ataques] a la Palabra de Dios como la libertad académica; lo hacemos en nuestras propias universidades [Sureñas Bautistas] y seminarios. Suciedad, violencia e inmoralidad son aceptados en el canto, el teatro, la radio y la televisión. Esta generación y la generación venidera se ahogarán en el gozo del materialismo y la búsqueda del placer...El mundo [Occidental] entero se está convirtiendo en no-Cristiano, a la velocidad de 125,000 por día (traducción de W. A. Criswell, Ph.D., Great Doctrines of the Bible, volume 8, Zondervan Publishing House, 1989, pp. 148, 147).

Desde que el Dr. Criswell dio ese triste informe los Sureños Bautistas han estado muriendo. Sus números bajan cada año. Sólo el año pasado 200,000 Sureños Bautistas dejaron sus iglesias para no volver jamás. Cada año más de 1,000 iglesias Sureñas Bautistas cierran sus puertas para siempre en este país. El año pasado los Bautistas del Sur tuvieron que traer a casa a unos 800 misioneros al extranjero de los campos del mundo. La cantidad de ofrendas para las misiones ha caído tan bajo que no pueden apoyarlos más. Y nuestras iglesias Bautistas independientes no están mejor. Un pastor de las Asambleas de Dios me dijo que su denominación apenas la está haciendo. Y es aún peor en todas las otras denominaciones. Tengo en mis manos dos libros que cuentan la historia. Uno se llama, La Gran Recesión Evangélica: 6 Factores Que Aplastarán la Iglesia Americana [The Great Evangelical Recession: 6 Factors That Will Crash the American Church] (John S. Dickerson, Baker Books, 2013). El segundo libro se titula, La Crisis Evangélica Que Viene [The Coming Evangelical Crisis] (John H. Armstrong, editor general, Moody Press, 1996). Cada libro que leo, cada artículo que veo, apunta al hecho de que nuestras iglesias evangélicas están en serios problemas. Los jóvenes criados en la iglesia se van, y las iglesias no son capaces de ganar a los jóvenes del mundo. John Dickerson dijo: “Estamos fracasando en hacer nuevos discípulos. Nuestros discípulos existentes no son generalmente reproductivos en su forma de vida o transformados en su pensamiento” (ibid., P. 107, 108). Pero después sugirió una serie de cosas para corregir el problema. Las he intentado todas, y sé que no funcionan. ¿Por qué? Debido a que no van a la raíz del problema.

Tómame como un ejemplo. Cuando era adolescente yo era un pedazo de fruta madura, lista para recoger. Yo quería estar en la iglesia. Yo venía de un hogar quebrantado. Yo no vivía con mis padres. Realmente quería ser parte de la iglesia. ¡Pero la iglesia {de gente Blanca) en Huntington Park, California no me agarró! ¿Por qué? Hubo muchas razones – los servicios eran diseñados para complacer a mujeres carnales de mediana edad, no un adolescente perdido. La gente en la iglesia no estaban interesados en mí, incluso el pastor no estaba muy interesado. Después de todo, yo era sólo un adolescente sin dinero, de un hogar de mal ambiente. Entonces, también, estaba la predicación. Yo tuve tres pastores cuando estuve allí. Traté de escucharles a ellos, ¡pero por más que quiera, no puedo recordar nada de lo que dijeron en sus sermones! Nada en absoluto de los dos primeros. Y nada muy importante del último. Sus sermones simplemente no me hablaron. No me inspiraron. No me desafiaron. No me convencieron de mi pecado.

Ahí es donde reside la raíz de nuestro problema – ¡en la predicación! A menos que nuestra predicación cambie no hay esperanza – ninguna – ¡para nuestras iglesias! Acabo de leer un artículo de Febrero del 2014 en la revista Banner of Truth de John J. Murray. Él dio siete puntos sobre “la condición de la que necesitamos liberación”. Estoy de acuerdo con todos los puntos que él dio, pero no estoy de acuerdo con el orden en que él los dio. Él dio “predicación poderosa” como la séptima cosa que necesita cambiar. Estoy en desacuerdo. Creo que es la primer cosa. Dijo que necesitamos ser liberados de “la falta de predicación poderosa”. Él dijo: “La predicación no es popular hoy en día”. ¿Por qué no? Debido a que es aburrida. ¡Es tan simple como eso! Él dijo: “Hay una escases de oír las palabras del Señor”. ¿Por qué hay escases de oír? Porque la predicación es aburrida. Es tan simple como eso. Pero ¿por qué la predicación de hoy es tan aburrida? Hay varias razones.

Primero, la mayoría de los predicadores nunca han sido “llamados a predicar”. Ya ni siquiera decimos “llamados a predicar”. Y muchos predicadores ni siquiera son convertidos. Y los que son convertidos generalmente no han sido llamados a predicar. No tienen carga, miedo, unción, compasión por los perdidos. ¡La mayoría de ellos ni siquiera saben la diferencia entre enseñar y predicar! El Dr. Timothy Lin fue mi pastor durante muchos años. Dijo que un profesor del seminario hizo esta observación: “La enseñanza y la predicación son exactamente lo mismo”. El Dr. Lin dijo: “Siendo profesor de seminario, ni siquiera podía decir la diferencia entre enseñar y predicar. ¿Pueden sus estudiantes predicar entonces? La respuesta es un claro ‘no’” (traducción de The Secret of Church Growth, p. 20).

Escucha a John MacArthur. ¿Él predica? Escucha a John Piper. ¿Él predica? Escucha a David Jeremiah, o Paul Chappell, o Bill Hybels, o Rick Warren, o Charles Stanley. ¿Ellos predican? ¿Siquiera saben lo que es la predicación? Algunos de ellos son buenos hombres. Sí, son hombres buenos, pero no creo que sepan lo que es predicación verdadera. El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo: “¿Qué es predicación? ¡Lógica en llamas! La predicación es la teología que viene a través de un hombre que está en llamas” (traducción de Preaching and Preachers, p. 97). ¿Los hombres que he mencionado están en llamas? ¿Tan siquiera han oído a un predicador que está en llamas? ¡El único hombre así en la radio es un hombre que ha estado muerto durante unos 30 años! ¿Quién predica como Oliver B. Greene hoy? Sí, “La predicación es la teología que viene a través de un hombre que está en llamas” – un hombre como Lutero, un hombre como Whitefield, un hombre como Howell Harris, como Daniel Rowland, como W. P. Nicholson, como el Dr. John Sung, Spurgeon, McCheyne, John Cennick o John Knox.

En la misma revista Banner of Truth había un artículo sobre John Knox (pp. 29, 30). El artículo dijo que Knox predicó “con poder”. “El sermón fue entregado con la fuerza de un rayo del cielo”. El artículo concluye diciendo, “Si la iglesia va a ver otra Reforma en estos días, tiene que haber una nueva generación de tales predicadores ardientes... Al igual que Knox, deben anunciar el completo consejo de Dios, [ya sea popular o no] sin titubear o tartamudear”. Spurgeon dijo: “El evangelio de John Knox es mi evangelio; lo que hizo trueno por Escocia debe hacer trueno por Inglaterra de nuevo” (traducción de Autobiography, vol. 1, p. 162).

¡Fuera con esos hombres que nos ponen a dormir con sus palabras suaves y toque femenino! ¡Nos aburren! ¡Nos aburren hasta la muerte! ¡No es de extrañar que nuestros jóvenes odian escucharlos! “¡La predicación es teología que viene a través de un hombre que está en llamas!” ¿De quién tienen miedo? ¡Piensa! ¡Deben tener miedo de alguien! ¿Quién es? Te diré de quien tienen miedo estos predicadores modernos. Tienen miedo de las mujeres carnales de mediana edad que dirigen sus iglesias. ¿Cómo las dirigen? “¡Si predicas así no vamos a volver!” ¡Sé cómo funciona eso! ¡Lo intentaron aquí! Yo seguí predicando de la misma manera – ¡hasta que los sobreviví! John Knox no tenía miedo de María Sangrienta – ¡y no debemos tener miedo de la dama carnal que toca el órgano o la dama carnal directora de la Escuela Dominical! Creo que hay que predicarlas fuera – ¡y entonces los jóvenes vendrán! ¡Eso no va a ser aburrido! ¡Eso capturará la atención de los jóvenes! Y al final tendremos un grupo de jóvenes que están en llamas por Dios – ¡como el que tenemos aquí este Domingo por la mañana! ¡Deja de tener miedo y predica como John Knox!

¡Predicar no es sólo dar información! Fuera con los llamados “sermones expositivos”. ¡Fuera con ellos! El Dr. Lloyd-Jones solo predicaba de uno o dos versículos, igual que los Puritanos. Él dijo: “El predicador no está en el púlpito simplemente para dar conocimiento e información a la gente. Él debe inspirarlos, entusiasmarlos, animarlos y enviarlos fuera glorificando en el Espíritu” (traducción de The Puritans, p. 316).

“Predicar”, dijo “el Doctor”, “está diseñado para hacer algo a la gente” (traducción de Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p. 85). ¿Qué les debe hacer la predicación a la gente? ¡Bueno, primero, debe enojarlos o asustarlos! ¡Enojarlos porque les estás diciendo que tienen corazones sucios y rebeldes! Enojarlos porque les estás diciendo que no son tan inteligentes ni superiores como ellos piensan que son. ¿Son incrédulos porque son inteligentes? No hay ni uno de ellos tan inteligente como Dr. Chan. No hay ni uno de ellos tan inteligente como Dr. Cagan. Y no hay uno de ellos tan inteligente como yo, a mi manera, yo lo sé. ¡Es por eso que no tengo miedo de ellos! Ron Reagan salió en la televisión la semana pasada y dijo: “Yo soy Ron Reagan. Soy un ateo de toda la vida. Y yo no tengo miedo de quemarse en el infierno”. ¿Realmente piensa ese arrastrado, enfermo, bailarín de ballet que es más inteligente que su padre, el presidente Reagan? Él nunca podrá compararse con su padre. ¡Puede meter el dedo en el ojo de su padre muerto, pero nunca será el escritor, el orador, el líder del mundo libre, el mejor presidente en la segunda mitad del siglo 20, que su padre fue! Él nunca, nunca será más que un raro bailarín de ballet (que es lo que era) – ¡un ex-bailarín de ballet que sólo puede hacer dinero con el nombre de su padre muerto! No, ellos no son no-creyentes porque son inteligentes. ¡Son incrédulos porque no van a enfrentar el hecho de que tienen un corazón impío de incredulidad, una rebelión torcida contra el Dios que los hizo! “¡No digas eso! ¡Los vas a asustar!” Bueno puedo asustar a uno fuera, pero voy a asustar a dos adentro – ¡así vamos a tener uno más! Si no predico así nadie será salvo. ¡En mi predicación tengo que decirte que tu corazón está sucio, impuro, extraño, y rebelde! Sí, y tengo que decirte que Jesucristo dijo que irás al Infierno por tus pecados. Ron Reagan no tiene miedo del Infierno porque él es un completo necio que piensa que es más inteligente que el Señor Jesucristo, y el Presidente de los Estados Unidos de América. No puedes ayudar a un necio como él. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1). Él es demasiado viejo para ser un bailarín de ballet. Él sólo puede ganar dinero al ridiculizar la fe de su padre. ¡Qué vil! ¡Él está empezando a verse como una anciana! ¡Un vil carnal!

¡Hay un Infierno para aquellos que tienen el corazón en rebelión contra Dios! El Señor Jesucristo dijo:

“Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:13, 14).

¡Sí, hay un Infierno ardiente esperando a aquellos que son demasiado rebeldes para confiar en el Señor Jesucristo!

Pero “[Dios] no queriendo que ninguno perezca” (II Pedro 3:9). Y es por eso que Él envió a Su Hijo unigénito a morir en el lugar de los pecadores, como sustituto, muriendo en la Cruz para pagar el precio de nuestros pecados.

Y eso nos lleva de regreso a nuestro texto. Al Apóstol Juan se le dio una visión del Paraíso. Y allí él vio “Una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero. Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:9, 14). Los que están en el Cielo han sido limpiados por la Sangre de Jesús, porque “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7). El Dr. Andrew Murray (1828-1917) dijo:

Puedo encontrar la muerte con plena confianza – yo tengo derecho al cielo…¿Quiénes son los que hallarán un lugar delante del trono de Dios? “Han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”…No se engañen a sí mismos con una esperanza del cielo si no han sido limpiados por aquella sangre preciosa. No te atrevas a encontrarte con la muerte sin saber que Jesús Mismo te ha limpiado por Su sangre (traducción literal de Andrew Murray, D.D., The Power of the Blood of Jesus, CLC Publications, edición de 2003, p. 221).

Te desafío esta mañana a confiar en Jesús. ¡El momento que pongas tu confianza en Él solo, eres limpiado por Su Sangre Santa! ¡Es allí cuando tú te vuelves un hombre verdadero! ¡Es allí cuando tú te vuelves un soldado de la cruz!

Escucha las palabras de algunas personas recientemente convertidas en nuestra iglesia. Estos son jóvenes verdaderos que están aquí esta mañana. Una joven dio este testimonio:

“¿Confiarás en Jesús?” Me preguntó Dr. Hymers. “Arrodíllate y confía en Él”. Yo lo hice. Yo confié en Él. Me arrojé sobre Él. ¡Jesús me ama! ¡Jesús me ama! Ya no había preguntas y no había necesidad de sentir seguridad…¡Jesús me ama! Él sangró y murió en la Cruz por mí, para pagar la pena de mi pecado…¡Amor sublime! Le doy gracias a Dios por traerme a Su Hijo amado. Yo amo a Jesús porque Él me amó primero a mí”.

Aquí está otro, de un joven de edad universitaria:

La mañana que fui salvo, Dr. Hymers predicó sobre cómo Satanás ciega a aquellos que están sin Jesús. Él dijo que una de las maneras que Satanás hace eso es operando en la mente de la persona perdida haciéndola pensar que tiene que tener un sentimiento de seguridad para que tenga algo que decirle al consejero. Yo pensaba en mi mismo: “¡Ese soy yo! ¡Eso es exactamente lo que he estado pensando!”…Yo había andado en círculos y ni una sola vez había visto hacia Jesús. Allí estaba la vida, esperándome, y yo todavía rehusaba arriesgarme en Él… ¿Cómo podía yo mantener mi pecado y no mirar a Jesús? ¿El que amó mi alma? Oh, cuan desesperadamente yo necesitaba que Él quitara la carga de pecado de mí. Como contrastaba la oscuridad de mi corazón con la belleza pura de Jesús y Su justicia… No esperé para oír las mentiras de Satanás. Yo sabía que necesitaba a Jesús entonces y allí. ¡No debo esperar! Esperar era quedarme en cautiverio, quedarme esclavo de Satanás. Yo tenía que ir a Jesús para limpieza de mi pecado. ¡Así que fui a Él!… ¡Gloria sea a Dios que dio a Su Hijo, Jesús, para rescatarme y perdonar mi pecado con Su Sangre!

Aquí está uno más. Todos son verdaderos jóvenes. Uno de ellos fue criado en esta iglesia. Los otros dos son jóvenes estudiantes universitarios que fueron traídos a nuestra iglesia a oír el Evangelio. Aquí está uno de un joven que nunca había ido a la iglesia antes de que lo trajéramos. Él dijo:

     Pensaba poco del mundo en cuanto a lo que el mundo se volvería desde la escuela secundaria. Viví mi vida simplemente pasándola. Graduarme de la escuela, conseguir una buena carrera y empezar una familia. Esa era mi futuro ideal, pero no tenía significado para mí. En ese momento, no tenía creencias religiosas específicas – sólo las que yo pensaba que eran de buena moral. Las diferentes religiones eran un tema interesante para mí también. Sin embargo, Jesús era sólo una figura religiosa para mí en ese tiempo. Su crucifixión era sólo meras palabras en una historia.
     Después de oír el Evangelio, yo comencé a preguntarme quién es Jesús. En mi naturaleza pecaminosa, traté de estudiar cómo ser salvo por medio de leer la Biblia y mirar a cada persona. Cada vez que traté de confiar en Jesús fue un fracaso, y las veces que pensé que estaba salvo eran solo yo tratando de salvarme a mí mismo. Jesús parecía estar más lejos cada día. Lo más que trataba de alcanzar, más larga era la distancia entre Él y yo.
     El 7 de Junio del 2015, Dr. Cagan y Dr. Hymers me dijeron que todavía estaba perdido. Varias veces me habían dicho cuan perdido estaba antes pero esta vez fue diferente. Dios estaba allí. Mis pecados comenzaron a causar un peso dentro de mi corazón como nunca había sentido antes, y me aborrecí a mí mismo por rechazar a Jesús vez tras vez. Había perdido toda esperanza en mi mismo, pero en ese momento, un milagro sucedió. ¡Jesús era real! Su sacrificio amoroso era todo lo que yo podía pensar mientras derramaba lágrimas, oraba y le agradecía a Él por Su amor. Él se dejó ser torturado y derramó su Sangre en la Cruz para lavar mis pecados. Es asombrarte cuanto amor derramó Él sobre nosotros los pecadores. Nadie más haría eso aparte de Jesús. Y todo lo que Él pide es simplemente que confíe en Él. Oh que sublime es conocer a Jesús. Ya no estoy solo, porque lo tengo a Él para hablar con Él. Ya no estoy vagando, porque Él me está guiando. Él es mi amigo, mi Dios y Salvador.

Y ahora amigo mío, ¿confiarás en Jesús y serás limpiado de todo tu pecado por Su Sangre? Cuando confíes en el Salvador podrás cantar:

Habla del amor del Salvador, que murió por mí;
   De Su preciosa sangre, el ruego del pecador.
A Jesús yo amo, oh cuanto lo amo,
   ¡A Jesús yo amo, pues primero Él me amó!
(Traducción libre de “Oh, How I Love Jesus”
      por Frederick Whitfield, 1829-1904).

Dr. Chan, por favor guíenos en oración. Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Apocalipsis 7:9-17.
El Solo Cantado por el Sr. Mr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Oh, How I Love Jesus” (por Frederick Whitfield, 1829-1904).