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EL AGUA Y LA SANGRE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, Septiembre 20, 2015

“Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis” (Juan 19:34, 35).


El Apóstol Juan era el más joven de los doce. Juan solo tenía como 18 años de edad. Sin embargo, fue el único Apóstol siguió a Jesús a la cruz. El resto de ellos todavía estaban escondidos. Hay una lección en eso. El Ejército de EE.UU. quiere a los hombres de 18 a 22 años para el combate. Los hombres mayores se vuelven más conservadores y son menos atrevidos. Creo que esa es una de las razones por las que cada avivamiento importante en la historia ha sido dirigido por jóvenes – ¡cada uno! Nunca he oído hablar de un avivamiento de personas ancianas.

Tengo que tener cuidado. Dejé el énfasis de avivamiento la semana pasada porque vi demasiada confusión, y muy poco avivamiento. Todavía me necesitas para consejo en cosas como esa. Soy un viejo soldado, he pasado por muchas batallas – ¡algunas de ellas muy grandes batallas! La batalla por la Biblia en el seminario. La batalla contra el aborto. La batalla contra aquella horrible película “La Última Tentación de Cristo”. La batalla contra el Ruckmanismo. La batalla contra el decisionismo. Así como la larga batalla con los que dejaron nuestra iglesia en la división de Olivas. Además, he sido un testigo ocular de tres, avivamientos altamente inusuales enviados por Dios. Por lo tanto, este viejo soldado dijo: “¡Espera! ¡No estamos listos!” Los viejos soldados saben cosas como estas.

Douglas MacArthur fue uno de los más grandes generales de Estados Unidos. El Presidente Roosevelt lo sacó de las Filipinas en la Segunda Guerra Mundial. Pero mientras salía, el General MacArthur dijo: “Vendré otra vez”. ¡Y lo hizo! ¡Y ganamos! ¡Gracias a Dios! Jóvenes, nosotros vendremos otra vez – ¡y creo que, tarde o temprano, vamos a ver avivamiento en nuestro tiempo!

Manda avivamiento,
Manda avivamiento,
Manda avivamiento,
¡Que venga Señor de Ti!

¡De regreso a Juan! ¡Qué hombre! ¡Más valiente que Pedro! Tiene más fe que Tomás. Allí está de pie cerca de la cruz. ¡Arriesgó su vida al estar allí, sabes! Allí está, protegiendo a la madre de Jesús. Es solo un adolescente. ¡Pero qué hombre! ¡Qué héroe! ¡Él sigue a su Salvador hasta la cruz! ¡Allí está, viendo a su Señor y Maestro morir en la cruz! Estoy seguro de que pensó que todo había terminado. Pero no fue así. Nunca lo es. Jesús dijo: “Vendré otra vez”. ¡Y nuestro gran Salvador, nuestro gran general volverá! Él dijo: “Vendré otra vez” (Juan 14:3). ¡Y Él hará exactamente lo que dijo!

Nos están golpeando en Irak. Nos están golpeando en Irán. Nos están golpeando en Siria. Nos están golpeando en el Norte de África. ¡Incluso nos están golpeando en la Casa Blanca! ¡Él puede incluso convertirse en un dictador! Escuché a un Senador de los Estados Unidos mencionar esa posibilidad. ¡Puede que lleguemos a estar en un reinado de terror! Puede que tengamos que escondernos – como fueron forzados a hacer en China. Pero no importa lo que hagan, nuestro gran comandante dijo: “¡Vendré otra vez!” ¡Gracias a Dios! ¡Tenemos esa promesa! “Él Viene Otra Vez” –canta el coro.

Él viene otra vez, Él viene otra vez,
   El mismo Jesús, que desechado fue;
Él viene otra vez, Él viene otra vez,
   Con poder y gran gloria,
¡Él viene otra vez!
(Traducción libre de “He is Coming Again”
   por Mabel Johnston Camp, 1871-1937).

¡De regreso a Juan! ¡Qué héroe! ¡Qué hombre! ¡Allí está de pie viendo a su Señor y Maestro morir en la cruz! Estoy seguro de que pensó que todo había terminado. Pero tal vez, sólo tal vez... Las palabras de Jesús debieron pasar por su mente,

“El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará” (Mateo 17:22, 23).

“¡Tal vez!” “¡No, no puede ser!” “¡Pero tal vez!” Estoy seguro de que esos pensamientos pasaron por la mente de Juan. Y así observaba. Se armó de valor y observó cada detalle. Juan sabía que estaba viendo algo muy importante. De hecho, era la cosa más importante que jamás había visto. Creo que Juan lo sabía. ¡Incluso creo que sabía que iba a escribir sobre ello algún día! Tenía que tenerlo bien. Tenía que recordar cada detalle. Al igual que Ernest Hemingway, pensó que tendría que escribir “absolutamente la verdad – Absolutamente sin falsificación o engaño de cualquier tipo”. Así que Juan vio todo con mucho cuidado, y lo grabó todo en su mente.

¿No es eso lo que hacemos cuando muere un ser querido? Recordamos dónde estábamos. Recordamos los pequeños detalles. Repetimos la cinta en nuestra mente. ¿No haces eso tú?

Cada estadounidense de mi edad puede recordar muchos detalles del día que el presidente Kennedy fue asesinado. Está registrado en nuestro cerebro para siempre. Puedo recordar los detalles más pequeños del día que mi abuela murió – ¡y eso fue hace 58 años cuando yo tenía 15 años! Puedo recordar los detalles más pequeños del día que mi dulce madre murió. Sé dónde estaba. Sé lo que estaba leyendo. Recuerdo la habitación del hospital. Recuerdo la foto en la pared. Recuerdo como ella se miraba. Recuerdo lo que dijo la enfermera. Recuerdo al médico. Aún recuerdo la ropa que tenía él. Recuerdo el olor del hospital. Estos detalles están grabados en mi mente para siempre.

Y esa es la forma en que fue con Juan ese día. Nunca pudo olvidar lo que vio el día que Jesús murió en la cruz.

“Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis” (Juan 19:34, 35).

El Dr. R. C. H. Lenski dijo: “Esta fue la verdad que [el hereje Cerinto y] los primeros Gnósticos negaron. En su especulación el Logos [Verbo] no se hizo carne; el Espíritu o Logos (‘el eón de Jesús’, como lo escribieron) que descendió sobre Jesús lo abandonó antes de esta pasión; ‘Jesús’...no podía sufrir, era una especie de Docetismo. Esta herejía reclamó una fraternidad o comunión sin la sangre del sacrificio y limpieza de ‘Jesús, su Hijo (de Dios)’. Este es el dicho de todos los que el día de hoy desprecian ‘la vieja teología de la sangre’. ‘La sangre’ es más específica que ‘la muerte’ podría ser, pues ‘la sangre’ significa sacrificio. Siempre es la sangre que es derramada. El Cordero de Dios derramó su sangre en expiación...Es la sangre ‘de Jesús, su Hijo’, de Jesús como un hombre que tenía una naturaleza humana y por lo tanto también sangre que es ‘su Hijo’, el Logos de la Vida, la segunda persona de la Deidad, quien se hizo carne (Juan 1:14), cuya sangre, cuando es derramada, tiene el poder para limpiarnos de todo pecado” (traducción de R. C. H. Lenski, Th.D., The Interpretation of the Epistles of St. John, Augsburg Publishing House, 1966, p. 389; comentario sobre I Juan 1:7).

Dr. Lenski era Luterano. Pero no me importa lo que digan (y me refiero a cualquiera) – él estaba en lo cierto – y tenía razón en el mismo tiempo cuando “la vieja teología de la sangre” era rechazada.

“La misma sangre hará expiación de la persona” (Levítico 17:11).

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

Me encanta cantarla, sin miedo. ¡Me gustaría cantarla en la iglesia de John MacArthur! Él menosprecia la Sangre. ¡Me gustaría cantársela al mismo MacArthur!

¿Ha Jesús viniste por limpieza ya?
   ¿Te ha lavado la sangre de Jesús?
¿En su gracia plena le confiaras?
   ¿Te ha lavado la sangre de Jesús?
¿Eres tú lavado hoy
   En la sangre que el Cordero derramó?
¿Son tus ropas blancas? ¿Cual la nieve son?
¿Te ha lavado la sangre de Jesús?
   (Traducción libre de “Are You Washed in the Blood?”
      por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).

Por cierto, ¿exactamente qué había de malo con “la vieja teología de la sangre”? El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo: “La gente odia esta ‘teología de la sangre’, pero no hay teología digna de ese nombre aparte de la sangre derramada de Jesús” (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Assurance (Romanos 5), Banner of Truth Trust, 1971, p. 148).

En realidad sólo hay dos teologías – la teología de las buenas obras, y la teología de la Sangre de Jesús. La teología de Finney y la teología de Lutero. La teología del decisionismo y la teología de la Reformación – solo dos teologías, tú escoge una, porque “y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22). Caín vino con una ofrenda de verduras. Abel vino con una ofrenda de sangre. Caín fue rechazado. Abel fue salvo. ¡Allí está en la Biblia, simple y claro! Las personas o piensan que son salvos por ser buenos – o se dan cuenta que no pueden ser lo suficientemente buenos, y por lo tanto deben tener sus pecados limpiados por la Sangre de Jesús. El Dr. Lenski dijo: “La sangre santa y preciosa de Jesús sola nos trae a nosotros pobres pecadores a la comunión con Dios y nos mantiene allí” (ibid., P. 390). Lutero dijo, “la sangre de Jesús era la sangre de Dios. La persona es eterna e infinita, e incluso una gota de su sangre habría sido suficiente para salvar al mundo entero” (comentario sobre Isaías 53:5). De nuevo, Lutero dijo: “Jesús habría sido capaz de rendir satisfacción por los pecados del mundo con una gota de Su sangre” (comentario sobre Gálatas 2:16). Y por tercera vez el gran Reformador Lutero dijo: “Él es quien nos redime por Su sangre. Su sangre es la sangre de Dios, el Creador Todopoderoso, la sangre del Señor de la gloria, la sangre del Hijo de Dios. Así los Apóstoles hablan de ella, y de esto testifican poderosamente” (comentarios sobre I Juan 1: 7; Apocalipsis 1: 5).

El Apóstol Juan dijo:

“Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Juan 19:34).

Él no estaba simplemente dando los hechos de lo que le sucedió a Jesús en la cruz. Sabía la gran importancia de la Sangre de Jesús. En su primera epístola de Juan, dijo, “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7). Una vez más, en su primera epístola Juan dijo: “Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el espíritu, el agua, y la sangre; y estos tres concuerdan” (I Juan 5:8).

“Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Juan 19:34).

El Conde Nicolás von Zinzendorf (1700-1760) fue uno de los grandes Cristianos de la historia. Él fue convertido mientras pensaba acerca de Jesús sangrando en la cruz para limpiarlo de su pecado. Las palabras de Jesús crucificado en la parte superior de una pintura que él vio, desgarraron su corazón: “Esto he hecho por ti; ¿Qué haces tú por mí?” Este joven noble se llenó de convicción de pecado; y entonces supo que sus pecados fueron limpiados por la Sangre de Jesús. Él comenzó una obra que envió misioneros Moravos hasta los confines de la tierra. Él en realidad comenzó el movimiento misionero moderno. Uno de sus misioneros guió a John Wesley a Jesús, y así tuvo una gran influencia en el Primer Gran Despertamiento y todo el movimiento Metodista. Él influenció a William Carey (1761-1834) de tal manera, que Carey fue como el primer misionero Bautista a la India. Luego cientos de misioneros Bautistas le siguieron

La predicación y la teología de Zinzendorf estaban completamente centradas en Jesús. Y Zinzendorf dijo: “La sangre de Jesús no es sólo el remedio soberano para el pecado: es el principal alimento de la vida Cristiana”. Él predicó constantemente de las heridas de Jesús, y en la Sangre de Jesús. Él dijo: “El Espíritu viene a nosotros por medio de la sangre para completa salvación”. El dijo: “Tengo sed, Tú herido Cordero de Dios, para que me laves en Tu Sangre que limpia”. Él escribió este himno en Alemán, y John Wesley lo tradujo al Inglés,

Jesús, Tu sangre y justicia,
   Mi gloria y belleza son;
Aunque el mundo en llamas esté,
   Con gozo my cabeza alzaré.

Creo, Señor, que Tu sangre
   En el propiciatorio ya
Ruega por el vil pecador
   Y por mi derramada fue.

Augustus Toplady (1740-1778) no era tonto. Fue educado en la escuela de Westminster y la Universidad Trinity de Dublín, Irlanda. Fue convertido la edad de 15 años. Fue ordenado en la Iglesia de Inglaterra a la edad de 24 años. Elgin S. Moyer dijo: “El gran campeón del Calvinismo en la Iglesia de Inglaterra, argumentó y escribió con gran seriedad” (traducción de Who Was Who in Church History, Moody Press, 1968, p. 408). Este gran erudito escribió el himno que el cantamos antes de que yo predicara este sermón. En el himno Toplady llama a Jesús Roca de la Eternidad. Escuché este himno por primera vez en el funeral de mi abuela, cuando tenía quince años. Hizo tal impresión en mi mente que obtuve un libro de himnos y leí las palabras una y otra vez. Es la número uno en tu cancionero. Cántala.

Roca de la eternidad, deja que me esconda en Ti;
Agua y sangre que brotó, de Tu costado en dolor,
Limpie el gran pecado en mi, y la culpa quite así.
   (Traducción libre de “Rock of Ages, Cleft for Me”
      por Augustus M. Toplady, 1740-1778).

Es una oración a Jesús, quien fue quebrantado (desgarrado) en la Cruz. Es una oración a Jesús, pidiéndole que nos limpie del pecado por el agua y la Sangre que fluyó de Su costado herido. Juan vio la Sangre y el agua salir del costado de Jesús. Debe ser que la lanza del soldado penetró el saco de agua alrededor del corazón de Jesús – y sangre y agua fluyeron. Es esa Sangre la que aún está fresca y disponible para limpiarte de todo pecado y salvar tu alma para siempre, y por toda la eternidad. Cuando vienes a Jesús por fe eres inmediatamente lavado por Su sangre de todo pecado a los ojos de Dios. No busques una emoción o un sentimiento. Mira a Jesús. Confía en Él en tu corazón. Nunca olvidarás el día que fuiste limpiado ante los ojos de Dios con la santa y preciosa Sangre de Jesús.

Juan escribió nuestro texto en tercera persona, pero voy a poner nuestro texto en primera persona para dar énfasis.

“Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y [yo] lo [vi] y [doy] testimonio, y [mi] testimonio es verdadero; y [yo sé] que [digo] verdad, para que vosotros también creáis” (Juan 19:34, 35).

Juan escribió eso para que creas y seas salvo de pecado y juicio por la Sangre y el agua que brotaron del costado de Jesús, el Hijo de Dios. No trates de entenderlo todo. Es demasiado profundo para que lo entiendas completamente. Juan lo escribió para que lo creas en tu corazón. Cuando confías en el Señor Jesús, tú eres lavado limpio, y eres salvo. Dr. Chan, por favor, guíenos en oración.

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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Juan 19:31-37.
El Solo Cantado por el Sr. Mr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“A Crown of Thorns” (por Ira F. Stanphill, 1914-1993).