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LA COMPATIBILIDAD DE LA CIENCIA Y LA BIBLIA

por Dr. C. L. Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Lunes por la Mañana, 7 de Septiembre, 2015

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras” (Salmo19:1-4).

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).


La mayoría de las personas hoy en día piensan que o bien creen en la ciencia, o creen en la Biblia. Yo solía ser así. Pensé que la ciencia había demostrado que la Biblia es falsa hace mucho tiempo. Había muchos errores en la Biblia – la cual no había estudiado, pero era más fácil para mí pensar de esa manera, y me dejaba continuar con mis pecados y mis planes. Para mí, la Biblia era un libro obsoleto y antiguo que no importaba. Yo no creía en Dios, y ciertamente en el Cristianismo. Pensé que Jesús era un hombre que había vivido hacia dos mil años, había enseñado algunas lecciones morales, había sido crucificado, y eso fue todo. Yo no creía que hubiera vida después que una persona muriera.

Pensé que la religión era un apoyo, una falsa idea de que alguna gente vieja, ignorante utilizaba para aferrarse. Creer en la Biblia, o incluso creer en Dios, quería decir que una persona no tenía educación ni cerebro. Eso era para alguien en las montañas que no habían ido a la escuela, no había leído un libro, y no sabía nada.

Todo esto era lo contrario de la verdad. De hecho, el universo científico y la Biblia están de acuerdo, ya que ambos vienen del mismo Dios. Dios dio las palabras de la Biblia. Leemos: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (II Timoteo 3:16). Las palabras Griegas traducidas “inspirada por Dios” significan “sopladas por Dios”. Dios sopló las palabras de la Biblia. Él dio a los profetas y Apóstoles las palabras exactas de las Escrituras. Cada palabra de la Biblia viene de Dios, y no hay errores en ella.

El mismo Dios creó el universo y todo lo que contiene. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Dios creó el universo y ordenó las leyes científicas por las que opera. Es por eso que puedes ver las estrellas y la belleza de la vida y la exactitud de la ciencia y ver que hay una gran e inteligente Dios detrás de ellas. La Biblia dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1). “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo” (Romanos 1:20).

La Biblia no está escrita para ser un libro de texto de la ciencia. Pero cuando habla de la ciencia, siempre es verdadero. Mil quinientos años antes de Jesús, la Biblia dice que Dios “cuelga la tierra sobre nada” (Job 26:7). Dios dijo que la tierra está colgando en el espacio vacío, como los científicos lo descubrieron más de tres mil años después. Cuando los hombres incrédulos decían que la tierra estaba sobre la espalda de una tortuga o un elefante, o un monstruo marino, o flotando en un océano, Dios dijo que la tierra existía por sí misma en el espacio vacío. La Biblia era científicamente precisa mucho antes de que los científicos lo supieran.

Durante miles de años los paganos incrédulos creían que la tierra era plana. Pero setecientos años antes de Jesús, el libro de Isaías dijo que Dios “está sentado sobre el círculo de la tierra” (Isaías 40:22). Esto fue más de dos mil años antes de que Colón navegara a través del Océano Atlántico, antes de que Magallanes y sus hombres navegaran alrededor del mundo y demostraran que la tierra era redonda. Sólo hay una forma que parece un círculo de cualquier manera que se mire – y eso es una esfera, que es la forma de la Tierra. La Biblia estaba científicamente exacta más de dos mil años antes que los hombres alcanzaran las Escrituras. No, la Biblia no es un libro de texto de ciencia, pero cuando la Biblia habla sobre temas científicos, siempre está correcta, porque es la Palabra de Dios Mismo.

No hay contradicción entre la Biblia y la ciencia. El gran teólogo y defensor de la Biblia, el Dr. J. Gresham Machen dijo: “Una cosa no puede ser verdad en la religión y falsa en la filosofía o en la ciencia. Todos los métodos llegan a la verdad, si son métodos válidos, llegarán a un resultado armónico” (traducción de J. Gresham Machen, Ph.D., Christianity and Liberalism, William B. Eerdmans Publishing Co., 1923, p. 58). Hoy les voy a mostrar cómo la ciencia y la Biblia son compatibles en varias maneras.

I. Primero, la naturaleza legal de la misma ciencia se apoya en Dios, el que da la ley.

La ciencia se levantó en el contexto del Cristianismo que cree la Biblia. ¡No tiene sentido el estudio de las leyes del universo si ellas no existen! En el Hinduismo, este mundo es una ilusión y todo está en proceso de cambio. En el paganismo, todo lo que sucede está a merced de los “dioses” imperfectos y airados que hacen una cosa tras otra dependiendo de cómo se sienten. ¡Entonces no tiene sentido estudiar la ciencia!

Pero el Dios de la Biblia es un Dios inteligente quien hace las leyes científicas para el universo. Esta es la razón por la que la ciencia moderna creció a raíz de la Reforma Protestante, con sus mayores avances a partir del siglo diecisiete. El Dr. Francis Schaeffer escribió: “Debido a que los primeros científicos creían que el mundo fue creado por un Dios razonable, no se sorprendieron al descubrir que la gente podía encontrar algo cierto acerca de la naturaleza y el universo basándose en la razón” (traducción de How Should We Then Live? The Rise and Decline of Western Thought and Culture, Crossway Books, 2005 edition, p. 133). El Cristianismo es la madre de la ciencia, porque la ciencia se basa en su Dios inteligente y razonable.

En Inglaterra, la mayor organización para el avance de la ciencia era la Sociedad Real de Londres. La mayoría de sus miembros eran hombres religiosos, y muchos de ellos eran Puritanos (Cristianos que creían la Biblia). Incluso aquellos que no eran convertidos personalmente basaban su pensamiento del punto de vista Cristiano de una ley dada por un Dios inteligente.

La mayoría de los fundadores de la ciencia eran Cristianos; o por lo menos se basaban en los principios Cristianos de un Dios inteligente y todopoderoso. Robert Boyle (1627-1691) fue el padre de la química. Ayudó a fundar la Sociedad Real de Londres. Escribió ensayos teológicos, dio dinero para apoyar traducciones de la Biblia, fue gobernador de la Corporación para la Propagación del Evangelio en Nueva Inglaterra, y en su testamento dejó dinero para la obra misionera extranjera. Michael Faraday (1791-1867) fue el mayor promotor en la ciencia de la electricidad y el magnetismo. Leía la Biblia todos los días y fue miembro de una iglesia que creía, “Donde las Escrituras hablan, nosotros hablamos; donde las Escrituras callan, nosotros callamos”. Louis Pasteur (1822-1895) descubrió la importancia de las bacterias en la enfermedad e introdujo el uso de antisépticos. Cientos de millones de vidas fueron salvadas por sus descubrimientos. Era Cristiano y murió sosteniendo un crucifijo en sus manos.

Yo podría seguir y seguir dando otros ejemplos. El científico más grande que jamás haya existido fue Isaac Newton (1642-1727). A la edad de veinte años inventó el cálculo. Escribió la Principia, en la que expuso las leyes de la física, las leyes del movimiento que se estudian todavía hoy. Ese libro fue el libro más grande de la ciencia jamás escrito.

Newton era miembro de la Iglesia de Inglaterra. Aunque yo no creo que él fuera convertido personalmente, él creía en Dios y tenía un profundo interés en la Biblia. Escribió artículos y documentos sobre la profecía Bíblica. Él dijo: “Dios gobierna el mundo invisiblemente, y él nos ha mandado que le adoremos a Él, y no a otro Dios...él ha revivido a Jesucristo nuestro Redentor, quien ha ido a los cielos para recibir y preparar un lugar para nosotros, y...regresará y reinara sobre nosotros...hasta que se haya levantado y juzgado a todos los muertos” (see Alvin J. Schmidt, Ph.D., Under the Influence: How Christianity Transformed Civilization, Zondervan Publishing House, 2001, p. 232).

En el Escolio General a final de Principia, Isaac Newton escribió que el orden del universo demuestra la existencia de Dios:

Este hermoso sistema del sol, planetas y cometas, sólo podía proceder del consejo y dominio de un Ser inteligente y poderoso... El Dios Supremo es eterno, infinito absolutamente perfecto...Y de su verdadero dominio se deduce que el verdadero Dios es un Ser vivo, inteligente, y poderoso; y de sus otras perfecciones, que es supremo, o más perfecto. Él es eterno e infinito, omnipotente y omnisciente; es decir, su duración se extiende desde la eternidad hasta la eternidad; su presencia desde el infinito hasta el infinito; él gobierna todas las cosas, y conoce todas las cosas que son o se pueden hacer.

Eso suena como teología Cristiana conservadora, pero fue escrito por Sir Isaac Newton, al final del libro científico más importante de todos los tiempos. Newton creía en Dios. Los primeros científicos sabían la verdad de las Escrituras:

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

II. Segundo, lo complejo del universo apunta a un Dios inteligente.

William Paley (1743-1805) escribió un libro llamado Teología Natural donde mostró que lo complejo de la naturaleza no fue un accidente; que sólo podría haber sido creada por Dios. Paley dijo,

Al cruzar un pedregal, supongamos que puse mi pie en una piedra, y me preguntaron cómo la piedra llegó a estar allí, yo podría posiblemente contestar, que, según yo sabía, había estado allí por siempre, tal vez no sea muy fácil mostrar lo absurdo de esta respuesta. Pero supongamos que había encontrado un reloj en el suelo, y me preguntaran cómo el reloj llegó a estar en ese lugar, no podría pensar en la respuesta dada anteriormente, que, según yo sabía, el reloj podría haber estado por siempre ahí.

¡En el universo vemos un sinnúmero de cosas que son mucho más complicadas que cualquier reloj! Cada célula individual – y hay miles de millones de células en cada animal – es tan complicado como una fábrica, una ciudad, o incluso una galaxia. El Dr. Michael Behe escribió:

Durante las últimas cuatro décadas la bioquímica moderna ha descubierto los secretos de la célula...El resultado de estos esfuerzos acumulativos para investigar la célula—investigar la vida a nivel molecular—es un alto, claro y penetrante grito de “¡diseño!” El resultado es tan inequívoco y tan significativo que debe ser considerado como uno de los mayores logros en la historia de la ciencia. El descubrimiento rivaliza los de Newton y Einstein, Lavoisier y Schrödinger, Pasteur y Darwin. La observación del diseño inteligente de la vida es tan trascendental como la observación de que la tierra gira alrededor del sol...¿Por qué la comunidad científica no abraza con avidez este gran descubrimiento? ¿Por qué es la observación de diseño manejado con guantes intelectuales? El dilema es que mientras un lado del elefante se etiqueta diseño inteligente, el otro lado podría llamarse Dios (traducción de Michael J. Behe, Ph.D., Darwin’s Black Box, The Free Press, 1996, pp. 232-233).

Cada célula viva es demasiado complicada para haber evolucionado por casualidad. La única razón por la que la gente hace caso omiso de la evidencia es porque no quieren creer en Dios. Ellos no quieren creer en Dios porque no quieren que Él controle sus vidas, y ellos no quieren enfrentarse a Él cuando mueran. Es el pecado y la rebelión del corazón humano. Es tan simple como eso.

En mi libro De Darwin a Diseño, [From Darwin to Design] escribí:

Nunca dirías que una computadora de alguna manera se creó a sí misma de la nada. No, está claro que se tomó el pensamiento de miles de personas para diseñarla y ponerla junta. Es lo mismo con el universo—solo que mil millones de veces más. La estructura del universo es mucho más complicada y requiere mucho más inteligencia que cualquier computadora. Sólo un necio diría que una computadora llegó a existir por casualidad, sin que nadie la diseñara. Sólo un necio diría que el universo llegó a existir por casualidad—sin que nadie lo creara. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 53:1). (traducción de C. L. Cagan, Ph.D. and Robert Hymers, Th.D., From Darwin to Design, Whitaker House, 2006, p. 56).

III. Tercero, la conservación de la energía – la Primera Ley de la Termodinámica – señala al Dios justo y recto de la Biblia.

Uno de los principios más fuertes de la ciencia es la Primera Ley de la Termodinámica. Se llama la conservación de la energía. Esto significa que la energía ni se crea ni se destruye, pero sólo se transfiere de una forma a otra. No puedes obtener algo por nada. Como escribí en De Darwin a Diseño, [From Darwin to Design]:

A partir del séptimo día, no hubo más energía puesta en el universo, a excepción de los milagros especiales – que Dios puede realizar cuando Él elige...En el séptimo día, la ley de conservación de la energía comenzó sus labores normales en nuestro universo, excepto cuando es revocada por Dios cuando Él hace un milagro. Dios hace un seguimiento de cada pieza de materia en el universo. Como Jesús dijo a Sus discípulos: “Vuestros cabellos están todos contados” (Mateo 10:30). (From Darwin to Design, pp. 84-85).

Esto corresponde exactamente con la justicia absoluta de Dios.

En la ciencia, la conservación de la energía es un principio que refleja el derecho y la justicia de Dios. La Primera Ley de la Termodinámica establece que la energía total de un sistema no puede cambiar. La energía no puede venir de la nada y no puede desaparecer en la nada. Y cuando la energía se transfiere de un lugar a otro, o de una forma a otra, esto debe ser de acuerdo a reglas definidas, que afirman que la energía no se gana o se pierde en el final. Este principio científico nos señala la ley y la justicia de Dios, que hace seguimiento de todo en el universo – y quién va a juzgar y castigar a todas las acciones que violan Su ley moral y Su justicia. La conservación de la energía es la expresión científica del hecho de que Dios es justo, que Él hace lo que es correcto. Apunta a la justicia de Dios (ibid., p. 85).

La mayoría de las personas en los Estados Unidos piensan que Dios dejará entrar a todos en el Cielo porque Él es un Dios de amor. Él no castigaría a nadie. Desde luego no enviaría a nadie al Infierno, porque Dios es bueno y pasará por alto todo. Pero la Primera Ley de la Termodinámica apunta a un Dios que insiste en que el pecado sea juzgado y castigado. La Biblia dice: “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14). La santidad y la justicia de Dios exigen que el pecado sea pagado. Es por esto que Jesús vino y derramó Su sangre en la Cruz,

“A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:25).

Si confías en Jesús, tus pecados son expiados, pagados, por Su muerte sangrienta en la Cruz. No hay ningún otro pago por el pecado. Voltea de tu pecado y de ti mismo y ven a Jesús.

IV. Cuarto, el principio de la entropía creciente – la Segunda Ley de la Termodinámica - señala el efecto del pecado y de la muerte en el mundo.

En la ciencia, la segunda Ley de la Termodinámica dice que todo en el universo va en una sola dirección, del orden al desorden, de energía útil para al caos y el desecho. Científicos incrédulos dicen que hace miles de millones de años el universo explotó en una “gran explosión” y ha estado funcionando desde entonces. Como dijo Jeremy Rifkin, “la segunda ley establece que todo en el universo entero se inició con estructura y valor y se está moviendo de manera irrevocable a la dirección del caos y el desecho” (traducción de Jeremy Rifkin, Entropy: A New World View, Bantam Books, 1980, p. 6).

Creo la Segunda Ley. Si comienzas con un carro nuevo, tarde o temprano se va a descomponer. ¡Nunca verás a un carro viejo convertirse en uno nuevo! Las personas y los animales envejecen, enferman y mueren. La entropía (desorden) siempre aumenta, nunca al revés. La ley de la entropía contradice la teoría de la evolución – ¡pero los incrédulos cierran sus mentes en ese punto! Mira el mundo que te rodea. ¿Las cosas están mejorando o la tierra se está arruinando? ¿Pueden las cosas seguir así para siempre? Obviamente no.

Las personas que son honestas sobre esto pueden ver que no hay ninguna esperanza. Nuestro pastor, el Dr. Hymers, escribió que: “Lord Bertrand Russell fue un famoso matemático y filósofo Británico del siglo veinte...Con todos los elogios y honores que se le dio a él, podrías pensar que era un hombre feliz. En lugar él tenía una actitud sin esperanza sobre la vida. Antes de su muerte, Bertrand Russell escribió:

No fuego, no heroísmo, ni la intensidad de pensamiento y sentimiento, pueden preservar una vida individual más allá de la tumba...[todos] están destinados a la extinción en la vasta muerte del sistema solar, y todo el templo de los logros del hombre deben ser inevitablemente enterrados bajo los escombros de un universo en ruinas (traducción de Lord Bertrand Russell, A Free Man’s Worship).

Él fue uno de los hombres más brillantes del siglo veinte – pero todo lo que tenía que esperar era ‘un universo en ruinas’. Ahí es donde el ‘hombre natural’ termina su vida – sin esperanza, sin paz, sin futuro, y sin Dios” (traducción de Dr. R. L. Hymers, Jr. “Burladores en los Últimos días”, predicado el 14 de Junio del 2015 en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles). Dr. Hymers continuó diciendo que “Otro hombre famoso del siglo veinte fue H. G. Wells. Él escribió La Máquina del Tiempo, La Guerra de los Mundos, y el Bosquejo de la Historia. El Sr. Wells fue un filósofo, historiador y escritor de ciencia ficción. Pasó su vida atacando el Cristianismo. Pero cuando él era un hombre viejo dijo: ‘Aquí estoy a los sesenta y cinco años todavía buscando la paz. La paz es solo un sueño sin esperanza’. Al final de su vida el Sr. Wells dijo que la humanidad está condenada a la ‘degradación, el sufrimiento y la muerte”’ (ibid.).

Ludwig Boltzmann (1844-1906) fue un físico a finales del siglo diecinueve y a principios del siglo veinte. Él estudió la termodinámica durante muchos años e hizo mucha investigación. Pero nunca confió en Jesús. Finalmente se deprimió mucho y se suicidó. No tenía esperanza. Sin Dios, sin Jesús, no hay esperanza. Si los ateos tienen razón, vamos a vivir por un tiempo y luego morimos, sin nada después. Finalmente la tierra y después el universo morirán. No significará nada. ¿Qué tienen que esperar? El Dr. Boltzmann entiendió eso.

La Biblia dice que hay muerte, desorden y ruina en el universo a causa del pecado. Cuando Adán pecó, no sólo se afectó a sí mismo. No sólo afectó la raza humana. Trajo ruina y destrucción a toda la creación. La decadencia que la ciencia ha encontrado en los puntos del universo a la presencia y los resultados del pecado. La Biblia dice:

“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Romanos 8:19-22).

Por causa del pecado, la creación, el universo, está gimiendo y sufriendo. Sin la gracia de Dios, realmente no hay esperanza. Pero Jesús le dijo a los Cristianos “erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28). ¡Jesús viene otra vez! “La creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:21). Por último, la tierra y el universo serán destruidos y reemplazados por un nuevo cielo y una nueva tierra donde no hay pecado y muerte. La Biblia dice: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (II Pedro 3:13). El mundo no tiene esperanza. Gracias a Dios, nosotros los Cristianos tenemos esperanza – la esperanza bendita – ¡el regreso de nuestro Señor Jesucristo!

V. Quinto, las especificaciones matemáticas del universo muestran que fue diseñado deliberadamente.

El universo fue hecho para el hombre. Esto se llama el “principio antrópico”. También se le llama el “universo afinado”. Los números específicos que se construyen en las leyes de la física y las partículas que componen todo en el universo encajan exactamente lo que es necesario para la vida. Si fueran ligeramente diferentes, no vida sería posible. El filósofo científico Paul Davies escribió:

     ¿Hay un significado detrás de la existencia?...Es interesante preguntarse cuán improbable es que las leyes de la física permita existir estructuras complejas. ¿Qué finamente deben ser estas leyes “sintonizadas”?...Los astrofísicos Británicos Bernard Carr y Martin Rees concluyeron que el mundo es extraordinariamente sensible a incluso pequeños cambios en las leyes de la física, por lo que si el conjunto particular de leyes que tenemos fueran alteradas de alguna manera el universo cambiaría y sería irreconocible.
     Carr y Rees encontraron que la existencia de estructuras complejas parece depender muy sensiblemente de los valores numéricos que la naturaleza ha asignado a los tales llamados constantes fundamentales, los números que determinan la escala de los fenómenos físicos. Entre estas constantes están la velocidad de la luz, las masas de las diferentes partículas subatómicas, y una serie de constantes “acoplamientos”, tales como la unidad elemental de carga, lo que determina la fuerza con la que los diversos campos de fuerza actúan sobre la materia. Los valores numéricos reales adoptados por estas cantidades determinan muchas de las características generales del mundo, tales como el tamaño de los átomos, núcleos, los planetas y las estrellas, la densidad del material en el universo, el tiempo de vida de las estrellas, e incluso la altura de animales (traducción de Paul Davies, Superforce: The Search for a Grand Unified Theory of Nature, Touchstone, 1984, pp. 241-42).

Pequeños cambios en los números fundamentales del universo harían la vida imposible. Si los puntos fuertes de las fuerzas básicas del universo – gravedad, electromagnetismo, la fuerza nuclear débil y la fuerza nuclear fuerte – fueran un poquito diferentes, no podría haber nada vivo.

Epsilon (ε), la intensidad de la fuerza que une nucleones a núcleos, es 0.007. Si fuera 0.006, solamente hidrógeno podría existir, y la química compleja sería imposible. Si fuera 0.008, el hidrógeno no existiría.

Un ejemplo más antiguo es el estado Hoyle, el tercio más bajo de estado de energía del carbono-12 núcleo, con una energía de 7.656 MeV [millones de electronvoltios] por encima del nivel del suelo. Según un cálculo, si la energía del estado fuera más baja de 7.3 o más alta de 7.9 MeV, insuficiente carbono existiría para sustentar la vida.

Un cálculo similar, centrándose en las constantes fundamentales subyacentes que dan lugar a diferentes niveles de energía, llega a la conclusión de que la fuerza fuerte debe ser sintonizada con una precisión de al menos 0.5%, y la fuerza electromagnética con una precisión de al menos 4%, para evitar que caiga significativamente ya sea la producción de carbono o la producción de oxígeno (traducción de Wikipedia article, “The Fine-Tuned Universe).

Eric Metaxas escribió acerca de este principio en el Wall Street Journal, el periódico financiero líder de Estados Unidos (“La Ciencia Aumenta Más El Caso Para Dios”, Wall Street Journal, 25 de diciembre del 2014). Les voy a leer parte de su artículo.

Hoy en día hay más de 200 parámetros conocidos [números] necesarios para que un planeta sustente la vida – todos y cada uno de los cuales deben encajar perfectamente o todo se desmorona.

Sin un planeta masivo cerca como Júpiter, cuya gravedad atrae los asteroides, mil veces más éstos golpearían la superficie de la tierra. [Yo añadiría que si la luna de la tierra fuera demasiado grande o demasiado pequeña, o si el eje de la tierra se inclinara mucho o muy poco, no podría haber ninguna vida en este planeta, ya que las mareas del océano y el clima de la tierra estarían mal.]

Sin embargo, aquí estamos [dice Metaxas], no sólo existiendo, sino hablando de existir. ¿Qué puede dar cuenta de ello? ¿Puede cada uno de esos muchos parámetros ser perfecto por accidente? ¿En qué punto es justo admitir que la ciencia sugiere que no podemos ser el resultado de fuerzas casuales? ¿No requiere mucho menos fe el asumir que una inteligencia creó estas condiciones perfectas a creer que la vida en la tierra solo venció las probabilidades inconcebibles para llegar a existir?

Hay más. El afinamiento necesario para que exista la vida en un planeta no es nada comparado con el afinamiento necesario para que el universo exista. Por ejemplo, los astrofísicos saben ahora...los valores de las cuatro fuerzas fundamentales – la gravedad, la fuerza electromagnética y las fuerzas nucleares “fuertes” y “débiles”...Altera cualquier valor y el universo no podría existir. Por ejemplo, si el porcentaje entre la fuerza nuclear fuerte y la fuerza electromagnética hubiera estado equivocada por la más mínima fracción – incluso por una parte en 100,000,000,000,000,000 – entonces ninguna estrella podría haber sido formada jamás. Siéntete libre de tragar.

Multiplica solo ese parámetro por todas las demás condiciones necesarias, y las probabilidades en contra del universo existente son tan astronómicamente fuertes que la idea de que “solo sucedió” desafía el sentido común. Sería como tirar una moneda y recibir 10 trillones de ellas una tras otra. ¿En serio?

El astrónomo Fred Hoyle...dijo que su ateísmo fue “sacudido enormemente” con estos desarrollos. Más tarde escribió que “una interpretación de sentido común de los hechos sugiere que un súper intelecto ha jugado con la física, así como con la química y la biología...Los números que uno calcula de los hechos me parecen tan abrumadores como para poner esta conclusión casi fuera de toda duda”.

El físico teórico Paul Davies ha dicho que “la apariencia del diseño es abrumadora” y el profesor de Oxford el Dr. John Lennox ha dicho “cuanto más llegamos a conocer acerca de nuestro universo, la hipótesis de que hay un Creador... gana más credibilidad como la mejor explicación de por qué estamos aquí”.

Sí, el universo está perfectamente diseñado para hacer la vida posible. No hay otra explicación. Científicos incrédulos se maravillarán con la belleza y la perfección del universo y dicen: “Solo sucedió”. “Sucedió por sí mismo en una gran explosión”. “Así es simplemente”. Pero creer eso es un acto mucho mayor de fe que creer que fue diseñado por un Dios inteligente y razonable. Algunos de ellos dicen que hay un increíble número de universos [que nunca podemos ver], donde cada diseño y número son un poco diferentes – y nosotros solo vivimos en el más apropiado. Y esta configuración aún más grande de “solo sucedió” sólo existe por sí sola sin razón o inteligencia. Bueno, ¡creer eso requiere aún más fe! Es mucho más razonable creer que el universo fue diseñado por Dios que creer que todo existe por sí mismo.

Prefiero creer en el Dios Todopoderoso que nos creó. Pero saber que hay un Dios no es lo mismo que conocerlo personalmente. La inteligencia no es el único atributo de Dios. En Su amor y cuidado por nosotros, Él reveló la verdad sobre sí Mismo y sobre nosotros en la Biblia. Y en Su amor por nosotros, Él envió a Su Hijo Jesucristo a morir en la Cruz y derramar Su sangre para pagar por tus pecados y los míos. Confía en Jesús y tus pecados serán perdonados. Es mi esperanza y oración que alguien aquí confíe en Él. En el nombre de Jesús, Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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