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LA ORACIÓN DE JESÚS EN GETSEMANÍ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 29 de Marzo, 2015


Jesús había comido la Última Cena con Sus Discípulos. Después los llevó al Huerto de Getsemaní. Jesús los dejó en la orilla del Huerto y fue más profundo en la oscuridad de Getsemaní a orar. Él estaba en una profunda angustia. Él clamó a Dios para que lo salvara. Mientras oraba allí en agonía, sudó “como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). Y eso nos lleva a nuestro texto, que nos dice más acerca de la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7).

Es increíble lo que hacen muchos comentarios con este versículo. La mayoría dicen que se refiere a la oración de Jesús en Getsemaní. Pero muchos piensan que Él estaba orando a Dios para que lo salvara de la muerte en la Cruz al día siguiente. El Dr. Lenski responde a varias de estas teorías confusas y contradictorias, supuestamente derivadas de Hebreos 5:7 (R. C. H. Lenski, Ph.D., The Interpretation of the Epistle to the Hebrews and the Epistle of James, Augsburg Publishing House, edición de 1966, p. 162-165; nota sobre Hebreos 5:7).

Vamos a examinar el texto frase por frase, porque revela mucho acerca de la oración solitaria de Cristo en el Huerto de Getsemaní, la noche antes de que fuera crucificado.

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7).

I. Primero, el texto habla de Jesús “en los días de su carne”.

Esta frase nos muestra que el texto no se refiere a nada de lo que le sucedió a Jesús en Su estado pre-encarnado, antes de venir desde el Cielo. También muestra que el texto no se refiere a nada de lo que Jesús experimentó después que fue recibido de regreso en el Cielo en Su ascensión. El texto se centra en un momento cuando Jesús oró “con gran clamor” en “los días de su carne” en la tierra.

El Nuevo Testamento nos habla de tres ocasiones en las que Jesús lloró. Una fue en la tumba de Lázaro. La Biblia dice: “Jesús lloró” (Juan 11:35). La segunda vez Él lloró sobre Jerusalén:

“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella” (Luke 19:41).

El Dr. J. Vernon McGee dijo: “La tercera vez que Él lloró fue en el Huerto de Getsemaní” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., A Través de la Biblia, Thomas Nelson Publishers, 1983, vol. V, p. 540; nota sobre Hebreos 5:7). Está claro que nuestro texto no se refiere a Su llanto ante la tumba de Lázaro. Y no se refiere a las lágrimas que Él derramó cuando miró a la ciudad de Jerusalén. Eso reduce la referencia en el texto para el tiempo de Su dolor en el Huerto de Getsemaní, la noche antes de ser crucificado.

En los Olivos noche es
   Los bellos astros menguan ya;
Es noche en el Huerto ya,
   Sufriendo ora el Salvador.

Es medianoche y por el vil
   En sangre llora el Señor;
Más él muy triste, postrado
   No es olvidado por Su Dios.
(Traducción libre de “‘Tis Midnight; and on Olive’s Brow”
      por William B. Tappan, 1794-1849).

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7).

II. Segundo, el texto nos dice que Jesús oró a Dios, quien le podía librar de la muerte en Getsemaní.

Escucha cuidadosamente a Mateo 26:36-38.

“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte...” (Mateo 26:36-38).

El Dr. John MacArthur tiene algunas cosas buenas que decir acerca de Hebreos 5:7, pero se equivoca en su última frase sobre ese verso. Él dice: “Jesús pidió ser salvado de permanecer en la muerte, [o sea] ser resucitado” (traducción de John MacArthur, D.D., The MacArthur Study Bible, Word Bibles, 1997, p. 1904; nota sobre Hebreos 5:7).

¡Jesús no estaba orando para ser “salvado de permanecer en la muerte” por la resurrección! No, Mateo 26:38 nos dice claramente que Jesús estaba “muy triste, hasta la muerte” – hasta el punto de la muerte – allí mismo en el Huerto de Getsemaní¡Jesús estaba a punto de morir! ¡Él estaba orando para ser salvado de la muerte allí en Getsemaní! El Evangelio de Lucas nos dice, “Era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). Jesús estaba en un estado tan horrible de sufrimiento que sudó sangre, y estuvo a punto de morir esa noche, en Getsemaní, la noche antes de ser crucificado. Joseph Hart dijo:

¡A Jesús, mirad, sufrir,
Sudando sangre en dolor!
¡Tan profundo ese amor!
¡Oh, qué amor el del Señor!
   (Traducción libre de “Thine Unknown Sufferings” por Joseph Hart, 1712-1768;
      al son de “‘Tis Midnight, and on Olive’s Brow”).

“Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:38-39).

Una interpretación común de esta oración es que Cristo le pedía a Dios que le salvara de ir a la Cruz. Pero estoy seguro que eso no es lo que la Biblia enseña. El Dr. J. Vernon McGee, el maestro de la Biblia más conocido de los Estados Unidos dijo:

Decir que nuestro Señor estaba tratando de evitar ir a la cruz no es…cierto. En Su humanidad sintió repugnancia y terrible horror de tener los pecados del mundo puestos sobre Él... (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., A Través de la Biblia, 1983, Thomas Nelson Publishers, vol. IV, p. 141; nota sobre Mateo 26:36-39).

El Dr. J. Oliver Buswell, un conocido teólogo, dijo:

Sudor extremo como Lucas describe es característica de un estado de shock en el que la víctima está en peligro inminente de colapso e incluso de muerte...Nuestro Señor Jesucristo, se encontraba en este estado de shock físico extremo, oró por la liberación de la muerte en el Huerto, con el fin de poder cumplir Su propósito en la Cruz [el día siguiente] (traducción de J. Oliver Buswell, Ph.D., A Systematic Theology of the Christian Religion, Zondervan Publishing House, 1962, parte III, p. 62).

“Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte...” [“me siento morir” NIV] (Mateo 26:36-38).

Habiendo estudiado esos dos versos con mucho cuidado, el Dr. John R. Rice amplificó lo que el Dr. J. Vernon McGee y el Dr. J. Oliver Buswell nos dieron. El Dr. Rice dijo:

      Si usted no ve los versos 37 y 38 [de Mateo 26], el significado de la oración de Getsemaní se puede perder. Jesús estaba triste y angustiado y Su alma “triste hasta la muerte”, es decir [Él] estaba literalmente muriendo de dolor...Jesús estaba a punto de morir en el Huerto. La copa mencionada en los versículos 39 y 42 era la copa de la muerte, la muerte esa noche en el Huerto de Getsemaní. Esto está muy claro especialmente en Hebreos 5:7 donde se nos dice que Jesús “ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor”. A punto de morir en el Huerto de Getsemaní, Jesús oró para que la copa de la muerte pasara de Él aquella noche para que pudiera vivir para morir en la Cruz al día siguiente. La Escritura dice que ¡“Él fue oído”! Dios contestó su oración... Si Jesús hubiera muerto en el Huerto de Getsemaní, entonces no tendríamos Evangelio de salvación, porque el Evangelio es “Que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras” [kata tas graphas], I Corintios 15:3. No podía ser una muerte ordinaria; la muerte de Cristo debió ser conforme a las Escrituras... Jesús debió haber tenido Su barba arrancada (Isaías 50:6). Debió ser azotado (Isaías 53:5)... Él debió morir entre ladrones en la Cruz [Isaías 53:12, Zacarías 12:10; Zacarías 13:6]. Debieron perforar Sus manos y Sus pies (Salmo 22:16)... Incluso [Su] grito [de la Cruz], “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”... fue predicho en el Escrituras (Salmo 22:1). La burla de los sumos sacerdotes y el pueblo [cuando estaba en la Cruz] debe cumplirse al punto de la letra como se predijo (Salmo 22:7-8). [Los soldados] echaron suertes sobre sus ropas (Salmo 22:18).
      Si Jesús no moría literalmente “conforme a las Escrituras”, entonces no podía ser nuestro Salvador. ¡Gracias a Dios, Sus oraciones en el Huerto de Getsemaní fueron contestadas! La copa de la muerte...esa noche pasó de Él [para que pudiera ir a] la cruz para que pudiéramos ser salvos... Lucas 22:43 nos dice que “se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.” Sin este fortalecimiento sobrenatural de Su cuerpo, Cristo sin duda hubiera muerto en el Huerto esa noche (traducción de John R. Rice, D.D., The Gospel According to Matthew, Sword of the Lord Publishers, 1980 edición, pp. 441-442; nota sobre Mateo 26:36-46).

No podríamos ser salvados de nuestros pecados si Jesús hubiera muerto en el Huerto de Getsemaní antes de ir a la Cruz.

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7).

III. Tercero, el texto nos dice que Dios le contestó a Jesús.

Jesús fue “oído a causa de su temor” (Hebreos 5:7). Creo que esto significa que Él tenía temor piadoso, que temía desobedecer a Dios al morir antes de que pudiera ir a la Cruz. La Biblia dice que Jesús, “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” (Hebreos 12:2). Jesús no murió por accidente. No, Él deliberadamente y voluntariamente fue a la Cruz para pagar la pena completa por nuestros pecados.

Entonces, ¿cuál fue el motivo de su agonía y sufrimiento “hasta la muerte” [“me siento morir” NIV] en el Huerto de Getsemaní (Mateo 26:38)? ¿Por qué estaba “triste” y “angustiado” allí? ¿Por qué tan “entristecido” (Marcos 14:33)? ¿Por qué estaba “en agonía” (Lucas 22:44)? ¿Por qué sudó Él “como grandes gotas de sangre” en Getsemaní (Lucas 22:44)?

Creo que fue en el Huerto de Getsemaní esa noche que Dios colocó los pecados de Su pueblo en Jesús, el Cordero de Dios. La Biblia dice, “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). Yo creo que eso sucedió en Getsemaní. Tus pecados fueron puestos “en su propio cuerpo” esa noche, y Él los llevó a la Cruz, para pagar por tus pecados la mañana siguiente. Aquí está Jesús, “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” – en la Cruz (I Pedro 2:24). Míralo en gran agonía, sudando sangre, allí en Getsemaní, cuando Dios “cargó en él el pecado de todos nosotros”. Míralo yendo de Getsemaní a la Cruz llevando tus pecados “en su cuerpo sobre el madero”. ¿Vas a rechazar un gran Salvador como éste? ¿O vendrás a Él, quien sufrió y murió en tu lugar, para que puedas ser perdonado y salvado de la pena del pecado? El gran escritor de himnos Joseph Hart (1712-1768) vio exactamente lo que le sucedió a Jesús en el Huerto de Getsemaní.

¡A Jesús, mirad, sufrir,
Sudando sangre en dolor!
¡Tan profundo ese amor!
¡Oh, qué amor el del Señor!
   (Traducción libre de “Thine Unknown Sufferings” por Joseph Hart, 1712-1768;
      al son de “‘Tis Midnight, and on Olive’s Brow”).

Por favor pónganse de pie y canten otro himno de Joseph Hart. Es el himno número 5 en su cancionero.

Muchas penas aguantó, Tentaciones encontró,
Al dolor acostumbrado: Más la prueba aún peor
¡Fue para sufrirla en ti, Muy triste Getsemaní!
¡Fue para sufrirla en ti, Muy triste Getsemaní!

Vino al fin la horrible noche; La venganza con crueldad
Se detuvo y con poder, Al cordero manso hirió.
¡Mira a mi Salvador, Postrado en Getsemaní!
¡Mira a mi Salvador, Postrado en Getsemaní!

Cargó allí Jesús mi culpa; Por la gracia esto creed;
Los horrores que Él sintió, Muchos son para entender.
¡Nadie puede penetrarte, O triste Getsemaní!
¡Nadie puede penetrarte, O triste Getsemaní!

Son pecados contra Dios; Contra Su perfecta ley;
Contra Su Sangre, Su amor, Son pecados contra Él;
¡Vastos pecados cual mar, Cúbreme Getsemaní!
¡Vastos pecados cual mar, Cúbreme Getsemaní!

Mi reclamo aquí traigo; Necesito al Salvador;
Obras justas yo carezco, Sin buena obra que alegar:
¡Sin ninguna esperanza, Solo en Getsemaní!
¡Sin ninguna esperanza, Solo en Getsemaní!
   (Traducción libre de “Many Woes He Had Endured”
      por Joseph Hart, 1712-1768; alterado por el Pastor;
      al son de “Come, Ye Sinners”).

Dr. Chan, por favor guíenos en oración. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Mateo 26:36-39.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Gethsemane, the Olive-Press!” (por Joseph Hart, 1712-1768).


EL BOSQUEJO DE

LA ORACIÓN DE JESÚS EN GETSEMANÍ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7).

(Lucas 22:44)

I.   Primero, el texto habla de Jesús “en los días de su carne”,
Juan 11:35; Lucas 19:41.

II.  Segundo, el texto nos dice que Jesús oró a Dios, quien le podía
librar de la muerte en Getsemaní, Mateo 26:36-39; Lucas 22:44;
I Corintios 15:3; Isaías 50:6; 53:5, 12; Zacarías 12:10; 13:6;
Salmo 22:16, 1, 7-8, 18; Lucas 22:43.

III. Tercero, el texto nos dice que Dios le contestó a Jesús,
Hebreos 12:2; Mateo 26:38; Marcos 14:33; Lucas 22:44;
Isaías 53:6; I Pedro 2:24.