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ESFORZÁNDONOS JUNTOS EN ORACIÓN

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Sábado por la Noche, 7 de Febrero, 2015

“Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis [te esfuerces] orando por mí a Dios” (Romanos 15:30).


Pablo está hablando a la iglesia en Roma. Él les pide a todos que oren para que Jesús bendiga su visita a ellos en gran medida. Pablo confiaba en la oración. Es como que Jesús Mismo les invita a orar con él. Los insta a orar por él por el amor de Jesús, y por el amor que obra el Espíritu Santo, a esforzarse juntos con él en sus oraciones por su ministerio. La palabra Griega traducida “ayudéis” [esfuerces] es de la palabra Griega, “agonizomai”. Nosotros obtenemos nuestra palabra en Español “agonía” de ella. Pablo les está pidiendo que “agonicen” en oración a Dios por él. Pablo usó esa misma palabra Griega cuando habló de un hombre llamado Epafras, quien estaba “siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones” (Colosenses 4:12). Pablo está diciendo: “agoniza conmigo en oración”. Él quería que oraran con gran esfuerzo e intensidad. Él quería que ellos oraran como Jesús oró en el Huerto de Getsemaní,

“Y estando en agonía, oraba más intensamente” (Lucas 22:44).

Ahí está traducido como “agonía”. George Ricker Berry lo traduce: “Estando en conflicto, oraba más intensamente”. Tradujo “agonia” como “conflicto”. Hebreos 5:7 es el comentario de la oración de Jesús en Getsemaní,

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7).

Esa es la oración de Jesús en Getsemaní. Y eso nos muestra lo que las palabras “agonizomai” y “agonia” significan. Esas palabras hablan de oración “con gran clamor y lágrimas”, o como una traducción moderna pone, oración “con fuerte llanto y lágrimas” (NVI).

Esto fue lo que Pablo estaba pidiendo a los Cristianos de Roma que hicieran cuando los instó a “que me ayudéis [te esfuerces] orando por mí a Dios”. Uno de nuestros hombres que sabe orar así oró en voz alta en una reunión de oración en otra iglesia. El pastor lo reprendió y le dijo que no le “gritara a Dios”. No supe eso hasta después. Al principio estaba enojado con ese pastor. Pero no dije nada. ¡Más tarde le dije al hombre que oraba así que probablemente era la primera vez que el pastor había oído una verdadera oración, como la de Jesús en su Iglesia! ¡En nuestras pobres iglesias hoy en día las personas se asustan por la predicación ferviente y la oración ferviente! ¡Se han acostumbrado a la predicación muerta y oraciones secas como el polvo! Pero ¿por qué orar con tanto fervor y celo? ¿Por qué orar en agonía como Jesús lo hizo? Charles Simeón dijo:

Dios ha ordenado intercesión como un deber, y lo ha designado como un medio de otorgar sus bendiciones entre los hombres. [Por lo tanto debemos] buscar su bendición en la forma señalada (traducción de Expository Outlines on the Whole Bible, Zondervan, 1955 reprint, volume 15, Romans, p. 586).

Después de escuchar mi sermón sobre “Elección” el pasado Domingo por la mañana, algunas personas podrían decir: “¿Por qué orar así si Dios ya sabe y ha predestinado lo que va a suceder?” Charles Simeón dio la respuesta, Dios ha “designado [tal oración] como un medio de otorgar sus bendiciones...en la forma señalada”. El Sr. Simeón era totalmente reformado. Él creía en la elección. Pero sabía que “la forma señalada” para recibir las bendiciones de Dios es a través de la oración agonizante. Recuerda que el señor Simeón pasó por gran conflicto durante muchos años antes de que Dios hiciera su iglesia un centro para el avivamiento durante el Segundo Gran Despertamiento. Charles Simeón tenía el corazón de un pastor, la predicación de un león, y las oraciones de un santo. Él fue amigo de John Wesley al final de la vida de Wesley, en el tiempo de gran avivamiento.

Charles Simeón dijo que “la doctrina de la Trinidad, si era verdad, no se menciona en dos o tres pasajes distintos de la Sagrada Escritura, sino que [se encuentra en] la totalidad de la Escritura...”, y así lo encontramos aquí en el texto,

“Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis [te esfuerces] orando por mí a Dios” (Romanos 15:30).

Dijo que el Apóstol Pablo pidió que los Cristianos en Roma oraran por “la preservación de su vida, el éxito de su trabajo, y la extensión de su utilidad en el mundo. Y estos son los objetos que cada ministro necesita [que su gente ore]”. Y eso es lo que necesito que ustedes oren en mi propio ministerio.

El Sr. Simeón sabía la importancia de verdadera, oración agonizante. Fue nombrado pastor de la Iglesia Santa Trinidad en Cambridge en 1783. Hubo una gran oposición por parte de la congregación que no le gustaba su celo evangélico y doctrina. Cuando él predicó su primer sermón, la mayoría de los miembros se quedaron en casa en señal de protesta. Simeón le predicó a unos visitantes que acudieron a escucharle. Entonces la congregación cerró las puertas de sus bancas para evitar que los visitantes tuvieran un lugar para sentarse en la iglesia. Simeón colocó bancas en los pasillos, pero la gente arrojó las bancas al patio de la iglesia. Simeón comenzó servicios de la tarde del Domingo para alcanzar las almas perdidas, pero la gente le echó llave a las puertas de la iglesia, y él tuvo que tener las reuniones al aire libre. Es difícil creer que Charles Simeón se quedó en esa iglesia durante cincuenta y cuatro años.

A medida que los años pasaron sus enemigos eran cada vez menos capaces de impedir que predicara sobre la conversión verdadera. El avivamiento finalmente llegó a su iglesia, y se convirtió en una de las grandes iglesias de Inglaterra.

En 1832 Simeón conmemoró el aniversario número cincuenta de su ministerio en la iglesia. El Dr. Warren Wiersbe dijo: “Él calló o sobrevivió a todos sus enemigos... Había armonía en la iglesia, los edificios estaban siendo renovados, y el evangelio iba adelante con claridad y poder. Había recorrido un largo camino desde los días en que sus oficiales de la iglesia le habían sacado de su propia iglesia...Qué dice Charles Simeón a nosotros hoy...Por un lado, predicar la Palabra. Por otro, quédate en la obra a pesar de la oposición…él nos da el ejemplo de oraciones disciplinadas” (traducción de Warren W. Wiersbe, D.D., Fifty People Every Christian Should Know, Baker Books, 2009, p. 52). Simeón publicó un gran conjunto de libros que contienen 2,536 bosquejos que cubren toda la Biblia. Spurgeon y el Dr. Martyn Lloyd-Jones recomendaron estos libros. Simeón influyó en su joven ayudante Henry Martyn, que salió de su iglesia como uno de los primeros misioneros a la India. Simeón ayudó a iniciar la Sociedad Misionera de la Iglesia para llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Estaba especialmente interesado en misiones al pueblo Judío. Él fundó una iglesia en Ámsterdam para el pueblo Judío. En un tiempo en que la gente no entendía que Dios tenía un futuro para los Judíos, él predicaba que los Judíos regresarían a Israel y que iban a venir a Jesús en un gran avivamiento de los últimos tiempos (Wiersbe, ibid., P. 51).

Charles Simeón creía en fuerte oración por avivamiento. En sus comentarios sobre nuestro texto, dijo:

Por encima de todo, te exhorto a participar en oración, con toda la seriedad posible, por tu propia alma...debes “esforzarte”, como si estuvieras luchando por tu vida, cuando ores por los demás...Asegúrate, que no sean unas cuantas [oraciones] tibias que Dios espera de ti...tienes [reunidos] todos los poderes de las tinieblas juntos para tu destrucción... es solo por la oración que puedes obtener liberación de tus enemigos, o la fuerza para cumplir la voluntad de Dios. Debes pedir, si puedes tener; y buscar, si puedes encontrar; y llamar si deseas tener la puerta de misericordia abierta para ti. Te [insto], a que seas solemne [en oración]... te ruego, por el amor del Señor Jesucristo y por el amor a tu propia alma, que te esfuerces con Dios en oración: y nunca lo dejes ir, hasta que hayas obtenido de Él la bendición deseada. Suplicale clemencia a través de la sangre del Redentor; ruégale por un abundante [derramamiento] de Su Espíritu sobre tu alma...Entonces estas bendiciones descenderán sobre ti, y Dios será glorificado en tu salvación eterna (traducción de Charles Simeon, Expository Outlines on the Whole Bible, volume 15, Romans, Zondervan Publishing House, 1955 reprint, pp. 592, 593).

¡Amén! ¡Y Amén!

¡El mundo perdido está contra nosotros! ¡El Diablo y sus demonios están en contra de nosotros! ¡Nuestras propias naturalezas carnales están en contra de nosotros! ¡Nuestra única esperanza para las conversiones verdaderas y avivamiento se encuentra en Dios! Y sólo podemos recibir Su poder y fuerza por “esforzarnos juntos” en oración agonizante. ¡Dios puede hacer de nuevo lo que hizo en los días de Charles Simeón! ¡Dios puede hacer de nuevo lo que hizo en los días del Apóstol Pablo!

“Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis [te esfuerces] orando por mí a Dios” (Romanos 15:30).

¡Amén! ¡Alabado sea el nombre de nuestro Dios! ¡Que Él te ayude a orar como soldados hasta que se gane la batalla, y el poder de Su Espíritu traiga salvación para nuestros miembros perdidos, y avivamiento a nuestra iglesia! ¡Amén!

(FIN DEL SERMÓN)
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