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LA CONVERSIÓN VERDADERA – EDICIÓN DEL 2015

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 4 de Enero, 2015

“Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis [os convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).


Jesús dijo claramente “Si no os volvéis...no entraréis en el reino de los cielos”. Así, Él puso perfectamente en claro que tú tienes que experimentar la conversión. Él dijo que si no experimentas la conversión “no entraréis en el reino de los cielos”.

Esta mañana te diré lo que le sucede a la persona que experimenta una conversión verdadera. Fíjate que dije una conversión “verdadera”. Por medio de usar la “Oración del pecador”, y otras formas de Decisionismo, millones de personas solamente han experimentado conversiones falsas.

Nosotros tenemos unas cuantas personas en nuestra iglesia, incluso mi propia esposa, que fueron convertidos la primera vez que oyeron el Evagelio predicado claramente. Pero todas estas personas eran adultos que estaban bien preparados por las circunstancias de la vida antes de que oyeran el Evangelio. Ninguno de ellos eran niños pequeños. La mayoría de nuestras conversiones verdaderas, han sido entre adultos jóvenes que vinieron a Jesús después de varios meses (y aún años) de oír sermones del Evangelio. Spurgeon dijo: “Puede haber tal cosa como la fe a primera vista, pero generalmente alcanzamos la fe por etapas” (traducción de C. H. Spurgeon, Around the Wicket Gate, Pasadena, Texas: Pilgrim Publications, reimpreso en 1992, p. 57). He aquí las “etapas” por las que pasa la mayoría de la gente.

I. Primero, tú vienes a la iglesia por otra razón aparte de ser convertido.

Casi todos vienen a la iglesia las primeras veces por la razón “equivocada”, igual que yo. Yo vine a la iglesia cuando era adolescente porque la familia vecina de al lado de mi casa me invitaron a ir a la iglesia con ellos. Así que comencé a ir a la iglesia en 1954 porque estaba solo, y los vecinos eran buenos conmigo. Esa en realidad no era la razón correcta, ¿verdad? Yo pasé al “frente” al final del sermón que escuché y fui bautizado sin ser aconsejado para nada, sin que me preguntaran por qué había pasado al frente. Fue así como me hice Bautista. Pero yo no estaba convertido. Yo fui porque mis vecinos eran buenos conmigo, no porque hubiera querido ser salvo. Por lo tanto yo pasé por una larga batalla que duró siete años antes de que finalmente fuera convertido el 28 de Septiembre de 1961, cuando oí al Dr. Charles J. Woodbridge predicar en la escuela Biola (que ahora es la Universidad Biola). Ése fue el día que yo confié en Jesús, y Él me limpió y me salvó del pecado.

¿Qué de ti? ¿Viniste porque estabas solo – o porque tus padres te trajeron a la iglesia siendo un niño? Si estás aquí esta mañana por hábito, como un jovencito criado en la iglesia, no quiere decir que eres convertido. ¿O viniste como yo, porque estabas solo y alguien te invitó, y la gente fue amable contigo? Si fue así, no quiere decir que estás convertido. No me entiendas mal. Yo me alegro que estés aquí – ya sea por hábito como un joven criado en la iglesia, o por la soledad, como yo cuando tenía trece años de edad. Esas son razones comprensibles para venir a la iglesia – pero no te salvarán. Tú tienes que tener una conversión verdadera para ser salvo. Tú tienes que querer en realidad ser salvo por Jesús. Esa es la razón “correcta” – la única que te salvará de una vida de pecado.

No es malo estar aquí por hábito o porque estás solo. Simplemente no es la razón correcta. Tú tienes que querer algo más para ser convertido, no solamente porque te hace sentir mejor venir a la iglesia.

II. Segundo, tú comienzas a saber que en verdad hay un Dios.

Te habrás podido dar cuenta de que Dios existe antes de venir a la iglesia. Pero la mayoría de la gente tiene solamente una creencia nublada, una creencia opaca en Dios antes de ser enfrentados con el Evangelio. Ese quizá también fue tu caso, si alguien te trajo acá.

Si fuiste criado en la iglesia, tú ya sabes mucho sobre las Escrituras. Puedes hallar el lugar correcto en la Biblia fácilmente. Conoces el plan de la salvación. Sabes muchos versos de la Biblia e himnos. Pero Dios aun no es real y no está claro para ti.

Luego, seas nuevo o criado en la iglesia, algo comienza a suceder. Comienzas a darte cuenta de que en verdad sí hay un Dios – no solo hablar de Dios. Dios se hace una persona muy real para ti.

Yo tenía una creencia opaca, no clara, de Dios desde que era niño. Pero no estaba consciente del Dios “grande y temible” (Nehemías 1:5) de la Biblia hasta que tuve los quince años – más de dos años después de haber comenzado a asistir a la iglesia Bautista con los vecinos. El día que mi abuela fue sepultada corrí hacia los árboles en el cementerio y caí respirando fuerte y sudando, al piso. De repente Dios bajó a mí – y yo supe que Él era real, y que Él era todopoderoso, hasta terrible, en Su santidad. Pero yo todavía no era convertido.

¿Has experimentado tú algo así? ¿Es el Dios de la Biblia una persona real para ti? Eso es tremendamente importante. La Biblia dice,

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay [existe]” (Hebreos 11:6).

Creer en Dios requiere cierta cantidad de fe – pero no es fe que salva. No es la conversión. Mi madre a menudo decía, “Yo siempre he creído en Dios.” Y no cabe duda en mi mente de que sí creía. Ella creía en Dios desde su niñez. Pero no fue convertida sino hasta los 80 años de edad. Era importante que creyera en Dios, pero algo más que eso tiene que suceder para que una persona sea realmente convertida.

Así que, estoy diciendo que tú probablemente viniste a la iglesia sin saber la realidad de Dios. Luego, quizá lentamente, o rápidamente ves que realmente hay un Dios. Esa es la segunda etapa, pero todavía no es la conversión.

III. Tercero, te das cuenta de que has ofendido y airado a Dios por tu
pecado.

La Biblia dice, “Los que viven según la carne [los que no son convertidos] no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8). Así comienzas a darte cuenta de que, como persona no convertida, nada que hagas puede complacer a Dios. De hecho, comienzas a darte cuenta de que eres un pecador. Todos los días en tu “corazón no arrepentido atesoras para ti mismo ira” (Romanos 2:5). La Biblia dice,

“Dios está airado contra el impío todos los días” (Salmo 7:11).

Después de descubrir que realmente sí hay un Dios, empiezas a darte cuenta de que has ofendido a Dios con tu pecado. También has ofendido a Dios por no amarlo. Los pecados que has cometido fueron contra Dios y Sus mandamientos. Se hará muy claro para ti que esto es cierto. Tu falta de amor por Dios también será visto por ti como un gran pecado. Pero, más que eso, empiezas a ver que tu naturaleza misma es pecaminosa, que no hay nada bueno en ti, que tu corazón mismo es pecaminoso.

Los Puritanos a menudo llamaban esta etapa “despertamiento.” Pero no puede haber despertamiento sin un agudo sentido de pecado y una profunda condenación propia. Te sentirás como se sintió John Newton cuando escribió:

¡O Señor, cuán vil soy, impío e inmundo!
¿Cómo me atreveré a acercarme con tal carga de pecado?

¿Es este corazón contaminado morada para Ti?
¡He aquí! en todas partes, ¡Qué maldades veo yo!
   (Traducción libre de “O Lord, How Vile Am I”
      por John Newton, 1725-1807).

Comenzarás a pensar intensamente sobre la pecaminosidad interior de tu mente y tu corazón. Pensarás, “Mi corazón es muy pecaminoso, y muy lejano de Dios.” Esto te molestará. Te pondrás muy molesto por tus propios pensamientos pecaminosos y por tu propia falta de amor por Dios. La fría falta de vida de tu corazón hacia Dios te atribulará profundamente en esta etapa. Comenzarás a darte cuenta de que una persona con el corazón como el tuyo no tiene esperanza. Verás que es necesario y es lo correcto que Dios te mande al Infierno – porque te mereces ir al Infierno. Esto es lo que pensarás cuando de verdad seas despertado y te des cuenta de que has ofendido a Dios y lo has airado con tus pecados. La etapa de despertamiento es una etapa importante, pero todavía no es la conversión. Una persona que ve cuan pecaminosa es, ha sido despertada – más aun no es convertida. La conversión va más allá de ser simplemente convencido de pecado.

Tú de repente podrías darte cuenta que has desagradado a Dios, o tal consciencia podrá surgir de una mera doctrina a un entendimiento completo de que Dios ha sido ofendido y está muy disgustado contigo. Solamente cuando te has despertado completamente al hecho de que eres pecaminoso e impío estarás listo para la cuarta y quinta “etapa” de la conversión.

Charles Spurgeon se volvió consciente de su pecado cuando tenía 15 años de edad. Su padre y su abuelo eran ambos predicadores. Ellos vivían en un día cuando el “decisionismo” moderno todavía no había vuelto a la conversión como lodosa y opaca. Así, su padre y su abuelo no lo “empujaron” a hacer una “decisión” superficial “por Cristo.” En vez, ellos esperaron a que Dios hiciera en él una obra completa de conversión. Yo creo que ellos estaban correctos.

Cuando él tenía quince años, Spurgeon al fin vino bajo una profunda convicción de pecado. Spurgeon explicó su despertamiento a su pecado con estas palabras:

De repente me encontré con Moisés, cargando en su mano la ley de Dios, y al verme, parecía escudriñarme cuidadosamente con sus ojos de fuego. Él [me dijo que leyera] las diez palabras de Dios – los diez mandamientos – y al leerlos todos parecían acusarme y condenarme en conjunto, a la vista del tres veces santo Jehová.

En esa experiencia Él vio que era pecador ante la vista de Dios, y que ninguna cantidad de “religión” o “bondad” lo podría salvar. El joven Spurgeon atravesó un período de gran aflicción. Él trataba en muchas maneras de ganar la paz con Dios por sus propios esfuerzos, pero todos sus atentados a hacer la paz con Dios fallaron. Eso nos lleva a la etapa cuatro en la conversión.

IV. Cuarto, tú tratas de ganar tu salvación, o de aprender cómo ser salvo.

La persona despertada se sentirá pecaminosa, pero aun no se volverá a Jesús. El profeta Isaías describió a la gente en esta condición cuando dijo: “como que escondimos de él el rostro...no lo estimamos” (Isaías 53:3). Somos como Adán, que sabía que era pecaminoso, pero se escondió del Salvador, y trató de cubrir su pecado con hojas de higuera (Génesis 3:7, 8).

Al igual que Adán, el pecador despertado trata de hacer algo para salvarse a sí mismo del pecado. Trata de “aprender” cómo ser salvo. Pero halla que “aprender” no le hace ningún bien, que está “siempre...aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (II Timoteo 3:7). O puede buscar un “sentimiento” en vez de Jesús Mismo. Algunas personas que buscan un “sentimiento” siguen así por meses, porque nadie es salvo por un “sentimiento”. Spurgeon fue despertado a su pecado. Pero él no creía que podía ser salvo por simplemente confiar en Jesús. Él dijo:

Antes de venir a Jesús, me dije a mi mismo, “Seguramente no puede ser que, si yo creo en Jesús, tal como soy, ¿yo seré salvo? Debo sentir algo, debo hacer algo” (ibid.).

Y eso nos lleva a la quinta etapa.

V. Quinto, tú finalmente vienes a Jesús, y confías en Él sólo.

El joven Spurgeon finalmente oyó a un predicador decir: “Mirad a Jesús…no sirve de nada mirarte a ti mismo…Mira a Jesús”. Después de toda su batalla e inquietud interior y dolor – Spurgeon finalmente miró a Jesús y confió en Él. Spurgeon dijo: “¡Yo fui salvo por la sangre [de Jesús]! Yo podría haber bailado todo el camino a casa”.

Después de toda esa batalla y duda, él paró de buscar un sentimiento, o algo en él mismo. Él simplemente confió en Jesús – y Jesús lo salvó de inmediato. ¡En un momento de tiempo él fue limpiado del pecado por la Sangre de Jesucristo! Es simple, y sin embargo es la experiencia más profunda que un ser humano puede tener. ¡Eso, mi amigo, es la conversión verdadera! La Biblia dice “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Joseph Hart dijo:

El momento que el pecador cree,    Y confía en su Dios crucificado, Su perdón de inmediato recibe,    La redención completa en Su Sangre. (Traducción libre de “The Moment a Sinner Believes”    por Joseph Hart, 1712-1768).

La Conclusión

Jesús dijo:

“Si no os volvéis [os convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Como el carácter principal en El Progreso del Peregrino, no te conformes con ninguna “decisión por Jesús” superficial. ¡No! ¡No! Asegúrate de que tu conversión sea verdadera, porque si no eres verdaderamente convertido, “no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Para tener una conversión verdadera:

1.  Tienes que llegar al lugar de verdaderamente creer que hay un Dios – un Dios verdadero que condena a los pecadores al Infierno, y lleva a los salvos al cielo cuando mueren.

2.  Tienes que saber, en lo más profundo de tu ser, que eres un pecador que ha ofendido a Dios profundamente. Podrás seguir así por un largo tiempo (o puede ser corto para otros). Nuestro pastor asociado Dr. Cagan dijo, “Yo batallé por noches sin sueño por muchos meses después de que Dios se hizo real para mí. Solamente puedo describir este período en mi vida como dos años de agonía mental” (traducción literal de C. L. Cagan, Ph.D., From Darwin to Design, Whitaker House, 2006, p. 41).

3.  Tú tienes que saber que no puedes hacer ninguna cosa buena para reconciliarte con un Dios ofendido y airado. Nada que digas, o aprendas, o hagas o sientas, te puede ayudar para nada. Eso tiene que hacerse claro en tu mente y en tu corazón.

4.  Tú tienes que venir a Jesucristo, el Hijo de Dios, para limpieza en Su Sangre. El Dr. Cagan dijo, “Yo puedo acordarme, hasta el exacto par de segundos cuando confié [en Jesús]…Parecía estar de inmediato frente a [Jesús]…Yo definitivamente estaba en la presencia de Jesucristo y Él estaba definitivamente disponible para mí. Por muchos años yo le había desechado, pese a que Él siempre estuvo ahí para mí, ofreciéndome la salvación amorosamente. Pero esa noche yo sabía que había llegado la hora de que yo confiara en Él. Yo sabía que debía venir a Él o apartarme. En ese momento, en solo unos cuantos segundos, yo vine a Jesús. Yo ya no era un incrédulo que confiaba en sí mismo. Yo había confiado en Jesucristo. Yo había creído en Él. Fue así de simple...Yo había estado huyendo toda mi vida, pero esa noche yo me volví y vine directamente e inmediatamente a Jesucristo” (traducción literal de C. L. Cagan, ibid., p. 19). Esa es la conversión verdadera. ¡Eso es lo que debes experimentar para ser convertido a Jesucristo! ¡Ven a Jesús y confía en Él! ¡Él te salvará y te limpiará de todo pecado con la Sangre que Él derramó en la Cruz! Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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en www.realconversion.com o www.rlhsermons.com.
Oprime en “Sermones en Español”.

Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers a rlhymersjr@sbcglobal.net
(Oprime Aquí) – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA 90015,
Estados Unidos. O llámarle por teléfono a (818)352-0452.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Los puedes usar sin la
autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de Dr.
Hymers sí tienen derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.

La Oración Antes del Servicio por el Sr. Abel Prudhomme.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Amazing Grace” (por John Newton, 1725-1807).


EL BOSQUEJO DE

LA CONVERSIÓN VERDADERA – EDICIÓN DEL 2015

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“De cierto os digo, que si no os volvéis [os convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

I.   Primero, tú vienes a la iglesia por otra razón aparte de ser convertido.

II.  Segundo, tú comienzas a saber que en verdad hay un Dios,
Nehemías 1:5; Hebreos 11:6.

III. Tercero, te das cuenta de que has ofendido y airado a Dios
por tu pecado, Romanos 8:8; 2:5; Salmo 7:11.

IV. Cuarto, tú tratas de ganar tu salvación, o de aprender cómo ser salvo.
Isaías 53:3; Génesis 3:7, 8; II Timoteo 3:7.

V.  Quinto, tú finalmente vienes a Jesús, y confías en Él solo,
Hechos 16:31.