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LOS PRESENTES DE LOS REYES MAGOS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 14 de Diciembre, 2014

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).


Cuando yo estaba en el quinto grado, fui uno de los tres reyes magos, en una obra de teatro Navideña en una escuela secular aquí en Los Ángeles. Por supuesto, eso fue a principios de 1950. Desde entonces la ACLU (Unión de Libertades Civiles Americana) y otras agencias satánicas han prohibido cualquier mención de la historia de Navidad en nuestras escuelas. Incluso han prohibido la palabra “Navidad”. Sabemos que son satánicos porque promueven “El Día de los Muertos” con vigor, pero hacen todo lo posible para que nuestros niños no piensen acerca de Jesús en Navidad y la Pascua. Las solían llamar “Vacación de Semana Santa” – pero ahora la llaman ¡“Vacaciones de primavera”!

Pero yo fui uno de los reyes magos en esa obra. Tuvimos que cantar la canción que el Sr. Griffith acaba de cantar, “Tres Reyes Magos del Oriente Somos” [“We Three Kings of Orient Are.”] Uno de los otros niños, cuando estábamos solos, añadió unas palabras, “Tres reyes magos del oriente somos, fumando nuestro cigarro vamos”. ¡Sabes, siempre que oigo esa canción me acuerdo de eso! Y tenía una voz terrible. Quiero decir, ¡horrible! Finalmente hice que cantara en voz baja, lo que lo hizo un poco mejor. Pero me preguntaba quiénes eran estos tres reyes magos, y por qué habían viajado tan lejos para ver al niño Jesús.

El Sr. Prudhomme acaba de leer la historia de los reyes magos y el niño Jesús en el segundo capítulo de Mateo. El relato es simple. Los reyes magos vinieron del oriente, siguiendo una estrella. No se nos dice cuántos reyes magos eran. Las imágenes que vemos en las tarjetas de Navidad muestran tres de ellos. Pero la Biblia no dice que eran tres. La idea de que eran tres proviene del hecho de que presentaron al niño Jesús tres presentes, oro, incienso y mirra. Pero el Dr. McGee dijo que debe haber habido mucho más que tres. Dijo que tres reyes magos no “hubieran perturbado a Herodes o alborotado Jerusalén” (traducción de A través de la Biblia; nota sobre Mateo 2:1). El Dr. McGee dijo que debe haber habido un gran número de estos hombres.

Estos reyes magos vinieron de Babilonia. Daniel 2:27 habla de los “magos [y] astrólogos”. Cuando era joven, Daniel fue entrenado entre los “reyes magos”, los reyes magos de Babilonia. En su vejez Daniel se convirtió en el jefe de estos reyes magos. Cuando Jesús nació, todavía había reyes magos allí. Ellos hubieron tenido una copia del libro que Daniel escribió. Al estudiar Daniel 9:24-26 ellos hubieron aprendido de la venida del Mesías de los Judíos. Cuando las 69 semanas de años estaban cerca a su fin, ellos hubieran pensado en el Mesías. Entonces vieron una estrella, que nunca habían visto antes. Era una estrella sobrenatural. Ellos creían que esto era una señal en los cielos que el Mesías, el rey de los Judíos, había llegado. Viajaron a Jerusalén, trayendo presentes a Él. Cuando llegaron a Jerusalén, los escribas les leyeron Miqueas 5:2, que el Mesías nacería en Belén, que está a poca distancia de Jerusalén. Entonces la estrella apareció de nuevo e iba delante de ellos “hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño” (Mateo 2:9). Sabemos que fue una estrella sobrenatural, porque se movía, guiándolos a Jesús. Ahora voltea en tu Biblia a Mateo 2:11. Está en la página 955 de la Biblia anotada de Scofield. Por favor pónganse de pie mientras leo ese versículo,

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).

Pueden sentarse.

Hay varias lecciones que podemos aprender de este capítulo en Mateo. Por ejemplo, podríamos contrastar al malvado rey Herodes con los reyes magos. Herodes estaba celoso y temeroso de perder su corona. Herodes no era Judío. Él era un Idumeo que había comprado su posición como rey del gobierno Romano. Fue por eso que quería encontrar al niño, a quien los reyes magos llamaron el “Rey de los Judíos” (Mateo 2:2). Pero él no quería adorar a Jesús. Quería matarlo, para que no tomara su trono. Los reyes magos querían adorar a Jesús, pero el rey Herodes quería matarlo.

Yo podría dar un sermón mostrando que esa es la forma en que el mundo reacciona hacia Jesús, hoy en día. Los buenos Cristianos quieren adorar a Jesús. Pero la gente mala, como los de la ACLU, quieren deshacerse de Él. Prohíben villancicos en la escuela, e incluso en lugares públicos. Prohíben los Nacimientos. Ellos incluso prohíben la palabra “Navidad” en Inglés, porque lleva la palabra Cristo. Yo podría predicar un sermón contrastando los que son como Herodes, y los que son como los reyes magos, quienes aman a Jesús y quieren adorarlo.

O, podría contrastar a los reyes magos con los escribas. Los escribas sabían que Jesús nacería en Belén, pero no fueron allí a verlo. Ellos sabían acerca de Jesús, pero no caminaron la corta distancia a Belén para ir a adorarle. Los reyes magos viajaron una larga distancia para llegar a donde estaba Jesús. Recuerda que ellos hicieron un viaje largo, duro sobre unos camellos. No es fácil ni cómodo montar un camello. Lo sé. Me monté en un camello cuando Ileana y yo fuimos a Egipto. Fui alrededor de la Gran Pirámide, cerca de la Esfinge, sobre un camello. ¡Fue una experiencia desagradable! Yo podría predicar un sermón sobre eso – contrastando a los escribas, que sabían dónde El estaba pero no fueron, con los reyes magos, que hicieron un largo y difícil viaje para encontrar a Jesús. Yo podría haber aplicado los escribas a los “niños de la iglesia” que conocen la Biblia, pero no confían en Jesús – en comparación con los jóvenes que salen del mundo y, con gran dificultad, vienen a Jesús.

O podría haber predicado un tercer sermón – acerca del pueblo Judío que lo rechazó, como el mesonero y los escribas hicieron – a los Gentiles Babilónicos que vinieron, a través de grandes dificultades, para encontrarlo. Yo podría haber comparado a los reyes magos con las personas del Tercer Mundo (en China, en el mundo Musulmán, en las selvas de Camboya y Vietnam) – quienes luchan contra grandes contrariedades para encontrar a Jesús y adorarlo. Yo podría predicar que los Estadounidenses y el Occidente en general, tienen iglesias en cada esquina, pero levantan sus narices y se alejan. Eso es muy evidente en la época Navideña.

Hemos tenido gente que pelea contra nosotros, y dicen cosas terribles en mi contra, ¡por decirle a los jóvenes que deben estar en la iglesia en la Nochebuena y en la Víspera del Año Nuevo! Una mujer hizo todo lo posible para sacar a su hijo de la iglesia. Cuando él dejó la iglesia se metió en una pandilla y fue asesinado. Entonces esa misma mujer, que lo había sacado de la iglesia, vino a mí llorando para que dirigiera el funeral – ¡cuando era demasiado tarde para salvarlo! Por supuesto, dirigí el funeral, ¡pero era demasiado tarde para salvar a su hijo! ¡Qué gente tan necia! Ellos prefieren que sus hijos estén en una fiesta mundana en vez de estar en la iglesia en la Nochebuena y la Víspera del Año Nuevo. En “El Sueño de una Noche de Verano” de Shakespeare el personaje “Puck” dijo: “¡Qué necios son estos mortales!” ¡Lamentablemente es verdad! Ellos son tan ciegos como los escribas – ¡y algunos de ellos son tan malvados como el viejo Rey Herodes! ¡No dejes que nadie te impida estar aquí en la iglesia en la Nochebuena y la Víspera del Año Nuevo! ¡No dejes que te saquen de la iglesia para ir a una fiesta de borrachos, o algún evento mundano! ¡No permitas que lo hagan! ¡No permitas que lo hagan! ¡Toma una posición y se firme como los reyes magos! ¡No dejes de venir a la iglesia como esos escribas incrédulos y ese viejo pecador Herodes! La Biblia dice:

“Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor… Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (II Corintios 6:17, 18).

¡“Salid de en medio de ellos” y ven con el pueblo de Dios en la Nochebuena y la Víspera del Año Nuevo! ¡Ven con los Cristianos, a adorar a Jesús – no con los paganos en saturnales mundanos, en una orgía bibiéndo cerveza, o en una celebración sin Jesús! ¡Deséchalo! ¡Ven a adorar a Jesús en la Víspera del Año Nuevo y en la Nochebuena! ¡Ven, como los reyes magos, y adora solo a Jesús!

Venid, adoremos,
   Venid, adoremos,
Venid, adoremos,
   Al Señor.

¡Pónganse de pie y canten conmigo!

Venid, adoremos,
   Venid,adoremos,
Venid, adoremos,
   Al Señor.
(Traducción libre de “O Come, All Ye Faithful,”
   traducida por Frederick Oakeley, 1802-1880).

¡Amén! Se pueden sentar.

Pero en vez de predicar un sermón sobre esos temas, voy a hablar sobre nuestro texto en Mateo 2:11,

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).

I. Primero, ellos entraron a la casa.

El texto dice: “Y al entrar a la casa”. “Pero”, tú puedes decir: “¿No nació Jesús en un establo y fue puesto en un pesebre?” Sí, así fue. El Evangelio de Lucas dice:

“Dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2:7).

Pero los reyes magos no entraron a un establo y encontraron al niño Jesús en un pesebre. No, ellos entraron “en la casa” (Mateo 2:11). Los reyes magos no vinieron al mismo tiempo que los pastores. Los pastores encontraron al niño Jesús en un establo, en un pesebre, donde se ponía el heno para que los animales comieran. Los pastores vinieron poco después del nacimiento de Jesús. Pero los reyes magos vinieron después. Vinieron después de que María, José y el niño Jesús se habían mudado a una pequeña casa, porque todas las casas eran muy pequeñas en ese entonces. Pero ahora estaban en una casa.

El Dr. McGee dijo que era probable que pasaron varios meses después de su nacimiento cuando los reyes magos vinieron y le trajeron regalos. Ves, es probable que ellos vieron la estrella en el momento del nacimiento de Jesús. Entonces decidieron venir a Él, y les tomó varios meses en llegar. Esto es respaldado por el hecho de que Jesús ya habría sido circuncidado, y un par de palomas fueron ofrecidas en el Templo (Lucas 2:24). El hecho de que no ofrecieron un cordero muestra que todavía eran muy pobres. Si los reyes magos ya hubieran llegado, con sus presentes caros, ellos habrían ofrecido un cordero. Estos hechos demuestran que los reyes magos llegaron varios meses después del nacimiento de Jesús.

Debo decirte que la estrella era una “nova” sobrenatural, que el diccionario dice que es “una estrella que de repente aumenta su luz tremendamente y luego se desvanece a su antigua insignificancia dentro de unos meses” (Diccionario Merriam-Webster). Ellos vieron esta estrella en el oriente. Entonces parece haber desaparecido. Pero cuando los reyes magos llegaron a Jerusalén, la estrella apareció de nuevo. Cuando ellos vieron la estrella otra vez “se regocijaron con muy grande gozo” (Mateo 2:10). Pero esta no era una estrella regular. Se movía “hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño” (Mateo 2:9). Algunos comentaristas la comparan con la luz “Shekinah” del Antiguo Testamento, y la columna de fuego que guio a los hijos de Israel en el desierto por la noche, que “iba delante de ellos...para guiarlos...de noche en una columna de fuego” (Éxodo 13:21).

Los reyes magos vinieron de una larga distancia. Sacrificaron mucho y pasaron por muchas pruebas y dificultades para llegar a Jesús en esa pequeña casa de Belén. Que cada uno de nosotros siga su ejemplo y esté en la iglesia en la Nochebuena – ¡en lugar de salir corriendo a alguna fiesta o evento mundano! ¡Canta el coro de nuevo! ¡De pie y cantalo!

Venid, adoremos,
   Venid, adoremos,
Venid, adoremos,
   Al Señor.

II. Segundo, postrándose, lo adoraron.

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron...” (Mateo 2:11).

Algunos incrédulos llamados “eruditos” y cultos han dicho que es un error adorar a Jesús. Dicen que solo debemos adorar a Dios. Eso demuestra que son ignorantes de la Biblia, porque Jesús es la encarnación de Dios – ¡Dios en carne humana! El Apóstol Juan llamó a Jesús “el Verbo” en el primer capítulo de Juan. Y el Apóstol dijo:

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

Charles Wesley, en su gran himno Cristiano, dijo:

En la carne a Dios mirad,
   Es velada Deidad,
Con nosotros mora Él,
   Qué es Jesús, Emmanuel.
Ángeles, anunciadle,
   “Gloria al nacido Rey”.
(Traducción libre de “Hark, the Herald Angels Sing”
   por Charles Wesley, 1707-1788).

Ahora, observa que los reyes magos “vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron [a Él]” (Mateo 2:11). El Dr. J. Vernon McGee dijo: “Si hubo un momento en el que María debió ser adorada, éste lo fue. Pero ellos no la adoran – ¡ellos eran reyes magos [sabios]! Ellos lo adoraron…” (ibíd.; nota sobre Mateo 2:11). ¡La Biblia nunca nos dice que debemos adorar a la Virgen María, o rezarle a ella! Ella debe ser honrada como la Madre de Jesús, pero no debemos adorarla, o rezarle a ella.

Venid, [a Él] adoremos,
   Venid, [a Él] adoremos,
Venid, [a Él] adoremos,
   Al Señor.

Cuando los Discípulos vieron al Jesús resucitado en Galilea se nos dice,

“Cuando le vieron, le adoraron...” (Mateo 28:17; Lucas 24:52).

¡Amén! ¡Adorémosle en la iglesia en la Nochebuena, porque sólo Él es digno de nuestra adoración en Navidad, y durante todo el año!

III. Tercero, le ofrecieron presentes.

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).

“Le ofrecieron presentes...” el Dr. John R. Rice dijo:

¡Ellos se postraron y le adoraron! Luego, con lágrimas de gozo, con labios temblorosos, y los pulsos acelerados de alegría, sus dedos nerviosos abrieron los pequeños cofres, o desamarraron las correas que sujetaban sus tesoros y, ¡abriéndolos, le dieron al Señor Jesucristo, lo mejor de todo lo que ellos tenían! (Traducción de John R. Rice, D.D., “Gifts of the Wise Men,” I Love Christmas, Sword of the Lord Publishers, 1955, p. 47).

El Dr. Rice dijo:

Ellos abrieron sus tesoros y le dieron presentes al Señor Jesús. Y yo te ruego hoy...toma a Jesucristo en los secretos más íntimos de tu corazón, pon al descubierto tus tesoros, y dale lo mejor y más selecto de todo, sí, dale todo, y alégrate que se digne [condescienda] a recibirlos (ibid., p. 48).

Siempre me ha gustado esa antigua canción de Frances Havergal, “Toma Mi Vida y Déjala Ser” [“Take My Life, and Let it Be,”]

Tómame y déjame ser, Consagrado a Ti, Señor;
Toma mis manos, y déjalas mover
Al impulso de Tu amor, Al impulso de Tu amor.
Toma mis labios y déjalos llenarse de mensajes para Ti,
Toma mi oro y plata,
Nada yo me quedaré, nada yo me quedaré.

Toma mi amor, mi Dios, A Tus pies lo pongo yo,
Tómame y déjame ser
Todo, solo para Ti, Todo, solo para Ti.
   (Traducción libre de “Take My Life, and Let it Be”
      por Frances R. Havergal, 1836-1879).

¡A Jesús le sea todo!
   Todo dentro de mi ser;
¡A Jesús le sea todo!
   Mi noche y amanecer.
(Traducción libre de “All For Jesus” por Mary D. James, 1810-1883).

Si esas canciones significan algo, sin duda nos enseñan estar en la iglesia, adorando a Jesús en la Nochebuena – ¡en lugar de ir a una fiesta mundana!

Cuando los reyes magos adoraron al Señor Jesús, le dieron oro, incienso y mirra. Estos eran regalos muy caros, lo mejor que los reyes magos tenían. El oro ilustra homenaje a un rey. El incienso era incienso muy caro. El patriarca de la iglesia Origen (185-254) dijo que era el incienso de la deidad. Origen estuvo equivocado en ciertas cosas, pero estuvo correcto sobre esta. El incienso habló de Él como el Dios encarnado. La mirra era una especia utilizada por el pueblo Judío cuando enterraban a los muertos. En Juan 19:39 se nos dice que Nicodemo trajo mirra y lo puso sobre el cuerpo muerto de Jesús, “según es costumbre sepultar entre los judíos. Oro para un rey. Incienso para el Dios encarnado. Mirra para aquel que sufriría y moriría en la Cruz para pagar la pena completa por nuestros pecados. Por favor, pónganse de pie y canten himno número cinco en tu cancionero.

Venid fieles todos, de gozo triunfantes,
   ¡Venid sí, venid sí pronto a Belén!
Ven contempladle, el Rey ha nacido;
Venid, adoremos, venid, adoremos,
Venid adoremos, al Señor.

Cantes las huestes, ¡canten exaltando!
   Resuenen los cielos con vuestra canción;
A Dios la Gloria, gloria en las alturas;
Venid, adoremos, venid, adoremos,
Venid adoremos, al Señor.

Os saludamos, en feliz mañana,
   De toda gloria Jesús digno es;
El verbo santo en carne aparece,
Venid, adoremos, venid, adoremos,
Venid adoremos, al Señor.
   (Traducción libre de “O Come, All Ye Faithful,”
      traducida por Frederick Oakeley, 1802-1880).

¡Si todavía no eres salvo, ven a Él! ¡Confía en Él y Él perdonará tu pecado, y lavará limpio con Su preciosa Sangre! Dr. Chan, por favor guíenos en oración. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Mateo 2:1-10.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermon:
“We Three Kings” (por John H. Hopkins, Jr., 1820-1891).


EL BOSQUEJO DE

LOS PRESENTES DE LOS REYES MAGOS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).

(Daniel 2:27; Mateo 2:9, 2; II Corintios 6:17, 18)

I.   Primero, ellos entraron a la casa, Lucas 2:7, 24; Mateo 2:10, 9;
Éxodo 13:21.

II.  Segundo, postrándose, lo adoraron, Juan 1:14; Mateo 28:17;
Lucas 24:52.

III. Tercero, le ofrecieron presentes, Juan 19:39.