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¡MÁS QUE MIS ENSEÑADORES HE ENTENDIDO!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 7 de Diciembre, 2014


¡Gracias, señor, por esas amables palabras! Pero yo no me considero un Erudito. Siempre me he considerado predicador y misionero, y no un gran pensador. Volteen conmigo al Salmo 119.

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación…¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119:99, 103-104).

El Salmo 119 es el capítulo más largo de toda la Biblia. El sujeto de este Salmo es la Biblia, la cual el Salmista llama varios nombres: “La Palabra,” “Los Mandamientos,” ”Tus Testimonios” y otros. Defiende a la Biblia. Ese es su tema.

El Dr. W. A. Criswell fue un gran erudito y un defensor poderoso de las Escrituras. Él fue pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas, por casi sesenta años. ¡Yo amaba al Dr. Criswell! ¡Su voz rica y humilde fe me han inspirado durante cincuenta años! Su libro, Por Qué Predico Que La Biblia Es Literalmente Verdad [Why I Preach that the Bible is Literally True], ha sido una constante inspiración y ayuda para mí.

Y yo amo las Escrituras. Yo no fui criado en un hogar Cristiano. No tuve el privilegio de crecer en una familia Cristiana. Si no fuera por la Biblia, yo mismo no sería Cristiano hoy.

Los Sureños Bautistas me dijeron que tenía que tener un título universitario para ser un predicador. Eso era un requisito entre los Sureños Bautistas. Pero yo no tenía dinero para ir a una universidad Cristiana. Tuve que trabajar durante el día e ir a la universidad por la noche. Yo sólo pude asistir a una universidad secular, y tomar los cursos después de ocho largas horas de trabajo cada día.

Mientras estudiaba en esa escuela secular los profesores atacaban la Biblia sin piedad. En clase tras clase se burlaban de las Escrituras, ridiculizaban la Palabra de Dios, casi hicieron todo lo posible para sacudir mi fe en el Libro de Dios. Fue allí, en esa universidad secular, que por primera vez tomé consuelo en las palabras de nuestro texto:

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación…¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119:99, 103-104).

Me gradué de esa universidad mundana, secular. Entonces los Sureños Bautistas me dijeron: “Tienes que tener un título de maestría de un seminario para ser un pastor Sureño Bautista”. Pero yo no tenía dinero para ir a un seminario conservador que creía la Biblia. Era demasiado caro para un muchacho pobre como yo. Ya que yo era miembro de una iglesia Sureña Bautista, yo podía ir a su seminario por sólo una fracción de lo que costaría en el Seminario Talbot, u otra escuela teológica conservadora. Se toman tres años para lograr el título de Maestría en Teología. Le pregunté a mi pastor si debía ir a la escuela liberal Sureña Bautista, el Seminario Teológico Bautista Golden Gate. Él dijo: “Ve, Bob. Tú sabes la Biblia. No te hará daño”. Tenía razón. No me hizo “daño”. ¡Pero casi me mata! ¡Lo digo en serio!

Si no hubiera sido por la gracia de Dios yo no creo que estaría vivo hoy – ¡y ciertamente no estaría en el ministerio! Me puse tan desanimado y triste en esa horrible escuela que dejé el ministerio por unos días. ¡Pasé tres años horribles allí, en ese frio, desolado, agujero infernal incrédulo! Yo no la hubiera hecho ni me hubiera graduado si no hubiera sido por la Biblia. Me dormía en mi cuarto con una Biblia abierta en mis brazos. Casi todos los días yo leía las palabras de nuestro texto,

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación…¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119:99, 103-104).

Sentí como si hubiera caído en el Infierno. Pensé que nunca iba a salir de ese seminario vivo. Lo digo en serio.

“Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová, Y guardaré tus estatutos. A ti clamé; sálvame, Y guardaré tus testimonios” (Salmo 119:145-146).

Pero fue allí, en el fuego de la aflicción, solo, en ese lugar incrédulo barrido por el viento, frío y solitario, que aprendí a amar la Biblia más que la vida misma.

El profesor de predicación me dijo que tenía mala fama por defender la Biblia en clase. Él me dijo que era un buen predicador, pero tenía mala reputación por defender la Biblia en la clase. Él dijo: “Nunca tendrás una iglesia”. El presidente del seminario me llamó a su oficina y me dijo lo mismo – “Nunca tendrás una iglesia. Se darán cuenta de que causaste problemas aquí”. Cuando leí las palabras del gran Lutero, podrían haber sido mis propias palabras:

Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa. A menos que yo sea convencido de error por las Sagradas Escrituras, no puedo ni me atrevo a retractar nada; porque mi conciencia está cautiva por la Palabra de Dios.

Esa palabra del Señor, Que el mundo no apetece;
Por el Espíritu de Dios Muy firme permanece.
Me pueden despojar, De bienes, nombre, hogar;
El cuerpo destruir: Más siempre ha de existir,
De Dios el reino eterno.
   (Traducción libre de “A Mighty Fortress Is Our God”
      por Martin Lutero, 1483-1546)

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación” (Salmo 119:99).

La Biblia no es un libro de texto sobre la ciencia. Pero tampoco es un libro de texto sobre la teología sistemática. Sin embargo, cuando la Biblia habla del tema de la teología, lo que dice es verdad. Y cuando la Biblia habla sobre una cuestión científica, también es verdad.

En mi tercer y último año en ese seminario, fui elegido por mis amigos y simpatizantes en el alumnado como el editor del periódico estudiantil, The Current. Fue entonces cuando realmente abrí dos cañones contra los profesores liberales que rechazaban la Biblia. En mi columna, en ese periódico, puse respuestas a los ataques contra la Biblia realizadas en las aulas. Los estudiantes literalmente corrían para obtener The Current cuando salía. Escuché a un estudiante decir: “Nunca nadie lo leyó hasta que Hymers se hizo el editor”. Una de las cosas que escribí fue sobre la exactitud científica de la Biblia. Cuando la Biblia hace una declaración en relación a la ciencia es siempre exacta y verdadera. Aquí hay varios hechos científicos revelados en la Biblia, que nadie sabía cuándo la Biblia fue escrita.

I. Primero, lo que la Biblia dice acerca de la sangre humana era desconocido cuando las Escrituras fueron escritas.

Por favor volteen a Levítico 17:11. Está en la página 142 de la Biblia anotada de Scofield. Por favor pónganse de pie y lean las primeras 10 palabras:

“Porque la vida de la carne en la sangre está” (Levítico 17:11).

Se pueden sentar. El Dr. Henry M. Morris dijo:

Este importante versículo junto con otros (Génesis 9:3-6) indica que la circulación de la sangre es el factor clave en la vida física (un descubrimiento realizado en 1616 por William Harvey)... Esta visión científica relativamente moderna no hace sino confirmar lo que Dios reveló hace miles de años (traducción de Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishing, 1995, p. 154; nota sobre Levítico 17:11).

Aunque William Harvey descubrió que las arterias contienen sangre en vez de aire en 1616, “casi nada se sabía del trabajo de la sangre para mantener la vida hasta los tiempos modernos” (traducción de John R. Rice, D.D., Our God-Breathed Book – The Bible, Sword of the Lord Publishers, 1969, p. 319). Cuando nuestro primer presidente, George Washington se enfermó, un doctor lo desangró tres veces. La tercera vez sacó más de un cuarto de galón de sangre de Washington. El presidente murió porque el médico no sabía lo que la Biblia había revelado siglos antes, “la vida de la carne en la sangre está”. “Él tontamente pensó que la mayoría de las enfermedades eran causadas por demasiada sangre” (Rice, ibid.).

II. Segundo, lo que la Biblia dice acerca de la tierra era desconocido cuando las Escrituras fueron escritas.

Por favor volteen a Job 26:7. Está en la página 546 de la Biblia anotada de Scofield. Por favor, párense y léanlo en voz alta:

“El extiende el norte sobre vacío, Cuelga la tierra sobre nada” (Job 26:7).

Esto fue escrito 1,500 años antes de Cristo. Una traducción moderna lo pone así: “El extiende el norte sobre vacío, él cuelga la tierra sobre nada” (NVI). El renombrado erudito Dr. Charles John Ellicott dijo de Job 26:7,

... un ejemplo muy notable [anticipando] los descubrimientos de la ciencia. Aquí encontramos a Job, hace más de tres mil años, describiendo en un lenguaje de precisión científico la condición de nuestro mundo, y manteniéndolo como prueba del poder divino (traducción de Charles John Ellicott, Ph.D., Ellicott’s Commentary on the Whole Bible, Zondervan Publishing House, n.d., volume IV, p. 46; nota sobre Job 26:7).

“Él cuelga la tierra sobre nada” (NVI). “Cuelga la tierra sobre nada” (RV). ¡Esas palabras fueron escritas en la Biblia antes de [Jesús] Cristo, cuando los Romanos creían que el mundo descansaba en la espalda de un gran dios llamado Atlas, y en un tiempo cuando los Hindúes dijeron que la tierra era plana y reposaba en el lomo de un elefante, que estaba en la espalda de una gran tortuga, que nadaba en un mar cósmico! El Dr. J. Vernon McGee dijo: “Recuerda que este hombre Job vivió atrás en la era de los patriarcas, y sin embargo este hombre sabía que esta tierra está colgando hacia fuera en el espacio. Que Dios suspende la enorme bola de tierra en el espacio sin nada para apoyarla...es un concepto desconocido para los antiguos astrónomos” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1982, volume II, p. 632; note sobre Job 26:7). Fue entonces, hace más de tres mil años, que el Libro de Job dice que Dios “cuelga la tierra sobre nada”, “Se suspende en el espacio vacío”, como el Dr. A. R. Fausset lo dijo (traducción de Jamieson, Fausset and Brown’s Commentary, William B. Eerdmans Publishing Company, 1976 edition, volume II, p. 62; nota sobre Job 26:7).

Ahora voltea a Isaías 40:22. Está en la página 721 de la Biblia Anotada de Scofield. Por favor pónganse de pie y lean las primeras nueve palabras en voz alta, terminando con la palabra “tierra”.

“El está sentado sobre el círculo de la tierra...” (Isaías 40:22).

Se pueden sentar.

La nota “j” en el centro de La Biblia Anotada de Scofield dice, “Es una referencia destacada a la esfericidad [redondez] de la tierra”. El Dr. W. A. Criswell dijo, “Isaías, escribiendo unos setecientos años antes de Jesús, ya sabe de la forma esférica de la tierra. Esta es una visión extraordinaria, dada por inspiración de Dios” (traducción de The Criswell Study Bible, Thomas Nelson Publishers; nota sobre Isaías 40:22). El Dr. Henry M. Morris dijo que la palabra Hebrea traducida como “círculo” es “khug” y “es una referencia destacada a la esfericidad [redondez] de la tierra” (The Defender’s Study Bible ibid.; nota sobre Isaías 40:22).

¡Por lo tanto, la Biblia enseña que la tierra es redonda y cuelga en el espacio sobre nada! El Dr. John R. Rice dijo: “... esto fue escrito miles de años antes que Galileo, Colón y Magallanes aprendieran que la tierra era redonda” (Rice, ibid., P. 320).

III. Tercero, lo que Jesús sabía acerca de la redondez y la rotación de la tierra era desconocido por el mundo cuando las Escrituras fueron escritas.

Los Griegos teorizaban que la tierra era redonda, pero no sabían que rotaba. El hombre promedio pensaba que la tierra era plana. Hasta el día de hoy existe un grupo llamado “La Sociedad de la Tierra Plana”. Pero el Señor Jesucristo sabía que la tierra era redonda, y que rotaba continuamente. El sabía eso más de 1,400 años antes de que Magallanes navegara alrededor del mundo. Voltea en tu Biblia a Lucas 17:34-36. Está en la página 1058 de la Biblia anotada de Scofield. Por favor pónganse de pie y lean Lucas 17:34 a 36.

“Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado” (Lucas 17:34-36).

Pueden sentarse. Jesús dijo que, cuando venga en el rapto, dos hombres estarán en la cama, dos mujeres estarán moliendo comida, y dos hombres estarán en el campo. El Dr. Henry M. Morris dijo:

Cuando el Señor venga, será por la noche cuando los hombres están en la cama. Pero también será temprano por la mañana cuando las mujeres están moliendo, y medio día cuando los hombres están trabajando en el campo. Esto es posible ya que el mundo es redondo y rota diariamente sobre su eje (traducción de Henry M. Morris, Ph.D., ibid., p. 1116; nota sobre Lucas 17:34).

Jesús vendrá “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos” (I Corintios 15:52). Así que en un momento en el tiempo será de noche en una parte de la tierra, el amanecer en otra parte, y medio día en otro lugar. El Dr. John R. Rice dijo: “El Señor Jesús sabía...este hecho científico acerca de la revolución de la tierra que hace noche y día en lados opuestos de la tierra al mismo tiempo” (Rice, ibid., p. 321).

Estos cuatro pasajes muestran claramente que, cuando la Biblia habla sobre una cuestión científica, siempre está correcta. Aun cuando ningún hombre en la tierra conocía los hechos, la Biblia siempre estuvo correcta en estos asuntos de la ciencia. Veremos tres más de ellos el próximo Domingo.

Yo puse simples hechos como estos en el periódico estudiantil cuando fui el editor, en ese seminario liberal Sureño Bautista rechazador de la Biblia. Algunos me gritaron. Otros se burlaron de mí. El presidente del seminario amenazó con expulsarme, pero no pudo ya que había sido un estudiante con buenas notas durante más de dos años. Me dijeron que nunca iba a conseguir una iglesia Sureña Bautista. ¡Pero yo no tenía necesidad de “conseguir” una iglesia! Empecé una de la nada como a dos millas de ese seminario. ¡Todavía está allí hoy! Es una iglesia Sureña Bautista. Y cuarenta iglesias, por todo el mundo, han salido de esa iglesia. ¡Extrañamente, prediqué en el auditorio del Seminario Teológico Bautista Golden Gate, hace dos años, en el aniversario cuarenta de la iglesia que empecé en Mill Valley, California! Cada uno de los profesores liberales, que rechazaban la Biblia se habían ido – ¡y yo estaba allí predicando! ¡Alabado sea el nombre de Jesús! Y todavía puedo decir, con toda humildad, que sólo fue por la gracia de Dios,

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación…¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119:99, 103-104).

Espero que nunca te avergüences de confiar en la Biblia. Jesús dijo:

“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles” (Lucas 9:26).

Ven a Jesús por fe. ¡Confía en Él y se limpiado de tu pecado por Su Sangre! ¡Él Ha resucitado de entre los muertos! ¡Mira al cielo y confía en Él!

En Jesús pon tus ojos,
   Tan lleno de gracia y amor,
Y lo terrenal sin valor será,
   A la luz del glorioso Señor.
(Traducción libre de “Turn Your Eyes Upon Jesus”
   por Helen H. Lemmel, 1863-1961).

(FIN DEL SERMÓN)
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Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Los puedes usar sin la
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Salmo 119:97-104.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermon: Salmo 19:7-10.


EL BOSQUEJO DE

¡MÁS QUE MIS ENSEÑADORES HE ENTENDIDO!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación…¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo119:99, 103-104).

(Salmo 119:145-146)

I.   Primero, lo que la Biblia dice acerca de la sangre humana era
desconocido cuando las Escrituras fueron escritas,
Levítico 17:11.

II.  Segundo, lo que la Biblia dice acerca de la tierra era desconocido
cuando las Escrituras fueron escritas, Job 26:7; Isaías 40:22.

III. Tercero, lo que Jesús sabía acerca de la redondez y la rotación de la  tierra era desconocido por el mundo cuando las Escrituras
fueron escritas, Lucas 17:34-36; I Corintios 15:52; Lucas 9:26.