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UN DÍA DE RECUERDO

(EL SERMÓN ANUAL - 2014)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Sábado por la Tarde, 22 de Noviembre, 2014

“Para que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto” (Deuteronomio 16:3).


Hasta el día de hoy el pueblo Judío recuerda la Pascua el segundo Viernes de Abril cada año. Sin duda recuerdas que nuestro Señor Jesucristo celebró la Pascua con Sus Discípulos la noche antes de ser crucificado. El término “pascua” se refiere al día de juicio y a la ira de Dios pasando por encima de las casas de los Judíos que tenían sangre en los postes de las puertas. Después de esa noche los Judíos salieron de Egipto y comenzaron su peregrinación de cuarenta años hacia la tierra prometida de Israel. La nación de Israel nació esa noche, cuando los Judíos salieron de Egipto en la primera Pascua.

En el Nuevo Testamento Jesús fue identificado como el Cordero de la Pascua, sacrificado por la redención de Su pueblo.

En la primera Pascua, Dios dijo:

“Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis” (Éxodo 12:12-14).

“Por estatuto perpetuo lo celebraréis”. Y entonces, como dice nuestro texto, que iban a hacer esto

“Para que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto” (Deuteronomio 16:3).

Creo que nuestra iglesia debe hacer algo similar cada año, aún mucho después de que yo haya muerto. Así que en la víspera del Día de Acción de Gracias cada año, nosotros como iglesia establecemos un tiempo

“Para que todos los días de [nuestra] vida te acuerdes del día en que [salimos] de la tierra de Egipto” (Deuteronomio 16:3).

Y así voy a repetir los hechos, como lo he hecho cada año, y recordar el momento en que nuestra iglesia pasó por una gran confusión y una larga división, por la cual Satanás trató de destruir nuestra iglesia para siempre – pero Dios predominó y lo utilizó para sacarnos de la esclavitud a un mejor día, trayéndonos a través del desierto, hacia la promesa de una iglesia fuerte y un poderoso testimonio a esta ciudad de Los Ángeles oscurecida por el pecado, y al mundo entero con manuscritos en 29 idiomas en nuestro sitio de Internet, y predicar en tres idiomas en nuestro sitio de la red y en YouTube.

Una vez más esta noche debemos repetir los hechos

“Para que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto” (Deuteronomio 16:3).

Esto es lo que pasó.

En 1988 dedicamos este edificio como el nuevo hogar de nuestra congregación. Fue un gran día para nosotros. Lo esperamos con ansiedad, orando con esperanza para el futuro de nuestra iglesia. Había cuatrocientos miembros en nuestra iglesia en ese día brillante. Algunos de los más grandes predicadores en América estaban aquí con nosotros cuando dedicamos el edificio. Entre ellos estuvieron el Dr. Lee Roberson, un patriarca Bautista; el Dr. James O. Combs, editor del Baptist Bible Tribune, el Dr. Roland Rasmussen, el Dr. H. Frank Collins, el Dr. Jimmy Tharpe de la Universidad Bautista de Louisiana, y muchos otros dignatarios. En ese día, cuando este edificio fue dedicado, un “previo líder de nuestra iglesia” fue ordenado también, como pastor asociado.

Pasó un año. Desde 1989 hasta la mitad de 1990 hubo paz dentro de nuestra iglesia. En Julio de 1990 planeé tomar unas largas vacaciones. Con parte del dinero que mi padre me había dejado, planeaba llevar a mi esposa y nuestros hijos a la tierra donde mi abuelo nació – Inglaterra, a Alston en Cumbria, a la granja Lowgaligal donde nació mi abuelo, para ver la hermosa Inglaterra por primera vez en mi vida.

Debes entender lo mucho que esto significaba para mí. Iba a ser uno de los mayores gozos de mi vida en la tierra. Debes entender cómo mi esposa, los niños y yo esperábamos con anticipación el día en que iríamos a las costas de Inglaterra. Nuestros corazones estaban llenos de gozo anticipado mientras el día de nuestra partida se acercaba. Nuestros pasaportes estaban listos. Nuestro equipaje estaba listo.

La noche antes de salir para Inglaterra, vine aquí a la iglesia, para hacer un par de cosas de última hora y darle algunas instrucciones finales a nuestro pastor asociado, “el previo líder”. Fue entonces, tarde esa noche, cuando estaba a punto de irme a casa, la noche antes de salir para Inglaterra, que “el previo líder” de nuestra iglesia vino a mi oficina. Estoy seguro ahora que había planeado todo con mucho cuidado. Se sentó en una silla frente a mi escritorio y me dijo: “Dr. Hymers, sólo hay una cosa más que quiero decirle antes de que se vaya. Me voy de esta iglesia”.

Sin entrar en detalles, sólo puedo decir que fue lo más cruel que podía haberme hecho. Sentí como si me hubiera apuñalado por la espalda. Yo no pude dormir esa noche por temor de lo que esto iba a afectar a nuestra querida iglesia – el pastor asociado se iba a ir de la iglesia, mientras yo estaba lejos en Inglaterra. Sólo puedo decir que su anuncio esa noche casi arruinó nuestro viaje. Mientras viva nunca olvidaré el dolor y el miedo que eso me trajo, el dolor insoportable que le trajo a mi esposa, y la confusión que trajo a los corazones de nuestros dos hijos pequeños.

Por la misericordia de Dios, el Dr. Ian Paisley pagó para que nosotros pudiéramos hacer un segundo viaje a Irlanda del Norte e Inglaterra dos años más tarde, lo cual compensó algo del terrible dolor que pasamos la primera vez.

Pero cuando volvimos de aquel primer viaje, tratamos de convencer por todos los medios imaginables al “previo líder” de que se quedara con nosotros en nuestra iglesia. Aún cuando se fue en Enero de 1991, continuamos pagando su salario, llamándolo y escribiéndole, pidiéndole que regresara. Este “previo líder” dijo que tenía que dejar la iglesia para terminar su educación en la Costa Este, y que yo no le iba dejar hacerlo. ¡Esa es una gran mentira! Muchas veces, en presencia del Dr. Cagan y otros, le dije al “previo líder” que pagaríamos su salario completo y la matrícula en la escuela de la Costa Este si él empezaba un pequeño estudio Bíblico que eventualmente crecería en una iglesia, lo cual él había hecho antes. De repente, el “previo líder” nos escribió diciendo: “Lo inesperado ha sucedido y he sido aceptado en UCLA”. Inmediatamente le pedí que regresara a su trabajo con salario en nuestra iglesia. Él nunca me respondió, a pesar de que le escribí esto a él en varias ocasiones. El Dr. Cagan escribió las cartas que le mandamos.

Pero él se negó rotundamente a volver, aún cuando cobró más de cincuenta mil dólares en cheques que le enviamos. Entonces, para nuestra sorpresa, estableció una iglesia alternativa en Los Angeles, y comenzó a ponerse en contacto con nuestra gente de una manera u otra, animándolos a irse con él y dejar nuestra iglesia. Esto se hizo de manera muy sutil, y en gran parte fue hecho por amigos del “previo líder”.

En 1991 la pianista de la iglesia y su esposo se fueron, junto con otros siete líderes de la iglesia. Entre el 29 de Diciembre de 1991 y 21 de Febrero de 1993, 71 miembros claves de nuestra iglesia siguieron el ejemplo del “previo líder” y se fueron de la iglesia. Entre el 21 de Febrero de 1993 y el 1 de Enero de 1995, 62 más personas siguieron su ejemplo y se fueron de nuestra iglesia. Para Enero de 1999 más de 300 personas habían abandonado nuestra iglesia, de una manera u otra, directa o indirectamente como consecuencia de esta horrible división de iglesia, iniciada y consolidada por el “previo líder de nuestra iglesia” y sus compañeros, amigos y seguidores – y otros que fueros desestabilizados por tanta gente yendose. El “previo líder” reveló su motivo cuando le dijo a la señora Roop, la nueva pianista de la iglesia, “Es dudoso que Dr. Hymers y esta iglesia sobrevivan”.

Antes de que el “previo líder” se fuera teníamos 400 personas en nuestra iglesia. Cuando la división terminó en Enero del 2000 sólo como 80 personas quedaron. No hace falta decir que la pérdida de 320 personas llevó la iglesia hasta el borde de la quiebra. Perdimos cerca de diez mil dólares cada semana en ofrendas. Sin embargo, al mismo tiempo, teníamos una deuda de $4,500 por semana que había que pagar de este edificio – ¡o lo perderíamos para siempre! Parecía imposible poder recaudar $18,000 cada mes para mantener nuestro edificio.

Pero de alguna manera sobrevivimos. Recuerdo exactamente cuando la división de la iglesia paró. Terminó el mismo día en que el Sr. Abel Prudhomme dijo: “No me importa lo que nadie diga o haga. ¡Yo no me voy de esta iglesia!” ¡Le costó muchisimo hacer eso – un gran sacrificio! Fue allí cuando la división paró. Y recuerdo cuando nuestra gente, los que se negaron a irse dijeron: “Vamos a pagar las deudas. No nos vamos a ir. Nos sacrificaremos. Vamos a dar de nuestro dinero para pagar las cuentas del edificio de la iglesia que el ‘previo líder’ y su gente votaron para comprar, y después se fueron. ¡No vamos a dejar que ellos ganen! ¡Vamos a pagar las deudas! ¡Y no sólo eso, vamos a trabajar como ninguna otra iglesia ha trabajado alguna vez – para traer a los perdidos y que sean convertidos, y voltear nuestra iglesia! ¡No vamos a dejar que esta división de iglesia destruya nuestro testimonio aquí en el centro cívico de Los Ángeles!”

Estos son los nombres de algunos de los héroes de nuestra iglesia, algunas de las personas que salvaron nuestra iglesia de la ruina financiera. Sus nombres estarán escritos en el libro de Dios como hombres y mujeres que sacrificaron más allá del llamado del deber para salvar financieramente este edificio, el santuario de nuestra iglesia. Los llamamos “los treinta y nueve”, aunque hay un poco más de 39 de ellos. Éstos son algunos de sus nombres.

Dr. Kreighton L. Chan y Señora.
Dr. Christopher L. Cagan y Señora.
Sr. Reynaldo Ceron.
Sra. Rose Chenault-Quinn.
Sr. Martin Olivacce y Señora.
Sr. Curtis Sanders y Señora.
Sr. Winston Song y Señora.
Sr. James Roop y Señora.
Sr. Ponce Zabalaga y Señora.
Sr. Benjamin Kincaid Griffith y Señora.
Sr. Matthew Kunz y Señora.
Sr. Norio Tsukamoto y Señora.
Sr. Paul Hoang.
Sr. Robert Lewis y Señora.
Sr. John Cook y Señora.
Sr. Jose Lino Hernandez y Señora.
Sr. Kyu Dong Lee y Señora.
Sr. Nelson Smith.
Sr. David Matsusaka y Señora.
Sr. Abel Prudhomme y Señora.
Sr. Christopher Bebout y Señora.
Sr. Manuel Mencia y Señora.
Sr. Nieves Salazar y Señora.

Estos, y otros, fueron las personas que pagaron las deudas, y se fueron más allá de la llamada del deber para salvar nuestra iglesia de la ruina financiera.

Podría seguir y mencionar a otros que nos han ayudado mucho en esta lucha por la existencia.

Sr. Rick Blandin.
Sr. Ron Blandin.
Sr. Willie Dixon.
Sra. Juana Arteaga.
Srta. Kelly Lui.
Sr. Sergio Melo.
Sra. Jean Lyon.

Y la lista continúa, incluye al Sr. Virgel Nickell y su esposa, que nos prestaron mucho del dinero para comprar nuestro edificio de iglesia, y nunca vacilaron en ayudarnos.

Sin embargo, “los Treinta y nueve” están envejeciendo. Varios de ellos cumplieron 50 años o más este año. Algunos pronto tendrán 60. Yo mismo tendré 74 en Abril. Mi padre falleció a esa edad. Eso muestra que “los Treinta y nueve” están envejeciendo. No vamos a estar aquí para siempre.

Ahora es el momento para que ustedes jóvenes den un paso adelante y comiencen a tomar nuestro lugar. Hablo ahora a nuestros hijos, que nacieron en esta iglesia. También le hablo a cada joven que ha venido a nuestra iglesia del mundo. Hablo ahora a los que han sido bautizados, y a toda otra persona joven que está aquí esta noche. Ahora, no después sino ahora, es el momento de dar un paso hacia delante y comenzar a tomar el lugar de “los Treinta y nueve”. Ahora es el momento para que te unas a “los Treinta y nueve”. ¡No después sino ahora!

Ahora es el momento para que ustedes puedan orar como los hombres mayores de nuestra iglesia. Ahora es el momento para que ustedes den financieramente, así como “los Treinta y nueve”. Ahora es el momento para que ustedes dejen el pecado y la mundanalidad. Ahora es el momento para luchar por una verdadera conversión si todavía estás perdido. Ahora es el momento para que dejes de ser satisfecho solo por asistir a la iglesia, sin unirte como miembro y estar en buen estado. Ahora es el momento para lanzarse sobre Jesús, hacerte miembro completo de la iglesia, ¡y vivir una vida de sacrificio para Dios! Ahora es el momento para que seas tan dedicado como nuestras parejas casadas, aún después de casado. Ahora es el momento para que digas con el Sr. Prudhomme, “No me importa lo que nadie diga o haga. Yo voy a ser uno de ‘los Treinta y nueve’, ¡aunque yo sea el único!” El tiempo dirá si dices bonitas palabras sin celo – o si te vas a unir a “los Treinta y nueve”. Si cada uno de ustedes se pone tan haragán como el “previo líder”, ¡entonces no hay esperanza para nuestra Iglesia – no! Marca lo que digo. ¡Me dirijo a ti!

¿Quién el mundo deja?
¿Y van contra el mal?
¿Quién es por Jesús?
¿Quién por Él irá?
   (Traducción libre de “Who is on the Lord’s Side?”
      por Frances R. Havergal, 1836-1879).

Puedo decirles a todos “los Treinta y nueve” que han sido fieles a nuestra iglesia en este conflicto, lo que Winston Churchill le dijo a ese pequeño remanente, ese pequeño grupo de hombres en la Fuerza Aérea Real, quienes enfrentaban probabilidades abrumadoras al pelear contra Hitler y sus tropas Nazis en la Batalla de Inglaterra. Cuando las bombas Nazis cayeron en Londres noche tras noche, Churchill le dijo de esos chicos de la Fuerza Aérea Real,

Nunca en el campo del conflicto humano tanto se ha debido por tantos a tan pocos.

A ustedes que están entre “los Treinta y nueve” - y ustedes que se unen a ellos, les digo, “¡Gracias y que Dios los bendiga a todos!”

Y mientras vivan recuerden este conflicto.

“Acuérdate del día en que saliste de la tierra de Egipto todos los días de tu vida" (Deuteronomio 16:3).

Esta es una larga guerra. No ha terminado. Comenzó a cambiar el rumbo en el año 2000. Diez personas nuevas vinieron a nuestra iglesia y algunas de ellas se quedaron. Y entre el 2001 y el 2007 otras 30 personas vinieron a nuestra iglesia y la mayoría de ellas se quedaron. Ahora tenemos cerca de 140 o más cada fin de semana. Eso es 60 personas más de los 80 que había en el punto más bajo durante la división de iglesia. Mañana por la noche cerca de 200 personas estarán aquí para el banquete de Acción de Gracias. Nuestros sermones van a todo el mundo en 29 idiomas en nuestro sitio de Internet y en videos de nuestros sermones en tres idiomas en nuestro sitio de la red y en YouTube. El mes pasado nuestros sermones manuscritos fueron a 215 naciones del mundo. Eso es magnífico. ¡Damos gracias a Dios por ello!

El Noviembre pasado nuestro edificio aquí en la calle Hope se terminó de pagar. Quemamos la nota de este edificio y le enviamos las cenizas por correo al “previo líder de nuestra iglesia”. El edificio fue pagado en su totalidad por aquellas almas valientes que componen “los 39”. Pero la batalla está lejos de terminar. Después de los primeros meses de la batalla de Inglaterra, Churchill dijo: “Este no es el final. No es ni siquiera el principio del fin. Pero es, quizás, el final del principio”. El edificio está pagado, pero el edificio no es la iglesia. La iglesia es la gente que se reúne en el edificio. Los “39” pagaron 2 1/2 millones de dólares para salvar el edificio – pero depende de ustedes jóvenes salvar la Iglesia. Estoy convencido de que necesitamos 200 miembros sólidos para que la iglesia – es decir, la congregación – se salve. Tenemos alrededor de 145 personas asistiendo a la iglesia hoy en día. Pero un número de ellos aún no están convertidos. Vamos a bautizar a seis nuevos miembros esta noche. Ya no bautizamos a las personas rápidamente. Pero puedes ver que tenemos una larga batalla por delante si vamos a salvar la iglesia. Hay que añadir cerca de 70 nuevos miembros para salvar la iglesia. Para hacer eso ya no podemos depender de los “39”. Estamos demasiado viejos para traer 70 nuevos jóvenes. Sí, podemos seguir pagando las deudas. Sí, podemos continuar proporcionando el liderazgo. Pero, mientras me acerco a los 74 años, sé que no voy a estar aquí para siempre. Voy a estar aquí el tiempo que yo viva, pero no sé cuánto tiempo será. Mi padre murió a la edad de 74 años. Hemos ordenado al Dr. Chan, y a Dr. Cagan, para que haya una continuidad en el liderazgo en caso de que yo ya no sea capaz de pastorear la iglesia. También hemos ordenado al Sr. Song y al Sr. Mencia como diáconos. Pero nosotros no podemos salvar la iglesia. Sólo ustedes jóvenes pueden hacer eso. Añadir setenta personas más a la membresía completa de nuestra iglesia va a necesitar milagros de Dios. Necesitará el milagro de la conversión en la vida de cada persona. Y se requerirá al menos un avivamiento grande – enviado de Dios. Ustedes jóvenes que no son salvos esta noche deben tener una conversión verdadera o esta iglesia no tiene futuro – ¡ninguna esperanza!

Sin el derramamiento del Espíritu de Dios, la mayoría de ustedes jóvenes no salvos se quedarán satisfechos con solo asistir a la iglesia, y nunca serán convertidos a Jesús. ¡No hay esperanza para esta iglesia a menos que seas convertido – ninguna! Como el Dr. John Armstrong dijo: “Lo que quieren es felicidad, realizamiento, y satisfacción” (traducción de True Revival, Harvest House, 2001, p. 231). Yo he visto a muchos de ustedes venir al cuarto de consejo y decir: “Quiero ser salvo”. Lo que quieres decir es que te quieres sentir contento y satisfecho. Todo lo que quieres es ser aceptado en la iglesia. Todo lo que quieres es una experiencia, un sentimiento emocional que te dé seguridad. Lo único que piensas es en cómo sentirte mejor. Es muy egoísta – egocéntrico, no centrado en Dios para nada! No piensas en cómo ser perdonado y justificado a la vista de un Dios que odia tu pecado. No piensas en cómo Dios se siente por tu pecado. Solamente estás tratando de sentirte bien y ser aceptado en la iglesia.

!No funcionará! ¡Jamás funcionará! ¡Tienes que ser convencido de tu pecado o nunca sentirás verdaderamente la necesidad de la misericordia de Jesús!

Puedes obtener algún tipo de “sentimiento” – pero no serás capaz de decir mucho acerca de Jesús. Sólo serás capaz de hablar de esto y aquello, y terminar diciendo: “Entonces yo confié en Jesús”. Vas a decir muy poco acerca de la Sangre de Jesús y Su sacrificio por el pecado en la Cruz. ¿Por qué? ¡Porque estabas buscando un mejor sentir sobre ti mismo! ¡No estabas buscando que tu pecado sea perdonado ante los ojos de Dios! No estabas bajo profunda convicción de pecado a los ojos del “grande y temible Dios” (Nehemías 1: 5).

El Dr. John Armstrong dijo, “quebrantamiento de corazón, confesión centrada en Jesús y arrepentimiento caracterizarán un verdadero movimiento del Espíritu. La gente va a llorar ... bajo las profundas impresiones del pecado” (Armstrong, ibid., P. 63). He observado que casi todo el que experimenta una conversión verdadera llora con lágrimas de dolor por sus pecados. Eso siempre ha sucedido en los avivamientos clásicos de la historia. Y ese fue el caso de muchas personas en los tres avivamiento que vi como un testigo ocular. Iain H. Murray dijo: “Como regla general, la convicción precede a la conversión ... La característica de un avivamiento es que una profunda conciencia del pecado y necesidad se producen en muchas personas al mismo tiempo...” (Iain H. Murray, Jonathan Edwards: Una Nueva Biografía, The Banner of Truth Trust, edición de 1992, pp 129, 130).

Para agregar más de setenta personas a nuestra iglesia como Cristianos convertidos requerirá un milagro – un poderoso derramamiento del Espíritu de Dios sobre aquellos de ustedes que todavía están “muertos en…delitos y pecados” (Efesios 2: 1).

Por lo tanto, digo, a los jóvenes que ya están convertidos – ustedes deben ir a Dios. Ustedes deben ayunar y orar. Ustedes deben reunirse, de dos en dos y de tres, y suplicar a Dios,

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…” (Isaías 64:1).

Los “Treinta y nueve” oraron por este edificio de iglesia. ¡Dios envió un milagro y este edificio fue salvado! Ahora de tí depende joven orar para que descienda un avivamiento – con orar, y ayunar hasta que Dios descienda para convencer a los perdidos del pecado, justicia y juicio. ¡Ponte de rodillas, joven, y ora para que Dios salve a nuestra iglesia! ¡Nadie aparte de ti puede hacerlo! Aquellos que sientan un peso por avivamiento deben juntarse de dos en dos y tres en tres una o dos veces a la semana pra orar para que Dios envíe avivamiento a nuestra iglesia. No te rindas hasta que Dios lo envíe. ¡Amén!

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón: Deuteronomio 16:1-3.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Revive Thy Work” (por Albert Midlane, 1825-1909).