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¡TODOS TRAYENDO A LOS PERDIDOS!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 6 de Julio de 2014

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37, 38).


Los predicadores usualmente piensan que Jesús nos está diciendo que oremos para que Dios mueva a los miembros de la iglesia a volverse ganadores de almas. Eso no está completamente equivocado, pero es más una aplicación que una interpretación. Sí, podemos decir que esto se aplica a orar para que los Cristianos sean vivificados y ganen almas. Pero no es exactamente lo que Jesús les estaba diciendo a Sus Discípulos.

Jesús les estaba diciendo a Sus Discípulos que oraran para que Dios enviara gente nueva a la cosecha, de inmediato, antes de que fuesen bien entrenados, ¡aún antes de que muchos de ellos fuesen salvos! ¡Después de todo, casi ninguno de ellos era Cristiano todavía cuando Jesús dijo eso! Los Discípulos mismos todavía no estaban entrenados, y al menos algunos de ellos todavía no eran convertidos. El Dr. McGee dijo que ninguno de ellos fue salvo sino hasta que Jesús resucitó de los muertos. Está claro que Judas no era salvo. Tomás todavía no creía el Evangelio, porque nosotros sabemos que todavía no creía que Jesús iba a resucitar de los muertos. Pedro también negaba la crucifixión, y Jesús lo reprendió por su necia incredulidad. Pero estos hombres fueron enviados a ganar almas en Mateo 10. ¡Y Jesús les dijo que oraran que otras personas nuevas fueran enviadas a traer una cosecha de almas!

¿Qué significa eso para nosotros hoy? Bueno, ¡significa que nosotros debemos enviar gente que es nueva en la iglesia a ganar almas inmediatamente! ¿Qué más podría significar? Si estás aquí por primera vez esta noche, estamos orando para que tú vengas con nosotros de inmediato a ser obrero en la mies, trayendo gente perdida a oír el Evangelio. Oye el texto otra vez:

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37, 38).

Nosotros te decimos lo mismo. Estamos orando para que tú vengas y nos ayudes a traer a otros a esta iglesia. Nosotros aprendemos que esto es verdad en al menos tres maneras diferentes.

I. Primero, Jesús llamó a los Discípulos originales a ganar almas inmediatamente.

Por favor voltea a Mateo 4:18-20. Por favor lee esos versos de pie y en voz alta.

“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron” (Mateo 4:18-20).

Esa fue la primera cosa que Jesús le dijo a estos hombres “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19). Hay un coro que lo hace claro:

Pescador de hombres te haré,
   De hombres te haré, de hombres te haré,
Pescador de hombres te haré
   Si me sigues a mí;
Si me sigues a mí, si me sigues a mí;
   Pescador de hombres te haré
Si me sigues a mí.
    (Traducción libre de “I Will Make You Fishers of Men”
       por Harry D. Clarke, 1888-1957).

Pueden sentarse.

Jesús no los trajo y les enseñó la Biblia por unos años antes de decirles que salieran y trajeran a otros, como pescadores de hombres. No respondió a todas sus preguntas y no les enseñó teología y apologética, y la historia Cristiana. Él no los trajo a una clase de Escuela Dominical durante meses antes de que Él les dijera que fueran tras otros y los trajeran. Ni siquiera les enseñó cómo explicar el Evangelio. ¡No! ¡Sólo los envió a traer a otros, para “pescar” a otros! Lo primero que Él les dijo fue: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”.

Yo no creo que sea completamente honesto decirte otra cosa. Creo que debemos seguir el ejemplo de Jesús. Creo que debemos decirte, ahora mismo, la primera vez que vienes a la iglesia, lo que Jesús quiere que hagas. Jesús quiere que vayas a y traigas a otros. Jesús quiere que vayas y traigas a alguien, que los traigas, en este momento, ahora mismo, ¡de inmediato! ¡Ve y trae a alguien contigo! ¡Ponte de pie y cántalo de nuevo!

Pescador de hombres te haré,
   De hombres te haré, de hombres te haré,
Pescador de hombres te haré
   Si me sigues a mí;
Si me sigues a mí, si me sigues a mí;
   Pescador de hombres te haré
Si me sigues a mí.

Sí, Jesús llamó a los primeros Discípulos, de inmediato, al principio, a ser pescadores de hombres – a ser obreros en la cosecha – para traer a otros enseguida – ¡inmediatamente! ¡Amén! ¡Amén!

II. Segundo, Jesús envió a otras personas nuevas a ganar almas
inmediatamente.

Vemos eso en el primer capítulo del Evangelio de Juan. Dos de los discípulos de Juan el Bautista siguieron a Jesús a Su morada. Uno de los dos era Andrés el hermano de Pedro. Andrés salió de inmediato y le dijo a Pedro: “Hemos hallado al Mesías…y lo trajo a Jesús” (Juan 1:41, 42). Al día siguiente Jesús le dijo a Felipe: “Sígueme” (Juan 1:43). Felipe se dirigió inmediatamente a Natanael y le dijo que había encontrado al Mesías. Natanael dudó que era verdad. Le dijo Felipe: “Ven y ve” (Juan 1:46). Entonces Felipe llevó a Natanael a Jesús y Natanael también se convirtió en un Discípulo inmediatamente.

Andrés trajo a Pedro a Jesús inmediatamente. Felipe trajo a Natanael a Jesús inmediatamente. ¡Estos nuevos Discípulos se convirtieron en ganadores de almas de inmediato, instantáneamente! No esperaron a ser entrenados para ganar almas. ¡Salieron enseguida y trajeron a otros a Jesús, sin demora!

Otro ejemplo es dado en el cuarto capítulo de Juan. El Dr. John R. Rice dijo:

       En el capítulo 4 [de Juan], nos damos cuenta de que cuando la mujer Samaritana se enteró que Jesús era el Mesías, dejó sus cántaros de agua y corrió a la ciudad para decirle a los hombres: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” [Juan 4:29]. Algunos se salvaron allí por su testimonio, mientras que otros fueron a ver por sí mismos y fueron salvos. Sí, los nuevos convertidos deben ganar almas (traducción de John R. Rice, D.D., The Son of God: A Verse-by-Verse Commentary on the Gospel According to John, Sword of the Lord Publishers, 1976, p. 40).

Comentando en estos ejemplos el Dr. Rice dijo: “Ah, lo más importante acerca de ganar almas es ir tras ellos. Y la influencia personal es tan importante que pueda que no tome un profundo mensaje o una larga explicación, si dejas que la gente entienda que aquí está el Salvador de los pecadores y pueden tenerlo. Así Andrés trajo a Pedro a Jesús” (Ibíd.). Así la mujer del pozo trajo muchos Samaritanos a Jesús – de inmediato. ¡Ella se convirtió en una ganadora de almas el mismo día en que ella confió en Jesús!

“Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él” (Juan 4:39-41).

Jesús fue al otro lado del Mar de Galilea a Gadara. Allí conoció a un hombre que estaba poseído por demonios. Jesús echó a los demonios fuera de él, y el hombre quedó bien. Este hombre quería regresar con Jesús, pero el Salvador le dijo:

“Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él” (Lucas 8:39).

¡Este hombre se convirtió en un ganador de almas al instante, diciéndoles enseguida a los demás como Jesús lo había salvado!

Mientras Jesús iba a Jerusalén encontró a diez hombres leprosos. Ellos gritaron: “¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” (Lucas 17:13). Jesús les dijo que fueran a mostrarse a los sacerdotes en el Templo, “Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados” (Lucas 17:14). Uno de ellos volvió para darle gracias a Jesús. Pero todos ellos fueron enviados de inmediato a dar testimonio de los sacerdotes en el Templo. Más tarde, ese mismo año, se nos dice que “...muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7). Estos sacerdotes sin duda fueron convertidos, al menos en parte, por el testimonio de aquellos leprosos que Jesús sanó. ¡Los leprosos se convirtieron en ganadores de almas tan pronto como fueron sanados por Jesús!

En el Día de Pentecostés tres mil personas fueron salvas cuando oyeron a Pedro predicar el Evangelio. Se nos dice que estos nuevos Cristianos estaban “alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47). El Dr. John R. Rice dijo: “¡La iglesia en Jerusalén con miles de miembros vio nuevos conversos añadidos a la iglesia todos los días! ¡Ganar almas no sólo es importante: era casi el único objetivo y fin de la iglesia de Jerusalén y de los Cristianos del Nuevo Testamento!” (traducción de John R. Rice, D.D., Filled With the Spirit: A Verse-by-Verse Commentary on the Acts of the Apostles, Sword of the Lord Publishers, edición 1980, página 104).

Cuando las personas fueron salvas en la iglesia en Jerusalén, inmediatamente fueron tras sus amigos y vecinos y los trajeron, así “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47). No estoy de acuerdo con el Dr. Rice en algunos métodos, pero estoy completamente de acuerdo con él en que la cosa principal que cada iglesia y cada Cristiano debe hacer es ganar almas.

El Apóstol Pablo llegó a la ciudad de Tesalónica, en 53 A.D. Se nos dice que algunos Judíos creyeron en Jesús, y una gran multitud de Griegos fueron salvos (Hechos 17:4). Pablo organizó a estos nuevos Cristianos en una iglesia. Un año pasó. Pablo estaba ahora en la ciudad de Corinto. Escribió una carta a la iglesia de Tesalónica, que se llama “Primera de Tesalonicenses” en el Nuevo Testamento. Toda la gente en esa iglesia había sido Cristiana sólo un año o menos. Sin embargo, Pablo menciona que ya habían experimentado “gran tribulación” (I Tesalonicenses 1:6). Y Pablo dijo:

“Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada” (I Tesalonicenses 1:8).

La gente de esa nueva iglesia tenía un alcance nacional a Macedonia y Acaya. Ellos estaban ganando almas por centenares, ¡a pesar de que ninguno de ellos había sido Cristiano más de doce meses!

Este es el metodo simple que usaron. Le dijeron a sus amigos y vecinos “Ven y ve”. Y los llevaron a las reuniones. Es el metodo en la China Comunista, donde las iglesias estallan. Es el metodo en las tierras Musulmanas, donde miles están siendo convertidos. Trabaja allí y trabajará aquí. Ve y dile a alguien “Ven y ve”. ¡Es simple y funciona!

Esto, entonces, es claramente el patrón de los Cristianos del Nuevo Testamento. Hemos leído una y otra vez que los que se convirtieron al Cristianismo instantáneamente se hicieron ganadores de almas, ¡trayendo a sus amigos y familiares a las iglesias en gran número! ¡Cada iglesia era una iglesia estallando! ¡Que Dios hable a tu corazón! ¡Que vengas a nuestra iglesia y entonces traigas a tus amigos y familiares para escuchar el Evangelio y cenar con nosotros! ¡Ven a ayudarnos a hacer de esta una iglesia que estalla! “Pescadores de hombres”. ¡Ponte de pie y cántala!

Pescador de hombres te haré,
   De hombres te haré, de hombres te haré,
Pescador de hombres te haré
   Si me sigues a mí;
Si me sigues a mí, si me sigues a mí;
   Pescador de hombres te haré
Si me sigues a mí.

¡Ve a buscar a alguien para que venga aquí a la iglesia contigo! ¡Siempre tenemos almuerzo o cena para ellos! ¡Siempre tenemos una fiesta de cumpleaños para ellos! ¡Siempre se divierten más aquí que en cualquier otro lugar en Los Ángeles! Disneylandia realmente no es “el lugar más feliz sobre la tierra”. ¡Están equivocados! ¡Esta iglesia es el lugar más feliz de la tierra! ¡Trae a alguien contigo la próxima vez que vengas! No hay nada complicado acerca de esto. Sólo diles: “Ven conmigo a la iglesia. Es feliz y maravilloso estar allí. ¿Quieres venir conmigo este Domingo?” ¡Eso es todo! ¡Es fácil! ¡Hazlo! ¡Trae a alguien contigo la próxima vez que vengas! Se pueden sentar.

“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”
       (Mateo 4:19).

Lo primero que Jesús enseñó a los primeros Discípulos es lo primero que debemos enseñarte a ti. Jesús te dice a ti esta noche:

“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”
       (Mateo 4:19).

Algunos de ustedes están aquí esta noche por vez primera. Jesús te dice a ti, “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Si alguien te trajo aquí esta noche, lo primero que Jesús quiere que hagas es que te vuelvas “pescador de hombres”. ¡Trae alguien contigo a la iglesia el próximo Domingo! ¡Es fácil! ¡Hazlo! Canta el coro otra vez.

Pescador de hombres te haré,
   De hombres te haré, de hombres te haré,
Pescador de hombres te haré
   Si me sigues a mí;
Si me sigues a mí, si me sigues a mí;
   Pescador de hombres te haré
Si me sigues a mí.

Karen Yang vino a la iglesia por solo unas cuantas semanas. Ella ya se ha vuelto “pescadora de hombres”. Ella empezo a traer gente. También Lara Escobar Thomas Loung, y muchos otros. ¡Tú puedes hacer lo mismo! ¡Ve y trae a alguien contigo aquí a la iglesia! ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Trae a alguien contigo! Vamos a almorzar o a cenar juntos. Vamos a ver una película de comedia antigua. Vamos a tener una fiesta de cumpleaños. ¡Ve y trae a alguien a la fiesta aquí en la iglesia! ¡Trae a alguien a la fiesta!

Pescador de hombres te haré,
   De hombres te haré, de hombres te haré,
Pescador de hombres te haré
   Si me sigues a mí;
Si me sigues a mí, si me sigues a mí;
   Pescador de hombres te haré
Si me sigues a mí.

Cuántos dirán, “¡Lo haré! ¡Traeré a alguien conmigo a la iglesia a oír el Evangelio y a divertirse con nosotros!” Alza la mano por favor. El Dr. Chan vendrá a orar para que Dios te ayude a hacerlo (oración).

Si estás aquí esta noche y todavía no eres un Cristiano nacido de nuevo, por favor escucha con mucha atención. El Señor Jesucristo bajó del Cielo y fue clavado en una cruz, donde Él murió para pagar por nuestros pecados. Pusieron Su cuerpo en una tumba, la sellaron, y pusieron un guardia Romano para protegerla. Pero el Señor Jesucristo resucitó físicamente, en carne y hueso, al tercer día. El Jesús resucitado tuvo compañerismo con Sus seguidores durante cuarenta días. Ellos lo tocaron, y vieron que Él no era un espíritu. Después Jesús ascendió al Cielo, donde está sentado a la diestra de Dios Padre.

Cuando dejas tu vida pecaminosa y confías en Jesús, Su Sangre preciosa te limpiará de todo pecado, y Él te dará la vida eterna. Estamos orando para que vengas a Jesús y confíes en Él, y seas salvo muy pronto. ¡Y hagas lo que hagas, asegúrate de volver aquí a la iglesia el próximo Domingo! ¡Dios te bendiga! ¡Y ve y trae a alguien a la iglesia contigo el próximo Domingo! ¡Ve y hazlo!

Pescador de hombres te haré,
   De hombres te haré, de hombres te haré,
Pescador de hombres te haré
   Si me sigues a mí;
Si me sigues a mí, si me sigues a mí;
   Pescador de hombres te haré
Si me sigues a mí.

¡Oh, Dios, ayúdelos a que lo hagan! Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers en Inglés a
rlhymersjr@sbcglobal.net – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA
90015, Estados Unidos.
Llámale por teléfono a (818)352-0452.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Mateo 4:18-20.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“So Little Time” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980)/
“I Will Make You Fishers of Men” (por Harry D. Clarke, 1888-1957).


EL BOSQUEJO DE

¡TODOS TRAYENDO A LOS PERDIDOS!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37, 38).

I. Primero, Jesús llamó a los Discípulos originales a ganar almas
inmediatamente, Mateo 4:18-20.

II. Segundo, Jesús envió a otras personas nuevas a ganar almas
inmediatamente, Juan 1:41, 42, 43, 46; 4:29, 39-41,
Lucas 8:39; 17:13, 14; Hechos 6:7; 2:47; 17:4;
I Tesalonicenses 1:6, 8.

III. Tercero, Jesús nos dice que te hagamos un ganador de almas
inmediatamente, Mateo 28:19-20; 4:18-20.