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EL ANTÍDOTO PARA LA APOSTASÍA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, Marzo 23, 2014

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:14-15).


He tomado prestado este título, “El Antídoto para la Apostasía”, del Dr. J. Vernon McGee. Dr. McGee fue uno de mis maestros de la Biblia por muchos años. Me uní a la Primera Iglesia Bautista China de Los Ángeles en Enero de 1961, cuando tenía 19 años. Tuve dos grandes maestros de la Biblia, el Dr. Timothy Lin, quien era un erudito del Antiguo Testamento – y enseñó en la escuela de posgrado de la Universidad Bob Jones, en el Seminario Teológico Talbot, y en el Seminario Evangélico Trinity, en Deerfield, Illinois. Aprendí mucho del Dr. Lin, quien fue mi pastor durante muchos años. Mi otro maestro fue el Dr. J. Vernon McGee, quien fue el pastor de la gran Iglesia de la Puerta Abierta, localizada en el 550 South Hope Street en el centro de Los Angeles, no lejos de la iglesia China de la cual yo era miembro.

Durante tres años escuché al Dr. McGee enseñar la Biblia dos veces al día – en su programa de radio “A Través de la Biblia”, y también la emisión de “Mediodía”, que estaba en otro pasaje de la Escritura de “A través de la Biblia”. Continué escuchando “A Través de la Biblia” todos los días durante otros siete años. De esos dos hombres brillantes aprendí a tener plena confianza en las palabras de la Biblia, las Sagradas Escrituras.

Ambos el Dr. Lin y el Dr. McGee pasaron una buena parte de tiempo enseñando profecía Bíblica. Aunque ahora yo concentro la mayor parte de mis sermones sobre el tema de “soteriología” (la salvación) esto se hace a la luz de la profecía Bíblica, especialmente en relación con la apostasía de los últimos días. El Dr. McGee dijo correctamente que el tercer capítulo de II Timoteo da “una imagen de los últimos días antes del rapto de la iglesia. Ahora, ¿qué puede un hijo de Dios hacer en días como estos? El único antídoto contra un mundo de la apostasía es la Palabra de Dios” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, p. 472; nota sobre II Timoteo 3:14-15).

El tercer capítulo de II Timoteo sin duda nos da una imagen terrible y aterradora de la apostasía de los últimos días. ¡Y cada señal indica que estamos viviendo en medio de aquella terrible apostasía en estos momentos! La palabra “apostasía” significa “una deserción o rebelión; un abandono o alejamiento de la religión” (traducción del Webster’s Dictionary, Unabridged, Collins World, 1975). Sin embargo, nuestro texto nos da el antídoto, el remedio, para la apostasía:

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:14-15).

Veamos este texto más de cerca y veremos varias cosas.

I. Primero, enfócate en la palabra “pero”.

Pero persiste tú en lo que has aprendido…” (II Timoteo 3:14).

Esto podría ser traducido como “sin embargo”. Los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados, “Pero [sin embargo] continua tú en lo que has aprendido…” No importa lo malos que son, tú continúa en las cosas que has aprendido. Eso es lo que el Apóstol Pablo le está diciendo al joven Timoteo – y a nosotros.

Todo este pasaje se refiere a la iglesia en los últimos días. Sabemos esto porque se nos dice que va a tener “apariencia de piedad” (v. 5) y “siempre están aprendiendo, [pero] réprobos en cuanto a la fe” (vv. 7, 8). El Dr. McGee dijo: “Los últimos días es un término técnico que se utiliza en varios lugares en el Nuevo Testamento; habla de los últimos días de la iglesia” (ibid., p 469.). Estoy convencido de que tenía razón. “Vendrán tiempos peligrosos”. Eso es tiempos graves, desesperados. La palabra Griega traducida como “peligrosos” es “chalepos”. Es una palabra que sólo aparece una vez más en el Nuevo Testamento Griego. En Mateo 8:28 se usa para describir a los Gadarenos endemoniados que eran “feroces en gran manera”. Así, se nos dice que van a aparecer tiempos feroces, endemoniados en las iglesias de los últimos días. Entonces el Apóstol da diecinueve descripciones diferentes de miembros de la iglesia en los últimos días. Una vez más, el Dr. McGee dijo: “Si miras hacia atrás a la historia de la iglesia, ciertamente podrías encontrar alguna evidencia de estas cosas, pero no creo que puedas encontrar un período en el que todos ellos están tan manifiestos como lo están hoy. Creo que ahora estamos en estos días ‘peligrosos’ que se describen en esta sección” (ibid.). Aquí están las diecinueve descripciones de muchos miembros de la iglesia en nuestro tiempo:

1.

1.  Amadores de sí mismos (egoístas)
2. Avaros (amadores del dinero, materialistas).
3. Vanagloriosos
4. Soberbios
5. Blasfemos (calumniadores)
6. Desobedientes a los padres (una generación entera fue criada de esta manera y ahora quebrantan toda nuestra sociedad).
7. Ingratos
8. Impíos (sin pensar en la decencia)
9. Sin afecto natural (sin amor, sin corazón)
10. Implacabales (no perdonan y no quieren ser perdonados).
11. Calumniadores (chismes maliciosos).
12. Intemperantes (sin control propio).
13. Crueles (brutales)
14. Aborrecedores de lo bueno (odian a los buenos Cristianos)
15. Traidores (traicioneros)
16. Impetuosos (imprudente, temerario)
17. Infatuados (engreído)
18. Amadores de los deleites más que de Dios
19. Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.

Estos son los falsos Cristianos en las iglesias apóstatas y los seminarios. Ellos exteriormente parecen ser siervos de Dios, pero en realidad son siervos de Satanás.

Ellos “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (v. 7). Y esta clase de gente está en todas nuestras iglesias hoy en día. Algunas de las más terribles experiencias que he tenido fueron causadas por miembros de la iglesia – en realidad he experimentado cosas peores que de los que están en el mundo y no son miembros de la iglesia.

He visto a los Bautistas agarrarse del pelo, maldecirse unos a otros con un lenguaje sucio, y tirarse los libros de himnos unos a otros – a las 11:00 en punto de la mañana del Domingo en un servicio de la iglesia. He visto como tiraban a un director del coro en la acera, ser pateado hasta que su cara sangró, saqueado de los bolsillos para obtener las llaves de la iglesia. Esto fue hecho por los tales llamados “diáconos” de la iglesia. Eso fue allá por la década de 1950 antes de que la gente se demandara mutuamente por tales cosas. Fue en una Iglesia Bautista en Huntington Park, California.

Desde entonces he visto a líderes de la iglesia cometer fornicación con niños pequeños, robar el dinero de la tesorería de la iglesia; agarrar al pastor por la cabeza, mientras otro hombre le golpeaba en el estómago, mentir unos de los otros a través del Internet, y otras atrocidades demasiado terribles para mencionar. El hombre que me enseñó en la Escuela Dominical robó un banco a mano armada. Profesores Bautistas en mi seminario dijeron que los perros se comieron el cuerpo de Jesús, que no había ninguna segunda venida de Cristo, que casi todos los libros de la Biblia eran falsificaciones, que no había tal persona como Moisés, que el Éxodo de Egipto nunca ocurrió, y muchas otras falsas doctrinas. Uno de mis profesores se suicidó, dándose un tiro en la cabeza.

Todos estos hombres habían crecido en iglesias Sureñas Bautistas. Todos ellos habían “ido al frente” y dijeron la “oración del pecador” antes de ser bautizados. Por mucho tiempo, yo estuve terriblemente confundido, preguntándome cómo los Cristianos podían creer esas cosas y actuar de esa manera. Cuando hablé en contra de estas cosas, me advirtieron que iba a ser etiquetado como un “problemático” y nunca iba a ser llamado a pastorear una iglesia Sureña Bautista. Después escribí un libro que documenta esas falsas enseñanzas. Se llama “Dentro de la Convención Sureña Bautista”. [“Inside the Southern Baptist Convention]”.

Después de que me gradué del seminario Sureño Bautista me trasladé a un seminario Presbiteriano para trabajar en un doctorado. ¡El seminario Presbiteriano fue aún peor! ¡Un profesor era ateo, y se jactaba de ello! Me di cuenta de que estos profesores en ambos seminarios nunca habían nacido de nuevo, nunca habían experimentado una conversión verdadera, y no eran Cristianos para nada. Sé que algunos de ustedes al escuchar esto pensarán que exagero, pero les aseguro delante de Dios que no había ni una sola palabra de exageración o fabricación en lo que acabo de decir.

He visto con mis propios ojos cada una de esas diecinueve descripciones de miembros de la iglesia perdidos en los últimos días. Esto describe la apostasía de los “últimos días”. Y estas cosas ocurren en todas las denominaciones y compañerismos en todo el mundo. Conozco a muchas personas jóvenes que han sido barridos y derrotados al ver la carnalidad y la incredulidad de la Cristiandad apóstata en estos días malos. Me acuerdo de un joven predicador que estaba lleno de celo evangelístico cuando vino al seminario Sureño Bautista. Dejó el ministerio después de sólo un semestre. Antes de irse me dijo: “¿De qué sirve ir? Esto es lo que están enseñando a nuestros predicadores. Ellos no creen nada”.

II. Segundo, enfócate en el resto del versículo catorce.

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido” (II Timoteo 3:14).

¿Qué puede hacer un Cristiano en estos días malos de apostasía? El antídoto para la apostasía es la Biblia, la Palabra del Dios vivo. El Apóstol Pedro llamó la Biblia: “una antorcha que alumbra en lugar oscuro” (II Pedro 1:19).

Lo que me impidió rendirme en ese seminario, y dejar el ministerio completo, fue “lo que [había] aprendido y [había sido persuadido], sabiendo de quién [había] aprendido” (II Timoteo 3: 14). El joven Timoteo había aprendido las Escrituras de su abuela, su madre y el mismo Apóstol Pablo (véase II Timoteo 1:2, 5). Yo había aprendido la Biblia, incluyendo estas profecías de la apostasía, del Dr. McGee y el Dr. Lin. De hecho, el sermón que escuché el día que fui convertido fue del Dr. Charles J. Woodbridge, quien habló en contra del liberalismo en el Seminario Teológico Fuller, del cual había renunciado por ese problema unos años antes. El Dr. Woodbridge habló sobre “burladores” en “los últimos días” del tercer capítulo de II Pedro el mismo día que fui salvo (ver II Pedro 3:3). Así que yo sabía lo que era la apostasía antes de ir al seminario liberal. Había aprendido a confiar plenamente en la Biblia, en vez de creer en las ideas de profesores no convertidos. Yo había aprendido del Dr. Woodbridge, el Dr. Lin, y el Dr. McGee a confiar en la Palabra de Dios. Mi texto en esos años en el seminario apóstata fue el Salmo 119:99:

“Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios [la Biblia] son mi meditación” (Salmo 119:99).

Jóvenes, sé lo que enseñan en las universidades. Me gradué de Los Angeles City College y la Universidad Estatal de California en Los Angeles (Licenciatura 1970). Yo sé cómo atacan el Cristianismo. Yo sé que ellos ridiculizan a los Cristianos y calumnian a Jesús. Sé que es aún más difícil mantenerse firme a Dios hoy de lo que era cuando yo estaba en la universidad. Y yo sé que todo está en contra de los jóvenes en estos días malos de la apostasía. Incluso el presidente está en contra de nosotros. Pero también sé que los que creen la Biblia pueden decir con el Salmista:

“La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples” (Salmo 119:130);

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino”
       (Salmo 119:105).

“Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, Y aborrecí todo camino de mentira” (Salmo 119:128).

Escucha de nuevo las palabras que el Sr. Griffith cantó:

Entre tormentas de duda y de incredulidad,
Está un libro eterno que debemos apreciar;
Por las edades sigue siendo el mismo,
¡Es el Libro de Dios, y la Biblia es su nombre!
El Libro Antiguo y la Antigua Fe
¡Son la roca en la que estoy!
El Libro Antiguo y la Antigua Fe
¡Baluarte de la tierra son!
En tormenta resistirá,
En toda lengua bendita es;
El Libro Antiguo y la Antiguo Fe
¡En la tierra esperanza son!
   (Traducción libre de “The Old Book and the Old Faith”
     por George H. Carr, 1914).

III. Tercero, enfócate en el versículo quince.

“...las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15).

El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo: “No tengo conocimiento de Dios aparte de lo que la Biblia me dice” (traducción de Great Doctrines of the Bible (1), p. 36). Él dijo: “No hay otro libro que es la voz de Dios” (traducción de Evangelistic Sermons, p. 25).

“Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15).

La Biblia nos dirige hacia Jesús. Cuando un hombre escucha la Biblia, y realmente cree lo que Dios dice en ella, él va a querer conocer a Jesús. Creer en la Biblia no te salvará. La Palabra infalible de Dios te dirige hacia Jesús. ¿Cómo se puede obtener la salvación? ¡Sólo se puede obtener a través de la fe en Cristo Jesús! B. B. McKinney, un antiguo Sureño Bautista, escribió:

Yo sé, yo sé, yo sé que la Biblia es verdad;
Y cada palabra Él la inspiró,
Yo sé que la Biblia es verdad.
   (Traducción libre de “I Know the Bible is True”
     por Dr. B. B. McKinney, 1886-1952).

¡Sin embargo, puedes creer que la Biblia es verdad y todavía estar perdido! Para ser salvo, debes obedecer la Biblia y confiar en Cristo Jesús. La Biblia nos dice que Jesús murió por nuestros pecados. La Biblia nos dice que nuestros pecados pueden ser propiciados “por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:25). La Biblia dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Pero sólo puedes tener “la salvación por la fe que es en Cristo Jesús" (II Timoteo 3:15). El Dr. A. W. Tozer dijo:

La fe es un don de Dios al alma penitente y no tiene absolutamente nada que ver con los sentidos o los datos que proporciona. La fe es un milagro; es la habilidad que Dios nos da para confiar en Su Hijo (traducción libre de A. W. Tozer, D.D., Man: The Dwelling Place of God Christian Publications, 1966, p. 33).

Cuando estás hastiado de tu pecado, y deseas desesperadamente deshacerte de él, entonces (pero no antes) Dios te dará la fe para confiar en Jesucristo.

Si deseas hablar con nosotros sobre eso, por favor deja tu asiento y camina hacia la parte de atrás del auditorio. El Dr. Cagan te llevará a otro cuarto donde podamos orar y hablar. Dr. Chan, por favor ore para que alguien confíe en Jesús esta noche. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: II Timoteo 3:1-7, 12-15.
Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“The Old Book and the Old Faith” (por George H. Carr, 1914).


EL BOSQUEJO DE

EL ANTÍDOTO PARA LA APOSTASÍA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:14-15).

(Efesios 2:2)

I. Primero, enfócate en la palabra “pero”, II Timoteo 3:14a, 5, 7, 8.

II.  Segundo, enfócate en el resto del versículo catorce, II Timoteo
3:14b; II Pedro 1:19; II Pedro 3:3; Salmo 119:99, 130, 105, 128.

III. Tercero, enfócate en el versículo quince, II Timoteo 3:15; Romanos 3:25;
Hechos 16:31.