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ARREBATADO Y CURADO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 15 de Julio, 2012

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:1-2).


El profeta Oseas tenía una impresión oscura de la condición religiosa de Israel. Él dijo: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6). Efraín era la tribu más grande de Israel, y el profeta usaba ese nombre para referirse a la nación entera. Oseas dijo: “Efraín es dado a ídolos; déjalo” (Oseas 4:17). Dios dijo que Israel estaba tan cautivada en la adoración de ídolos que Él la dejaría en sus pecados. Oseas dijo que Dios “se apartó de ellos” (Oseas 5:6). Dios dijo: “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro…” (Oseas 5:15).

Le podríamos aplicar esto a nuestro propio país, y a todo el mundo Occidental, y estaríamos en lo correcto. Nuestro pueblo también es destruido por falta del conocimiento de Dios. Nuestro pueblo también se ha dado a ídolos, tan enamorado del pecado que Dios ha retirado Su mano de misericordia de nosotros, y ha dejado nuestras iglesias en confusión, sin avivamiento de importancia en nuestras tierras desde 1859. El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo:

      ¿Nos damos cuenta de que Dios no está complacido con la Iglesia? ¿Por qué ha sido tan largo el intervalo desde que Dios descendió la última vez en avivamiento entre Su gente? ¿A qué se debe este periodo tan terriblemente largo? ¿Por qué están las cosas como están? ¿Por qué la iglesia cuenta tan poco? ¿Por qué es tan inefectiva? ¿Por que viven los hombres y mujeres en pecado, como lo hacen, y las cosas se ponen de mal en peor?...Los hombres y mujeres al despertar de verdad, empiezan a darse cuenta de que no hay nada más grave que estar sin la presencia de Dios…que ninguna prosperidad exterior, ni cualquier tipo de éxito pueden compensar por la ausencia de Dios (traducción de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, Crossway Books, edición de 1987, pp. 155, 157, 159).

Pero esta noche no le estoy aplicando el texto a la condición spiritual de las Iglesias en el mundo Occidental. En vez, se lo aplico a aquellos de ustedes que aun no son convertidos a Cristo.

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:1-2).

Sería maravilloso si todos pudiéramos vivir en comunión con Dios. Hubo un tiempo cuando Dios y el hombre vivieron juntos en paz y unidad. En el tiempo de su inocencia nuestros primeros padres estuvieron en una relación perfecta con Dios. Pero se rebelaron contra Él, y pecaron. Inmediatamente fueron cortados de Dios y “se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto” (Génesis 3:8). Ahora tenían miedo del Señor, y sus corazones rebeldes estaban en “enemistad contra Dios” (Romanos 8:7). Los hijos que ellos tuvieron crecieron con la misma enemistad y rebelión que estaba en el corazón de sus padres dentro de ellos:

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres...” (Romanos 5:12).

No fue solo la muerte física que pasó de Adán a nosotros, sino que la muerte spiritual también – así que todos los hijos futuros nacieron “muertos…en delitos y pecados” (Efesios 2:1). En dicho estado de muerte, ya no conocían a Dios personalmente. Fueron cortados de Él a causa de sus pecados. Como dijo Isaías:

“Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:2).

Sin embargo Dios tuvo misericordia de la humanidad, y envió Su Espíritu a despertarlo de su pecado para que pudiera ser curado, y vivir otra vez en unión gozosa con su Hacedor. Pero para traer al hombre de nuevo a esa feliz condición, Dios tuvo que tratar severamente al pecador. Dios tuvo que arrebatar y herir al pecador para despertarlo del sueño mortífero del pecado. Este es el Dios verdadero de la Biblia. Él es grande y terrible. Pero aun así no nos trata como merecemos. Sus juicios sobre nosotros vienen de Su corazón de amor por nosotros. Él nos arrebata y hiere para traernos de vuelta nuestros sentidos, para avivarnos para que vivamos otra vez en el compañerismo que nuestros primeros padres perdieron por su pecado en el Huerto. Veamos, entonces, nuestro texto con estas grandes realidades en mente.

I. Primero, el Espíritu de Dios arrebata y hiere el corazón del pecador.

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará” (Oseas 6:1).

La gente impía piensa que las tribulaciones vienen por pura casualidad. No ven la mano de Dios operando cuando las grandes tribulaciones les llegan a ellos. No ven que estas tribulaciones les son enviadas por la providencia de Dios, para corregirlos y despertarlos del sueño de la muerte. A veces piensan que sus problemas vienen del Diablo, sin darse cuenta que esa vil criatura no les puede hacer nada a menos que Dios le permita hacerlo. O, piensan que sus tribulaciones vienen de otra gente, y se enojan con los que les faltaron.

Se necesita la gracia de Dios para que veas que cada tribulación y dificultad viene de Dios, y que Él usa esos problemas para que tu confianza en Él sea más profunda, o, en el caso de los que están perdidos, ¡para despertarte y traerte a tus sentidos! La Biblia dice:

“¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?” (Amos 3:6).

Cualquier tribulación que haya llegado, llegó de Dios. Si la tribulación vino de algún enemigo o amigo engañoso, en realidad vino de Dios. Si fue pérdida en negocios, o enfermedad, en cualquier caso era de parte del Señor. Él permitió que sucediera por alguna razón.

Aprende la lección. Dios te ha herido. Te ha arrebatado. Y Él le ha hecho con un propósito. Tal vez parezca que hayas tenido “mala suerte” – pero no es eso. ¡Que el Espíritu de Dios te muestre que tus pérdidas y tus dolores y problemas te han llegado de la mano de Dios – ¡por una razón! No me sorprendería si hayas sido arrebatado y herido y pasado por todo eso porque Dios tiene un gran propósito al hacerlo, ¡porque Él te ama! Mira al hijo pródigo en tierra lejana. Él tenía mucho dinero. ¡Lo tenía todo! Pero le vino una cosa mala tras otra. ¿Por qué? ¡Para despertarlo para que pudiera ser salvo! “Volviendo en sí” (Lucas 15:17). Pero nunca hubiera vuelto en sí, ni hubiera sido despertado, si la mano de Dios no hubiera caído sobre él, arrebatándolo e hiriéndolo hasta que dijera: “Me levantaré e iré a mi padre” (Lucas 15:18).

Si vieras a un joven metiéndose a una casa, tal vez seguirías tu camino, en vez de involucrarte. Pero si vieras a tu propio hijo haciéndolo, estoy seguro de que le arrebatarías y le darías una buena tunda. ¿Lo hubieras amado menos que al otro joven? ¡No, hubieras disciplinado a tu hijo porque lo amas más! Asi, dice Dios:

“Yo reprendo y castigo a todos los que amo”
       (Apocalipsis 3:19).

¿Qué de la convicción de pecado? Algunos de ustedes han clamado a Dios por misericordia, pero se han dado cuenta que Él no les respondió. En vez, Él se alejó más de ustedes, y los dejó sintiéndose miserables. ¿Por qué no contestó tu clamor por misericordia? ¡Porque Él te ama! Él dice:

“Yo reprendo y castigo a todos los que amo”.

¡Él te dejó sintiéndote horrible y perdido porque Él quiere que veas claramente que nada en este mundo puede traer paz a tu alma sino solo el Hijo de Dios! En Su gran amor por ti, Dios te causa que veas, por su castigo, que Jesús es “todo él [adorable]” (Cantar de los Cantares 5:16). Tú, por naturaleza, “despreciarás y rechazarás” a Jesus, y no lo “estimarás” (Isaías 53:3), ¡hasta que Dios te arrebate y hiera al punto de que te vuelvas a Jesús porque ya no hay a donde ir! No es por eso que Pedro dijo:

“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”
       (Juan 6:68).

El Espíritu de Dios te corta de toda otra esperanza. Él te arrebata y hiere con convicción que corta, y pérdida de toda esperanza humana, para que te tires a los pies de Jesús y clames, “¡Señor, sálvame!” (Mateo 14:30).

Puede Tu Espíritu, Señor,
   Voltearnos del pecar;
Solo Él puede librarnos
   Y paz al alma dar.
(traducción de “Thy Holy Spirit, Lord, Alone”
   por Fanny J. Crosby, 1820-1915).

Cuando el Espíritu Santo te haya arrebatado y herido, Jesús te curará, Él derramará aceite y vino, igual que el Buen Samaritano. Entonces Jesús te limpiará de la lepra del pecado en tu corazón con Su Sangre preciosa. Él te vendará y te curará, lavará tu pecado con Su Sangre, y te dará paz interior.

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará” (Oseas 6:1).

Puede Tu Espíritu, Señor,
   Amor por Jesús dar;
Solo Él puede en nuestro ser
   Santo fuego encender.

Cuando Él haya arrebatado tu corazón y herido tu conciencia, y sientas que tu pecado es incurable, entonces podrás mirar a Jesús, y podrás cantar:

¡Alabadle! ¡Alabadle!
   Quien murió por el pecador;
Dadle gloria todo el pueblo,
   Pues Su Sangre lava toda mancha.
(Traducción literal de “I Will Praise Him”
   por Margaret J. Harris, 1865-1919).

II. Segundo, el Espíritu de Dios entonces resucita tu corazón, y vivirás delante de Él.

“Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:2).

El Espíritu de Dios arrebata y hiere al picador hasta que ve que está muerto en delitos y pecados. “Nos dará vida después de dos días”. Por supuesto no debemos tomar esto literalmente. Representa un periodo de tiempo en el cual tus falsas esperanzas desfallecen, y te sientes muerto en pecado. Él esperará, no importa cuánto tome, hasta que sientas que estás tan muerto que no puedes hacer nada para salvarte a ti mismo. Para algunos esto solo toma poco tiempo, quizá solo unos minutos. Pero a Dr. Cagan le tomó dos años antes de que se sintiera perdido sin esperanza. A mí me tomó siete años para llegar a la sentencia de muerte. Yo conozco una pobre mujer que fue arrebatada y herida por diecisiete años antes de morir a su propio poder. Pero entonces el Espíritu de Dios la alzó hacia Jesús, ¡y ella vivió delante de Él! “Dos días” representa la longitud de tiempo, sea corto o largo, en la que el alma se hunde en desesperación, y se siente muerta a Dios, y sin ayuda en todos los esfuerzos de salvación propia.

Cuando estás completamente muerto y lo sientes, cuando toda la esperanza terrenal se haya ido, entonces el Espíritu de Dios viene y te alza hacia Jesús – a la diestra de Dios – por fe que nunca antes tuviste!

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).

Resucitados de los muertos por el Espíritu de Dios, entonces vivirás “delante de Él!”

La persona que no ha sido arrebatada y herida hasta la muerte preguntará: “¿cómo vendo a Jesús?” Pero cuando sus falsas esperanzas se han ido, y se siente muerto en pecados, Dios lo alza hacia Jesús! ¡Parecerá bien natural y fácil cuando Él lo haga! Todos tus esfuerzos y lágrimas se olvidarán cuando seas resucitado por Dios, ¡¡¡y se te haga “sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”!!!

Puede Tu Espíritu, Señor,
   A Tu Hijo traernos;
Solo Él puede el velo quitar,
vPara a Cristo venir.

¡El mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos el tercer día te resucitará a ti hacia Él y te dará vida!

“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección…Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:4, 5, 11).

Puede Tu Espíritu, Señor,
   A Tu Hijo traernos;
Solo Él puede el velo quitar,
   Para a Cristo venir.

¡Jesús resucitó de los muertos el día tercero!

“Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:2).

Cuando eres resucitado, de ti cantaremos, como de Jesús:

El que murió vive otra vez,
   El que murió vive otra vez;
Los fríos lazos de muerte rompió,
   El que murió vive otra vez.
(Traducción de “Alive Again” por Paul Rader, 1878-1938).

¡Cántala conmigo!

El que murió vive otra vez,
   El que murió vive otra vez;
Los fríos lazos de muerte rompió,
   El que murió vive otra vez.

El padre del Hijo Prodigo dijo:

“Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (Lucas 15:24).

¡Éste es el Evangelio del Señor! ¡Ésta es la vida de entre los muertos! ¡Estas son buenas noticias para ti esta noche! ¡Los pecadores muertos son revividos por el poder de nuestro Dios!

“Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:2).

Vino Jesús en Su bondad,
   Mi pobre alma a reclamar,
De la vergüenza y el pecar,
   Su gracia me alzó.
De tierra falsa me alzó,
   Con tierna mano me alzó,
De oscuridad a plena luz,
   ¡Gloria a Jesús, Él me alzó!

Antes que oyera me llamó,
   Tocó mi impío corazón,
Mas Su palabra al recibir,
   Jesús me perdonó.

¡Canta el coro conmigo!

De tierra falsa me alzó,
   Con tierna mano me alzó,
De oscuridad a plena luz,
   ¡Gloria a Jesús, Él me alzó!
(Traducción de “He Lifted Me” por Charles H. Gabriel, 1856-1932).

Aquí debo dar una palabra de precaución. Cuando vienes a Jesús por fe puede que sientas el cambio al momento. Quizá salgas de la iglesia esta noche con seguridad completa de que Jesús te salvó. Quizá te vayas de aquí con gozo reinando en tu corazón, en pleno conocimiento de que fuiste resucitado a Jesús, y a vivir delante de Él! Y si es así, ¡alabaremos a Dios por ello! Pero otros podrían ser revividos delante de Él sin estar muy seguros de ello todavía. Yo recuerdo bien el día que Jesús me salvó. Pero yo no supe que estaba salvo en ese entonces. Fue después de que días pasaran que me di cuenta de que Él había perdonado mis pecados, y me había dado vida de entre los muertos. El Dr. Ebenezer Porter era un predicador de avivamiento del Segundo Gran Despertamiento. El Dr. Porter dijo: “Algunos teniendo una percepción gozosa de la gloria de Dios comenzaron pronto a tener ‘esperanza abundante’; pero la gran mayoría fueron llevados bien gradualmente a tener una esperanza de que fueron reconciliados con Dios” (traducción de Dr. Ebenezer Porter, Letters on Revival, Linde Publications, reimpresión de 1992, p. 82).

Por lo tanto no te desanimes si te vas de aquí esta noche sin mucha seguridad de que eres salvo. Después de todo, la “seguridad” no es lo más necesitas. La seguridad te llegará más tarde. Lo que necesitas esta noche es tener tus pecados perdonados, y tus pecados limpiados por la Sangre preciosa de Jesús. Esta noche nuestro texto dice: “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará”.

Ven a Jesús esta noche. Deja atrás todo lo demás. Ven a Jesús y Él curará tus pecados y los limpiará con Su Sangre preciosa.

Cantaré la canción que el Sr. Griffith cantó al principio del sermón. Mientras yo cante, por favor sal de tu asiento y ve a la parte trasera del santuario. El Dr. Cagan te llevará a un cuarto tranquilo para consejo y oración. Si no eres salvo todavía por favor ve a la parte trasera del cuarto mientras yo canto.

Puede Tu Espíritu, Señor,
   Voltearnos del pecar;
Solo Él puede librarnos
   Y paz al alma dar.

Puede Tu Espíritu, Señor,
   Amor por Jesús dar;
Solo Él puede en nuestro ser
   Santo fuego encender.

Puede Tu Espíritu, Señor,
   A Tu Hijo traernos;
Solo Él puede el velo quitar,
   Para a Cristo venir.
(Traducción de “Thy Holy Spirit, Lord, Alone”
     por Fanny J. Crosby, 1820-1915).

(FIN DEL SERMÓN)
Puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.

You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here) – or you may
write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)352-0452.

La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Oseas 6:1-2.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Thy Holy Spirit, Lord, Alone” (por Fanny J. Crosby, 1820-1915);
con el párrafo 3 alterado por Dr. Hymers.


EL BOSQUEJO DE

ARREBATADO Y CURADO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:1-2).

(Oseas 4:6, 17; 5:6, 15; Génesis 3:8; Romanos 8:7; 5:12;
Efesios 2:1; Isaías 59:2)

I.   Primero, el Espíritu de Dios arrebata y hiere el corazón del pecador,
Oseas 6:1; Amos 3:6; Lucas 15:17, 18; Apocalipsis 3:19;
Cantar de los Cantares 5:16; Isaías 53:3; Juan 6:68; Mateo 14:30.

II.  Segundo, el Espíritu de Dios entonces resucita tu corazón, y vivirás
delante de Él, Oseas 6:2; Efesios 2:4-6; Romanos 6:4, 5, 11;
Lucas 15:24.