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SECADO POR EL ESPÍRITU DE DIOS

Un sermón dado por Dr. Kreighton L. Chan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Sábado por la Tarde, 10 de Diciembre, 2011

“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:6-8).


“Voz que decía: Da voces”. ¿Qué voz era la que le hablaba al profeta? Se trataba de “la boca del Señor”. La voz de Dios le habló a Isaías y dijo: “Da voces”.

Entonces Isaías dijo: “¿De qué he de dar voces?” Esa es la pregunta que viene ante la mente de un predicador cuando prepara los sermones que debe dar cada Domingo – “¿De qué he de dar voces?” La palabra Hebrea para “Da voces” es qârâ. Es la misma palabra Hebrea usada en Isaías 58:1,

“Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado” (Isaías 58:1).

Eso es lo que tenemos aquí en Isaías cuarenta, versículo seis: “Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces?” Es la forma que un pastor debe dar sus sermones. El texto puede ser dividido en tres puntos principales.

I. Primero, debo dar voces sobre la brevedad de la vida.

“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo” (Isaías 40:6).

“Toda carne es hierba, y toda su gloria [todos la belleza y la gloria] es como la flor del campo.” ¡Esa es una cosa importante que predicar! Debemos decirte que eres como la hierba, o como las flores que crecen en un campo después de la lluvia en la primavera y después se muere. Pronto la vida pasa. ¡Qué pronto sucede eso! Parece como si tu juventud duraría para siempre, pero pasa muy rápido. El sol del verano se acerca. El césped se seca. Las flores se marchitan y mueren. La vida es temporal, breve, de corta duración. El Apóstol Santiago se refirió a este pasaje de Isaías para mostrar la necedad de enfocar la vida de uno solamente en el avance profesional y la acumulación de cosas materiales.

“Pero el que es rico…en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas” (Santiago 1:10-11).

Muy pocas personas tienen esta visión. Se aferran a avanzar en este mundo, sin darse cuenta de lo que parece ser un hecho evidente – ¡que terminará antes de lo que piensas! C. T. Studd (1860-1931) en su día fue uno de los pocos hombres ricos que vio eso. Él heredó una gran fortuna, pero lo regaló todo y se fue como misionero – primero a China y luego a África. Y fue C. T. Studd quien dijo:

Solo una vida,
   pronto pasará;
Solo lo que se hace por Cristo
   durará.

¡Cómo me gustaría que todos los jóvenes leyeran acerca de C. T. Studd, y trataran de ser como él! ¿Y por qué no, ya que “toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo”? ¡Ah, si solo vieras la verdad de eso!

Solo una vida,
   pronto pasará;
Solo lo que se hace por Cristo
   durará.

Pronto pasarás de esta tierra y tu alma estará ante el Trono del Juicio de Dios. No llevarás nada contigo aparte de alma. ¡Pero ni siquiera eso mantendrás si no eres convertido! En palabras más sencillas posibles, Jesús dijo:

“El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”
       (Juan 3:3).

Es absolutamente necesario que nazcas de nuevo. De lo contrario perderás tu misma alma – para siempre, y por toda la eternidad. “Pero”, alguien dice, “hay muchas cosas importantes que debo hacer”. Como una chica lo puso, “La vida la llamaba”. Pero ella estaba equivocada. No era la vida la que la llamaba. ¡Era la muerte la que la llamaba! Jesús dijo:

“¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Marcos 8:36-37).

“Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo” (Isaías 40:6).

¡Por lo tanto debo dar voces y predicar sobre la brevedad de la vida!

II. Segundo, debo dar voces sobre la obra secante del Espíritu de Dios.

Por favor lean el verso siete en voz alta.

“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo”
       (Isaías 40:7).

El Dr. Gill dijo:

En la conversión, el Espíritu del Señor sopla una ráfaga sobre toda la piedad del hombre...que causa sequedad [de] las obras buenas de los hombres, el Espíritu de Dios les muestra que su santidad no es la verdadera santidad, que su justicia es sólo de apariencia...delante de los hombres; y su religión y bondad [son] solamente un parecer; y sus buenas obras [son] insuficientes para justificar y salvar, y llevarlos [a ellos] al cielo (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the Old Testament, The Baptist Standard Bearer, 1989 reimpresión, volumen 5, p. 222; comentario sobre Isaías 40:6-8).

Esto es lo que Spurgeon llamaba “La Obra Que Seca, del Espíritu” (traducción de C. H. Spurgeon, The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpresión de 1971, tomo XVII, pp. 373-384). Al igual que su predecesor el Dr. Gill, Spurgeon dijo que Isaías 40:7 habla del Espíritu Santo marchitándote, para que tu alma se seque y vea su impotencia, pecado y desesperanza, sin el Salvador.

“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo”
      (Isaías 40:7).

Spurgeon dijo:

El Espíritu de Dios, como el viento, debe pasar por el campo de vuestras almas, y [causar] que vuestra belleza se vea como una flor marchita. Él debe convencer [os] de pecado...para que [vosotros] veáis que [vuestra] naturaleza caída [está llena] de corrupción (traducción de Spurgeon, Ibíd., p. 375).

¡Esa es la obra que seca, del Espíritu Santo! Esa es la obra del Espíritu de Dios, que agota tus falsas esperanzas, que te muestra la horrible muerte y la corrupción de tu propia naturaleza, que saca fuera toda esperanza de tu mente, que te hace ver que tu única esperanza verdadera está en Cristo, el sustituto ensangrentado.

Cuando el Espíritu Santo “seque” tu alma, verás que tu supuesta “bondad” no es más que trapos de inmundicia. Verás que todas las cosas religiosas que estás haciendo son pura hipocresía; que ninguna de las cosas “buenas” que haces puede justificarte ante los ojos de un Dios santo; que nada de lo que haz hecho hasta ahora puede hacerte aceptable ante Dios; que tu creencia no es más que un acuerdo mental con las palabras de la Biblia; de que ninguna de estas cosas puede justificarte ante los ojos de Dios; ¡que todo lo que haz hecho, y tratas de hacer, no te puede salvar del fuego del juicio en el día de la ira de Dios!

Estas cosas solo se aclararán cuando pases por la obra secadora, del Espíritu Santo. Una joven dijo: “Me sentí tan asequeada conmigo misma”. Poco después ella fue convertida. Otra joven dijo: “Estoy descontenta conmigo misma”. Ella no consiguió nada. El Dr. Cagan le aconsejo que ella debe sentirse más que “descontenta”. Como la joven que fue convertida, ella debe sentirse “asequeada”. Hasta que ella se sienta, en el fondo, que está completamente asequeada consigo misma, no va a experimentar la extinción y la agitación interior que la mayoría de personas siente cuando son verdaderamente convertidos.

La palabra “secar” es muy importante. Debes saber lo que significa si quieres entender lo que está empezando a ocurrir a algunos de ustedes. La palabra traducida “se seca” en Isaías 40:7 proviene de una palabra Hebrea que significa “avergonzarse... secarse (como agua) o marchitarse...estar avergonzado...estar confundido…extinguirse” (traducción de Strong’s Concordance #3001).

“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo”
       (Isaías 40:7).

Eso debe ocurrir en tu corazón. El Espíritu de Dios debe marchitar, secar tus falsas esperanzas y la confianza que tienes en ti mismo. El Espíritu de Dios debe consumir, cauterizar, secar tu confianza en ti mismo, hasta que tu corazón se marchite como una flor que muere – hasta que seas “aturdido”, perplejo, turbado, y “avergonzado” de tu propia naturaleza depravada y corazón pecaminoso. Como esa joven dijo justo antes de ser convertida, “me sentí tan asequeada conmigo misma”. Esa es la obra de secar del Espíritu Santo, no que estaba “descontenta” con ella misma, pero que estaba “asequeada” con ella misma. Eso es lo que sucede en una verdadera convicción.

“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella...” (Isaías 40:7).

Iain H. Murray dijo:

Tratar con la conciencia debe ser lo primero, “que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Romanos 3:19). Siendo esto así, la conclusión de J. H. Thornwell tiene que seguir, ‘El método más exitoso de la predicación es el que apunta a fondo y radicalmente a convicción de pecado’ (traducción de Iain H. Murray, The Old Evangelicalism: Old Truths for a New Awakening, The Banner of Truth Trust, 2005, p. 7).

“¿Qué tengo que decir a voces?” ¿Qué voy a predicar? Voy a predicar sobre la brevedad de la vida. Voy a predicar sobre la obra secante del Espíritu de Dios. ¡Esa es la obra de evangelista! ¡Ese es el trabajo del predicador! Pero hay un punto más, que sólo puedo tocar brevemente.

III. Tercero, debo dar a voces el Evangelio de Cristo.

Lea de pie y en voz alta el último verso del texto, Isaías 40:8.

“Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8).

Se puede sentar.

El Apóstol Pedro citó ese verso. Él dijo:

“Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada
       (I Pedro 1:25).

La eterna, para siempre Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras divinamente inspiradas, apuntan el pecador marchitado a nuestro Salvador, Jesucristo. Jesús murió para pagar la pena por tu pecado. Él resucitó de los muertos para darte vida. ¡Su Sangre puede limpiar todo tu pecado!

Cuando tus falsas esperanzas se sequen y estés asequeado contigo mismo, entonces debemos decirte que vengas a Jesús. Si vienes a Él inmediatamente serás salvado del pecado y del juicio. ¡Vuélvete a Jesús! Tú serás salvado por Él por todo el tiempo y por toda la eternidad. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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EL BOSQUEJO DE

SECADO POR EL ESPÍRITU DE DIOS

Dado por Dr. Kreighton L. Chan

“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:6-8).

(Isaías 58:1)

I.   Primero, debo dar voces sobre la brevedad de la vida, Isaías 40:6;
Santiago 1:10-11; Juan 3:3; Marcos 8:36-37.

II.  Segundo, debo dar voces sobre la obra secante del Espíritu de
Dios, Isaías 40:7; Romanos 3:19.

III. Tercero, debo dar a voces el Evangelio de Cristo, Isaías 40:8;
I Pedro 1:25.