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CÓMO DAVID SE FORTALECIÓ A SÍ MISMO

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Sábado, 22 de Octubre, 2011

“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios” (I Samuel 30:6).


David se hallaba en una situación terrible. ¡Su esposa e hijos habían sido presos! Muchos de sus hombres fueron matados. Muchos querían voltearse en contra suya. Muchos otros lo querían apedrear. David estaba angustiado, pero se fortaleció en el Señor.

I. Primero, David se angustió mucho.

“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas” (I Samuel 30:6a).

Había buena razón por la que David se angustió. Tenía problemas por todas partes. Todo el pueblo estaba contra él. El pueblo estaba deprimido y molesto, porque sus amados no estaban. Nadia ayudaba a David. Nadie lo apoyaba. Él se sintió abandonado y solo.

No podemos decir que nuestra situación haya sido jamás tan mala como la de David. Pero sí hemos sentido su angustia.

Como David, muchos nos angustiamos por las amenazas del mundo. No se nos amenaza con piedras como a David. Y no nos amenazan el daño físico ni la prisión como a muchos Cristianos en otras partes del mundo. Los Cristianos en las iglesias subterráneas en China y en tierras Musulmanas sufren bajo tales amenazas. Pero nosotros encaramos el prejuicio por ser Cristianos celosos en campos universitarios, en el trabajo, y aun con nuestros familiares.

Como David, muchos nos angustiamos por nuestros hijos, hijas, familia, y amistades. Muchos hemos estado tristes por la pérdida de alguien que se ha ido de la iglesia. Esto nos puede dar mucha angustia y dolor. Podría haber sido algún amigo que parecía prometedor, y tenías grandes esperanzas por él. Pero ya no está. Ahora podrías temer acercarte a otros, pensando que ellos también se podrían ir.

Algunos de ustedes tienen hijos y otros familiares que se han ido de la iglesia. Has orado por ellos. Los has amado. Tenías grandes esperanzas por ellos. Tu gran deseo era que se quedaran y sirvieran a Cristo en nuestra iglesia. Pero se fueron. Otros temen que sus hijos no serán convertidos y que también se irán. Hermanos y hermanas, yo sé como se sienten. Da preocupación y falta de ánimo. Yo me sentí así también, cuando mi hijo se fue de la iglesia.

Tal angustia puede traer falta de ánimo y sacar tu mente de servir a Cristo. Luego pasas por las mociones de leer la Biblia y las oraciones. Pero luego no tienes celo en el evangelismo y haces poco evangelismo personal, si acaso eso. Luego los prospectos que vienen te interesan menos. Temes que ellos no se quedarán para ser convertidos.

II. Segundo, David se fortaleció en el Señor.

“Y David se angustió mucho…pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios” (I Samuel 30:6).

La situación de David era terrible para ser descrita. Él estaba muy angustiado. Pero David no se quedó así. ¿Cómo salió de ella?

“David se fortaleció en Jehová su Dios” (I Samuel 30:6).

David se fortaleció en Dios y no en el hombre. Imagina la situación de David. Su enemigo parecía haberlo vencido. Muchos de sus hombres fueron matados. Tenía menos en número. Su familia fue capturada. Parecía necesitar ayuda del hombre. Pero no fue lo que David pensó. En Salmo 20, David dijo:

“Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria” (Salmo 20:7).

David era soldado y pronto sería rey de toda Israel. Necesitaba muchos carros y caballos para la batalla. Otros confiaban en carros y caballos para ganar las batallas. Pero David sabía que ni carros ni caballos lo podrían ayudar a menos que tuviera la bendición de Dios. Él sabía ultimadamente “que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla”. El Señor Dios era su fuerza. David sabía que el hombre no podía ayudarlo. Él estaba convencido que solamente Dios podía darle verdadera ayuda.

Cuando David recordó al Señor no tuvo más temor. Él dijo:

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”
       (Salmo 27:1).

Recordemos también que Dios es nuestra luz y nuestra salvación. ¡Qué consuelo es eso! Solo necesitamos preocuparnos de estar bien con Dios, y todo estará bien. No importa cuan fuertes sean nuestros enemigos si Dios está de nuestra parte.

“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
       (Romanos 8:31).

David se fortaleció recordando cuando Dios lo había librado en el pasado. Dios había salvado a David de muchas situaciones peligrosas y de problemas. David se animaba recordando las veces que Dios lo había librado. Confiaba en poder derrotar al gigante Filisteo, Goliat, en la batalla. Esta confianza vino de recordar que Dios lo había librado antes.

“Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (I Samuel 17:37).

Cuando te sientas angustiado y desanimado, recuerda cuantas veces Dios te ha librado, y serás animado.

David se fortaleció por la oración a Dios. Al leer la vida de David parece que a menudo se comunicaba con Dios. Él era el Salmista que siempre estaba en oración o adorando a Dios por su bondad. La oración era una gran fuente de ánimo para él, especialmente en tiempos de problemas. El libro de los Salmos registra muchas de las oraciones que David le ofreció a Dios. En el Salmo 34, David dijo:

“Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores” (Salmo 34:4).

Dios no quiere que temas. Él oirá tu clamor. Te librará de tus temores. Ora a nuestro Padre Celestial, y serás animado.

David se fortaleció sabiendo que Dios estaba en control de su vida. David aprendió a confiar a Dios y tuvo paz a pesar de lo que pasara. Él no culpaba a Dios por ponerlo en una situación mala. Él decía:

“En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores” (Salmo 31:15).

David oraba para ser librado pero a la vez sabía que en la “mano de [Dios] están mis tiempos.” Lo incierto en la vida puede dar mucha angustia y desanimo. Cuando la vida es más caótica y llena de problemas cuanto más necesitamos la esperanza y seguridad de Dios.

David dijo en el Salmo 42:

“¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Salmo 42:5).

¡Sé como David! Que no te venzan los problemas por los que estás pasando. Mantén todo en la perspectiva. Siempre controla tus emociones. Tú debes saber si te estás deprimiendo o perdiendo la esperanza. Debes recordar que no hay razón para desesperarte, ¡porque Dios está en Su trono aún! Dios es soberano y omnipotente. Él está en control de tu vida, y no te abandonará. Entonces, “Espera en Dios”. ¡Él hará que triunfes por medio de Cristo!

Le hablo a los jóvenes que esperamos son convertidos. Tienes grandes modelos de fe. Me refiero a la gente en nuestra iglesia. Son los “treinta y nueve” que han aprendido el secreto de la firmeza de David en medio de tribulaciones. Debes copiarles. Cuando pasaron angustia por muchos problemas, se fortalecieron en el Señor. Siguieron fuertes en la obra del Señor. Nuestra oración es que muchos jóvenes en nuestra iglesia hagan lo mismo. ¡Que Dios te ayude a fortalecerte en el Señor!

(FIN DEL SERMÓN)
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EL BOSQUEJO DE

CÓMO DAVID SE FORTALECIÓ A SÍ MISMO

por Dr. Kreighton L. Chan

“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios” (I Samuel 30:6).

I.   Primero, David se angustió mucho, I Samuel 30:6a.

II.  Segundo, David se fortaleció en el Señor, I Samuel 30:6b;
Salmo 20:7; Salmo 27:1; Romanos 8:31; I Samuel 17:37;
Salmo 34:4; Salmo 31:15; Salmo 42:5.