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LA ESPERANZA DEL CRISTIANO – UN SERMÓN DE FUNERAL

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un Sermón predicado en el Cementerio Hollywood Forever
La Tarde del Sábado, Octubre 8, 2011


Estamos aquí este día para el funeral de una señora en nuestra iglesia que ha sido Cristiana por muchos años. Es natural que pensemos sobre lo que le sucede a los Cristianos después de la muerte. En la Biblia hay tanto sobre este tema que no podemos cubrirlo todo en los unos cuantos minutos que tenemos en este servicio. Pero daré un esquema de los tres eventos principales que encaran al Cristiano a la hora de la muerte. Dejo afuera algunos de estos eventos a causa del tiempo, pero he aquí las cosas principales que le suceden a cada persona que muere con verdadero Cristiano.

I. Primero, el espíritu del Cristiano va de inmediato a la presencia de Cristo.

Por favor voltea en tu Biblia a II Corintios 5:8.

“Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (II Corintios 5:8).

El momento en que un Cristiano muere su espíritu va de inmediato a la presencia de Cristo. El Apóstol Pablo habló de su “deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23). El Dr. Henry Thiessen señaló que se dice que el cuerpo del Cristiano “duerme” (I Tesalonicenses 4:13-14; Marcos 5:39), pero “el alma... entra a comunión completa con su Señor” (traducción de H. C. Thiessen, Ph.D., Introductory Lectures in Systematic Theology, Eerdmans Publishing Company, 1971 edición, p. 271). “El creyente ciertamente entra de inmediato a la presencia de Cristo cuando se duerme [en la muerte], Filipenses 1:23; II Corintios 5:6-8” (ibid., pp. 339-340). Jesús le dijo al ladrón convertido, que estaba muriendo en la cruz junto a la Suya: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Entonces sí es propio decir que los Cristianos, al morir, van de inmediato a estar con Cristo en el “paraíso”. Pero la Biblia solamente nos da un vistazo de cómo será el “paraíso”. Pablo habló de ser “arrebatado hasta el tercer cielo...al paraíso” en una visión (II Corintios 12:2-4) – pero Pablo tuvo prohibido relatar las palabras que escuchó allí. Es seguro que Cristo está allí, sentado a la diestra de Dios (Romanos 8:34). Se nos da a ver un poco dentro del paraíso en el libro de Apocalipsis, en pasajes como Apocalipsis 6:9-11:

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apocalipsis 6:9-11).

Tal como el ladrón convertido fue de inmediato al paraíso cuando murió, a estar con Cristo (Lucas 23:43), así los espíritus de todos los Cristianos verdaderos entrarán allí en la muerte a estar con el Salvador.

II. Segundo, el cuerpo del Cristiano entra en el sepulcro, esperando el Rapto.

Por favor voltea a I Corintios 15:51-54.

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (I Corintios 15:51-54).

No te sorprendas si la resurrección de los cuerpos físicos de los Cristianos te parece un misterio. Después de todo, el Apóstol Pablo mismo lo llamó un “misterio” (I Corintios 15:51) – algo que no sabríamos si Dios no lo hubiera revelado en las Escrituras. No todos “dormiremos” – o sea, no todos nuestros cuerpos entrarán en el sepulcro. Pero en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, todos los cuerpos de los Cristianos vivos y muertos serán “transformados” y “resucitados incorruptibles”. A esa hora los espíritus y los cuerpos resucitados de los muertos serán reunidos. Las Escrituras no nos dicen exactamente cómo serán nuestros cuerpos resucitados. El Apóstol Juan dijo:

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (I Juan 3:2).

En Su cuerpo resucitado, Jesús podía ser visto y palpado. Él podía comer y hablar. Él podía ser reconocido también (Lucas 24:36-43). Se nos dice específicamente que Él no era un espíritu, sino que Él tenía un cuerpo de “carne y huesos” (Lucas 24:39) – pero su cuerpo ya no estaba limitado. Él podía aparecer y reaparecer aun cuando estaban cerradas las puertas. Entonces, basta decir: “cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (I Juan 3:2).

Ahora voltea a I Tesalonicenses 4:13-17.

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (I Tesalonicenses 4:13-17).

No debemos doler sin esperanza, como los incrédulos, cuando un amigo o un amado mueren (4:13). Debemos creer la palabra del Señor, las Sagradas Escrituras, que nos dicen que Cristo Mismo descenderá del Cielo (v. 16). Los cuerpos de los Cristianos muertos resucitarán primero (v. 16b). Luego los cuerpos de los Cristianos vivos serán “arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” (v. 17). Este evento generalmente se llama “el rapto” – que significa “ser arrebatado” o “transportado”. El término viene de las mismas palabras “arrebatados” (v. 17). No cabe duda que estos versos hablan del “arrebatamiento” de los cuerpos de Cristianos ambos vivos y muertos “para recibir al Señor en el aire” (v. 17). En esa hora los espíritus y los cuerpos resucitados de los Cristianos muertos serán reunidos.

Estoy dejando fuera ciertas cosas a propósito – tales como el juicio bema y la cena de bodas del Cordero – porque quiero cubrir solamente tres puntos principales en este corto estudio de servicio funeral.

III. Tercero, el Cristiano, en su cuerpo resucitado, regresará a esta tierra a reinar con Cristo.

Voltea por favor a Judas 14. Esta es la promesa más antigua del regreso de Cristo con Sus santos.

“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares” (Judas 14).

El número 10,000 es ilustrativo. Incluye a todos los verdaderos Cristianos, como dice Zacarías 14:5:

“Y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”
       (Zacarías 14:5).

“Hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (Daniel 7:22).

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10).

Y por favor voltea a Apocalipsis 20:6.

“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6).

Cristo descenderá del Cielo al Monte de Olivos, desde el cual El ascendió (Hechos 1:11-12). Los Cristianos descenderán con Él a regir y a reinar sobre la tierra por 1,000 años.

Nuestra hermana estuvo enferma por mucho tiempo, sin poder caminar, en una silla de ruedas. ¡Pero cuando Cristo regrese, ella bajará a la tierra con Él en su cuerpo glorificado, caminando y saltando y alabando a Dios en el Reino de Cristo de 1,000 años! El Dr. John R. Rice lo dijo todo en su himno, “Cuando Reine Jesús”.

Toda tristeza se volará,
   Cuando reine Jesús.
Los ojos del ciego se abrirán;
   Los muertos cantarán.
¡Toda tristeza se volará!
   ¡Volará, gloria será!
¡El Huerto de Edén regresará!
   Cuando reine Jesús.

Los cojos cual siervos saltarán,
   Pues no habrá enfermedad.
Flor dará el desierto
   ¡Y espinas ya no maldecirán!
¡Toda tristeza se volará!
   ¡Volará, gloria será!
¡El Huerto de Edén regresará!
   Cuando reine Jesús.

Reinos caerán, Y el poder de Satán
   Al fin terminará.
Justicia llenará la tierra,
   Y paz reinará mil años.
¡Toda tristeza se volará!
   ¡Volará, gloria será!
¡El Huerto de Edén regresará!
   Cuando reine Jesús.
(Traducción de “When Jesus Comes to Reign”
         por Dr. John R. Rice, 1895-1980; alterada por el pastor).

(FIN DEL SERMÓN)
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You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here) – or you may
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La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Apocalipsis 20:1-6.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“When Jesus Comes to Reign” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980).


EL BOSQUEJO DE

LA ESPERANZA DEL CRISTIANO – UN SERMÓN DE FUNERAL

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

I.   Primero, el espíritu del Cristiano va de inmediato a la presencia de Cristo,
II Corintios 5:8; Filipenses 1:23; I Tesalonicenses 4:13-14; Marcos 5:39;
Lucas 23:43; II Corintios 12:2-4; Romanos 8:34; Apocalipsis 6:9-11.

II.  Segundo, el cuerpo del Cristiano entra al sepulcro, esperando el Rapto,
I Corintios 15:51-54; I Juan 3:2; Lucas 24:36-43, 39; I Tesalonicenses 4:13-17.

III. Tercero, el Cristiano, en su cuerpo resucitado, regresará a esta tierra a reinar
con Cristo, Judas 14; Zacarías 14:5; Daniel 7:22; Apocalipsis 5:9-10; 20:6;
Hechos 1:11-12.