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COMENTARIOS SOBRE EL PRIMER GRAN DESPERTAMIENTO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
Sábado por la Noche, 16 de Mayo del 2009

“Mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42).


Hace dos Sábados empecé a leer porciones de [“A Faithful Narrative of Surprising Conversions”] “Una Narrativa Fiel de Conversiones Sorprendentes” por Jonathan Edwards. Esta noche leeré parte de “Memorias” de Edwards. Lo he editado y adaptado al Inglés moderno. El Primer Gran Despertamiento empezó en la iglesia de Edwards en Nueva Inglaterra. Luke Tyerman dio esta descripción de las manifestaciones físicas en las reuniones de Jonathan Edwards:

En muchos casos la convicción de pecado y la conversión fueron acompañadas con efectos físicos intensos. Cantidades [de personas] caían postradas [a la] tierra, y clamaban en voz alta por misericordia. Los cuerpos de otros se convulsionaban y [caían inconscientes]…los hombres literalmente gritaban clamando misericordia…los pecadores temblaban; pero no más de lo que los filósofos del tiempo presente lo harían, si tuvieran la misma visión de los tormentos de los condenados [en el Infierno] a los cuales el pecado los expone. Habían gemidos y desmayos… pecadores despreocupados eran indudablemente convertidos, y eran hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús (Traducido de Luke Tyerman, The Life and Times of the Rev. John Wesley, Tentmaker Publications, reimpreso en2003, pp. 218-219; comentarios sobre el Despertamiento en Nueva Inglaterra bajo la predicación de Jonathan Edwards).

Esas emociones eran muy diferentes a las de las reuniones carismáticas y Pentecostéses de hoy en día. En las reuniones modernas hay caídas y llantos, pero están asociadas con lo que según llaman “llenar del Espíritu”, y “sanamientos”. Nada de eso tomó lugar en las reuniones de Jonathan Edwards. En las reuniones de Edwards la gente caía bajo una extrema convicción de pecado. Ellos temblaban y lloraban por su pecado con “visiones vívidas del tormento de los condenados a lo cual el pecado [los exponía]”. Así que las emociones carismáticas el día de hoy no son las mismas. Estas no vienen con la “convicción de pecado”. Esa es la diferencia entre las falsificaciones de avivamientos y los avivamientos verdaderos. Donde la verdadera convicción de pecado está ausente, debemos descontar tal “efectos físicos”. La convicción verdadera y la conversión verdadera, seguidas por una vida Cristiana verdadera, no pueden ser falsificadas.

En las memorias de Edwards, él escribe que un sermón fue predicado a un grupo de personas en una casa. Casi al final del sermón “una o dos personas quienes profesaron ser Cristianas fueron afectadas grandemente por la grandeza y la gloria de Dios. Esto tuvo un efecto muy visible sobre sus cuerpos”.

Un poco después, en otro cuarto de la casa, un grupo de jóvenes vino bajo profunda convicción, y muchos fueron vencidos con angustia sobre su condición miserablemente pecaminosa, “así todo el cuarto se llenó nada más que de clamor, desmayos, y cosas así”. Más personas vinieron de otra parte del pueblo y fueron vencidos de la misma manera. Esto duró varias horas. Después de esto hubo otras reuniones en donde muchos jóvenes y aun niños lloraban, se desmayaban y gimían bajo la convicción de pecado. Edwards llevó a algunos de ellos a otra casa y los aconsejó respecto a la salvación. Los niños fueron “grandemente afectados con las advertencias y consejo dados a ellos, y muchos excesivamente sobrevencidos; y el cuarto se llenó de llanto; y cuando se les mandó ir a casa se fueron por las calles llorando a gritos…su convicción se apoderó de ellos fuertemente, y se quedó con ellos [hasta que fueron convertidos]” (Traducido de Jonathan Edwards, Memoirs, Banner of Truth Trust, 1992 edición, tomo I, p. lviii).

En su libro, A Narrative of Conversions, [Una Narrativa de Conversiónes] Edwards sabiamente dijo que alguna de la angustia que las personas sintieron se debía a que “Satanás probablemente tenía una mano fuerte metida [en eso] para atraparlos, y cerrarles el camino [a Cristo]… poniendo un impedimento entre ellos, [Satanás] se aprovechaba mucho de ellos” (p. 351).

Lo que hace la diferente entre estos “clamores, desmayos, y cosas por el estilo” y el fenómeno moderno carismático es que estos lloraban a gritos bajo convicción de pecado – que los guiaba a la conversión. No eran fenómenos por causa de ser fenómenos, como lo vemos en estas reuniones modernas.

Otra cosa que hay que tomar en cuenta es que Edwards dijo, “Satanás probablemente tenía una mano fuerte metida [en eso] para atraparlos, y cerrarles el camino…” Parece extraño que se dice tan poco de Satanás en los libros que leo sobre avivamiento. Muchos de ellos no lo mencionan para nada. Otros solamente mencionan a Satanás como un obstáculo para el avivamiento, pero nunca como falsificador, al menos en los muchos libros que he leído sobre el tema de avivamiento. El Dr. Asahel Nettleton comentó sobre eso hace más de ciento cincuenta años:

Varias veces fui golpeado con estas circunstancias en la manera de predicación, que nada fue escuchado del peligro de la conversión espurio [falsa]. Por meses, parecía que el la idea no se consideraba, que sí había tal cosa como influencia satánica en forma de religión (Traducido de Asahel Nettleton, D.D., citado en Bennet Tyler and Andrew Bonar, The Life and Labours of Asahel Nettleton, The Banner of Truth Trust, edición de 1975, p. 367).

Como resultado del “decicionismo” todos aquellos que profesaban exteriormente la fe fueron aceptados como convertidos. Esto empezó al final del Segundo Gran Despertamiento como resultado de la teología y práctica “decisionista” de Finney. El Dr. Nettleton fue el oponente de Finney. Él dijo que el “decisionismo” había producido tal falta de discernimiento que todas las profesiones de fe eran aceptadas como conversiones verdaderas, “parecía que la idea no se consideraba, que sí había tal cosa como influencia satánica en forma de religión (i.e. conversión)”.

Creo que hace como veinte años Dios comenzó a mostrarme que lo que el Dr. Nettleton dijo en la cita recién mencionada es la razón principal por la cual ha habido tan poco avivamiento en el mundo Occidental desde el Tercer Gran Despertamiento (1857-1859). Desde ese día los pastores han aceptado crecientemente cualquier prefesión Cristiana como si fuera una conversión verdadera. Han dejado de creer que Satanás puede dar “conversiones spurias [falsas]”. Es por ello que muchos pastores han perdido el discernimiento espiritual, y las iglesias Occidentales en América y en Europa se han llenado de gente inconversa que es solamente Cristiana nominal – Cristiana solamente por nombre. Yo creo ahora que los pastores deben escuchar los testimonios de aquellos que profesan la fe, y dejar de bautizar gente que no se ha vuelto claramente del pecado y no ha venido claramente a Cristo Mismo. La gente que no tiene testimonio de que Jesús ha limpiado sus pecados con Su Sangre debe mantenerse en espera hasta que le sea claro al pastor y a la iglesia que ellos han experimentado el arrepentimiento verdadero y verdadero confiar en Cristo solo. De otro modo Satanás seguirá inundando nuestras iglesias con Cristianos nominales que no han sido renacidos y no han experimentado la conversión verdadera.

Yo creo que en el Primer Gran Despertamiento hubo mucha influencia Satánica, igual que en todos los avivamientos verdaderos. Siempre han una mezcla de la verdad y el error en avivamientos verdaderos. Es por eso que los pastores tienen que usar discernimiento al tratar con los perdidos. Creo que aquellos que lloraban a gritos y caían pudieron a menudo haber estado bajo la influencia de Satanás. Vemos esto es la Biblia. Por favor voltea a Lucas 9:37.

“Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:37-42).

Spurgeon predicó varios sermones sobre este pasaje y lo pasajes paralelos en Mateo y Marcos. En su sermón, [“The Devil’s Last Throw”] “La Última Tirada del Diablo,” Spurgeon dijo,

He estado hablando acerca del Diablo botando a algunos y derribándolos cuando ellos venían a Cristo. ¿Hay algunos de ustedes que no saben nada al respecto? Bueno, me da gusto que no. Si tú vienes a Cristo sin ser botado y derribado me da gusto. Me he empeñado en ayudar a aquellos que están terriblemente atormentados; pero si no eres tratado así, no desees serlo… (Traducido de C. H. Spurgeon, “The Devil’s Last Throw,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1973, tomo XXIX, pp. 587-588).

Yo sé que este tema va a ser ridiculizado por muchos hoy en día. Iain H. Murray sabiamente dijo, “La esencia del racionalismo es su preocupación por explicarlo todo sin referencia a lo sobrenatural” (traducido de Iain H. Murray, A Scottish Christian Heritage, The Banner of Truth Trust, 2006, p. 383). Los racionalistas de nuestro tiempo piensan que cualquier referencia a Satanás o a Dios en relación a la conversión puede ser explicada por medios médicos o sicológicos. Pero en otro sermón en Lucas 9:42, titulado “El Conflicto Del Que Viene”, Spurgeon sacó a luz los elementos sobrenaturales en la conversión.

“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42).

Spurgeon dijo,

      El muchacho poseído con un espíritu inmundo es un emblema apropiado de cada hombre impío y inconverso. Aunque no seamos poseídos por demonios, por naturaleza somos poseídos por vicios y lujurias inmundas las cuales… ciertamente destruirán nuestras almas. Nunca ninguna criatura poseída por espíritus inmundos estaba en peor situación que el hombre que no tiene a Dios, no tiene a Cristo, sin esperanza en el mundo. Echar fuera un espíritu inmundo era una cosa imposible para el hombre y solo posible para Dios; y así es la conversión de un pecador impío algo que esta fuera del alcance de la habilidad humana, y solo puede ser alcanzada por el poder de [Dios]. Los terribles gemidos, espumaderos, y derrumbamientos causados en este infeliz niño por el espíritu inmundo, son una ilustración de los pecados, iniquidades, y vicios a los cuales hombres impíos se apresuran continuamente …pecadores que vienen, cuando ellos se acercan al Salvador, frecuentemente son botados y derribados por Satanás, así que ellos sufren extremadamente en sus mentes, y están a punto de renunciar en desesperación (Traducido de C. H. Spurgeon, “The Comer’s Conflict With Satan,” The New Park Street Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1981, tomo II, p. 369).

“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42).

Al final del sermón “El Conflicto Del Que Viene” por Spurgeon, él dijo:

      Tengo algunos aquí, sin embargo, que se burlarán de lo que he estado predicando esta mañana. ¡Ah! señores, pueden burlarse [pero quisiera que lo creyeran]. Aunque es triste la experiencia de ser desgarrado cuando vienes a Cristo, yo prefiero verte así que verte completo, lejos de Cristo. Es mejor ser despedazado viniendo al Salvador, que tener un corazón sano, completo lejos de él. Tiembla, pecador, tiembla, porque si tú no vienes a Cristo, él te despedazará en al final…“¡Cuidado! Vosotros que os olvidáis de Dios, no sea que él te despedace y no habrá quien te libre”…¿Qué te aprovecha si ganas todo el mundo y pierdes tu alma? (ibid., p. 376).

Mañana daré el sermón de Domingo por la mañana sobre II Corintios 4:3-4,

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (II Corintios 4:3-4).

El acaba con el Ciego Bartimeo esforzándose para llegar a Cristo para que sanara su ceguera. La lucha de Bartimeo para llegar a Cristo en su ceguera es, yo creo, una ilustración de aquel entre ustedes que no es convertidos y que estás luchando por pasar la ceguera Satánica de tu mente, para que Cristo abra tus ojos espirituales y te salve. Creo que debes luchar con todas tus fuerzas, como lo hizo Bartimeo, para llegar a Cristo y ser salvo. Debes luchar como él para ser libre del poder cegador de Satanás y encontrar salvación en Cristo Jesús.

Daré el sermón del Domingo por la noche sobre Mateo 11:12,

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”
       (Mateo 11:12).

El tema del Domingo por la noche es este: los jóvenes que están desesperados por la salvación la encontraran siempre. Pero aquellos que no tienen un deseo fuerte de ser convertidos, nunca lo serán. El título del sermón por la noche es “¡Sólo los Violentos son Salvos! ¡Todos los Violentos son Salvos!”

Satanás no quiere que seas convertido. Ambos sermones de mañana muestran que debes luchar para entrar en Cristo, porque Satanás se opone con todo su poder a que lo hagas.

La lucha por la que debes pasar en una lucha con Satanás. Dr. Nettleton señaló que debes ser

1.  Convicto de pecados externos.

2.  Luego debes ser convicto de pensamientos pecaminosos.

3.  Luego tienes que tener una convicción profunda – una convicción de que tu corazón es duro porque está completamente depravado por el pecado original. Debes tener gran desesperación de que no encontrarás salvación a menos que Cristo cambie tu corazón – a menos que él te convierta, te cambie en el corazón de ser un hijo de Satanás a un hijo de Dios. Debes estar dolorosamente al tanto de que si Dios no cambia tu corazón por gracia, nunca serás convertido. Si nunca has sentido que tu propio corazón está arruinado y completamente en pecado y bajo el poder de Satanás, nunca te esforzarás por ser libre del pecado de tu naturaleza misma y del poder de Satanás. El Dr. Nettleton dijo, “Si el pecador no ha sentido [el terrible pecado de su propio corazón] él no ha estado bajo [la verdadera] convicción de pecado, o ha sentido su necesidad [por la salvación en Cristo]” (Traducido de Dr. Asahel Nettleton, del Bennet Tyler and Andrew Bonar, Nettleton and His Labours, Banner of Truth Trust, reimpreso en 1975; parafraseado de Nettleton, ibid.).


Ojalá que tú decidas escuchar los dos sermones mañana como si tu vida dependiera de eso – porque sí depende. Ojalá que luches con todas tus fuerzas, como resultado de estos sermones mañana, para que seas librado de Satanás y halles el descanso y la paz a través de Jesús, y limpieza de tu pecado por Su Sangre, porque

“la sangre de Jesucristo su Hijo...limpia…de todo pecado”
       (I Juan 1:7).

Determina ahora que tú lucharás contra Satanás, y llegarás a Cristo, porque sólo Él puede salvarte de tu pecado, del infierno y de la tumba. ¡Que Dios te ayude en tu lucha mañana!

Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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