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EL DESAFÍO DE UNA CIUDAD MALVADA

(SERMÓN #38 DEL LIBRO DE GENESIS)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
la Tarde del Sábado, 8 de Marzo de 2008

“Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama. Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será” (Genesis 4:16-24).


Esta sección de Génesis da un repaso breve de la subida de esta civilización. Se divide en dos partes: (1) los descendientes de Caín y (2) los descendientes de Set. Para ilustrar lo que le sucedió a estos dos grupos de gente te diré la historia de dos familias Americanas [Estado Unidenses], que se dieron en el siglo dieciocho.

La primera familia era la de un hombre llamado Jukes, que vivió durante el tiempo del Primer Gran Despertamiento, pero que no fue afectado por él, y así, no se hizo Cristiano. El Dr. A. T. Pierson dijo,

      Se ha hecho un cuidadoso [estudio] de la historia de una familia que se conoce como los Jukes, y es notorio por ser un record de pobreza y de crimen, tontería y locura, prostitución y borrachería.
      Se ha trazado un total de 1,200 descendientes de este... árbol familiar. Alrededor de 400 de ellos eran físicamente buenos para nada. 310 eran pordioseros profesionales. 130 criminales convictos. 60 ladrones...y 7 asesinos, mientras que de los 1,200 [descendientes de los Jukes] solamente 20 aprendieron un oficio, y la mitad aprendió el oficio en la prisión (traducción libre de Dr. A. T. Pierson, “The Jukes Family,” citado en Paul Lee Tan, Encyclopedia of 7,700 Illustrations, Assurance Publishers, 1979, p. 961).

La segunda familia Americana descendió de Jonathan Edwards, el gran predicador y teólogo del Primer Gran Despertamiento, que era hijo de padres piadosos. Él era hijo de un pastor piadoso, y antes de él, el Dr. Solomon Stoddard, padre de su madre, era pastor. Edwards se hizo el pastor asociado en la iglesia de Stoddard, dos años antes de que el anciano falleciera, y lo reemplazó como pastor cuando falleció. Cuando trazamos la historia de los descendientes de Jonathan Edwards, descubrimos que 400 de ellos fueron Cristianos de renombre. Los descendientes de Edwards incluyen 14 presidentes de universidades y 100 catedráticos. Otros 100 llegaron a ser ministros del Evangelio, misioneros y maestros de teología. Más de 100 de ellos se hicieron abogados y jueces. También entre los descendientes de Edwards, 60 se hicieron doctores, y otros 60 llegaron a ser autores de renombre, o editores de periódicos.

De hecho, casi toda industria importante ha tenido de promotor a una o más personas de la descendencia de Jonathan Edwards (traducción libre abreviada de Paul Lee Tan, Th.D., Encyclopedia of 7,700 Illustrations, Assurance Publishers, 1979, pagina 962).

Al comparar la horrible historia de vicio, crimen, pobreza y pecado de la familia Jukes, y la historia de piedad y éxito de la familia Edwards, vemos una ilustración gráfica de la maldad que el Sr. Jukes le pasó a generaciones de sus descendientes arruinados, y el servicio piadoso para Cristo que Jonathan Edwards le pasó a sus descendientes.

En años futuros se contará la historia de tu familia. ¿Será un desorden grave lo que le pasarás a los hijos futuros de tu familia, en generaciones por venir, o les pasarás una herencia piadosa a tus descendientes?

Tú tienes en tus manos la herencia de estos niños que aun no han nacido. Si veines a Cristo, eres convertido y vives una vida piadosa, ellos bien podrán llegar a ser hombres y mujeres importantes en la causa de Cristo. Pero si no eres convertido, y te apartas de Cristo y de la iglesia, es muy posible que tu descendencia sea un triste grupo de gente que viva sus vidas sin lograr ningún bien para el reino de Dios. Tú tienes literalmente la herencia de tus hijos y de sus descendientes en tus manos. Si no te haces un Cristiano verdadero ahora, les heredarás un terrible fondo. Ese es un hecho simple, y un asunto muy serio en estos días de apostacía y maldad. Es tu responsabilidad como joven hoy venir a Cristo completamente, y vivir por Él no importa lo que cueste. Si lo haces, tus hijos y sus descendientes tendrán una mayor oportunidad de ser convertidos y de ser gente Cristiana productiva en el futuro, cuando tú ya no estés. Esos son hechos simples, comprobados en la historia vez tras vez.

Así que te digo, ¡Piensa! Lo que haces con Cristo hoy tendrá un enorme impacto en las generaciones que todavía no han nacido, para bien o para mal.

Así fue con la familia de Caín y la familia de Set. La historia de ellos se da aquí en el cuarto capitulo de Genesis. Tracemos la familia de Caín.

Comenzó mal. Su “patriarca” era Caín, un hombre que resistió el consejo de Dios, exigió tomar su propio camino en la vida, y acabó por irse

“de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén” (Genesis 4:16).

Esta es la primera cosa importante que aprendemos acerca de la subida de la civilización Caínita. Que era apóstata. Caín había salido de la presencia de Dios. Esto no quiere decir que Dios no era omnipresente. La Biblia enseña que Dios está presente en todas partes. ¿Entonces qué significa cuando dice que Caín “salió, pues, de delante Jehová”? (Genesis 4:16).

Quiere decir que él se apartó de los medios de la gracia. Él dejó a su familia. Él dejó la predicación de su padre, Adán. Él abandonó el compañerismo de su familia redimida. Él dejó a la gente por medio de la cual Dios desenvolvía Su plan para la humanidad. Y creo que también significa que él paró de comunicarse con Dios en oración, y también, que él rechazó el sacrificio de Sangre, que se implica fuertemente en ambas, las cubierta de Adán y Eva en piel, y el conocimiento que él había obtenido de su padre, que tal sacrificio de sangre era necesario si alguien habría de ser agradable ante los ojos de Dios.

Esto le dio a la civilización empezada por Caín un mal principio, separado de su familia que había sido restaurada a la salvación por fe en el Cristo preencarnado. En breve, podemos decir que Caín empezó su familia, y la civilización que salió de ella, por dejar a Dios fuera del mapa, por descuidar a Dios y dejarlo fuera de sus vidas. Al hacer esto, la familia de Caín, y la civilización que salió de ella, se movieron rapidamente a un estado de impiedad. Los Caínitas no eran idolatras, pero seguramente eran humanistas, poniendo al hombre en el centro en lugar de Dios. Eran bastante parecidos a los humanistas de nuestro día.

La segunda marca principal de la civilización de Caín era que se volvió de la agricultura a edificar ciudades. Dios le había dicho a Adán que tenía que ganarse la vida en la agricultura, ambos antes y después de la Caída, cuando Dios le repitió a Adán que tenía que ganarse la vida de “y comerás plantas del campo” (Genesis 3:18). Así, la civilización Caínita, al edificar ciudades en qué vivir, contradijo a Dios y se rebeló contra Su plan de vivir y trabajar en los campos. En vez de obediencia a Dios, Caín y sus descendientes

“[edificaron] una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc” (Genesis 4:17).

Al nombrar la ciudad como su hijo Enoc (un Enoc que no es el del capitulo 5), Caín estaba mostrando su rebelión aun más contra Dios, porque el nombre Enoc significa “comienzo” o “principio,” y probablemente siginifica el principio de un nuevo modo de vida, en que Dios no estaba en el centro. El Dr. DeHaan dijo,

Esta es la primera mención de ciudades en toda la Palabra de Dios. Cuando Dios creó al hombre, no lo puso en una ciudad, sino que en un huerto, las ciudades fueron edificadas por hombres malvados, si han sido siempre un símbolo de maldad y corrupción. En la concentración de poblaciones en nuestras ciudades, el pecado se desarrolla a una velocidad que no se conocen en otras partes...Fue la primera explosión de edificación de ciudades en toda la historia, y fue seguida por todas las maldades peculiares de cada distríto urbano de la vida en la ciudad en todas los tiempos (traducción libre de M. R. DeHaan, M.D., The Days of Noah, Zondervan Publishing House, 1963, p. 41).

Es interesante ver que los descendientes de Jonathan Edwards vivían en villas pequeñas, y la mayoría de familias se ganaban el pan, o al menos la mayoría, en la agricultura, en granjas. Pero la familia Jukes ha de haber vivido en ciudades más grandes que la comunidad agricultora en que vivía Edwards y su descendencia. El crimen, la delincuencia y el pecado relacionados a la familia Jukes resultó de las ciudades.

Sin embargo ahora muchos Cristianos viven en ciudades grandes. De hecho, los primeros Cristianos empezaron como gente de ciudad, viviendo en Roma, Efeso, Tesalónica, y otras ciudades grandes. Fue de estos primeros Cristianos que cambió el estándar, y los Cristianos aprendieron a vivir en las ciudades del mundo Romano, y a vivir sus vidas separadas de la gente pagana que los rodeaba. Ellos tomaron un nuevo punto de vista basados en las palabras de Cristo, “yo os elegí del mundo” (Juan 15:19). Las iglesias que Cristo edificó eran una novedad en el mundo. Cristo y Sus Apóstoles deliberadamente edificaron iglesias locales en el mero corazón de las ciudades grandes del mundo Romano. Pero, no como la civilización de Caín, las iglesias edificadas por Cristo y los Apóstoles no estaban centradas en el hombre. Estaban centradas en Cristo. Eran congregaciones de gente que se juntaban para ser una luz en estas ciudades oscuras, y así permanecen hasta hoy, en las grandes ciudades como Hong Kong, Beijing, Saigon, y otras grandes cuidades impías. Especialmente en el Tercer Mundo, las iglesias como del Nuevo Testamento son contra-cultura, esparciendo la luz del Evangelio. Nuestra iglesia está localizada en el corazón del centro cívico de esta grande y malvada ciudad de Los Angeles. Hacemos todo lo que podemos para hacer de nuestra iglesia una contra cultura, un refugio del mundo.

Así que nuestro mensaje hoy no es “sal de la cuidad.” ¡No! ¡Para nada! Decimos, “Evangeliza la cuidad, tal como lo hicieron los primeros Cristianos.” Haz de la iglesia local el mero centro de tu vida – ¡y evangeliza! Trae a hombres perdidos moribundos al compañerismo de nuestra iglesia. Se amable y hospitalario con ellos, y llevalos a conocer las riquezas de la redención en Cristo Jesús, y el gozo de ser parte de una iglesia local como la nuestra! ¡Hazlo!

El evangelio proclamad hoy, A traves de la tierra, en el nombre de Jesús;
Esta palabra resuena por los cielos, ¡Evangeliza! ¡Evangeliza!
A hombres moribundos, a la raza caída, Dad a conocer el don del Evangelio,
Al mundo que en la oscuridad yace, ¡Evangeliza! ¡Evangeliza!
   (Traducción libre de “Evangelize! Evangelize!” por Dr. Oswald J. Smith,
      1889-1986; al son de “And Can It Be?” by Charles Wesley, 1707-1788).

La cuidad que Caín edificó cayó más y más profundamente en el pecado – en poligamia, en empeño con la música, y en violencia sin precedente, que vemos en Genesis 4:19-24. Yo creo que hay una paralela entre la ciudad edificada por Caín y las grandes ciudades laicas del mundo hoy. Jesús dijo,

“Porque como en los días...así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:38-39).

Jesús nos decía que la maldad de la ciudad que Caín construyó sería un retrato, o un tipo, de las ciudades de nuestro día, poco antes de la Segunda Venida de Cristo, y del fin de esta era.

Pero nuestro mensaje no es huir de la ciudad y tratar de hallar un lugar más seguro en el campo! ¡Oh, no! El mandato de Cristo es ir por todo el mundo, especialmente a las ciudades grandes. Como los primeros Cristianos de la nueva dispensación lo hicieron, así nosotros. Como ellos, no abandonaremos nuestro puesto. No abandonaremos nuestro llamado de Cristo,

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

No debemos partir de esta ciudad que es igual a los Caínitas, en vez debemos desafiarla con el Evangelio, y atraer a hombres y mujeres a nuestra iglesia local, donde ellos hallarán un refugio del humanismo dominado por el pecado de esta cuidad. Como el viejo Moody dijo, “¡Atraelos con amor!” ¡Evangeliza! ¡Evangeliza!

Dadnos un lema para la hora de hoy, Palabra de poder,
Un grito de batalla, aliento de llamas que constriña a la conquista o a la muerte.
Palabra para despertar a la iglesia del sueño, a obedecer el mandato del Maestro.
Se da el llamado, Ejercitos alzaos, ¡Nuestro lema es, Evangeliza!

El evangelio hoy proclamad, A traves de la tierra, en el nombre de Jesús;
Esta palabra resuena por los cielos, ¡Evangeliza! ¡Evangeliza!
A hombres moribundos, a la raza caída, Dad a conocer el don del Evangelio,
Al mundo que en la oscuridad yace, ¡Evangeliza! ¡Evangeliza!

(FIN DEL SERMÓN)
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