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EL HUERTO DE EDÉN

(SERMÓN #10 DEL LIBRO DE GENESIS)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Mañana del Día del Señor, 5 de Agosto de 2007
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado” (Genesis 2:8).


Parece que el hombre fue creado antes de que Dios “plantara” el Huerto de Edén, porque la creación del hombre se da en el verso siete, seguida por nuestro texto en el verso ocho. Así, parece que Edén fue plantado al este de donde fue creado Adán. También parece que se refiere al lugar que estaba al este de donde Moisés estaba cuando por inspiración divina escribió Genesis. Exodo 24:4 nos dice, “Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová.” Moisés estaba en la Peninsula de Sinaí, así que podemos decir que estaba al este del desierto. O podría querer decir al este de Canaan, y estar escrito del punto de vista Hebreo. En cualquiera de esos tres casos, parece haber estado cerca de Ararat, en el area general que ahora se conoce como Turquía y Armenia. El Dr. McGee dijo,

Estoy seguro que estaba en el Valle de Tigris-Eufrates, hasta podía haber sido el valle entero. Originalmente era un lugar muy fertil, y aun lo es. Es parte de la “crecenta fértil.” Hubo un tiempo cuando los habitantes de esa región no sembraban granos allí, simplemente los cosechaban, ya que crecían por sí solos (traducción literal de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1981, volume I, p. 20; note on Genesis 2:8).

Pero no debemos preocuparnos de la localidad exacta porque Moisés grabó los nombres y lugares de las cosas que existían antes del gran Diluvio. La topografía entera de la tierra fue cambiada por el diluvio. Como lo puso el Apostol Pedro,

“Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”
      (II Pedro 3:6).

Lutero dio una buena descripción del Edén, que cito ampliamente:

Me parece que el lugar fue llamado Edén por Adán, o al menos en la vida de él, por su fertilidad y gran belleza. El nombre era reconocido por su descendencia aun [después] de haberse perdido. Cuando el mundo fue destruído por el Diluvio, también lo fue este bello huerto, y se perdió...ya que el huerto había sido para Adán y todos sus descendientes, no se puede suponer que era solamente de unas cuantas millas cuadradas. Era [en realidad] la parte óptima de la tierra. Yo creo que este huerto existió hasta el Diluvio, pero antes del Diluvio fue cuidado por un ángel, como nos dice Moisés. Como Moisés dijo el hombre era diferente de los animales, aunque las criaturas irracionales tambíén salieron de la tierra, aquí, él distingue cuidadosamente la morada del hombre, que Dios plantó y adornó con más diligencia y belleza que las otras partes de la tierra. Moisés se preocupa en mostrar que el hombre era una criatura mucho más excelente que todas las demas...Dios puso al hombre en el Paraíso después de haberlo formado. Pero Eva fue creada en el Huerto...Aunque la tierra entera fue creada de tal manera que daba árboles que daban frutas, y hierbas que daban semillas, Dios le daba al Huerto de Edén cuidado especial...Moisés describe a Dios como un horticulturista que planta un huerto diligentemente según su gusto, seleccionando algunos de los árboles que le encantan y los cuida de modo especial (traducción literal de Martin Luther, Th.D., Luther’s Commentary on Genesis, Zondervan Publishing House, reimpreso en 1958, tomo I, pp. 45-46).

Para comprender la gran belleza y encanto del Huerto de Edén necesitamos tener varias cosas en mente. Primero, la tierra entera era completamente diferente de lo que es ahora. Voltea a Genesis 1:6. En el segundo día de la Creación,

“Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así” (Genesis 1:6-7).

Yo tomo la posisión del Dr. Henry M. Morris, que hubo una división de agua en la tierra del canapé de agua arriba. El Dr. Morris dijo que las aguas sobre la tierra se habían “transformado a [un] estado vapor para ser separada de materiales más pesados y elevada arriba de la atmósfera, donde servía de sabana termal [caliente] para los futuros habitantes de la tierra” (traducción literal de Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishing, p. 4, nota de Genesis 1:6). El vasto vapor era como un canopé o envoltura en la atmósfera exterior, que proveía un efecto de invernadero sobre toda la tierra. Así, la tierra entera estaba protegida de radiaciones dañinas, como dijo el Dr. Morris, proveyendo “un ambiente ideal para una abundante vida animal y vegetal y para la logetividad y comodidad en la vida humana” (ibid.).

Este canopé de vapor de agua que rodeaba la tierra no era nubes, sino un grueso cuerpo de vapor sobre el cielo, extendiendose hacia el espacio alrededor de la tierra. Eso explica por qué no hubo lluvia sobre la tierra antes del gran Diluvio en el tiempo de Noé. Voltea a Genesis 2:5-6, comenzando a medias del verso cinco,

“Porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre [todavía] para que labrase la tierra, sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra” (Genesis 2:5-6).

Hoy la lluvia depende del movimiento de aire circulando en la atmósfera de la tierra. Pero hubo poca circulación de aire antes del Diluvio. Así, había poco cambio en el clima en las varias partes del mundo. El “vapor” que subía se refiere al “ciclo diario de evaporación y condensación [traído] por el ciclo de la temperatura nocturna/diaria” (ibid.). Este vapor subía “de la tierra...el cual regaba toda la faz de la tierra” (Genesis 2:6). No había capas de hielo en los Polos Norte y Sur, ni los desiertos áridos que tenemos hoy. El mundo entero era como lo es adentro de un invernadero, un paraíso precioso, bien lleno de plantas de polo a polo. Creo que ésta es la razón por la congelación repentina de los mamúts y otros animales hallados en el norte de Siberia, con flores y plantas delicadas dentro de sus estómagos, que creo yo fueron matados repentinamente y congelados durante el gran Diluvio, cuando las aguas de arriba cayeron sobre la tierra siglos después, en el día de Noé (Genesis 7:11-24).

Las aguas que estaban “sobre la expansión” cayeron en un torrencial de lluvia sobre la tierra en el Diluvio. Al fin del Diluvio se presentaron las nubes por primera vez, y el ciclo hidrológico de evaporación y lluvia que tenemos hoy comenzó. Voltea a Genesis 9:12-15.

“Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne” (Genesis 9:12-15).

El “arco” o arcoiris que Dios puso en el cielo después del Diluvio era una señal de que Dios nunca juzgaría la tierra otra vez con otro diluvio. El arcoiris en el cielo después del Diluvio es otra señal de que nunca había habido lluvia antes del gran Diluvio, porque la tierra previamente había estado protegida por un canapé de vapor de agua.

Pero volviendo a la tierra al principio, cuando estaba recién creada, la tierra entera rodeada por el canapé de vapor, era preciosa, un paraíso semi-tropical, sin tormentas, ni lluvia como la vemos hoy, sino que con un vapor que subía de la tierra para regar la faz de la tierra entera.

Luego Dios formó al hombre, como se nos dice en Genesis 2:7, del polvo de la tierra. Ahora voltea a Genesis 2:8-9. Por favor lea estos versos de pie y en voz alta.

“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal” (Genesis 2:8-9).

Se pueden sentar.

Como dije antes en este sermón, la localidad exácta del Huerto de Edén no se conoce hoy porque la topografía entera de la tierra fue cambiada por el gran Diluvio. Basta decir que el Huerto estaba “al este,” probablemente en el area que ahora se conoce como Turquía y Armenia, lo que hoy se conoce como “la crescenta fértil.” Como dijo Lutero correctamente, el Huerto tenía que haber sido muy grande, “ya que el huerto estaba destinado para Adán y todos sus descendientes” (traducción de Lutero, ibid.). Fue como Lucero, “La parte óptima de la tierra” (Lutero, ibid.).

Era un Huerto muy bello y abundante. El Dr. John R. Rice dijo,

      Es muy interesante que Dios “plantó un huerto.” Dios se deleitó en particular al preparar la vegetación que le gustaría al hombre. Cada planta que sería necesaria y útil, cada planta que sería disfrutada – la textura, el sabor, el color, la fragancia – cada detalle fue pensado por un Dios amoroso y fue puesto ahí para que el hombre disfrutara el Huerto de Edén...Oh, qué infinita capacidad de belleza y atención tiene nuestro Creador que hizo y mantiene todas las cosas.
       Había árboles en el Edén. Ahí estaba el árbol de la vida. El hombre podía comer libremente de él. Supongo que tenía una maravillosa calidad que vitaminas para cada necesidad del cuerpo (traducción literal de John R. Rice, D.D., Genesis: In the Beginning, Sword of the Lord Publications, 1975, pp. 104-105).

El Dr. Rice dijo que un día veremos el Edén restaurado, por el “río puro del agua de la vida, claro como cristal, saliendo del trono de Dios y del Cordero” y en medio de las calles en el Cielo y al otro lado del río encontraremos el Arbol de la Vida que lleva doce clases de fruto...y sus hojas eran para sanar a las naciones, Apocalipsis 22:1-2” (Rice, ibid., p. 105).

El Arbol de la Vida no solamente proveía los nutrientes que al comerlos el hombre “vivirá para siempre” (Genesis 3:22), sino que el Arbol del Conocimiento del Bien y el Mal también estaba en el Huerto del Edén. No sabemos mucho sobre dicho Arbol del Conocimiento del Bien y el Mal. No sabemos que este arbol haya estado allí para probar la fidelidad del hombre hacia Dios. El hecho de desobediencia al comer su fruto era el pecado. El Dr. Rice dijo, “El hombre pecó cuando escogió [comer] lo que lo haría sabio en asuntos del mundo, de cosas pecaminosas y el conocimiento de cosas que no debía saber o tener interés. Algunas personas han pensado que el pecado de Adán y Eva en el Huerto era el pecado del sexo. Eso es ridículo. Dios ya les había dicho que estaban casados. Debían de multiplicarse y llenar la tierra. La santa relación de ellos como esposo y esposa no le desagradó a Dios. Pero al comer el fruto prohibido ellos desobedecieron a Dios” (ibid., pp. 106-107).

Entonces en el Huerto del Edén, Dios creó a la primera mujer. Voltea a Genesis 2:18.

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Genesis 2:18).

Luego leemos en los versos 21-25,

“Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” (Genesis 2:21-25).

No tengo duda de que la primera mujer fue creada exactamente de esa manera, ¡porque Jesús lo dijo! Nuestro Señor Jesucristo dijo,

“El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?” (Mateo 19:4-5).

Jesús citó las palabras exactas de Genesis 2:24, palabra por palabra en Su enseñanza sobre el matrimonio en el capitulo diecinueve de Mateo. Por eso, de estos varios pasajes, vemos que no hubo ningún pecado en la unión sexual de Adán y Eva. La unión de ellos era de Dios. Dios Mismo condujo aquel primer matrimonio. Y Dios le había dicho a Adán, “Fructificad y multiplicaos” (Genesis 1:28). No hubo pecado alguno en el matrimonio y la relación sexual de ellos. El Nuevo Testamento claramente dice,

“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla” (Hebreos 13:4).

Eso también se implica en las palabras que leemos en Genesis 2:21-25. El último verso en ese pasaje dice,

“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” (Genesis 2:25).

El Dr. Morris dijo, “A esta hora ellos todavía estaban sin pecado y por ende, sin conciencia de culpa moral. Después, el pecado de ellos trajo una conciencia...de que las fuentes de la vida humana se habían envenenado, ambas en sí mismas y en sus descendientes [hijos]. Este descubrimiento los hizo dolorosamente concientes de sus órganos reproductivos, y tuvieron vergüenza” (traducción literal de Morris, ibid., p. 11, nota de Genesis 2:25).

En el próximo sermón veremos que Satanás fue quien los tentó a pecar por comer el fruto prohibido, y cómo las horribles las consecuencias de la rebelión de ellos contra Dios, no solamente le trajo vergüenza y desgracia a ellos, sino que también la muerte física y su expulsión del Huerto de Edén. Y esa maldición ha descendido a toda la raza humana.

Pero hay un camino de regreso a Edén. Hay una manera de que el hombre y la mujer sean restaurados a su gloria. Pero esa “camino” es por medio del Señor Jesucristo sólo. Jesús dijo,

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Eso le sonará como cosa “cerrado” a los oídos modernos. Hoy la mayoría de gente piensa que hay muchos caminos a la salvación. Pero Jesús dijo que solo hay un camino – por medio de Él. Eso talvez no te parezca justo, pero es la verdad.

Cuando vas al Condado de Marin, tienes que conducir al norte cruzando el Puente Golden Gate. Luego subes en la autopista por un tunel angosto, que tiene un arcoiris pintado arriba de la entrada. No hay otro modo de entrar al Condado de Marin. Esa es la única manera en que puedes llegar por automobil. No puedes llegar ahí de ningún otro modo. Y es lo mismo con la salvación. Solamente puedes llegar allí por medio de Cristo Jesús. Él dijo, “Yo soy el camino...nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). ¡Él es el camino al Padre! ¡Cristo sólo es el camino de regreso al Edén!

Tú tienes que renunciar a tu corazón pecaminoso y venir a Cristo. Su Sangre limpiará tu pecado. Su muerte en la Cruz expiará por tu pecado. Su resurrección de los muertos te dará vida. Solamente por venir a Cristo puedes ser convertido, nacido de nuevo, para que un día entres al Huerto de Edén restaurado en el Reino de Dios. Ojalá vengas a Jesús pronto, para que un día puedas entrar al paraíso restaurado del Edén en Su Reino venidero.


Hay una tierra después del río,

   Que llamamos el dulce para siempre,

Y lo alcanzamos solamente por la fe;

   Uno por uno entraremos,

A moral con los inmortales,

   Cuando las campanas suenen para nosotros.

Al final de nuestros días,

   Cuando en el sueño de la muerte,

Mande el Rey que sea libre el espíritu;

   Ya sin nunca tener penas,

Alcanzaremos aquel bello [Edén],

   Cuando las campanas suenen para nosotros.

(Traducción de “When They Ring The Golden Bells”

      por Dion De Marbelle, 1818-1903).


Ven a Cristo por fe. Él lavará tus pecados con la Sangre que derramó en la Cruz. Su resurrección física de los muertos te dará vida nueva y eterna. ¡Oh, ven a Cristo y sé salvo!

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Genesis 2:5-9.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“When They Ring the Golden Bells” (por Dion De Marbelle, 1818-1903).