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UNA VISITA AL MUSEO

(SERMÓN #5 DEL LIBRO DE GENESIS)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Mañana del Día del Señor, 22 de Julio de 2007
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Genesis 1:25).


Cuando yo era un chico como de ocho años, mi madre me llevó al gran museo de Exposition Park, cerca de University of Southern California (USC). Todavía lo recuerdo vívidamente como ayer. Recuerdo el “The Hall of Evolving Life,” [Salón de la Evolución de la Vida] que proclamaba la teoría de la evolución con diseños gráficos, retratos, reconstrucciones de “las etapas de la vida animal” – todos apoyando la teoría de la evolución de Darwin. Yo creí todo lo que vi en los salones del Museo de Historia Natural en Exposition Park, al lado de University of Southern California. Yo sabía que la evolución era cierta porque mi madre me lo decía – y porque vi lo que pensaba que era prueba indudable en ese museo.

Más tarde, a los veinte años de edad, me hice Cristiano en una conversión repentina inesperada. Fue entonces que leí los versos en Genesis, capitulo uno, de los que ha salido nuestro texto. El pasaje fue leído en la Lectura de las Escrituras por Dr. Chan, uno de nuestros diáconos, antes del sermón. Lo que la Biblia dice en ese pasaje es lo opuesto a lo que yo había visto en las exhibiciones del museo. Las exhibiciones decían que una forma de vida evolucionó a otra. A la entrada de cada exhibición de evolución había un rótulo que decía: “La Linea de Descendencia de Amiba al Hombre”. Pero esto contradecía lo que leo ahora en el pasaje de Genesis 1:21-25,

“Creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”
      (Genesis 1:21).

“Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así” (Genesis 1:24).

“E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Genesis 1:25).

Luego dijo Dios que el hombre era una creación especial, aparte de las “especies” de animales, aves y reptiles que Él había creado según su género. El hombre era un “género especial también, creado por la mano de Dios.

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Genesis 1:27).

El Dr. Henry M. Morris dijo:

Los tipos de animales mencionados en este pasaje parece que era para intentar incluir a cada habitante de las aguas y de la atmosfera. Además, cada uno fue producido para reproducirce según su género... La genética moderna muestra que toda [vida en la tierra funciona] en el cuadro del maravilloso programa de información en la molécula del DNA. El DNA para cada especie está programado para permitir variaciones dentro de la especie, pero no más allá de la especie misma (traducción literal de Henry M. Morris, Ph.D., The Genesis Record, Baker Book House, edición de 1986, páginas 69-70).

El Dr. Morris prosiguió diciendo:

No hubo dificultad de evolución para la existencia entre estos animales tampoco, porque “y vio Dios que era bueno”. Tampoco alguna especie evolucionó a otra especie diferente, porque Dios hizo cada categoría “según su género” (ibid., p. 71).

Respecto a los “géneros” separados, el Dr. Charles C. Ryrie dijo:

Según su género. Hay límites fijos que las variaciones reproductivas no pueden sobrepasar (traducción literal de The Ryrie Study Bible, nota de Genesis 1:11).

Cada “género” de animales está contenido en límites fijos, de los cuales no pueden pasarse. Como lo pone el Dr. W. A. Criswell:

La Biblia da una declaración conclusiva y definitiva de que Dios creó estas formas de vida [estos “géneros”]. Él creó cada uno en un grupo de su género, y estos géneros jamás han sido quebrados. Son unidades inquebrables en el acto creativo de Dios (traducción literal de W. A. Criswell, Ph.D., Messages From My Heart, REL Publications, 1994, página 29).

Pero regresemos al Museo. Yo fui al Museo de Historia Natural al lado de USC, the Museum of Natural History. Un poco tiempo después el Dr. W. A. Criswell fue también. Te daré lo que observó él. Estas son las palabras de él, un poco editadas de Messages From My Heart sus Mensajes de Mí Corazón (W. A. Criswell, Ph.D., REL Publications, 1994, pp. 30-35).

Primero, cuando entré, vi al lado derecho un rótulo largo que decía “La Historia de la Evolución”, y el subtítulo: “Diez Mil Millones de Años”... Miré la página y leí adentro: “La Descendencia de Amiba al Hombre”. Supuestamente la amiba evolucionó a gusanos insegmentados; luego a invertebrados; luego a tiburones primitivos; luego anfibios; luego a réptiles; luego mamíferos; luego a simios; luego monos; luego al Hombre Piltdown – me fijé especialmente en él [Yo también. La reconstrucción de la farsa del Hombre Piltdown estaba ahí cuando fui al Museo a finales de la década de 1940 y estaba ahí todavía cuando el Dr. Criswell fue en la década de 1950. pero en 1956 se descubrió que había sido reconstruído de un pedazo de la calavera de un simio que había muerto menos de cincuenta años atrás, pintado a propósito para que se viera antiguo, y dado al público como “El Hombre Piltdown”]; y finalmente, [en aquel pasillo] el hombre se evolucionó al hombre. El rótulo a la entrada de “Los Salones de la Evolución de la Vida” decía:

El tema de la evolución ha sido considerado lo opuesto a los pricipios religiosos. Se vuelve cada vez más evidente, sin embargo, una mayor diseminación de la información de la evolución biológica tendrá solo un resultado – la edificación de una nueva y más grande fe en la vida...

¿Lo ves? El prefacio a la entrada de Los Salones de la Evolución de la Vida el escritor dijo que la evolución se opone a “los principios religiosos” pero edifica una nueva y más grande fe en la vida. ¡Pero no edifica fe en Dios! Es repudio de Dios. Deja a Dios afuera. Vacía de Dios al universo. Por un tiempo los hombres siguen ceremonias religiosas que han sido vaciadas de su significado – pero no por mucho tiempo. Después de que se le haya sacado el significado religioso...su revelación y su verdad, no faltará mucho para que el hombre que piensa abandone sus formas religiosas por completo. ¡Y eso le sucederá a cualquiera que abrace la evolución atea materialista! Talvez serás religioso por un tiempo. Tus hijos tendrán cierta forma a medias de Cristiandad – pero después de cierto tiempo la dejarán del todo. ¿Por qué? Porque no tiene significado, no tiene importancia, ni respuestas a las preguntas de la vida. El escritor de aquel rótulo al principio de los Salones de la Evolución de la Vida, de hecho dijo: “Danos tiempo y edificaremos un mundo más grande y una fe más grande en la vida”. Pero Dios dice algo totalmente diferente de la humanidad. Dios dice que fuimos creados perfectos, pero luego caímos en pecado, y desde esa caída no nos podemos redimir solos. Luego Dios nos da el desarrollo del gran plan de las edades en el sacrificio redentor del Señor Jesucristo. Pero volvamos al Museo.

Ahora entramos al museo. Uno de los salones se llama “Salón de la Evolución de la Vida” – y entramos a aquel gran salón a ver descubiertos ante nosotros las formas de la evolución de la vida.

Entramos al salón. ¿Y qué vemos? Primero, la calavera de el Mono de un Mundo Nuevo. Luego a un lado hay una calavera de un Mono del Mundo Antiguo. Luego a un lado está la calavera de un simio; y a la par está la calavera de un hombre. Las calaveras de los monos me parecen ser de monos – calaveras de animales. La calavera del hombre parece calavera de hombre.

La segunda exhibición es esta: primero, está el esqueleto de un hombre. Luego al lado está el esqueleto de un chimpancé. A mi el esqueleto del hombre me parece esqueleto de hombre, y el esqueleto del chimpancé me parece esqueleto de chimpancé. En la siguiente exhibición huesos de piernas de ocho o diez animales se muestran. Todo esto supuestamente demuestra la evolución de la vida.

Yo no podía creer que científicos bien entrenados tratarían de demostrar que esa doctrina es la teoría de la evolución con solo poner tras las vidrieras varios esqueletos que se pueden hallar en casi todas partes de la tierra.

Es como ver las casas que ves en el mundo. Ves que tienen pisos, techos, paredes, ventanas, y puertas – así las clasificas y arreglas según su escala. Aquí tienes la casita de un perro. Luego tienes la casa de un perro grande. Luego tienes una champa. Luego una casita y después una mansión. Finalmente dices: “Ves, este castillo evolucionó de aquella casita de perro”.

Alguien se podría quejar, “Estás hablando de cosas inanimadas, cosas que no están vivas, y las cosas que no están vivas no evolucionan”. Cuando digo que las casitas de perro no evolucionan a castillos y tú dices que es porque no son objetos vivos, no es más ridiculo que cuando el evolucionista dice que la vida salió espontáneamente de la materia muerta y sin vida. Sin embargo eso es lo que el evolucionista quisiera que yo creyera, cuando dice que todos los organismos vivientes en el mundo evolucionaron de un protoplasma que entró en vida espontáneamente de químicos inanimados.

Ves, esta exhibición de huesos no prueba nada en el mundo. Si buscas el significado de esta exhibición, este es: Cuando Dios hizo las formas varias de vida, Él les dio a cada una la más fina de las construcciones. Dios no cambió el ser original a otras “especies” diferentes, sino que le dio lo mejor a cada una.

“E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Genesis 1:25).

“Y vio Dios que era bueno”. Dios escogió la mejor forma y se la dio a los animales que Él creó. Dios escogió la mejor forma y se la dio al hombre que Él hizo. Eso es lo que la similitud estructural indica. Pero que una evolucione de la otra, no hay ni prueba para nada.

Ahora volvamos a la exhibición principal del “Salón de la Evolución de la Vida”. Esta era la exhibición que yo había querido ver. Allí estaba, titulada “La Ascendencia de Equus”, la evolución del caballo. El parrafo bajo el titulo decía: “La ascendencia de Equus – el principio de Eohippus”. La palabra Griega para caballo es hippos. Así que Eohippus siginfica “El Caballo del Amanecer” – el primer caballo en el amanecer del tiempo. Comenzando con Eohippus, la exhibición traza los supuestos cambios del caballo hasta supuestamente cuarenta y cinco millones de años de evolución natural y unos pocos cientos de años ara domesticarlo. En esta exhibición veríamos cuarenta y cinco millones de años de la evolución del caballo.

¡Me pulsaban los dedos, se me agrandaban los ojos, y mi mente se despertaba! ¡Cuan grande exhibición vería yo!

Entré al cuarto donde estaba “El Caballo del Amanecer” [traducción literal del Inglés]. Esto fue lo que vi. Había cinco exhibiciones de esqueletos de caballos. Número uno: “El Caballo Pliocene – Plesippus Shockonenis” – Caballo Temprano de Un dedo, que el rótulo decía que vivió dos millones de años atrás. Vi el esqueleto y era de un caballo. Un caballo ordinario. ¡Un caballo! Vi el rótulo y lo leí otra vez: “El Caballo Temprano de Un dedo de hace Dos Millones de Años”. Bueno, “un dedo” era un casco, ¡exactamente igual al de cualquier otro caballo de hoy!

El segundo esqueleto era el Caballo Pleistocene, Equus Occidentalis – un Caballo Occidental. El rótulo decía: “Caballo Occidental de California de Hace Cincuenta Mil Años Atrás. Extinto Antes de los Tiempos Históricos, de los Depositos de Asfalto Rancho La Brea Pleistocene”. Yo vi ese caballo y tenía un dedo, igual que el otro caballo. Pero el rótulo no mencionó, y el segundo esqueleto se veía igual que el primero, solo un poquito más grande, y supuestamente un millón novecientos cincuenta mil años después.

La tercera exhibición era un caballo domesticado de hoy, rotulado así. La cuarta exhibición era de un esqueleto fabricado. Lo vi y me dije, “De seguro hay algo más. Tiene que ser algo más que esto porque están demostrandome cincuenta millones de años de evolución del caballo, la ascendencia de equus, y todo lo que veo aquí es cinco esqueletos de caballos”.

Así que ví y busqué algo más. Al otro lado de una baranda había una pequeña vitrina de vidrio con un rótulo que decía: “Eohippus Borealis – Caballo del Amanecer del Norte – el ancestro conocido más temprano del caballo moderno. Vivía en Norte América durante el Bajo Eocene, hace cincuenta millones de años. Los restos están rotos. Recientemente hallamos material fósil completo lo suficiente para permitir la construcción de un esqueleto montado”. En otras palabras, el modelo que habían hecho era adivinado. El rótulo decía que la cabeza del animal no le pertenecía al cuerpo, sino que le fue puesta para modelarlo. El rótulo continuó diciendo: “La Diferencia Asombrante: Tamaño pequeñito. Trece pulgadas de Altura. Cuerpo largo con lomo arqueado. Cuatro Dígitos que funcionan en las Patas de Enfrente, Tres Dígitos que funcionan en las Patas de Atrás. Dientes y Patas Indican que (comía hojas y hojarrasca) en lugar de ser Animal de Pastar”. Así que en ese vidrio teníamos un animalito que no era más grande que un gato, con cuatro dedos en las patas de enfrente y tres en las de atrás.

El caballo es la demostración clásica que los evolucionistas usaban para apoyar su teoría. Si le preguntas a un evolucionista que te demuestre con fósiles cualquier especie que evolucionó de “formas menores” señalará a la prueba principal – el caballo. Ellos dicen que los caballos que conocemos hoy evolucionaron de lo que se ve más como un gato grande que cualquier otra cosa. Yo admito que si esta es una representación verdadera, sí han desmostrado su teoría.

Pero hay más que decir. El “Caballo del Amanecer” pequeñito, con cuatro dedos enfrente y tres atrás, supuestamente vivió hace cincuenta millones de años. El próximo fósil era el del “Caballo Pliocene” que dicen vivió hace dos millones de años, que a mi me parecía como un caballo de hoy. Los evolucionistas tienen que dar cuenta de cuarenta y ocho millones de años, y en ese tiempo deben hallar los eslavones perdidos entre el caballo pequeñito y el caballo como el que conocemos hoy. ¿Dónde están esos eslavones perdidos? Es por eso que fui al museo. Yo quería ver esos eslavones perdidos. ¡No están allí!

El segundo hecho es este: el arreglo de esos esqueletos de fósiles es puramente arbitrario. Son arreglados en orden completo por imaginación. Ellos escogen un animal y dicen que este animal en particular evolucionó a otro animal de otro tipo. Eso no es así. No hay “eslavones perdidos” entre diferentes tipos de animales. Todos esas especies pertenecen al mismo “género”. No demuestran la evolución de una “especie” de organismo a otra “especie” de organismo.

El tercer hecho es mi punto principal. En el mismo estrato que hallaron el tall lamado caballo “Dawn Horse” [o del amanecer], han hallado un caballo verdadero, uno igual a los modernos. ¿Por qué no pone el evolucionista ese caballo en sus exhibiciones? Dicen que ese animalito evolucionó a un caballo. Pero ya había un caballo verdadero, como los que vemos hoy, juntos lado a lado en el pasto, y ¡al mismo tiempo! ¡Esa no es prueba de la evolución!

Mi última declaración es esta: el evolucionista está engañado por sus propios arreglos de estos fósiles. Hoy, al buscar, veo un caballito Shetland. Y luego están los Clydesdale. También está la zebra, el caballo de montar, el caballo Arabe, el de carreras. Todos viven juntos hoy. Y todos son de la misma “especie”.

“E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Genesis 1:25).

Supongamos que todos los tipos de caballos que he mencionado, que viven juntos en la tierra hoy se murieran y fueran enterrados y sus huesos se hicieran fósiles. ¡Oh, qué gran caso de evolución sería ese para esos “expertos”! Mira – ¡un caballito de Shetland! Mira - ¡un gran Clydesdale! Dirían, “Oh, se ha comprobado nuestra teoría. Los animalitos evolucionaron a grandotes”. No. Todos vivieron al mismo tiempo. Ese es mi punto. Todos eran contemporaneos. Todos vivieron al mismo tiempo en la historia.

Y así es. La amiba es contemporánea con el hombre. El gusano es contemporáneo con el hombre. El anfibio es contemporáneo con el hombre. El pez, los réptiles, las aves, las bestias del campo – todos son contemporáneos con el hombre. Todos existieron simultáneamente, al mismo tiempo. Y al principio cuando fueron creados, cada “género” apareció de repente por el acto creativo de Dios. Ellos aparecieron completos y enteros tal como Dios los hizo, y tal como leemos en la declaración Bíblica.

“E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Genesis 1:25).

Esa fue una versión editada del sermón del gran Dr. W. A. Criswell, pastor de La Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas por más de cincuenta años. Pero mi pregunta al cerrar el sermón es esta - ¿Por qué creen los hombres en la evolución? Al principio de este sermón dije que mi madre me llevó al museo cuando era niño, y a las mismas exhibiciones de las que el Dr. Criswell habló. Años después mi madre fue convertida. Ella dijo: “¡Robert, no sé cómo pudimos creer tal locura!” Es la oración mía que tú también vengas a Cristo, seas convertido, y te hagas un Cristiano verdadero, como mi madre.

Cristo murió en la Cruz para pagar la pena de tu pecado. Él resucitó físicamente de los muertos para darte vida. Cuando vengas a Cristo serás convertido. Luego sabrás que la Biblia es cierta cuando dice:

“E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno” (Genesis 1:25).

Todas las cosas preciosas,
Todas las criaturas grandes y chicas,
Todas las buenas y sabias,
El Señor Dios las creó.
   (Traducción literal de “All Things Bright and Beautiful”         por Cecil F. Alexander, 1818-1895).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Genesis 1:20-25.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“All Things Bright and Beautiful” (por Cecil F. Alexander, 1818-1895).