Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.




EL CARÁCTER DE LA SANGRE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Tarde del Día del Señor, 26 de Noviembre de 2006
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).


El Dr. Martyn Lloyd-Jones a menudo decía que sin un avivamiento verdadero la Cristiandad no tiene esperanza en el mundo Occidental. Escucha con atención sus palabras sobre las iglesias en Norte América y Europa.

Si lees la historia de la Iglesia antes de 1830 o 1840, verás que en muchos países solía haber avivamientos regulares de religión casi cada diez años o algo así. No ha continuado así. Ha habido solamente un avivamiento grande desde 1859. O, hemos pasado por un período de infertilidad. Hemos pasado por uno de los períodos más infértiles en la larga historia de la Iglesia. Hemos sido como el hijo prodigo en aquel país lejano, gastando el tiempo en los campos con los cerdos y viviendo de las algarrobas. Sí, hemos estado en cautiverio, hemos estado en temor, hemos padecido persecución y burla, y continua aún. Todavía estamos en el desierto. No creas nada que te sugiera que ya hemos salido, no es así. La Iglesia está en el desierto. La Iglesia Cristiana está tan pobre de salud, tan confiada en sí misma, tan segura de que solamente necesita organizar alguna campaña más, alguna otra actividad (traducción libre de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, Crossway Books, 1987, pp. 129-130).

Por una parte, tenemos el énfasis del Espíritu Santo, este énfasis en un sentimiento emocional, este énfasis en lo que se hace pasar por “alabanza” y toda clase de doctrina esparcida a las multitudes cambiantes. Por otra parte vemos un énfasis en doctrina y estudio Bíblico. Doctrina solamente para tener doctrina. Estudio Bíblico solamente para tener estudio Bíblico, siempre aprendiendo sin llegar al conocimiento de la verdad, nunca capaz de llegar a un conocimiento personal de la verdad, sin ver avivamiento, teniendo una teología de avivamiento, ¡y sin experimentar el avivamiento mismo! Una teología seca como el polvo, ¡enseñada pero no captada! ¡Aprendiendo pero no ardiendo! ¡Enseñando pero no predicando! ¡Informando, pero no convirtiendo! Y por otro lado vemos que la metodología se pone en un trono. Nos dicen que si alcanzamos el método correcto, crecimiento de iglesia simple y llanamente para conseguir una multitud, “progresivo,” de manipulación sociológica con propósito, con el empuje de la fuerza de la música rock, y pensamientos de posibilidad, y sicología popular de mentalidad positiva, se suplirán nuestras necesidades. Sin embargo, con el corazón cargado debemos admitir con el Dr. Lloyd-Jones que: “Todavía estamos en el desierto. No creas nada que te sugiera que ya hemos salido.”

Cuando al fin venga el avivamiento verdadero, ya que estoy seguro que finalmente vendrá, no vendrá por un método humano, ni por una nueva “artimaña,” ni con algún mensaje “progresivo,” ni con la teología correcta pero seca. Cuando el verdadero avivamiento finalmente venga, como estoy seguro de que vendrá, vendrá con el mismo mensaje antiguo que acompañó a cada otro avivamiento verdadero a través de las edades de los tiempos,

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo12:13).

En el libro de Los Hechos y en sus Epístolas, los Apóstoles regresaban vez tras vez al gran tema de avivamiento, ¡la Sangre de Cristo! Los Apóstoles dijeron:

Hay justificación por medio de la Sangre de Cristo
      (Romanos 5:9).

Los Apóstoles dijeron:

Hay propiciación por medio de la Sangre de Cristo
      (Romanos 3:25).

Los Apóstoles dijeron:

Somos redimidos por la Sangre de Cristo (Efesios 1:7).

Los Apóstoles dijeron:

Cristo ha hecho la paz por medio de la Sangre de su cruz
      (Colosenses 1:20).

Los Apóstoles dijeron:

Somos redimidos con la preciosa Sangre de Cristo.
      (I Pedro 1:19).

Los Apóstoles dijeron:

Somos limpiados de todo pecado por la Sangre de Cristo
      (I Juan 1:7).

Los Apóstoles dijeron:

Cristo nos ha lavado de nuestros pecados en Su propia Sangre
      (Apocalipsis 1:5).

¡Ese es el mensaje del avivamiento! ¡Ese es el tipo de sermones que alcanzarán el corazón! ¡Ese es el discurso que abrirá los ojos ciegos, y convertirá las almas perdidas! ¡Y ese es el único mensaje que puede hacer estas cosas a pecadores endurecidos, totalmente depravados cuando arde por el Espíritu de nuestro Dios!

Señor, ahora me doy cuenta
   Que tu poder y el tuyo solo,
Puede cambiar las manchas del leproso;
   Y derretir el corazón de piedra.

Jesús lo pagó todo, a Él se lo debo todo;
   El pecado había dejado una mancha roja,
Él la lavó como la nieve.
   (traducción libre de “Jesus Paid It All”
      por Elvina M. Hall, 1820-1889).

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

La noche antes de salir del cautiverio en Egipto, Dios le dijo a los Israelitas que tomaran la sangre de un cordero en una vasija, que metieran el manojo de un hisopo en aquella sangre, y pusieran aquella sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta de enfrente de sus casas. Y Dios dijo:

“Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”
      (Exodo 12:13).

Yo prediqué sobre ese texto esta mañana en un sermón titulado “La Sangre de la Pascua” (El Día del Señor en la mañana de Noviembre 26 de 2006). Pero se me acabó el tiempo, así que esta noche traigo un segundo sermón sobre este importantísimo tema. He aquí cuatro puntos que no alcancé a cubrir por completo esta mañana.

I. Primero, era la sangre de un cordero sin mancha.

Dios les dijo, tocante al cordero que debían matar para la Pascua,

“el animal será sin defecto” (Exodo 12:5).

Vez tras vez debemos publicar y proclamar el hecho de que nuestro Señor Jesucristo,

“el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29)

era un Cordero “sin defecto,” sin ninguna mancha, sin la más mínima impureza.

El cordero sin defecto solo puede señalar hacia Jesucristo, el verdadero Cordero de Dios. O, sí, Él fue tentado, pero la Biblia dice tres palabras más. Dice que Él

“fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).

¡Esas tres palabras, “pero sin pecado,” marcan la diferencia entre el Cordero sin defecto y toda la descendencia pecadora de Adán!

De todos los hombres que han vivido en esta tierra, Cristo, que es ambos hombre y Dios en unión hipostática, es el único que jamás pecó. Como lo dijo el Apóstol Pablo:

“Al que no conoció pecado” (II Corintios 5:21).

Cristo es el Dios hombre, “que no conoció pecado,” que fue “sin pecado.” O como el Apóstol Pedro lo puso:

“El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”
      (I Pedro 2:22).

He aquí el “cordero sin mancha,” el Hijo de Dios que no tiene pecado! ¡Él muere, el justo por los injustos! ¡Su Sangre puede lavar todo tu pecado, porque es Sangre sin pecado! ¡Ninguna otra sangre te puede limpiar! Tiene que ser la Sangre del Dios-hombre, el Cordero “sin defecto.” Ella sola es la Sangre del Señor Jesucristo que limpia el pecado.

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

II. Segundo, era sangre que apartaba la ira de Dios.

“Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir” (Exodo 12:23).

Típicamente señala a

“Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:24-25).

La “propiciación” habla de satisfacer la justicia de Dios, de pagar por nuestros pecados, y apaciguar la ira de Dios.

Los Israelitas que vivían en aquellas casas eran igual de pecadores que los Egipcios:

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

¿Entonces, por qué el juicio de Dios cayó sobre los Egipcios y no sobre ellos? ¡La única razón es esta – que los pecados de los Israelitas fueron propiciados, apaciguados, pagados – por aquella sangre!

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

Martin Lutero dijo:

Desde la eternidad Dios ha ordenado y declarado a Cristo como la propiciación de nuestros pecados, pero solo para aquellos que creen en Él (traducción libre de Martin Lutero, Th.D., Comentario sobre Romanos 3:25).

Tú debes venir a Cristo, y creer en Él, porque Dios dijo:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

III. Tercero, era sangre efectiva bajo una condición.

Spurgeon preguntó:

¿Qué, dice uno, “Predicas la salvación condicional?” Sí, lo hago, sí hay una condición, “veré la sangre y pasaré de vosotros.” ¡Que bendita condición! No dice cuando veas la sangre, sino veré la sangre. El ojo de tu fe podrá estar tan empañado que no puedas ver la sangre de Cristo. Pero, el ojo de Dios no está empañado, Él sí la puede ver, tiene que verla, porque Cristo está siempre presentando su sangre en el cielo ante su Padre. El Israelita no podía ver la sangre, estaba adentro de su casa, no podía ver lo que estaba en el dintel y en los postes, pero Dios sí podía verlos, y ésta es la única condición para la salvación del pecador – Que Dios vea la sangre, no que tú la veas...Cae sobre tus rodillas en oración, alma dudosa, y que éste sea tu ruego – “Señor, ten misericordia de mi por causa de la sangre. Yo no la puedo ver como debería querer, pero Señor la ves, y tú has dicho, veré la sangre y pasaré de vosotros.’ Señor, tú la ves este día, pasa de mi pecado y perdóname por solamente su causa” (traducción libre de C. H. Spurgeon, “The Blood,” The New Park Street Pulpit, tomo V, Pilgrim Publications, impresión de 1981, p. 31).

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

IV. Cuarto, fue la sangre sola que los libró.

¡Cuan a menudo habla de esto la Biblia! Levítico 17:11 dice:

“La misma sangre hará expiación de la persona”
      (Levitico 17:11).

Cristo dijo:

“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28).

El Apóstol Pablo dijo:

“Apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28).

De nuevo Pablo dijo:

“Sin derramamiento de sangre no se hace remisión”
      (Hebreos 9:22).

El Apóstol Juan dijo:

“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
      (I Juan 1:7).

De nuevo, Juan dijo:

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

Y el Dr. W. A. Criswell dijo:

Esta es la manera de Dios para salvación. Esta es la respuesta a nuestros pecados. Esta es la contestación del Señor a Job cuando Job clamó: “He pecado, O Dios, ¿qué haré?” Esta es la respuesta al clamor de Macbeth, “¿Lavará el océano entero de Neptuno esta sangre de mis manos?” Esta es la contestación del...himno antiguo que nuestros padres solían cantar:

¿Qué podrá lavar mi pecado?
Solamente la sangre de Jesús,
¿Qué me podrá completar?
Solamente la sangre de Jesús.

Precioso es el raudal
Que me limpia como la nieve,
No conozco otra fuente más,
Solo de Jesús la sangre.

(traducción libre de W. A. Criswell, Ph.D., With a Bible in My Hand, Broadman Press, 1978, pp. 79-80).

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo12:13).

Y me pregunta para ti esta noche es esta – ¿Estás lavado en la Sangre del Cordero? ¿Has venido a Jesús? ¿Ha limpiado Su Sangre preciosa tus pecados? Cantemos de pie el himno numero 6 en tu hoja de canciones. Cántalo bien fuerte, y piensa en las palabras al cantar.

¿A Jesús viniste por limpieza ya?
¿Te ha lavado la sangre del Cordero?
¿Estás confiando completamente en Su gracia hoy?
¿Te ha lavado la sangre del Cordero?
¿Estás lavado en la sangre,
¿En la sangre del Cordero, que limpia el alma?
¿Están blancas tus ropas? ¿Son tal como la nieve?
¿Te ha lavado la sangre del Cordero?
   (traducción libre de “Are You Washed in the Blood?”
      por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).

Si quisieras hablar con nuestro diácono Dr. Cagan y conmigo, acerca de tu necesidad de la Sangre de Cristo para lavar tus pecados, por favor ve al vestíbulo que lleva al Salón de Compañerismo, cuando subamos juntos. Que Dios bendiga este sermón del Evangelio para la salvación de tu alma. Amen.

(FIN DEL SERMÓN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet,
en www.realconversion.com. Oprime "Sermones en Espaol."


La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Exodo 12:1-13, 22-23.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“When I See the Blood” (por John Foote, Siglo 19).


EL BOSQUEJO DE

EL CARÁCTER DE LA SANGRE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

(Romanos 5:9; 3:25; Efesios 1:7; Colosenses 1:20;
I Pedro 1:19; I Juan 1:7; Apocalipsis 1:5)

I.   Primero, era la sangre de un cordero sin defecto, Exodo 12:5;
Juan 1:29; Hebreos 4:15; II Corintios 5:21; I Pedro 2:22.

II.  Segundo, era sangre que apartaba la ira de Dios,
Exodo 12:23; Romanos 3:24-25, 23.

III. Tercero, era sangre efectiva bajo una condición, Exodo 12:13.

IV.  Cuarto, fue la sangre sola que los libró, Levitico 17:11;
Mateo 26:28; Hechos 20:28; Hebreos 9:22; I Juan 1:7;
Apocalipsis 1:5.