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LIBERACIÓN A DISTANCIA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

 

Un sermón predicado en la Mañana del Día del Señor, 28 de Mayo de 2006
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“Y cuando llegó ella a su casa, hallo que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:30).


Hace tres Domingos, el día 7 de Mayo prediqué un sermón titulado: “Los Fariseos y la Mujer de Canaan en Contraste.” Te prometí que predicaría un segundo sermón, sobre la liberación de la hija de la mujer, el Domingo siguiente que era el Día de la Madre. Pero no pude cumplir esa promesa porque Dios me dio otro sermón.

Esta mañana regreso al tema que prometí hace tres semanas, sobre el texto:

“Y cuando llegó ella a su casa, hallo que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:30).

Esta es una de las tres veces donde Jesús liberó gente a distancia.

En nuestra lectura de la Escritura hace un momento, el Dr. Chan leyó Juan 4:46-54, el pasaje que nos dice que Jesús sanó al hijo de un noble a distancia. El hombre dijo:

“Señor, desciende antes que mi hijo muera” (Juan 4:49).

Pero Jesús no fue a la casa del hombre. En vez, Jesús le dijo:

“Vé, tu hijo vive” (Juan 4:50).

Cuando el hombre regresó a su casa, halló a su hijo sanado, vivo y bien. Él también se dio cuenta de que su hijo había sido librado la misma hora en que Jesús había dicho: “Vé, tu hijo vive” (Juan 4:50).

Una tercera vez cuando Jesús liberó a alguien a distancia se registra en Lucas 7:1-10 y en Mateo 8:5-13. Había un centurión Romano que tenía un criado querido en su casa. El centurión le dijo a Jesús: “Mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado” (Mateo 8:6). Lucas nos dice que el siervo “estaba enfermo y a punto de morir” (Lucas 7:2). Jesús comenzó a dirigirse a la casa del centurión a sanar al enfermo. Pero el centurión le dijo:

“Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará” (Mateo 8:8).

“Entonces Jesús dijo al centurión: Vé, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado aquella misma hora”
     (Mateo 8:13).

Esta fue la tercera vez que Jesús liberó a gente a distancia, sin acercárseles.

El siervo del centurión fue sanado de la enfermedad mortifera parálisis. El hijo del hombre fue sanado “a punto de morir” (Juan 4:47). La hija de la mujer Sirofenisa fue liberada de esclavitud a un “espíritu inmundo,” liberada de posesión demoníaca (Marcos 7:25). Los tres milagros fueron hechos por Jesús sin llegar cerca de, ni tocando a la persona que necesitaba ser sanada. Jesús le dijo a la mujer Sirofenisa:

“El demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, hallo que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:29-30).

Estas veces que Jesús liberó gente a distancia están registradas en la Biblia por una razón. Los sanamientos de enfermedades mortíferas, a distancia, son retratos del milagro de la conversión.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos,)” (Efesios 2:4-5).

Las liberaciones de la opresión Satánica también son retratos de la conversión:

“Por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del Diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (II Timoteo 2:25-26).

Así, nuestro texto es una bella ilustración de Jesús dándole la salvación a una joven que era “cautivo” del Diablo. Y Jesús le dijo a la madre de ella:

“El demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, hallo que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:29-30).

Si tú no eres convertido todavía, hay al menos tres lecciones para ti en este texto.

I. Primero, la jovencita había estado presa bajo el control demoníaco.

No se necesita mucha experiencia en el evangelismo para darse cuenta de que hay fuerzas demoníacas operando para de temer a la gente de la salvación en Cristo. Aprendemos de esto en un pasaje clásico de la Escritura. En estos versos Satanás es llamado “el príncipe de la potestad del aire.” El Apóstol Pablo dijo:

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:1-2).

El Dr. Morris dijo sobre esos versos:

El “príncipe de la potestad del aire” es Satanás, rigiendo sobre una vasta multitud de ángeles caídos [demonios]...En nuestro estado natural [inconverso] somos llamados ‘hijos de desobediencia’ (Efesios 2:2) e ‘hijos de ira.’ También somos llamados ‘hijos del malo’ (Mateo 13:38) e ‘hijos del diablo’ (I Juan 3:10). Es por eso que Jesús le dijo a un hombre exteriormente religioso como Nicodemo: ‘os os necesario nacer de nuevo’ (Juan 3:7), y luego le dijo: ‘El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios’ (Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishing, 1995, p. 1305).

Nada menos que la verdadera conversión en Cristo te salvará. Es la conversión y la conversión sola que libera a la persona del dominio de Satanás y sus demonios.

Según el Dr. John Gill, Efesios 2:1-2

habla del mismo Satanás, que es un espíritu, malo e inmundo, y que opera poderosamente en los incrédulos [los inconversos] porque son para los hijos de desobediencia, o incredulidad... cuyas mentes el ciega, y cuyos corazones él llena (traducción libre de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpresion de 1989, tomo III, p. 70).

Satanás tiene tal agarre sobre la mente de la persona inconversa que esta atrapada en “del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (vea. II Timoteo 2:26).

Sí, hay fuerzas demoníacas que “operan en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). ¿Podría esto ser cierto de tí? ¿Podría ser que Satanás opera tanto en tí que en conspiración con tu propia naturaleza caída, depravada, rechazas la salvación en Cristo Jesús? ¿No es esto lo que enseña la Biblia? ¿No es esta la razón porque tu corazón está en rebeldía? ¿No es esta la razón porque rehúsas cerrar con Cristo? ¿No es esta la razón porque oyes sermones del evangelio y aun estás indispuesto a someterte a Cristo? ¿No es esta la razón porque tropiezas al cuarto de consejo, y te sales sin hallar la salvación en Cristo Jesús? ¿No es esta la razón porque parte de ti se quiere someter a Cristo, mientras que la otra parte totalmente rehúsa venir a Cristo? ¿No es todo esto cierto porque Satanás es “el espíritu que opera en [tí],” haciéndote asquear y rehusar arreglar el asunto de venir a Jesús? Yo digo que la razón espiritual profunda por la que no te sometes a Jesús es porque andas “conforme al príncipe de la potestad del aire”? (Efesios 2:2).

¿No es tu condición muy parecida a la de la joven de la que se habla en nuestro texto? Espero que veas que quedarte bajo el control de Satanás tocante a la fe en Cristo no te ayudará, sino que gradualmente te endurecerá aun más y más contra el Salvador.

Si tú sientes que los poderes Satánicos y demoníacos juegan con tu mente, deteniéndote de Cristo, ¿no es cierto que deberías arreglar este asunto de una vez por todas – y venir rápido de las garras de Satanás y confiar en Jesús? ¿Por qué esperar, siguiendo en “el lazo del diablo”? (II Timoteo 2:26). ¿No le has escuchado suficiente a los trucos del Diablo y a sus mentiras? ¿No es cierto que necesitas salir libre de Satanás y lanzarte sobre Jesús – quien es el único que te puede salvar del lazo Satánico que el diablo tiene en tu mente?

“Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:30).

Pero hay otra lección en nuestro texto.

II. Segundo, la jovencita había escuchado sobre Cristo.

En este pasaje se nos dice que la mamá de la joven “oyó de” Jesús (Marcos 7:25). Ella había oído mucho sobre los milagros que Él había hecho y de la gente que Él había salvado. La mujer Sirofenisa de seguro le contó a su hija endemoniada sobre lo que ella “oyó de él” (Marcos 7:25). La joven también sabía que su madre creía que Jesús la podía salvar. Pero hasta ese entonces le había prestado poca atención en el estado de su mente, cegado y controlado por Satanás.

¿No es eso cierto de algunos de ustedes aquí esta mañana? ¿No has tú también oído sobre la gracia salvadora que Jesús ofrece? Y sin embargo la joven controlada por el demonio permanecía fría y desinteresada. Ella no estaba interesada lo suficiente para ir a Jesús por sí sola.

¿No están algunos de ustedes así – fríos y desinteresados cuando nos oyen predicar la liberación y salvación a través de Cristo? ¿No “apagas"el sermón a menudo? ¿No piensas a menudo sobre otras cosas, y rápidamente sacas el pensamiento de que Jesús te salve fuera de tu mente, poco tiempo después de que el sermón del evangelio ha sido predicado? No es cierto que poco después de que oyes cada sermón:

“El Diablo quita de [tu] corazón la palabra, para que no [creas] y [te salves]”? (Lucas 8:12).

¿Y no te pone la falta de interés en la predicación del evangelio exactamente en la misma posición de esta jovencita, cuya mente estaba nublada y controlada por Satanás? Lo cual nos lleva al punto final.

III. Tercero, la jovencita fue salva por Jesús a distancia.

Jesús nunca se acercó a la casa de la chica. Él nunca la vio. Él nunca puso Sus manos sobre ella, ni oró por ella. Y Él nunca le explicó el evangelio. Lo poco que ella sabía sobre la salvación le llegó por medio de lo que su mamá le dijo sobre Jesús – nada más. Y se dijo de su madre:

“Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:30).

Aquí también hay una lección para ti, la cual es nuestro punto final. La jovencita fue salva por Jesús a distancia.

Dije anteriormente en el sermón que el hijo de un hombre había sido salvado a distancia, porque Cristo no fue a su casa de en persona. También te dije sobre el criado de un centurión Romano al que Jesús salvó sin habérsele acercado.

¿Qué nos dice esto a nosotros hoy? Entre otras cosas, nos dice que Jesús no necesita bajar del Cielo y tocarte para que seas salvo. Hay una canción popular que dice: “Él me tocó, sí me tocó, y Oh el gozo que a mi alma llenó.” Pero no siempre sucede de ese modo. Jesús no tocó a estas tres personas cuando los salvó. Él los salvo lejos de donde Él se encontraba en ese momento. Ellos fueron salvos por Él desde la distancia.

Este es un punto importante que recordar. Jesús no está cerca de tí ahora. La Biblia nos dice repetidamente que Él está lejos de nosotros, arriba en el Cielo, sentado a la diestra de Dios Padre. El Apóstol Pablo lo hizo muy claro cuando escribió:

“Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios...” (Romanos 8:34).

De nuevo el Apóstol escribió:

“Buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1-2).

Esto quiere decir que tienes que venir a Jesús por fe, no por emociones. Venir a Cristo quiere decir que tú confías en Él, donde Él está – arriba en el Cielo.

Esta mañana hemos visto tres personas en tiempos Bíblicos que fueron salvos por Jesús a pesar de que Él estaba físicamente lejos de ellos. Y tú, esta mañana puedes ser salvo por Él, aunque Él está físicamente lejos de tí.

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:2).

No busques alguna “emoción” de ninguna clase. Esa es cosa “de la tierra.” No mires a tu propio corazón ni mente. Esas son cosas “de la tierra.” Yo he conocido pobre gente perdida que pasaron muchos meses buscando por una emoción terrenal, buscando dentro de si mismos por un “cambio” que tomara lugar, buscando algún cambio “en la tierra.” Sí, es posible pasar meses, aun años buscando estas “cosas de la tierra” buscando interiormente por la emoción correcta, o buscando interiormente por un cambio de corazón. Pero eso jamás te hará ningún bien.

¿Has sido así? ¿Has estado haciendo eso? Si es así, ¡tengo buenas nuevas para tí! Tú podrías ser salvo esta misma mañana si dejas de mirarte a ti mismo, a tus emociones y estado mental. La buena nueva es esta – el momento que pares de mirar dentro de ti mismo y mires a Jesús en fe simple tú serás salvo. El momento en que vengas a Jesús por fe, aunque parezca que Él está tan lejos, tú serás salvo por Él, tal como aquellas tres personas que estudiamos esta mañana fueron salvas por Jesús cuando Él estaba lejos de ellos. Él los liberó desde la distancia. Él también puede salvarte a ti desde la distancia.

Deja de depender de alguna emoción o de algún “cambio” dentro de ti mismo. Mira fuera de ti completamente – a Jesús en el Cielo. Mira a Él. Confía en Él. Ven a Él por fe. Él te salvará el mismo momento en que le confíes en fe simple. Tú recibirás la liberación de culpa y el perdón de pecado el momento en que confíes en Jesucristo – aunque Él parece lejos de ti. Jesús murió en la Cruz para pagar la pena de tus pecados. Él resucitó de los muertos y ascendió de nuevo al Cielo para darte vida.

Una noche cierto hombre le preguntó al Apóstol Pablo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30). Pablo respondió diciendo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Esa misma noche el hombre confió en Jesús y fue salvo.

¿Harás eso esta mañana? Yo sé que parece difícil – pero no lo es. Dios te ayudará. Dios te atraerá. No hay necesidad de temer. El temor es del Diablo. Dios no quiere que tengas temor. Dios te quiere ayudar a venir a Jesús por fe, y Dios te ayudará a hacerlo.

Joseph Hart, el famoso escritor de himnos del Primer Gran Despertamiento, había pasado por años de batalla y miedo, pero aun no era convertido. Entonces un día se rindió a Jesús. Fue tan simple que al principio Joseph Hart casi no podía creer que era salvo. Pero después ganó la seguridad de que Cristo había salvado a un pecador obstinado como él. Entonces él escribió el bello himno que cantamos en el servicio hace unos momentos. He aquí varias secciones del himno de Hart:

Venir pecadores cansados, atropellados por la caída,
Si te esperas a estar mejor, Tú jamás vendrás.
Jesús solo, Jesús solo,
Puede hacerle bien al pecador.
Él puede, Él puede, Él está dispuesto, no dudéis.
Él puede, Él puede, Él quiere, no dudéis.
   (traducción de “Come, Ye Sinners” por Joseph Hart, 1712-1768).

¡No dudes más! Jesús está lejos – en el Cielo, pero Su gracia y Su amor pueden venir a ti de la distancia, como lo hicieron en los tiempos de la Biblia.

Él puede, Él puede, Él quiere, no dudéis.

Aun si has tropezado y no viniste a Él antes, o tuviste una falsa conversión anteriormente, tú podrías confiarle fácilmente ahora por la fe esta mañana y ser salvo para todo el tiempo y por la eternidad. Que Dios te ayude a confiar en Su Hijo, nuestro amoroso Salvador, Jesucristo. Amén.

(FIN DEL SERMN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet,
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La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Juan 4:46-54.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“It Took a Miracle” (por John W. Peterson, 1948).


EL BOSQUEJO DE

LIBERACION A DISTANCIA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


“Y cuando llegó ella a su casa, hallo que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama” (Marcos 7:30).

(Juan 4:49-50; vea. Lucas 7:1-10; vea. Mateo 8:5-13;
Mateo 8:6; Lucas 7:2; Mateo 8:8, 13; Juan 4:47;
Marcos 7:25, 29-30; Efesios 2:4-5; II Timoteo 2:25-26)

I.   La jovencita había estado presa bajo el control demoníaco,
Efesios 2:1-2; Mateo 13:38; I Juan 3:10; Juan 3:7;
II Timoteo 2:26.

II.  La jovencita había oído de Cristo, Marcos 7:25; Lucas 8:12.

III. La jovencita fue salva por Jesús a distancia, Romanos 8:34;
Colosenses 3:1-2; Hechos 16:30-31.