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UN SERMÓN DE MI HIJO

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 22 de Noviembre, 2015

“Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio” (Marcos 1:41-42).


En el Día de Acción de Gracias pensamos como Dios nos ha bendecido. ¡Una cosa por la que tengo que dar gracias es que mi hijo menor, Philip, fue convertido este año! Y les voy a dar partes de su testimonio. De hecho, el título de mi mensaje de esta noche es: “Un Sermón De Mi Hijo”. Philip nos dirá cómo pasó de estar sin esperanza y lleno de desesperación a tener la gran alegría de ser un verdadero Cristiano. Philip comienza diciendo:

“Caí en un estado en el que yo estaba molesto y deprimido. Recuerdo que pensé que nunca sería convertido. Pensé, ¿para qué tratar? Incluso empecé a dudar que la conversión era real”.

La conversión es el gran cambio que viene cuando una persona confía en Jesús. La conversión cambia la dirección de la vida de una persona. ¡Quiero decir muy claramente que la conversión es real! Todo verdadero Cristiano puede decirte acerca de su conversión. ¡Y doy gracias a Dios que Dr. Hymers cree la conversión real! Y nuestro pastor insiste en que nuestra gente tenga una experiencia de conversión real. Si no eres verdaderamente convertido, él te lo dirá. ¡Cree lo que él dice! Él tiene 57 años en el ministerio ganando almas, y Dios le ha dado gran sabiduría en esto. Él te dirá la verdad porque él sabe que él es responsable ante Dios, y porque él ama tu alma.

Nuestro pastor redescubrió la conversión verdadera de una manera difícil. Tuvimos un bautismo hace unos años, donde casi todos lo que fueron bautizados se fueron de la iglesia unos meses después. Eso no es inusual. De hecho, casi todas las iglesias aquí en los Estados Unidos han experimentado lo mismo. Las personas con el tiempo dejan de ir a la iglesia después de ser bautizados. ¡La Convención Sureña Bautista perdió doscientos mil miembros el año pasado! Ellos dejaron de ir a la iglesia. Pero las iglesias siguen bautizando personas perdidas. Lo hacen porque ellos no entienden la conversión verdadera. Después de esa terrible experiencia que tuvimos, Dr. Hymers decidió no bautizar a nadie a menos que tuvieran un sólido testimonio de salvación en Jesús. Y luego esperamos a ver si su testimonio es verdadero. Doy gracias a Dios por el compromiso de nuestro pastor a la conversión real. Doy gracias a Dios por la conversión de Philip. ¡Y doy gracias a Dios que fue bautizado a la membrecía de esta iglesia anoche! ¡Alabado sea el nombre de Jesús!

Pero la conversión de Philip, como todas las conversiones, no fue rápida ni fácil. Aun tenía dudas de que la conversión era real. Estaba ciego a su necesidad de conversión. Y su corazón pecaminoso simplemente no confiaba en Jesús. Él dijo:

“Yo todavía estaba pensando en círculos. Pensé, tengo que encontrar la manera de conseguir ser salvo teniendo algún tipo de seguridad...Yo no estaba esforzándome [para encontrar] a Jesús. Yo no quería tener nada que ver con Él”.

Philip no tendría nada que ver con Jesús. ¡Pero Jesús tendría mucho que ver con él! Jesús estaba dispuesto y esperando pacientemente que Philip confiara en Él. ¡Oh, cuánto Jesús nos ama! El pecador dirá que quiere la salvación. Él dirá que quiere a Jesús. Pero él pensará en cualquier otra cosa que Jesús Mismo. Escucha lo que Philip escribió:

“Nunca lo hubiera dicho, pero Jesús era sólo una persona que asociaba con la salvación. Nunca pensé en Él como un Salvador amoroso o como el Hijo de Dios que vino a expiar mi pecado. No, yo sólo pensaba en Él de pasada o cuando Dr. Hymers predicaba”.

Philip no quería pensar en Jesús Mismo. Él no pensaba en Jesús como el Salvador que murió y derramó Su Sangre por sus pecados. Philip sólo pensaba en Él “de pasada” cuando el pastor predicaba sobre Jesús. Pero esto solo lo dejó “pensando en círculos”. Cuando Philip escuchaba que necesitaba confiar en Jesús, él siempre se iba en otra dirección lejos de Jesús. Él trataba de encontrar seguridad de salvación. Pero Él no quería a Jesús Mismo. Y no encontró a Jesús. Una y otra vez estaba en este círculo buscando sentimientos de seguridad sin encontrarlos, buscando sentimientos de seguridad, y otra vez no los encontraba. Agradezco a Dios por la misericordia de Jesús en Philip. ¡Oh, la gran paciencia de Jesús hacia nosotros! ¡Él nos ama tanto!

Pero entonces Philip dijo:

“La mañana que fui salvo, Dr. Hymers predicó sobre cómo Satanás ciega los que están sin Jesús. Dijo que es una de las maneras que Satanás hace esto trabajando dentro de la mente de una persona perdida y haciéndole pensar que él debe tener un sentimiento de certeza con el fin de tener algo que decirle al consejero. Me dije a mí mismo: ‘¡Ese soy yo! Eso es exactamente lo que he estado pensando’. Yo había estado yendo en círculos y ni una sola vez miré hacia Jesús”.

Satanás no quiere que un pecador confíe en Jesús. Él no quiere perder a nadie de su control. Así que le da al pecador pensamientos para confundirlo como: “Necesito un sentimiento de seguridad”. El Diablo sabe que mientras alguien busque un sentimiento de seguridad, no buscarás a Jesús. Pero doy gracias a Dios que Él es más poderoso que el Diablo. Doy gracias a Dios que Él finalmente convenció a Philip de no creer la mentira del Diablo. Doy gracias a Dios que Él liberó a Philip de irremediablemente “pensar en círculos”.

Entonces Dios comenzó a convencer a Philip de su pecado. Mi hijo escribió:

“El Espíritu Santo comenzó a [trabajar] en mí. Me mostró que terrible era hasta la médula...Y también me dio convicción por las muchas veces que rechacé a Jesús...No tenía nada que borrara mi record [de pecado]. El Espíritu Santo me convenció de mi desesperada necesidad de Jesús, mi necesidad de Su Sangre y justicia para cubrir todo mi pecado”.

Philip comienza a sentir su pecado. Su corazón pecaminoso se hizo muy real a él, y él estaba turbado.

El Espíritu de Dios primero convenció a Philip de su pecado. Después Él le convenció de su necesidad de Jesús. Él se despertó a su necesidad de Jesús y Su Sangre que limpia. Philip escribió sobre lo que Dr. Hymers le dijo a él en el cuarto de consejo,

“Él habló sobre la historia del leproso, de cómo se acercó a Jesús y le dijo: ‘si quieres, puedes limpiarme’. Jesús dijo: ‘Quiero, sé limpio’. El pastor me dijo que tengo que venir a Jesús como este hombre. Ahora, el Evangelio parecía tan claro para mí. Justo antes, yo estaba en un remolino de dudas y análisis. Ahora, ¡Jesús estaba frente a mí! ¡Ahora, el Salvador estaba esperando para llevarme en Sus brazos! ¿Cómo puedo [rechazarle] a Él de nuevo? ¿Cómo podía aferrarme a mi pecado y no mirar a Jesús, Aquel que ha amado mi alma? Oh, cuán desesperadamente lo necesitaba a Él para que me quitara la carga de pecado”.

Dios en Su misericordia había despertado a mi hijo. Jesús ahora se hizo realidad a él. Jesús estaba esperando y dispuesto a limpiarlo de su pecado. Él sintió que Jesús lo salvaría. El escribió:

“¡Fui al Salvador que me esperaba! No esperé a experimentar ningún sentimiento. No esperé a escuchar las mentiras de Satanás. Sabía que necesitaba a Jesús en ese momento. ¡No debo esperar! Esperar era permanecer en la esclavitud. Tuve que ir a [Jesús] para la limpieza del pecado. ¡Así que fui a Él! ¡Él me tomó y me limpió y me hizo completo!...Los pensamientos de buscar seguridad en sí mismo se habían ido. Jesús se convirtió en mi seguridad”.

Philip encontró algo mucho mejor que la sensación de seguridad. ¡Él confió en Jesús Mismo! ¡La vida de Philip nunca será la misma! ¡Tiene el gozo de que sus pecados han sido lavados en la Sangre de Jesús! Philip escribió:

“¡Ahora yo realmente puedo llamar a [Jesús] mi Salvador! Ahora los himnos que hablan de Jesús tienen significado ...Ellos constantemente me recuerdan a Jesús, el autor de mi salvación y la Roca Sólida sobre la que estoy. Ahora, cuando Dr. Hymers predica el Evangelio, suena refrescante y alentador. Me recuerda la época en que Jesús me buscó cuando era un desconocido...Cuando me sentía seco y vacío, recuerdo los himnos como ‘Jesús, Amante de mi Alma’ y recuerdo que tengo un amigo en Jesús. ¡Oh, qué amigo! Jesús me da el deseo y la preocupación de ver que otras almas perdidas encuentren salvación en Él… ¡Alabado sea Dios que ha dado a Su Hijo, Jesús, para rescatarme y perdonar mis pecados con Su Sangre!”

¡Jesús salvó a mi hijo! ¡Aleluya! ¡Gracias, Dios, por Su gracia maravillosa en traer la salvación a mi hijo! Y eso es lo que queremos para ti. Queremos que seas convertido a Jesús, también. Jesús también puede lavar todos tus pecados con Su Sangre. ¡Y tendrás una nueva vida con Jesús!

¡Tenemos muchas cosas que agradecer en nuestras vidas, y todas las cosas que Dios ha hecho por nosotros! Damos gracias a Dios por todos ustedes que están aquí con nosotros esta noche. Damos gracias a Dios por tu amor, apoyo, y lo que eres para nosotros. ¡Gracias por venir! Agradecemos a Dios por nuestra iglesia, que se ha mantenido firme y fiel a Jesús todos estos años en esta impía ciudad de Los Ángeles. Damos gracias a Dios por los “Treinta y Nueve” quienes sacrificaron su tiempo, su dinero, y su juventud para salvar nuestro edificio de iglesia. Damos gracias a Dios por diáconos que apoyan en gran medida a nuestro pastor. Agradecemos a Dios por el Sr. Kunz, la mano derecha de Dr. Cagan. Agradecemos a Dios por Emi Zabalaga que toca el piano y la señora Eloise Roop quien toca el órgano para nosotros fielmente cada semana. Damos gracias a Dios por el señor Cerón y Leslie Hymers que trabajan allá arriba el equipo de sonido. Damos gracias a Dios por el Sr. Olivacce y su trabajo en el ministerio de vídeo y nuestro sitio en el internet. Damos gracias a Dios por ricamente bendecir el ministerio de nuestro sitio en el internet, y cómo nos gusta oír esos maravillosos mensajes de correo electrónico de todo el mundo. Damos gracias a Dios por todos nuestros traductores. Damos gracias a Dios por todo el trabajo de Dr. Cagan coordinando todas las traducciones. Damos gracias a Dios por los hombres que cuidan el edificio y los que cuidan el estacionamiento. Damos gracias a Dios por nuestro equipo fiel que trabaja en la cocina. ¡Damos gracias a Dios por todos los nuevos jóvenes que Dios ha enviado a nuestra iglesia! Damos gracias a Dios por la señora Hymers, la señora Salazar, Lara Escobar, John Samuel Cagan y los muchos otros jóvenes que cuidan de la gente nueva. Damos gracias a Dios por hombres que nos guían audazmente en oración. Damos gracias a Dios por todos ustedes que trabajan tan duro y sin descanso en la oración y el evangelismo. ¡Y si no te mencioné por nombre, damos gracias a Dios por ti, también! Y especialmente queremos agradecer a Dios por nuestro pastor, Dr. Hymers. Él es un hombre llamado por Dios para redescubrir la conversión verdadera y predicarla fuertemente a todo el mundo por el internet. Damos gracias a Dios por nuestro pastor y el Dr. Cagan y su sabiduría en aconsejar para conversión. Incluso si no eres convertido, tienes mucho que agradecerle a Dios. Pues Dios te ha llamado a esta iglesia, donde siempre escucharás el Evangelio de salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. ¡Alabado sea Dios! ¡Amén y Amén!


Si este sermón te bendijo a Dr. Hymers le gustaría saber ti. CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“May Jesus Christ Be Praised” (traducido del Alemán
por Edward Caswall, 1814-1878).