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CÓMO ORAR POR AVIVAMIENTO

(SERMÓN NÚMERO 22 SOBRE AVIVAMIENTO)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 27 de Septiembre, 2015


Por favor voltea a Hechos 1:8. Está en la página 1104 de la Biblia Anotada de Scofield. Por favor pónganse de pie mientras lo leo. Estas son las palabras que Jesús le dio a los primeros Cristianos:

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Pueden sentarse.

Algunos predicadores dicen que esto se refiere sólo al derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Dicen que no podemos esperar que el Espíritu Santo descienda a nosotros como lo hizo entonces. Muchos de ellos temen que su gente se volvería pentecostal si les dijeran que un derramamiento del Espíritu podría venir hoy día. Así que apagan la obra de convicción y conversión porque temen al Pentecostalismo. Pero se equivocan cuando dicen que no podemos esperar que el Espíritu Santo descienda en nuestro día. Las últimas siete palabras demuestran que están equivocados “y hasta lo último de la tierra”. Una traducción moderna dice, “y hasta los confines de la tierra”. Ya que aquellos primeros Cristianos no fueron hasta la “último” o los “confines” de la tierra, Jesús estaba hablando a todos los Cristianos, por todos los tiempos. Él les dijo a ellos, y a nosotros, “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. Esto es probado por lo que Pedro dijo un poco más tarde, en Hechos 2:39. Voltea allí.

“Porque para vosotros es la promesa [del Espíritu Santo], y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).

Así que los Discípulos regresaron a Jerusalén, y entraron al aposento alto para orar. ¿Por qué oraron? Oraron por el poder del Espíritu Santo que Jesús les había prometido cuando Él dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). Estoy totalmente de acuerdo con Iain H. Murray. Él dijo:

Mientras Pentecostés instituyó una nueva era, la obra de Jesús de otorgar el Espíritu no terminó allí. Y la comunicación más plena del Espíritu que marca toda la edad [Cristiana], que empezó en Pentecostés, no iba a ser constante e invariable; porque si fuera así, ¿qué propósito podría servir orando por más del Espíritu de Dios como los discípulos fueron dirigidos claramente a hacer? Fue en respuesta a la petición “enséñanos a orar” que Jesús dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). Esta promesa no tiene eficacia para los Cristianos a menos que siempre haya algo más que recibir (traducción de Iain H. Murray, Pentecost Today? The Biblical Understanding of Revival, The Banner of Truth Trust, 1998, p. 21).

Alexander Moody Stuart dijo: “Mientras que el Espíritu Santo está siempre presente en su iglesia, hay momentos en que se acerca y pone adelante una mayor energía de poder” (Murray, ibid., P. 22).

Pero hemos visto solo un poco de eso desde el gran avivamiento de 1859, en verdad muy poco. Estoy convencido de que la razón principal es el hecho de que la mayoría de los evangélicos ya no creen que las conversiones son milagros. La mayoría de los evangélicos hoy en día piensan que las conversiones no son más que decisiones humanas. Creen que todo lo que tienes que hacer es persuadir a una persona perdida a decir las palabras de la tal llamada “oración del pecador”. ¡Solo dices esas palabras y eres salvo! Joel Osteen dice eso al final de cada sermón. Él hace que la gente diga las palabras de una oración. Entonces dice: “Creemos que si dijiste esas palabras acabas de ser nacido de nuevo”. ¡Ves, no hay necesidad de que el Espíritu Santo haga un milagro! Si dices esas palabras: “acabas de ser nacido de nuevo”.

Este es un regreso a la herejía antigua del Pelagianismo – una doctrina que enseña que el hombre es capaz de llevar a cabo su propia salvación – en este caso, ¡por decir unas palabras! ¡O por venir “al frente” en un servicio Cristiano – o por alzar la mano! “Todos los que quieren ser salvos, simplemente alcen la mano”. ¡Este es crudo pelagianismo! Un regreso a la antigua herejía, que enseña que una persona perdida puede salvarse a sí misma por alguna acción, o diciendo las palabras de una oración. Yo la llamo “oración mágica”. En realidad es “magia” en lugar de Cristiano. La Hada Madrina movió su varita mágica y dijo, “Bibbidi-Bobbidi-Boo” ¡y la calabaza se convierte en una carroza para la Cenicienta! ¡Pero la conversión no es como la “magia” que ves en una caricatura de Disney! Walt Disney estuvo interesado en la magia, como el “aprendíz del mago” en “Fantasía”, ¡con todas las escobas bailando! Está a través de todos los dibujos animados de Disney. ¡Y digo que está a través de todas nuestras ideas evangélicas modernas de conversiones, también! Para un examen detallado de este problema lee el libro de David Malcolm Bennett, La Oración del Pecador: Sus Orígenes y Peligros, [The Sinner’s Prayer: Its Origins and Dangers], Even Before Publishing, n.d., disponible en Amazon.com.

Cada verdadera conversión es un milagro. Voltea conmigo por favor a Marcos 10:26. Está en la página 1018, en la Biblia Anotada de Scofield.

“Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible…” (Marcos 10:26, 27).

Ellos preguntaron: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Jesús respondió: “Para los hombres es imposible”. ¡El hombre en un estado de pecado no puede hacer nada para ser salvo o para ayudarse a ser salvo! Pero entonces Jesús dijo, “mas para Dios no; porque todas las cosas son posibles para Dios”. Hemos visto lo que esperamos que son varias conversiones este año, dos de ellas el Domingo pasado y una esta mañana. Cada verdadera conversión es un milagro. Paul Cook dijo correctamente: “Las características del avivamiento no son diferentes a las características de cualquier trabajo normal del Espíritu Santo, excepto en términos de intensidad y cantidad” (traducción de Fire From Heaven, EP Books, 2009, p. 117).

Cuando una persona es convertida es un milagro de Dios. Cuando muchas personas son convertidas en un corto período de tiempo, es un milagro de Dios. La única diferencia es “en términos de intensidad y cantidad”. Cuando oramos por avivamiento, estamos orando para que el Espíritu Santo obre en los corazones de muchas personas a la vez.

¿Qué hace el Espíritu Santo en la conversión? Primero, “cuando él venga, convencerá (convicción)...de pecado” (Juan 16:8). Paul Cook dijo: “La gente no es naturalmente convencida de su pecado; por naturaleza se auto-justifica. Se requiere un trabajo específico del Espíritu. Y cuando el Espíritu obra, el pecado se vuelve detestable [horrible, repugnante], lo que lleva a una persona a odiarlo y abandonarlo”. Como una joven dijo: “Yo estaba asqueada de mí misma”. Eso es una de las mejores definiciones de convicción que he visto. “Yo estaba asqueada de mi misma”. Si tú no tienes al menos cierta convicción de pecado así, no tendrás una conversión verdadera. Entonces, debemos orar que el Espíritu Santo dé convicción de pecado a aquellos que no son salvos.

La segunda cosa que el Espíritu Santo hace en una conversión es que le da a conocer Jesús a la persona que está bajo convicción de pecado. Jesús dijo: “Tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14). Una traducción moderna podría decirlo, “Él... tomará lo que es mío y os lo hará saber”. Una persona perdida nunca conocerá a Jesús personalmente a menos que el Espíritu Santo lo dé a conocer. Pero si no tienes convicción de pecado, el Espíritu Santo no hará a Jesús real para ti en salvación.

Así que, cuando estamos orando para que el Espíritu Santo descienda con poder, estamos pidiendo principalmente a Dios que envíe el Espíritu para (1) convencer a la persona perdida de su terrible naturaleza pecaminosa, y (2) debemos orar para que el Espíritu Santo le revele Jesús a esa persona, para que pueda conocer el poder de la Sangre de Jesús que la limpia del pecado. La convicción de pecado y la limpieza por la Sangre de Jesús son las dos obras principales del Espíritu de Dios en una conversión verdadera, como se revela en el capítulo 16 de Juan. Brian H. Edwards dijo: “No muchos Cristianos hoy en día saben por qué orar cuando se les sugiere que oren por un avivamiento” (traducción de Brian H. Edwards, Revival, Evangelical Press, edición de 2004, p. 80).

Una de las razones que no saben por qué orar es que la mayoría de los Cristianos de hoy no ven la necesidad de que la gente perdida venga bajo la convicción de pecado. Y no creen en “la conversión crisis” como nuestros padres la tenían. Pero yo te he dicho que nosotros debemos orar para que el Espíritu Santo descienda y convenza a los perdidos que asisten a nuestra iglesia. Si ellos no vienen bajo convicción de pecado no serán salvos. Hay algunas excepciones, pero son muy pocas. El único ejemplo que puedo encontrar en la Biblia es la conversión de Zaqueo dada en el capítulo diecinueve de Lucas. Nosotros no vemos llorando, que es común en la mayoría de convicción verdadera. Sin embargo, Zaqueo prometió a Jesús que le daría la mitad de sus bienes a los pobres, y que iba a dar a cada uno que le robó cuatro veces más de lo que había tomado. ¡Esto muestra que estaba bajo convicción después de todo! Creo que la conversión de Zaqueo muestra que algunas personas, un número pequeño, se arrepiente de sus pecados sin las lágrimas habituales que acompañan a la mayoría de los despertamientos.

Y luego, la otra razón es que la mayoría de evangélicos no sabe por qué orar, es que la mayoría de evangélicos hoy no creen en la conversión de “crisis” como lo hicieron nuestros antepasados. Nuestros antepasados dijeron que una persona bajo convicción estaba “despierta”, pero todavía no salva. Nuestros antepasados dijeron que una persona despierta necesitaba pasar por la agonía de apartarse del pecado, comparados a una mujer pasando por los dolores de parto para tener un bebé. Sólo de esta manera, nuestros antepasados dijeron, podría una persona verdaderamente experimentar la conversión (cf. la conversión de “Cristiano” en El Progreso del Peregrino).

Estoy de acuerdo con el Dr. Martyn Lloyd-Jones que el Apóstol Pablo nos da un ejemplo de una conversión real en los dos últimos versículos de Romanos 7. El Dr. Lloyd-Jones dijo que estos versículos describen la conversión de Pablo. Estoy de acuerdo. Pablo dijo,

“¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

¡Eso es convicción! – Cuando el pecador se da por vencido en sí mismo y está asqueado de su corazón pecaminoso que le ha esclavizado. Entonces Pablo dijo:

“Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (Romanos 7:25).

¡Esto es conversión – cuando el pecador atormentado es liberado por Jesucristo el Señor! Está aquí, por primera vez, el pecador, que se le ha hecho ver que es un esclavo al pecado sin esperanza, finalmente se vuelve a Jesús y es limpiado del pecado por Su Sangre. Una de las mayores tragedias de nuestro tiempo es que la mayoría de los evangélicos nunca le permiten a nadie pasar por estas dos experiencias importantes. En la primera punzada de conciencia, o tal vez ni siquiera eso, el decisionista les hará que digan la oración del pecador. Creo que esa es la razón más importante por la que no hemos tenido ningún avivamiento que cambie la nación en Los Estados Unidos desde 1859.

Así, éstas son las cosas por que debes orar más si quieres que nuestra iglesia experimente un avivamiento. Primero, ora para que Dios envíe su Espíritu para convencer a la gente de pecado. ¡Segundo, ora que el Espíritu de Dios les revele Jesús a ellos y los atraiga a Él, para el perdón a través de Su muerte en la Cruz, y limpieza del pecado a través de Su Sangre preciosa!

El Pastor Brian H. Edwards dijo que las oraciones de avivamiento se centran en “los convertidos, los ansiosos (despertados) y los no despiertos” (traducción de Revival, Evangelical Press, 2004 edition, p. 127). ¿Por qué las oraciones de avivamiento se centran en los “convertidos”, así como los “ansiosos” y “los no despiertos”? Porque los que son salvos pueden estar reincididos. En la Primera Iglesia Bautista China el avivamiento comenzó entre las personas que eran salvas y tenían pecado en sus corazones. Comenzaron a confesar su pecado abiertamente, con lágrimas, delante de todos. Algunos tenían amargura hacia otros en la iglesia. Algunos habían permitido pecados secretos entrar en sus vidas. Habían excusado sus pecados, diciendo que no importaban. Pero a medida que el Espíritu Santo descendía, eran quebrantados de corazón. Se dieron cuenta de que estaban fríos y muertos en sus oraciones. Se dieron cuenta de que estaban amargados y enojados hacia otros en la iglesia. Otros rehusaban hacer algo que sabían que Dios quería que hicieran.

En otro “avivamiento” un gran [fuerte] evangelista fue hallado retorciéndose las manos, con lágrimas que caían al suelo. El hombre [había] guiado a muchos a Jesús, pero tenía...pecado que confesar y no pudo encontrar la paz hasta que se paró frente a la iglesia y [confesó] todo. Sus palabras fueron como una descarga eléctrica y la gente cayó al suelo en arrepentimiento” (traducción de Brian Edwards, Revival: A People Saturated With God, Evangelical Press, 1991 edition, p. 261).

Puede que haya un Cristiano en nuestra iglesia que rehusa obedecer a Dios en algo. ¡Esto puede detener el avivamiento! Cuando el avivamiento llegó a Asbury College en Wilmore, Kentucky en 1970 cientos de estudiantes verdaderamente convertidos sintieron que tenían que confesar...públicamente. Se pusieron en línea, a veces durante horas, esperando llegar al micrófono en la capilla para confesar su [desobediencia] y pedir oración.

El hombre que dirigía la reunión de Asbury no predicó. En vez, dio brevemente su testimonio, y luego hizo una invitación a los estudiantes para hablar de sus propias experiencias Cristianas. No había nada particularmente inusual en eso. Un estudiante respondió a su oferta. Luego otro. Luego otro. “Entonces ellos comenzaron a llegar al altar”, dijo. “Se desató”. Poco a poco, inexplicablemente, los estudiantes y profesores por igual estaban en silencio orando, llorando, cantando. Buscaron a otros a los que les habían hecho malas acciones y pidieron perdón. El servicio de la capilla se prolongó durante ocho días [24 horas al día].

Esto es exactamente lo que ocurrió en la Primera Iglesia Bautista China, casi al mismo tiempo que el avivamiento de Asbury. Continuó por horas, mientras los jóvenes Chinos confesaban y oraban. La confesión abierta fue común en el avivamiento de Corea en 1910. Hoy la confesión abierta por los Cristianos, con lágrimas, es común en China, en el gran avivamiento que se lleva a cabo allí. Evan Roberts clamó: “Señor, doblégame”, cuando cedió a Dios y se convirtió en un líder en el avivamiento de Gales de 1905. ¿Y tú? ¿Orarás para que Dios te doblegue? Canta “Examíname, oh Dios”.

“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón:
Pruébame, y conoce mis pensamientos:
Y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mi camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”.
   (Salmo 139:23, 24).

Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Derrítenos, quebrántanos.
Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.

Eso puede ocurrir en nuestra iglesia si Dios hace descender Su Espíritu en un avivamiento. “Examíname, oh Dios”. Canta suavemente.

“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón:
Pruébame, y conoce mis pensamientos:
Y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mi camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”.
   (Salmo 139:23, 24).

Amén.

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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Hechos 1:4-9.
El Solo Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Teach Me to Pray” (por Albert S. Reitz, 1879-1966).