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¡EL DIOS QUE TE CREÓ!

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 27 de Septiembre, 2015

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas... ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).


El Festival del Pastel de la Luna del Medio Otoño es una fiesta muy importante para los Chinos. Se celebra el día quince del octavo mes en el calendario lunar. ¡Y eso es hoy! ¡Bienvenidos a la Fiesta del Medio Otoño en el Tabernáculo Bautista! Esta noche la luna aparece más grande que en todo el año. Y los Chinos creen que la luna llena es un símbolo de paz, de prosperidad y de unión familiar. Las familias tradicionalmente pasan el tiempo viendo la luna llena y comiendo pasteles de luna juntos. Esta fiesta es solamente la segunda en importancia al Año Nuevo Chino. El Festival del Medio Otoño no sólo es celebrado por los Chinos, sino también por muchos Asiáticos en todo el mundo. Esto incluye el Japón, Vietnam, Singapur, Malasia, Filipinas y Corea.

El origen del Festival del Medio Otoño se remonta unos tres mil años a la dinastía Shang. En ese tiempo los Chinos adoraban la luna. Ellos miraban hacia el cielo nocturno durante esta época del año. Y el objeto redondo, grande y brillante que llenaba el cielo negro los asustaba. Se veía tan grande y brillante, y la gente que miraba la luna llena se sentía tan pequeña y débil. La vida era muy difícil entonces, y las personas sentían que tenían poco control sobre sus vidas. El emperador dijo que adorar la luna les ayudaría. Y así comenzó la costumbre. Hoy en día, no creo que ningún Chino adore la luna. Y el medio otoño y los pasteles de luna se han convertido sólo en un día de fiesta tradicional Chino.

La historia de cómo empezaron los pasteles de la luna trae un tema importante para todas las personas. Cuando el hombre comienza a mirar más allá de sí mismo, al mundo y el cielo a su alrededor, se siente pequeño y sin importancia. Es cierto que nos hemos vuelto más sofisticados, educados, y menos supersticiosos. Así que ya no hacemos cosas como adorar a la luna. Pero el hombre básicamente no ha cambiado en estos tres mil años. Todavía se siente muy pequeño e insignificante cuando considera el vasto universo en el que vive. Y en muchos sentidos tiene razón. Los gigantes árboles secuoyas aquí en California han estado allí por miles de años. Eran muy altos incluso cuando Jesús caminó sobre la tierra hace dos mil años. Pero en sesenta o setenta años todos nosotros estaremos muertos. Y muchos de nosotros nos habremos ido mucho antes que eso. La Biblia dice que nuestra vida es neblina que “se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. (Santiago 4:14).

¿Cómo encontramos sentido a nuestras vidas cortas? La mayoría de las personas hoy en día no piensan seriamente sobre esto. Ellos solo van de un día a otros hasta que mueren. Algunos creen que la respuesta es tener una familia muy unida. Están convencidos de que les traerá paz y felicidad. Otros piensan que tener buenos amigos y tener un montón de diversión les dará satisfacción. Algunos creen que la riqueza y la educación les traerán gran satisfacción. Otros creen que un novio o novia o casarse es todo lo que necesitan o desean. Algunas personas evitan la pregunta por completo, centrando su mente en videojuegos sin sentido o aparatos electrónicos. Pero todos están equivocados. Ninguna de estas cosas trae felicidad duradera. Ninguna de estas cosas te ayudara a encontrar sentido a la vida.

David era el rey de Israel. Él vivió hace unos tres mil años, en la misma época cuando comenzó el Festival del Medio Otoño. El escribió:

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas...¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).

David no adoraba la luna. No, él adoraba al Dios que hizo la luna. Podemos aprender dos lecciones de David.

I. Primero, Dios es el Creador del universo.

El rey David dijo:

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas” (Salmo 8:3).

Cuando David alzó la vista hacia la luna y las estrellas, vio lo que veían los demás. Vio su grandeza. Estaba impresionado por ellos. Y él también se sentía muy pequeño en comparación con ellos. Pero la diferencia era que David sabía que Dios los había creado. Él estaba hablando a Dios cuando dijo: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas”. Estaba impresionado con la luna. Pero estaba mucho más impresionado con Dios Mismo. Porque David sabía que

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).

David mismo escribió:

“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Salmo 33:6).

David miró al cielo en la noche. Entonces escribió,

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).

Él miró la luna y vio que habló de la gloria de Dios. David pensó en el gran poder de Dios. Pensó que la luna era un extraordinario planeta. Pero también entendió que era grande, porque Dios la hizo grande. Y cada vez que miraba a la luna, glorificaba a Dios y adoraba a su Creador.

David también sabía que Dios era eterno. Él sabía que Dios siempre había existido y siempre existirá. Dios estaba allí antes de la creación. Dios permanecerá cuando Su creación ya no esté. Como dijo Moisés a Dios,

“Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmo 90:2).

La edad de las montañas y de la tierra misma es nada comparada con el Dios eterno que las hizo. David adoraba al Dios eterno. Él adoraba al Gran Creador. Él entendió cómo la creación llegó a existir. Dios los había hecho. Y este conocimiento le dio gran paz y entendimiento. La creación de Dios era parte de Su plan. Y tú estás incluido en el plan de Dios. No estás aquí por accidente. Dios quien creó el mundo y el universo también te creó a ti.

II. Segundo, Dios es tu Creador quien te ama.

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas...¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).

David estaba abrumado al considerar las grandes obras de la creación de Dios, el cielo, las estrellas y la luna. Su belleza era maravillosa para él. Su majestad le quitó el aliento. Y en comparación a ellos sentía que él era sólo un hombre pequeño entre millones de otros. Pero sobre todo se sentía humilde al pensar que Dios el Creador amaba a un ser tan insignificante como él. Dios pensaba en él. Esto bendijo su alma. Pero tampoco podía entenderlo. Le impactó pensar que él estaba en la mente de Dios. Y tú estás en la mente de Dios también.

Dios estaba pensando en ti antes de que nacieras. Él dijo:

“Antes que te formase en el vientre te conocí” (Jeremías 1:5).

Dios te conocía antes de que nacieras. Puedes preguntar, “¿cómo es eso posible?” Simple. Él es Dios. ¡Él puede hacer cualquier cosa, y Él lo sabe todo, también! Y al igual que con David, Dios sabe todo acerca de ti. Él te conocía desde el principio. Él te conocía cuando estabas todavía en el vientre de tu madre. Tal vez piensas que nadie piensa en ti. Pero quiero que sepas que Dios piensa en ti. Y a lo largo de tu vida Dios sabe todo sobre ti. Jesús dijo:

“Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados”
       (Lucas 12:7).

Dios conoce todos los detalles acerca de ti. Cosas de ti que pueden parecer no importantes, Él las sabe. Eso incluye conocer el número de cabellos en tu cabeza. Él sabe todo sobre ti porque eres valioso para Dios. Como un buen padre hace a sus hijos, Él mantiene un estrecho seguimiento de ti. Pero dices: “Dios piensa que soy valioso, pero no me siento muy valioso”. ¿Podría ser porque te comparas con otras personas? El mundo enseña que la apariencia física, la personalidad, la popularidad, la inteligencia y la riqueza son valiosas y hay que buscarlas. Tal vez no tengas muchas de esas cosas. Pero Jesús dijo que tu vida no se define por lo que tienes. Tener muchas cosas no te da una vida mejor. No te hace una persona más valiosa. Esa es la gran mentira de este mundo. Muchas personas tienen todas estas cosas, ¡pero no son felices! No tienen una vida mejor que tú. El divorcio, el suicidio, y las drogas son más comunes entre los ricos y famosos. Tener muchas cosas nunca te hará feliz o te dará paz.

Eres importante y valioso para Dios por quien eres. Eres una creación especial de Dios. Fuiste hecho a Su imagen. Y tienes un alma eterna que puede conocer a Dios. Y Dios quiere que pases la eternidad con Él. Es por eso que eres importante para Dios. Es por eso que estás en la mente de Dios. Y también estás en el corazón de Dios. Dios pone su corazón sobre ti. Él te ama. Pero eso no quiere decir que la vida es siempre fácil. Si Dios sabe el número de cabellos en tu cabeza, por supuesto que sabe todo el dolor, la tristeza y los tiempos difíciles que has tenido. Él sabía de mis momentos difíciles. Yo estaba muy enfermo cuando niño de cuatro años de edad. Yo desarrollé una rara enfermedad del riñón y tuve que permanecer en el hospital durante gran parte de mi infancia. Me mantuvieron alejado de los otros niños al ser colocado en una cuna con barrotes. Tuve que ser atado la mayor parte del tiempo para que pudieran cortar la piel de mis brazos para encontrar mis venas. En estas venas metían tubos para darme inyecciones. A menudo me sentía muy asustado e indefenso. Fue muy doloroso, y yo luchaba, pero no podía escapar. Me sentía como un prisionero que es torturado. Pero en esa triste condición Dios me visitó. Él se reveló a mí, y yo supe que Él era real. Yo sabía que Él me amaba y me cuidaba. Pasar por ese dolor no fue tan malo porque sabía que Dios estaba conmigo. Doy gracias a Dios por mi enfermedad de la niñez. A través de ella, tuve esta gran experiencia con Dios. Yo todavía no era Cristiano. Pero mi encuentro con Dios fue muy importante para ayudarme a confiar en Jesús después.

Y por supuesto la vida tiene sus alegrías también. Todo viene de las bendiciones de Dios. La Biblia dice:

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre” (Santiago 1:17).

Dios es bueno. Y Él quiere cosas buenas para Sus hijos. Y así Él te manda buenas dádivas. ¡Eso incluye estar en la iglesia con nosotros esta mañana! Eso es algo bueno que Dios ha preparado para ti. Pero el más grande y más perfecto regalo que Dios te ha dado es Su Hijo. El Apóstol Pablo dijo:

“¡Gracias a Dios por su don inefable!” (II Corintios 9:15).

Este don inefable, el don que no hay palabras para describirlo, es Jesucristo Mismo. Y Dios te ha dado el don precioso de Su Hijo, porque lo necesitas. Tú puedes sentir que no, pero desesperadamente lo necesitas. Necesitas a Jesús a causa de tu pecado y de tu naturaleza de pecado que está en contra de Dios. Tu pecado te separa de Dios. Es por eso que Dios no es muy real para ti. Tienes un alma eterna que vivirá para siempre. Pero en tu pecado no experimentarás la vida eterna con Dios. El Apóstol Pablo escribió:

“Dios [mostró] su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

Dios Padre envió a Jesús Su Hijo a este mundo para salvarte. ¡Él hizo eso porque te ama! Jesús bajó del Cielo para sufrir y morir en la Cruz para pagar por tus pecados. Él dio Su Sangre para que todos tus pecados puedan ser lavados. Jesús resucitó físicamente de la tumba. Él ascendió al Cielo. Él ahora está orando por ti. Confía en Él, y todos tus pecados serán lavados por Su Sangre, y tendrás vida eterna. Que puedas hacerlo pronto, en el nombre de Jesús, Amén.

Si este sermón te bendijo a Dr. Hymers le gustaría saber ti. CUANDO LE ESCRIBES A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si este sermón te bendijo por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo. Por favor también dile de que país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (Haz click aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Salmo 19:1-4.
El Solo Cantado por el Sr. Mr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“How Big Is God?” (por Stuart Hamblen, 1908-1989).


EL BOSQUEJO DE

¡EL DIOS QUE TE CREÓ!

por Dr. Kreighton L. Chan

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas... ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).

(Santiago 4:14)

I   Primero, Dios es el Creador del universo, Génesis 1:1; Salmo 33:6;
Salmo 19:1; Salmo 90:2.

II.  Segundo, Dios es tu Creador quien te ama, Jeremías 1:5;
Lucas 12:7, Santiago 1:17; II Corintios 9:15; Romanos 5:8.