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AMANDO Y CUIDANDO LAS ALMAS

por Sr. John Samuel Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Sábado por la Noche, 13 de Junio, 2015

“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”
(Salmo 142:4).


En este día, hace 6 años, yo era un pecador enojado en rebelión contra Dios, la iglesia y el pastor. La mayoría de las personas no me habrían considerado un candidato para la conversión. Argumenté en contra de cada sermón y encontré fallas en todos los aspectos de la iglesia. En medio de mi odio, dos personas se preocuparon por mi alma. El Sr. Matsusaka y Aarón Yancy salieron del programa normal de la iglesia, y se preocuparon por mí con la misma cautela y preocupación de la desactivación de una bomba. Aunque dudaba cada verdad de la Biblia, había una cosa con la que no podía discutir: Aaron Yancy y David Matsusaka me amaban. En las semanas anteriores a mi conversión, mientras luchaba con Dios, esto era un recurrente testimonio para mí. Ellos ganaron mi alma.

En el mundo que nos rodea, vemos personas que se utilizan entre sí. Entran en relaciones por sus propios intereses, usan a otros para ganar dinero para sí mismos, y gente incluso empiezan familias – ¡para sí mismos! Es raro que la gente haga algo por alguien más, sin tener un motivo oculto o agenda por dicha acción. Los jóvenes de hoy están cada vez más conscientes o inconscientemente de ello. Ellos están a la defensiva y entienden que “nadie los va a cuidar”.

“Ni hay quien cuide de mi vida” (Salmo 142:4).

La Regla de Oro ha desaparecido de la sociedad moderna y ha sido sustituida por una máscara de bondad para disimular el asco y el egoísmo que se ha convertido en la característica de los últimos días. ¡En este tiempo, la oportunidad y la responsabilidad de amar y cuidar por las almas nunca ha sido tan grande! ¡Los Cristianos deben tener amor por las almas!

I. Primero, por qué los Cristianos deben tener amor por las almas.

¿Qué es cuidar por el alma de alguien? La Biblia asocia la iglesia con la esposa de Jesús. ¡Esa es otra forma de decir que somos los amados de Jesús! Debemos esforzarnos por ser como Jesús en todo lo que hacemos. Si Jesús nos amó, como su esposa, entonces debemos amar las almas como Jesús nos ama. Si un hombre ama a una mujer, él probablemente está pensando en ella todo el tiempo. Piensa en cómo hacerla feliz y cómo ganar su corazón. ¡Él sería necio simplemente siguiendo alguna fórmula para ganar su corazón, porque ella se daría cuenta rápidamente de que su corazón no está en ello! ¡Para que un joven realmente gane el corazón de una chica, debe estar constantemente interesado y preocupado por ella! ¡También debes tener el mismo interés y preocupación por un alma! Sin embargo, como Cristianos somos llamados a amar almas a pesar de nuestros sentimientos. El amor es más que un sentimiento. El amor continúa incluso en las más difíciles circunstancias. La Biblia dice:

“[El amor] Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (I Corintios 13:7-8).

Alguien podría decir: “Pero eso hace sonar el amor duro y difícil”. Estoy de acuerdo. A veces amar a alguien y cuidar de ellos es duro y difícil. Por ejemplo, cuando una pareja tiene un bebé, el niño requiere una gran cantidad de atención y tiempo. El niño puede mantener a la pareja despierta muy tarde por la noche y añade una gran dificultad a la vida de la pareja. Sin embargo, esto no disminuye o reduce el amor de la pareja para su hijo. Por el contrario, ¡es probable que lo aumente! Cuando alguien se invierte a sí mismos, da de sí mismo a otra persona, es difícil, agotador, consume mucho tiempo, e incluso es arriesgado, pero eso es lo que es el amor. El amor se arriesga por el otro. Jesús dijo:

“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12-13).

Observa cómo Jesús primero nos manda a amarnos unos a otros, como Él nos ha amado. Entonces Él sigue diciendo que si amas a alguien, también estás dispuesto a dar la vida por ellos. ¡Jesús nos da el ejemplo, el ejemplo perfecto, sobre la manera de amar las almas! Jesús Mismo en Su omnisciencia estaba dispuesto a ser traicionado por Judas, pero esto no le impidió amar a Judas. Aunque las almas perdidas son indignas de nuestro amor y preocupación y puede muy bien que no lo aprecien; ¡eso no debe detenerte de amarlos de todas maneras! Considera tu propia conversión. Recuerda esos momentos cuando te sentías tan perdido y tan sin esperanza – muriendo poco a poco...y sin embargo, Jesús te rescató, el pecador más indigno y vil que ha habido; Jesús te amó. Ahora bien, mientras recuerdas tu propia conversión, ¿parece algo demasiado duro o difícil para Jesús?

“Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).

¿Qué si te preocupas por las almas, y realmente las amas, pero no obtienes el número de personas que anticipabas se quedarían? No has fracasado. Esa persona va a seguir su propio camino, pero siempre tendrá el testimonio de alguien que realmente se preocupaba por él. ¡Cuida las personas aunque probablemente no permanezcan más de un Domingo! Además, el amor que no es consistente no es amor en absoluto sino es un poco de entusiasmo pasajero que pronto se desvanece. Muchas veces alguien puede sentirse con energía o motivado para hacer una tarea en particular, pero luego más tarde, parece imposible e inalcanzable y se dan por vencidos. Sin embargo, si amas las almas a pesar del costo a ti mismo, no sólo estás obedeciendo el mandamiento de Jesús, también estás separando tu Cristianismo de todas las demás religiones y marca moderna del Cristianismo que esa persona jamás experimentará. Mientras otras iglesias querían su dinero y no les importaba ellos, recordarán que en esta iglesia experimentaron amor Cristiano. ¡Eso glorificara a Jesús! Eso es suficiente recompensa.

II. Segundo, no hay fórmula para amar las almas.

¿Qué consideras que es ganar almas? ¿Es salir el Domingo por la tarde para obtener un nombre en el evangelismo? ¿O tal vez es tener una gran sonrisa y una conversación agradable para aquellos que visitan nuestra iglesia el Domingo por la mañana o por la noche? Estas son cosas buenas para practicar, para estar seguro, pero requieren poco pensamiento y aún menos inversión personal; por lo tanto, no es ganar almas. La mayoría de la gente entiende que alguien está siendo amable con ellos porque están siendo corteses, pero la cortesía no es tan fuera de lo común que es exclusivo de los Cristianos. Ser cortés o ser amable no es suficiente para atraer a alguien de vuelta a la iglesia. Lo que realmente hace una diferencia en la vida de alguien, lo que realmente atrae a alguien para venir a la iglesia, no es el programa de la iglesia o la cortesía; es el cuidado y amor por las almas.

No existe una fórmula o método para el cuidado. Hay gente en esta iglesia que han estado aquí toda su vida, tal como yo, pero no han sido ganados a Jesús. Es fácil suponer simplemente que ya están “adentro”, ¿pero lo están? Yo ciertamente no estaba. Necesitaba a alguien que me amara y me ganara a Jesús. Jesús Mismo usó métodos que fueron considerados como poco ortodoxos. Él sanó en el Sabbath y comía con publicanos y pecadores. Lo que estoy diciendo es que el programa de nuestra iglesia no gana en realidad a la gente a Jesús. Pero el amor Cristiano gana a la gente a Jesús.

Es fácil de hacer lo que estás acostumbrado a hacer. Es fácil de seguir el patrón de recoger una persona nueva y tener la misma conversación básica que has tenido docenas de veces antes con otros visitantes. Si siempre haces lo que es fácil, tu vida va a ser fácil. Para tomar el camino de la mayoría de la resistencia, invertirte a ti mismo en un desconocido – es difícil. ¿Qué ha hecho esa persona por ti? Las personas que recoges y con las que hablas rara vez tienen algo en común contigo. ¿Por qué no cambiar a piloto automático y sólo ser amable con ellos y enviarlos en su camino? Mira lo que Jesús dijo. Voltea conmigo a Lucas 10:30:

“Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese” (Lucas 10:30-35).

Nota que el sacerdote y el Levita estaban demasiado ocupados en su camino con su programa y hábitos del día que no se molestaron en parar y tomar cuidado de un completo desconocido. Pero el Samaritano tuvo compasión. El Samaritano se salió de su camino, y cuidó de él. Atendió las heridas del hombre, le dio su propia cabalgadura, y gastó su propio dinero para alojarlo en una posada. El sacerdote y el Levita seguramente se hicieron cargo de los pobres y los necesitados, pero sólo cuando era una parte de sus funciones normales. Eso no requiere amor: sólo hábito. Mira ahora la aplicación en Lucas 10:36:

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36-37).

Jesús nos dice que debemos ir y hacer lo que el Samaritano hizo por el hombre herido en la carretera. Pero el Samaritano no hubiera hecho nada a menos que, en primer lugar, ¡tuviera compasión de esa alma indefensa! Eso es lo que va a separar nuestra iglesia, nuestra gente, nuestro Cristianismo, de cualquier otra cosa que cualquier visitante haya experimentado alguna vez: una inversión personal compasiva de amor. Jesús dijo:

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

Así es como podemos hacer una diferencia. Si queremos que Dios construya nuestra iglesia, debemos tener amor por las almas. Debemos cuidar por cada persona como si se tratara de un hombre o mujer heridos en la carretera. Debemos cuidar de ellos como si los ladrones los hubieran atacado y robado todo lo que tenían. ¿Pues este no es su caso? El mundo y el Diablo lo han dejado heridos y desnudos. Cuando nos encontramos con ellos, en nuestro camino, debemos tener compasión y amor por ellos. Debemos cuidar de ellos. Tenemos que hacer lo que Jesús hizo por nosotros.

III. Tercero, amar las almas es para todos los Cristianos no solo para algunos de ellos.

Así que ahora alguien puede pensar para sí mismos: “Pero yo soy tímido, soy tranquilo, soy introvertido, no puedo conseguir que nadie se quede”. Eso no es algo que Jesús diría. ¿El ser tímido, tranquilo, introvertido te impide amar y cuidar a alguien? Aunque sientas que no puedes contribuir o ayudar a alguien, aún tienes que darte a las almas. ¿Te acuerdas del cuadrante de la viuda? Ella no tenía mucho que ofrecer, pero dio todo lo que tenía. Eso es lo que Dios quiere, y eso es lo que realmente cuenta, ¡porque Dios da el crecimiento! Si alguien es Chino o de un grupo étnico diferente de otra persona, es posible que se sientan intimidados para hablar con alguien de un grupo étnico diferente, pero Jesús rompió las normas sociales y habló con una mujer Samaritana en el pozo. Si te sientes incómodo o frustrado, recuerda que el amor es paciente, el amor es bueno, y el amor no busca lo propio. El mensaje que cruza todas las barreras de los idiomas es el verdadero amor y atención a la otra persona.

Si tú todavía no eres salvo, ¿significa esto que debes sentarte solo en la esquina y no hacer caso a las personas que entran en nuestra iglesia? Eso no es lo que Jesús quiere que hagas. Él envió a Sus discípulos a hacer su ministerio aún antes de que fueran convertidos. Dios trabaja de maneras misteriosas y Él puede incluso utilizar tu atención a otras almas perdidas a ser fundamental en tu propia conversión. De cualquier manera, no debes sentarte allí y sentir lástima por ti mismo porque estás perdido o peor aún estar cómodo en tu pecado. ¡Levántate y asume el ministerio de Jesús como lo hicieron los discípulos!

Tal vez alguien se está haciendo mayor y siente que tiene menos y menos en común con los jóvenes y ya no puede ser un atractivo para ellos. Les puedo decir, como una persona joven, que esto no es verdad. De hecho, puede ser más útil para una persona joven que cualquiera de los otros jóvenes. Considera los ejemplos de Dr. Chan, el Sr. Griffith, la Sra. Hymers, y la Sra. Salazar. Ellos nunca están fuera de la batalla. Ellos siempre están comprometidos, preocupados, y centrados en amar almas. Y luego está el caso de los que han crecido en nuestra iglesia que tienen el más alto respeto por ustedes, pero algunos de ellos todavía no son convertidos. ¿Podría ser posible que Dios te use en sus vidas, como Dios usó al Sr. Matsusaka en la mía? ¡No solo yo sostengo que es posible, pero que también es necesario! Hablo por experiencia personal. Nunca sabrás lo mucho que Dios puede usar la conversación o la amistad aparentemente más insignificante en la vida y la conversión de una persona.

No te ofrezco ningún método o esquema sobre cómo tener un amor por las almas – simplemente te digo que cuando te acercas a alguien y le das la mano, tu preocupación no debe ser que tienes algo inteligente o interesante que decir, pero que tú tienes amor por ellos. Si te sientes incapaz de esto, recuerda, no es nuestro amor, sino el amor de Jesús derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. ¡Amar las almas es el resultado directo de la obra de Jesús en nosotros y por lo tanto glorifica a Jesús! Tenemos aquí en nuestra iglesia local una gran oportunidad para glorificar a Jesús. Nuestra iglesia tiene constantemente muchos visitantes a través de nuestros esfuerzos de evangelismo. De esos visitantes, alguien puede sentirse como el Salmista se sentía:

“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida” (Salmo 142:4).

¡Que la gente nueva nunca se sienta así cuando nos conocen! Con cada interacción que tenemos con un alma perdida debemos cumplir con nuestro deber de amarlos como Jesús nos mandó, para que cualquiera que sea la dirección o curso que esa persona tiene en su vida, recuerde nuestro amor como un testimonio de que somos discípulos de Jesús. Pero también con cada alma perdida, tenemos la oportunidad de cuidar a alguien como quizá nadie más lo ha hecho. Piensa en lo que esa persona puede haber pasado, a lo largo de toda su vida, y ahora por la providencia de Dios ha venido a nuestra iglesia. Este es un momento decisivo para que esa alma y para nosotros. Si esa persona siente que la gente de esta iglesia lo ama, nuestra cuidado y amor por ellos se contrastará de lo que el mundo les ofrece que pueden sentirse atraídos a venir otra vez. Amar y cuidar de las almas es una responsabilidad porque Jesús nos manda a amar a ellos, pero también es una oportunidad para ser un testimonio único del amor de Jesús.

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36-37).

Que Dios nos dé la gracia y el poder de amar y cuidar a las almas como Jesús amó y cuidó de nosotros. Y sin embargo, a pesar de la oración y el enfoque en el amor y el cuidado de las almas – tú continúas poniéndote antes que un visitante, eso revela que no tienes vida en ti. Cuando eres convertido, Jesús te da un nuevo corazón, y tus afectos cambian. Si tus afectos todavía están con tus propios intereses y no eres parte del compañerismo y el ganar de almas de nuestra iglesia, ¿entonces en donde está Jesús en tu vida? La prueba del carácter es lo que haces cuando nadie está mirando. Si no puedes cantar, o cuidar de las almas, a menos que seas constantemente reprendido por el pastor o un líder de la iglesia, eso revela mucho acerca de tu carácter. Escucha lo que dice la Biblia acerca de un verdadero Cristiano:

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:38)

Una persona verdaderamente convertida querrá servir a Jesús y glorificarle cuidando de las almas. Sin embargo, una persona no convertida continuará sirviéndose y amándose sólo a sí mismo. ¡Eso es todo lo que él puede hacer! Él no puede realmente seguir el mandato de Jesús,

“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).

¿Eres capaz de cantar? ¿Eres capaz de amar y cuidar de las almas? ¡Si eres convertido, sal de tu estado reincidido y empieza a hacerlo! Si no lo haces, no quieres, no puedes, eso muestra que no tienes vida en ti mismo. Es mi oración que confíes en Jesús pronto. En Su nombre, Amén

.

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EL BOSQUEJO DE

AMANDO Y CUIDANDO LAS ALMAS

por Mr. John Samuel Cagan

“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”
(Salmo 142:4).

I.   Primero, por qué los Cristianos deben tener amor por las
almas, I Corintios 13:7-8; Juan 15:12-13.

II.  Segundo, no hay fórmula para amar las almas,
Lucas 10:30-35, 36-37; Juan 13:34-35.

III. Tercero, amar las almas es para todos los Cristianos, so solo
para algunos de ellos, Juan 13:34-35; Lucas 10:36-37.