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LA BENDICIÓN DE DIEZMAR

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 3 de Mayo, 2015

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa”
(Malaquías 3:10).


Esta noche voy a hablar sobre el dinero. Dr. Hymers nunca predica sobre este tema. De hecho, él les dice a las personas nuevas que no pongan dinero en el plato hasta que hayan estado en nuestra iglesia más de un año. Él dice eso prácticamente cada vez que toma una ofrenda. ¿Por qué dice eso en cada servicio? Él dice eso por dos razones.

La primera razón es porque muchos predicadores hoy en día ponen mucho énfasis en el dinero. Lo hacen tanto que la mayoría de la gente perdida, sobre todo nuestra gente China, pero casi todo el mundo independientemente de su origen étnico, piensan que las iglesias solo quieren tu dinero. Él aprendió esa simple verdad de su pastor de mucho tiempo, el Dr. Timothy Lin. El Dr. Lin dijo:

Algunos pastores piden donaciones monetarias tan pronto llegan al púlpito...Ya que algunas iglesias tienen tanta codicia hacia la ofrenda santa de Dios, ¿cómo pueden los incrédulos no sacar la conclusión de que los Cristianos son codiciosos?... En pocas palabras, “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero” (I Timoteo 6:10). Esta advertencia no es sólo para los individuos sino también para la iglesia (traducción de Timothy Lin, Ph.D., The Secret of Church Growth, FCBC, 1992, pp. 52, 53).

La sabiduría de esta verdad no hizo que su iglesia perdiera dinero. ¡Pronto tuvo una de las más grandes ofrendas de cualquier iglesia Sureña Bautista en California! ¡Hasta el día de hoy, su iglesia da más dinero al Programa Cooperativo Sureño Bautista incluyendo a la gran Iglesia Saddleback, pastoreada por Rick Warren! Esa es la primera razón por la que nunca “rogamos” por dinero en nuestros servicios.

La segunda razón por la que Dr. Hymers no enfatiza el dar dinero es porque quiere que nuestros conversos amen a Dios sobre todas las cosas. A veces has oído a Dr. Hymers decir: “Dios no sólo quiere tu dinero. ¡Te quiere a ti!” El Dr. Lin dijo que algunas personas dan grandes sumas de dinero a una iglesia porque sienten que esto hace que Dios pase por alto sus pecados. Él dijo que no debemos “sobornar” a Dios de esa manera. Él dijo: “¡Dios no quiere nuestro soborno, pero desea nuestra confesión de pecados! Él nos ha prometido: ‘Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad’ (I Juan 1:9). ¡Alabado sea el Señor!” (Ibid., P. 51). Dios quiere nuestros corazones, no nuestro dinero, dado como un soborno. Es por eso que a menudo cantamos ese viejo himno, “Tu Corazón Dadme”, que el Sr. Griffith acaba de cantar.

“Tu corazón dadme”, te dice Dios,
Precioso don es a Él nuestro amor;
Suave Él habla, en donde tú estás,
“Confía en mí, dadme tu corazón”.
“Tu corazón, dádmelo hoy”,
Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
Tierno dice, “dadme tu corazón”.
   (Traducción libre de “Give Me Thy Heart” por Eliza E. Hewitt, 1851-1920).

“Precioso don es a Él nuestro amor”. ¡Qué gran antigua canción!

“Tu corazón, dádmelo hoy”,
Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
Tierno dice, “dadme tu corazón”.

¡Canta el coro conmigo!

“Tu corazón, dádmelo hoy”,
Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
Tierno dice, “dadme tu corazón”.

¡Eso es lo que Dios quiere de ti! Entonces darás dinero a Dios, ¡no porque tienes que hacerlo! ¡No! ¡Le darás a la obra de Dios por amor a Él! La Biblia dice: “Dios ama al dador alegre” (II Corintios 9:7).

Ahora regresamos a nuestro texto,

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa” (Malaquías 3:10).

La palabra “diezmo” significa “décimo”. Así que Dios les dijo que trajeran una décima parte de sus ingresos al Señor. En el Antiguo Testamento lo trajeron al “alfolí” del templo. Dios les dijo que el templo era “mi casa”. En el Nuevo Testamento la casa de Dios es la iglesia local. “La casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente” (I Timoteo 3:15).

¿Enseña el Nuevo Testamento el diezmo? ¡Sí, ciertamente lo hace! Jesús les dijo a los Fariseos que tenían razón en diezmar. Se registra en Mateo 23:23 y Lucas 11:42. Eso es en el Nuevo Testamento. ¡Jesús Mismo dijo que dar un décimo era correcto hacerlo! He estado dando una décima parte de mis ingresos a esta iglesia durante más de treinta años. Nunca he tratado de encontrar una manera de dar menos del diez por ciento de lo que gano a la iglesia. ¡Tengo un gran gozo al dar ese dinero a Dios para la obra de la iglesia! Y yo siempre doy aún más del diez por ciento. ¡Siempre he dado una “ofrenda” por encima del diezmo de diez por ciento! ¡Me encanta hacerlo! Y creo que es una de las razones que Dios ha sido tan bueno conmigo y mi familia. La Biblia dice: “Dios ama al dador alegre” (II Corintios 9:7).

A veces hemos visto jóvenes que vienen a la iglesia y ni siquiera quieren pagar por los alimentos que comemos aquí. Hace un tiempo un joven vino aquí por muchos meses sin pagar por la comida. Nunca le pedimos a la gente que pague por su comida hasta que hayan estado aquí todos los Domingos durante mucho tiempo. La persona que estoy pensando comió aquí de forma gratuita durante muchos meses. Más que eso, alguien en nuestra iglesia dejó que esa persona viviera con ellos y comiera todas sus comidas en su casa de forma gratuita durante varios meses. Pero un Domingo llegó el momento de que la persona diera un par de dólares para pagar por las dos comidas que servimos cada Domingo en nuestra iglesia. ¿Adivina qué pasó? ¡Esta persona se fue de nuestra iglesia ese día y nunca regresó! Esa persona sólo estaba buscando cosas gratis. Nunca le pedimos a esa persona que diezmara, o que diera una ofrenda. ¡Pero tan pronto le pedimos a esa persona que diera un par de dólares para pagar por las deliciosas comidas que servimos en la iglesia, esa persona dejó nuestra iglesia para siempre! ¡Que Dios tenga misericordia del alma de esa persona! ¡No es de extrañar que nunca fuera convertido!

“Tu corazón, dádmelo hoy”,
Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
Tierno dice, “dadme tu corazón”.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa” (Malaquías 3:10).

Todo realmente pertenece a Dios. Así que devolverle a Dios el diez por ciento de lo que ya es Suyo es una cosa muy pequeña. Debemos estar preocupados acerca de los negocios de Dios en la iglesia local. Cada negocio exitoso requiere dinero. Lo mismo ocurre con el negocio de la iglesia en hacer discípulos, predicar el Evangelio y ganar almas. Cuesta dinero mantener nuestro edificio de iglesia. Es un edificio viejo, y hay muchos gastos. Está el costo de la electricidad, calefacción, aire acondicionado, reparaciones, y los impuestos de propiedad. Luego está el costo de la fotocopias, las facturas de teléfono de nuestro banco de teléfono, y muchas otras cosas. ¿Cómo financiamos los negocios de Dios en la iglesia local – ¡a través de nuestros diezmos y ofrendas!

Tú piensas mucho acerca de tus amigos en la escuela, que universidad vas a asistir, y tu futuro. Tú piensas mucho acerca de tu apariencia y si la gente te encuentra atractivo. Algunos de ustedes piensan mucho sobre el dinero y la cantidad de riqueza que pueden almacenar para el futuro. Pero piensas muy poco acerca de Dios. Que Dios te ayude a ser más consciente de Él y menos consciente de tí mismo y los demás. Y ese es realmente el problema con aquellos de ustedes que han estado en la iglesia por más de un año, y todavía no dan el diezmo completo. Tienes muy poca conciencia de Dios. Así que te aferras firmemente a tu dinero, y no lo dejas ir. Para algunos de ustedes soltar su dinero y dar un diezmo les ayudará a pensar más de Dios y el alma eterna.

Dios hablando por medio del profeta Malaquías dijo:

“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros…me habéis robado” (Malaquías 3:8-9).

Puede haber algunas personas aquí que robarían un banco si pudieran salirse con la suya. Les encantaría tener todo ese dinero que está ahí. Pero no lo hacen porque tienen miedo de ser atrapados. Temen lo que la gente piensa de ellos. Sobre todo temen ir a la cárcel. Pero no tienen miedo de robar a Dios. Así que ellos retienen sus diezmos. Eso es porque Dios no es real para ellos. Pero otros hombres y el miedo a la cárcel son reales para ellos. Por lo que son influidos por los hombres pero no por Dios. Y sin importar si son conscientes de ello o no Dios ha puesto una maldición sobre ellos. Y esta maldición es tan cierta como la cárcel sería para el ladrón de un banco. ¿Cómo vendrá la maldición de Dios? No sé, pero ciertamente no quisiera estar bajo la maldición de Dios.

Algunos dan una ofrenda, pero no un diezmo completo. Pasas tu sobre de diezmo para ser visto por los hombres, pero no te preocupas que Dios ve lo que realmente estás dando. Él sabe que no estás dando un total de diez por ciento. Al dar tu sobre de diezmos estás diciendo que estás dando un diezmo, pero no estás dando realmente el diez por ciento. Ese fue el pecado de Ananías y Safira. Y Dios los juzgó con la muerte por mentirle a Él. Asegúrate de no hacer eso. No estoy tratando de asustarte para que des un diezmo completo. Pero estoy diciendo que no puedes esperar que Dios te bendiga mucho a menos que te arrepientas.

Recuerdo la historia de un joven que vivía con Cecelia, la madre de nuestro pastor. Cecelia amaba a ese joven, y ella se encargó de él como si hubiese sido su propio hijo. Ella le daba de comer, le daba su almuerzo, y le daba dinero para gastar. ¿Pero estaba agradecido con ella por todo el amor y cuidado que había recibido? No, para nada. Porque llegó el día cuando este joven dejó nuestra iglesia. Y cuando él se fue, él se llevó los cubiertos de Cecelia, que había recibido como regalo de bodas. Él dejó a Cecelia en lágrimas. Dices que ese hombre era terrible, y lo era. ¿Pero qué hay de ti? Dios ha sido amable y cariñoso contigo. Ha dado a Su Hijo unigénito para sufrir, morir en la Cruz, y derramar Su Sangre por tus pecados. Él te ha proporcionado una iglesia maravillosa. Tienes una buena educación. Tienes un buen trabajo o un buen negocio. ¿Y cómo das gracias a Dios? Le robas a Él al no darle Su diezmo. Robas a Dios. ¡Robas a Dios, al igual que ese joven robó a la madre de Dr. Hymers su regalo de bodas!

Pero hay más en nuestro texto. Por favor pónganse de pie y léanlo.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10).

Pueden sentarse. ¡Oh, nuestro Dios es un Dios misericordioso y amoroso! Y Él quiere demostrarte lo bueno que es en realidad. Él dijo: “probadme ahora”. Dar a Dios los diezmos y las ofrendas que son Suyos. Y Él promete abrir las ventanas de los cielos y derramará Su bendición para ti. Dios no está hablando principalmente de riqueza material. Es allí donde aquellos predicadores de la prosperidad están mal. ¡Dicen que te harás rico si envías dinero a ellos! ¡Eso no es cierto! ¡Es mentira! El Apóstol Pablo escribió que Dios

“Que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).

Son por bendiciones espirituales que debemos desear, buscar, trabajar. Las bendiciones materiales son la “carne que perece”. Van y vienen. Pero las bendiciones espirituales perdurarán para siempre. Le harán bien a tu alma. Demos con gozo nuestros diezmos y ofrendas. Y Dios te bendecirá grandemente.

El gran evangelista John Wesley predicó un sermón en 1744 titulado “El Uso del Dinero”. En Ese sermón le dijo a la gente: “Gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas, y da todo lo que puedas”. Recuerdo la primera vez que vine a la iglesia Dr. Hymers citó a John Wesley, “Gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas, y da todo lo que puedas”. Esas palabras sabias se quedaron conmigo todos estos años. Parecía consejo celestial. Parecía la actitud de alguien que amaba a Jesús y caminó por fe. Cómo quería ser bendecido por Dios de la manera que John Wesley lo fue. Y cómo quería que su lema sobre ganar, ahorrar y dar fuera mi lema también. Eso también es cierto de todos mis hermanos y hermanas de los “39”. Los “39” son los hombres y mujeres que dieron con sacrificio para salvar a nuestro edificio de iglesia. Estábamos felices de dar más que el diezmo y las ofrendas durante muchos años. ¡Así fue como por la gracia de Dios pudimos pagar el edificio de iglesia hace dos años! ¡No nos dañó dar mucho más que el diezmo! No, para nada. ¡Y como Dios nos ha bendecido con grandes bendiciones espirituales! Tenemos más de lo que necesitamos o queremos. ¡Y nosotros somos gente feliz y bendecida! ¡Da tu diezmo y ofrendas a Dios y también serás feliz y bendecido!

Al final de su vida John Wesley no tenía mucho dinero para jactarse. Pero él tenía algo mucho más valioso que el dinero. Tenía muchas almas ganadas a Jesús por su evangelismo. Tenía muchos predicadores valientes que continuarían predicando el Evangelio cuando él ya no estuviera. Y poco antes de morir Wesley dijo, “Lo mejor de todo es que, Dios está con nosotros”. Cuando tienes a Dios y a Su Hijo Jesucristo, tienes todo lo que podrías desear. Oh, querida gente, no hagas tan poco como puedas para Dios. Haz lo más que puedas para Él. Nuestros diezmos y ofrendas son sólo el principio de lo que deberíamos dar a Dios. También demos nuestros corazones y vidas a Dios a través de Su Hijo Jesucristo.

¿Has dado tu corazón a Jesús? Él sufrió y murió para pagar el castigo por tu pecado. ¡Él ha resucitado físicamente de la tumba para darte vida! Él está orando por ti en el Cielo, junto a Dios Padre. ¿Qué pide Jesús de ti? ¡Él te pide que lo ames! Confía en Él y amalo. ¡Cuando confíes en Él y le ames será un gozo traer tus diezmos y ofrendas a Él! Por favor pónganse de pie y canten el último himno del cancionero, mientras el Dr. Hymers viene a dirigirlo. Amén.

“Tu corazón dadme”, te dice Dios,
   Precioso don es a Él nuestro amor;
Suave Él habla, en donde tú estás,
   “Confía en mí, dadme tu corazón”.
“Tu corazón, dádmelo hoy”,
   Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
   Tierno dice, “dadme tu corazón”.

“Tu corazón dadme”, dice Jesús,
   Llama en clemencia una y otra vez;
“Voltea del pecado y el mal,
   ¿Morí por ti? Dadme tu corazón”.
“Tu corazón, dádmelo hoy”,
   Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
   Tierno dice, “dadme tu corazón”.

“Tu corazón dadme”, el Espíritu;
   Dice, “a mi custodia todo dejad;
Gracia abundante yo te impartiré,
   Haz rendición, dadme tu corazón”.
“Tu corazón, dádmelo hoy”,
   Su suave voz oíd, donde tú estás:
Del mundo oscuro, Él te sacará;
   Tierno dice, “dadme tu corazón”.
(Traducción libre de “Give Me Thy Heart” por Eliza E. Hewitt, 1851-1920).

(FIN DEL SERMÓN)
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Oprime en “Sermones en Español”.

Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers a rlhymersjr@sbcglobal.net
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Estados Unidos. O llámarle por teléfono a (818)352-0452.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Los puedes usar sin la
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Hymers sí tienen derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.

La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Malaquías 3:8-10.
El Solo Cantado por Antes del Sermón por Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Give Me Thy Heart” (por Eliza E. Hewitt, 1851-1920).