Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.




POR QUÉ LOS MUSULMANES Y LOS TESTIGOS
DE JEHOVÁ ESTÁN EQUIVOCADOS EN NAVIDAD

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Víspera de la Navidad, 24 de Diciembre, 2014

“Dios fue manifestado en carne” (I Timoteo 3:16).


Esta noche voy a decir por qué los Musulmanes y los terroristas Islámicos están equivocados acerca de la doctrina de la Encarnación. Esta es la enseñanza de la Biblia que Dios fue manifestado o revelado en la carne. La carne significa que Jesús tomó un cuerpo real. Jesús se hizo hombre. En ese gran himno de Navidad Charles Wesley (1707-1788) escribió, “Velado en carne a Dios mirar”. Jesús fue velado o vestido de carne para que podamos ver y conocer a Dios. Ese es el verdadero significado de la Navidad. Se trata de la Encarnación – Dios en carne humana. Como dice nuestro texto en la Biblia: “Dios fue manifestado en la carne” (I Timoteo 3:16).

Los Musulmanes están equivocados acerca de la Encarnación porque están equivocados acerca de Dios. Y están terriblemente equivocados acerca de Jesús. El Corán dice:

“Los que dicen que Alá ha engendrado un hijo proclaman algo desastroso. El cielo se agrietaría, la tierra se partiría y la montaña se caería si le atribuyeran a Alá un hijo. Está por debajo de su majestad” (Corán19:88-92).

El dios de los Musulmanes se llama Alá. Alá es un dios enojado y sin misericordia. Él juzga a sus seguidores de todos los rincones lejanos del Cielo. Él está completamente alejado y no le importa nada acerca de ellos. Su religión es gobernada por el miedo esclavizo y el odio. El amor y la misericordia no se encuentran en ninguna parte. ¡Qué terrible sería la vida al tener un dios así! Su dios no es Dios en absoluto, sino es el Diablo.

Mi primer borrador de este sermón estaba lleno de versículos de la Biblia y términos teológicos. Le di mi sermón al pastor para que lo viera. Me dijo que lo tirara y escribiera otro sermón porque tenía demasiados versículos de la Biblia y demasiados términos teológicos. Yo estaba muy frustrado. Pensé, ¿cómo puedo explicar la doctrina de la Encarnación sin tantos versículos de la Biblia y términos teológicos? Dr. Hymers me dijo que usara ilustraciones y contara algunas historias personales. Él me dijo que lo hiciera simple. Él me dijo que hablara para que los niños pequeños en nuestra iglesia pudieran entender lo que estaba diciendo. Lo volví a escribí y es el nuevo sermón que te voy a dar esta noche.

Había una vez una niña que tenía mucho miedo de ir a dormir en una habitación oscura. Su madre le dijo: “Cariño, no te asustes, Dios está contigo”. La niña respondió: “Sí, pero yo quiero a alguien con piel”. Amigos, todos necesitamos a Dios “con piel”. ¡Y Su nombre es Jesús! Y esta noche estamos celebrando Su nacimiento – cuando Dios fue manifestado en carne.

Cuando yo era un niño de 4 años de edad, necesitaba desesperadamente una persona real para aferrarme. Sabes, yo estaba atrapado en un hospital. Me sentía como un preso aislado. No había otros niños con quien jugar. Y la mayoría del tiempo no había nadie con quien hablar. Yo sé de una pequeña manera el dolor y la soledad que el Pastor Richard Wurmbrand sintió cuando fue encerrado en una prisión por los Comunistas en Rumania. Todo parecía tan frío y formal. Todo el mundo vestía de blanco. Todavía odio el olor a alcohol porque me recuerda a ese hospital. Allí estaban las agujas interminables, extracciones de sangre y transfusiones. Me sentí como un animal atrapado siendo experimentado. Me acostumbré al dolor. Me di por vencido de tratando de resistir a los médicos. Me sentí muy solo y asustado. Y luego había tiempo, tiempo, y más tiempo para sentir esta agonía. Todo lo que podía hacer era pensar y sentir lo solo que estaba. La única cosa que me daba esperanza era pensar que mi madre me visitaba cada noche. Cuando llegaba la noche, mi corazón se llenaba de mucha emoción. Porque sabía que mi madre iba a venir pronto. Luego llegaba el momento. Miraba a mi madre a través de la ventana, parada en la estación de enfermeras. Abrieron la puerta. Mi madre entró. Ella vino caminando hacia mí mientras la miraba a través de los barrotes de la cuna. Ella tenía una gran sonrisa en su rostro. Y a menudo tenía lágrimas de alegría en los ojos. Venía a mí, y me abrazaba y besaba. Sentía los abrazos y besos de mi mamá. Los deseaba. Sentía su amor. Me sentía seguro. Sentía como si estuviera en el Cielo los pocos minutos que mi mamá estaba conmigo. ¡Qué alivio de la frialdad y soledad del hospital!

Durante muchos años pensé que no iba a vivir mucho tiempo. Me dijeron que si no recibía un riñón iba a necesitar diálisis. Y entonces yo no viviría mucho tiempo después de eso. Pero necesitaba un donante de riñón con mi mismo tipo de sangre. Nadie de mi familia tenía mi mismo tipo de sangre a excepción de mi madre. Y hace doce años, mi madre me dio uno de sus riñones. Ella había estado planeando hacer esto desde que yo era un niño. ¿Cómo sabía que iba a hacer esto? Dios tenía todo planeado. Mi madre me ama. Ella quería preservar mi vida. Pero ella también me quiso dar parte de ella misma. Le dio gran gozo que ahora podría ser parte de mí.

De una manera mucho más grande es lo que Jesús ha hecho por nosotros. Él nos ama y quiere salvarnos. Él sabía que estamos bajo juicio por nuestros pecados. Él sabía que tenía que bajar a la tierra y convertirse en hombre para salvarnos. Así que Dios se hizo carne. La Virgen María tomó al Niño Jesús en sus brazos. Los discípulos lo tuvieron, comieron con Él, y vivieron con Él. Él era muy real para ellos. Eso era lo que Jesús quería. Él quería que nosotros lo conociéramos y confiáramos en Él. Se aseguró de que la gente supiera que Él era todo Dios y todo hombre. Todo Dios para que supiéramos que Él tenía el poder para salvarnos. Todo hombre para que no tuviéramos miedo de venir a Él. El nombre de Jesús lo dice todo,

“Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Él nos salva de nuestros pecados a través de Su Sangre derramada. Él vivió entre nosotros para que supiéramos que Él nos ama y nos entiende. Él estaba dispuesto a dejar las glorias del Cielo para convertirse en un “Varón de dolores, experimentado en quebranto”. Él estaba dispuesto a sufrir y morir en la Cruz por nuestros pecados. Él quiso darnos Su amor y Su Sangre para lavar todos nuestros pecados. Él quiso darnos Su propia Sangre para limpiarnos y salvarnos del pecado.

Y Jesús sabe exactamente cómo te sientes. Cuando se hizo hombre, Él experimentó todo lo que tú sientes. La Biblia dice:

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades” (Hebreos 4:15).

La vida a veces puede ser abrumante. Podemos tener muchos problemas y dificultades. A veces nos sentimos tristes. A veces nos sentimos solitarios. A veces hasta podemos sentirnos sin esperanza. Puedes pensar que nadie te entiende. Pero Jesús sí. Como hombre Jesús sintió todas esas cosas. Él se volvió un hombre para sentir lo que tú sientes. Él vino a darte gozo. Él no te juzga. No, Él te ama.

Yo le doy gracias a Dios por Su amor y guía en mi vida. Él usó la soledad de mi niñez, el dolor y la asolación en aquel hospital para prepararme para confiar en Jesús. En aquellos largos tiempos de mi niñez yo sabía que tenía un alma eterna. Yo creía en Dios, y hasta sentía Su presencia. Pero Él también parecía tan lejano. Yo sabía que Él estaba en control y de alguna manera yo sabía que Él cuidaba de mí. Pero al mismo tiempo no me sentía cerca de Él. Había oído hablar de Jesús, pero yo no le conocía. Cuando escuché por primera vez el Dr. Hymers predicar el Evangelio, me quedé asombrado. El pastor predicó el Evangelio de Jesús en el sermón. Yo estaba especialmente convicto por el pecado de no confiar en Él. A través de la predicación sentí que Jesús me amaba. Pero yo lo había rechazado. Dr. Hymers predicó sobre la pasión de Jesús. Habló de Jesús siendo golpeado, siendo escupido y clavado a una cruz. Todo parecía tan real para mí. Sabía que mis pecados habían hecho eso a Jesús. Conforme el Dr. Hymers habló sobre la crucifixión, pude sentir los clavos siendo martillados a través de las manos de Jesús. Jesús parecía muy real para mí. Yo sabía que Jesús sintió el dolor del azote y de ser clavado en la cruz. Pensar en la Sangre que Él derramó por mí rompió mi corazón. Sentí que debía venir a Él. Sentí una gran necesidad de Jesús. Yo sabía que Él me amaba. Yo sabía que Él me recibiría. Dios me trajo poderosamente a Jesús. Y Jesús lavó todos mis pecados con Su Sangre. Mi vida se hizo nueva. Dios ya no parecía distante, y el mundo de la Biblia de inmediato se me abrió. Eso es lo que Jesús hizo por mí. No puedo evitar llorar cuando escucho de todo el dolor que Jesús pasó por mí. Mi corazón está lleno de amor, cuando oigo hablar de Su Sangre que derramó por mí. Todo parece muy real para mí porque sé que era muy real para Él. Soportó todo ese dolor y sufrimiento en su cuerpo. Estoy tan contento de que Jesús vino a salvarme. No puedo soportar la idea de la vida sin Él.

Yo soy doctor y hace poco vi a una joven pareja hispana que acaba de perder a su hijo. El muchacho era un joven muy sano, pero de repente se puso muy enfermo. Tenía una infección cerebral severa que no respondió a los antibióticos. Murió en el hospital después de un par de días. Ellos tenían lágrimas en los ojos cuando los vi en mi oficina. Su precioso hijo se había ido. Cuando hablé con ellos, sólo podían decir algunas palabras. Me sentí tan mal por ellos. Traté de ser profesional, pero no pude evitarlo. Me eché a llorar con ellos, y nos abrazamos. Nos abrazamos durante un minuto, y no nos soltamos. Me dieron las gracias más tarde por cuidar de ellos y por ayudarles a través de su dolor. Me dijeron lo mucho que me amaban. Nunca me olvidaré de ellos.

Y es por eso que Dios se hizo hombre. Jesús nació y se hizo hombre para que pudiera amarte y cuidarte. Él vino para poder sentir todo tu dolor y soledad. Se convirtió en un hombre para poder amarte de cerca. Él quiere que vengas a Él y confíes en Él. Él quiere lavar tus pecados con Su Sangre. El apóstol Juan dijo:

“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13).

Oh, cuán grandemente Jesús nos ama. Él te llama Su amigo. Él te ama, incluso si no se has venido a Él. Él te ama a pesar de que lo has rechazado. No tengas miedo de confiar en Jesús. No tengas miedo de darle tu vida a Jesús.

Siento tanto que los Musulmanes estén equivocados acerca de Jesús. Él no es sólo un profeta. No, Él es Dios que se hizo hombre. Jesús es Dios que bajó para amarnos. Me alegro de que tenemos un Salvador que se hizo hombre y murió por nuestros pecados. Cómo me compadezco de estos Musulmanes. Y hay otros que no creen en el Jesús real, de carne y hueso, Dios en carne humana. No tienen ningún Dios que descendió a ellos. Ellos no tienen a un Dios que los ama. Los Testigos de Jehová no creen en el Jesús real. Ellos creen que Jesús es un hombre muy bueno, pero no Dios. Pero su Cristo no puede ayudarlos. Pobre gente. Los Gnósticos que creen en un espíritu-Cristo no tienen a Dios entre ellos. El movimiento demoníaco de la Nueva Era tiene gente en busca de un sentimiento. Así que se pierden de confiar en el verdadero Jesús. De hecho, todas las religiones del mundo, desde el budismo al taoísmo al hinduismo, no tienen Encarnación. Así que no tienen al verdadero Jesús - no a Dios “con piel”, como la niña dijo. El espíritu del anticristo niega que Jesús vino en carne. La suya es una religión fría y sin vida, siguiendo un conjunto de reglas. Sin Dios cálido y amoroso. Sin el perdón de los pecados. Y no hay paz para su alma. No en esta vida y no en la vida por venir.

Pero me regocijo que muchos Musulmanes han hallado que la Encarnación es verdad. Muchos ahora se vuelven a Jesús. Muchos ahora creen que Dios vino en carne. Muchos han venido a Jesús y han tenido sus pecados lavados por Su Sangre. Muchos hasta han estado dispuestos a morir por su fe en Jesús. Le doy gracias a Dios por el avivamiento que toma lugar en muchas partes del mundo Musulmán. ¡Que Jesús sea alabado!

Voy a terminar este mensaje citando del Corán:

“Todos comparecerán ante Alá el Día del Juicio solo como esclavo que está solo y sin un salvador ni intercesor” (traducción libre de Corán 19:93-95).

Los Musulmanes están medio correctos sobre el juicio. Habrá un Día de Juicio si te quedas perdido. Y allí estarás solo. Nadie estará allí para ayudarte. Y tú estarás de pie ante Dios, no Alá. Pero gracias a Dios, Jesucristo no es Alá. No necesitas estar allí solo. No necesitas estar en el juicio en lo absoluto. Jesús no te quiere juzgar. Dios te ha dado a Jesús. Él lo envió a nacer en carne humana para salvarte de tus pecados. Jesús murió en la Cruz y derramó Su Sangre para pagar por tus pecados. Él resucitó en carne y hueso para darte vida. Él está en el Cielo a la diestra del trono de Dios.

Yo creía en la Encarnación durante mucho tiempo. Mi madre y yo asistimos a una iglesia que cree esta doctrina. Pero todavía no estaba convertido. Yo no fui convertido sino hasta que vine a Jesús. Amigo, si no confías en Jesús, tú no eres mejor que un Musulmán o cualquier otra persona que no cree en el Hijo de Dios. Eso es porque todavía tienes pecados en tu registro. Oh, no rechaces a Jesús. Él te ama. Ven a Jesucristo. Él te recibirá. Él lavará tus pecados con Su Sangre. Amén y Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com o www.rlhsermons.com.
Oprime en “Sermones en Español”.

Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers a rlhymersjr@sbcglobal.net
(Oprime Aquí) – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA 90015,
Estados Unidos. O llámarle por teléfono a (818)352-0452.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Los puedes usar sin la
autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de Dr.
Hymers sí tienen derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: I Timoteo 3:14-16.
El Solo Cantado Antes del Sermon por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Once in Royal David’s City” (por Cecil F. Alexander, 1818-1895).