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¡MIRANDO A JESÚS EN EL MUNDO QUE NO SE VE!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 15 de Septiembre de 2013

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:18).


Los versículos que vienen antes de este texto son importantes. El Apóstol Pablo nos recuerda de las dolorosas experiencias que él ha atravesado. Él nos dice que fue atribulado por todas partes. Él dice que fue perseguido. Él nos dice que encaró la muerte todos los días. Él valientemente encaró el peligro y la cárcel. Él nunca trató de evitar el sufrimiento de ningún tipo. Él siguió adelante por Jesús si era honrado o atacado. Él fue sacado a rastras de una ciudad y apedreado y fue dejado por muerto. Es un milagro que vivió a través de tal sufrimiento. Pero aun así podía decir: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo”.

He leído de muchos mártires Cristianos. Mas el sufrimiento de Pablo seguía y seguía – por mucho más tiempo de los que han sufrido por Jesús. ¿Qué lo mantuvo andando? ¿Cómo pudo estar tan calmado al ser azotado, estar en naufragio, apedreado, echado en prisión y perseguido? ¿Cuál era el secreto de su fuerte cometido a Jesús mientras pasaba por tanto sufrimiento? El secreto de su cometido inmovible a Jesús se halla en nuestro texto, puesto en ese contexto:

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:17-18).

Pablo estaba tranquilo y feliz a pesar de que su vida estaba llena de violencia, terror, y el desastre. ¿Cómo pudo ser así? Pudo porque no miraba a las cosas que él podía ver, sino a las cosas invisibles que no podía ver. ¡Él estaba tranquilo porque su mente estaba enfocada en el mundo que no se ve, donde Jesús está sentado a la diestra de Dios! Esto puede ser verdad en nuestras vidas, si obedecemos el texto:

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:18).

I. Primero, “no mirando las cosas que se ven”.

No puedes volverte un Cristiano si no sientes lo verdadero de esa declaración. “No mirando nosotros las cosas que se ven”. ¿Qué significa eso? Significa que tienes que tener al menos cierta conciencia del mundo que no se ve. La gente primitiva usualmente tiene mucha mayor percepción del mundo espiritual que los Estadounidenses seculares. Creo que esa predisposición espiritual es uno de los factores en los grandes avivamientos que acontecen en el Tercer Mundo. Lo único que los Estadounidenses pueden ver es letreros de neón intermitentes, los edificios grandes, los carros lujosos. Eso es todo lo que miran. Eso es todo lo que ven.

Cuando le decimos a los que no son Cristianos que nuestra iglesia se encuentra a un par de cuadras del Nokia Center, y a una cuadra del Staples Center donde juegan los Lakers baloncesto, están impresionados. Dicen: “¡Caray! ¡De veras! “¡Ellos piensan que es muy interesante, muy impresionante! L.A. Live – ¡Caramba! ¡Qué maravilla! ¡El Nokia Center – impresionante! ¡El Staples Center – genial! Pero para mí no hay nada más que un montón de cemento, luces de neón, y el vacío – ¡nada que no sea de un interés pasajero! Tú dices: “¡Eso es porque eres viejo!” No, yo he sentido lo mismo por las cosas llamativas desde que era un adolescente. Yo hubiera dicho lo mismo de L.A. Live cuando tenía diecisiete años que estoy diciendo esta mañana. ¡No hay nada allí – sólo pompas! ¡Nada importante! ¡Nada duradero! “No mires a las cosas que se ven”.

Sentí lo mismo en la vieja ciudad de Jerusalén. La Vía Dolorosa, la Tumba del Huerto, incluso el Muro de las Lamentaciones – ¡no hay nada ahí! Sólo un montón de piedras, sólo un agujero en una colina; sólo una calle sucia llena de Árabes gritando tratando de vender algunas baratijas; nada ahí, nada de importancia eterna, nada duradero. ¿Has oído alguna vez la inolvidable canción de Peggy Lee, “Is That All There Is?” [“¿Eso es Todo?”] ¡Aun si no la has oído, el título lo dice todo! Buen título – “¿Eso es todo?"

Yo desprecio Las Vegas – siempre lo he hecho, siempre lo haré. Creo que tiene que ver con el hecho de que unos de mis familiares perdieron una gran cantidad de dinero apostando. ¡Les arruinó la vida! Para mí Las Vegas es solo un lugar donde la gente materialista va a apostar su dinero y a emborracharse. Luego regresan enfermos del estómago, con los ojos rojos, y en la quiebra – y dicen: “¡Me la pasa de maravilla en Vegas!” ¡Disculpa! ¡Eso a mí me parece una locura! ¡Allí no hay nada! Luces brillantes, música fuerte, maquinas tragamonedas – “¿eso es todo?” ¡Si todo lo que yo buscara fueran luces que brillan y música fuerte, yo preferiría ir al circo! ¡Al menos del circo no regresas enfermo del estómago con la billetera vacía!

Luego están las maravillas electrónicas de la casa Estadounidense. Todas deben tener un “centro de entretenimiento”. ¡Todas tienen que tener música estéreo, TV 3-D, un BlackBerry, o al menos un iPod! Sí, yo se que realmente tienes que tener una computadora y un celular ahora, pero pasar varias horas al día apretando un iPod, viviendo en el mundo irreal de los electrónicos, ¡no puede ser saludable! ¿Qué les sucederá a estos aparatos cuando “el grande” [terremoto] venga y no haya electricidad por semanas? ¡No sabrán que hacer – porque nunca han aprendido a meditar, nunca han aprendido a pensar, nunca han aprendido a leer por placer! ¿Qué harán cuando no haya electricidad? “Bueno, siempre habrá electricidad”, dice alguien, ¡Erras! ¡No habrá electricidad en el Infierno! ¡Y es allí a dónde algunos de ustedes van! ¡Al Infierno! ¡No hay iPods en el Infierno! ¡No hay computadoras en el Infierno! ¡No hay pornografía en el Infierno! ¡No hay música rap ni tecno en el Infierno! ¡Solamente gemir! ¡Solamente llanto! ¡Solamente gritos! ¡Solamente crujir de dientes! ¡Solamente Satanás riéndose te ti! “¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ya te tengo, Estúpido! ¡Ya te tengo, Estúpido! ¡Ya te tengo, Estúpido! “¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!” Y la Biblia dice:

“El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche” (Apocalipsis 14:11).

¡Mantuviste la mente enfocada en el mundo material – y ahora estas atormentado en un mundo de llamas liquidas – para siempre!

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven…” (II Corintios 4:18).

II. Segundo, mira a “las cosas que no se ven”.

Si sólo nos fijamos en lo que se ve pronto nos vamos a desanimar. He conocido a muchas personas que han perdido toda esperanza porque ellos la buscaban en este mundo. Pero la esperanza no existe en este mundo. El Apóstol Pablo habló de aquellos que están “sin esperanza” y “sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12). Habló de “los otros que no tienen esperanza” (I Tesalonicenses 4:13). ¿Cómo puede haber alguna esperanza en este mundo material? La segunda ley de la termodinámica lo prohibe. Dice que cada fuerza en el mundo pierde energía, se desvanece y finalmente se va. Todas las plantas y todos los animales mueren. Todos los seres humanos terminan en el polvo. Un poeta dijo: “Los caminos de gloria llevan a la tumba”. El poeta T. S. Eliot (1888-1965) dijo: “Abril es el mes más cruel”. ¿Qué quiso decir? En abril las flores florecen, el pasto se pone verde, los pajaritos nacen en sus nidos. Pequeños animales nacen. Estas cosas preciosas vienen en Abril. Pero Eliot lo llamó “el mes más cruel”, porque todas esas flores bonitas y pequeñas criaturas mueren. Cada flor se desvanece y marchita. Cada conejito, y cada pajarito mueren. La segunda ley de la termodinámica da por cierto que no hay ninguna esperanza, ninguna en absoluto – en este mundo.

Nunca olvidaré la primera vez que me di cuenta de esa horrible verdad. Yo sólo tenía dos años de edad, posiblemente casi tres, pero no más que eso. Era el tiempo de Pascua. Mi padre me trajo un hermoso patito amarillo. Mi madre había estado leyéndome un libro de niños. Se trataba de un patito llamado “Yo también”. Así que le puse a mi patito “Yo también”. Lo trajeron a la casa y lo soltaron en el patio de enfrente. El patito corría alrededor de mis pies pillando. Yo estaba tan encantado con él que bailaba de arriba a abajo. El patito corrió bajo mi pie. Su cabeza fue aplastada. Sólo lo tuve por unos minutos. Yo estaba muy contento con él – durante unos diez minutos. Salté de alegría por tenerlo, por ese breve momento. Y entonces murió. Mi corazón estaba roto. ¡Se me salen las lágrimas cuando pienso en eso setenta años después! ¿Eso es raro? No – es la realidad – la cruda realidad de que no hay esperanza – en absoluto – en nuestro mundo caído.

Casi al mismo tiempo yo tenía una amiguita. Me gustaba jugar con ella. Incluso recuerdo haber soñado con ella. Yo aún no tenía tres años, pero todavía la recuerdo. Luego se fue. Le pregunté a mi madre dónde estaba. Ella dijo: “Oh, ellos se fueron ayer. No quería decírtelo, porque te ibas a poner triste”. ¡Qué extraña lógica tienen los adultos a veces! En lugar de sólo ponerme triste, me rompió el corazón. Cuando pienso en esa niña, llevada lejos, sin decir “adiós”, me duele un poco incluso ahora, setenta años después.

¿Por qué les cuento estas tristes historias de mi niñez? Porque me mostraron tan claramente, tan bruscamente, que no hay esperanza, ninguna, en nuestro mundo caído.

Y así se hizo más fácil para mí, aun cuando era un niño pequeño, empezar a entender que el mundo real, el mundo duradero, solo consiste en “las cosas que no se ven”. Yo sabía, aun entonces, que las cosas que amaba y apreciaba en el mundo iban a ser arrancadas de mí. Y así fue. Debido a circunstancias fuera de nuestro control, fui a más de veinte escuelas diferentes antes de graduarme del grado doce. Alguien puede decir: “Eso es horrible. Debe haberte hecho daño”. Pero en realidad me ayudó más que hacerme daño. Me enseñó una y otra vez que nada en este mundo caído es permanente. Yo fui adoctrinado una y otra vez con la lección:

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:18).

Y así aprendí muy pronto que las cosas que se ven son sólo “temporales” sólo temporalmente. ¡Todo lo que vemos es solamente temporal! ¡Solamente temporal! ¡Solamente temporal! “Pero las que no se ven son eternas”. Otros niños podrían haber pensado que yo estaba loco por hablar con Dios y jugar con los ángeles en el patio de atrás. Oculto bajo las flores color naranja sobre las enormes capuchinas en el patio de atrás de mi abuela, nunca les dije que estaba en comunicación con otro mundo demasiado etéreo para ellos entender. De ninguna manera fue una experiencia oculta. Se ajustaba perfectamente, como más tarde supe, con el mundo de la Biblia, tan bellamente descrito por el Dr. A. W. Tozer en su ensayo, “El Mundo De La Biblia Es El Mundo Real”. [“The Bible World is the Real World.”]

Sólo más tarde entendí que mi pecado me separaba del Dios que había encontrado cuando era un niño pequeño. Y yo anhelaba encontrarlo otra vez, como lo hice bajo las flores capuchinas en el patio de atrás de mi abuela.

Cuando crecí busqué a Dios de nuevo haciendo el bien. Pero no importaba cuanto traté de ser bueno, Dios estaba lejano. Traté de encontrar a Dios una vez más haciendo cosas para agradarlo. Pero, no importa lo que hice, no lo pude encontrar de nuevo. Sólo cuando todo esfuerzo humano había sido agotado, y no tenía esperanza, vino Jesús a mí en un momento de gloria. ¡Sólo cuando me alejé de mí mismo y lo vi a Él, vino Jesús a mí, y me limpió de pecado con Su Sangre preciosa! Entonces, y sólo entonces, conocí por experiencia la realidad de Jesús. Sólo entonces las palabras del Apóstol tomaron pleno sentido:

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:18).

¿Quieres tener la esperanza que aquellos que viven solamente por el mundo material nunca han conocido? ¿Quieres conocer a Jesús personalmente – de hombre a hombre? Entonces sal en soledad y busca a Jesús de todo corazón. Él ha muerto en la Cruz para pagar por tu pecado. Él ha resucitado de entre los muertos para darte vida. Por favor ponte de pie y canta himno número 7 en tu cancionero.

Si del pecado libre quieres ser; mira al Cordero de Dios;
Para comprarte el murió en la Cruz, mira al Cordero de Dios.
Mira al Cordero de Dios, mira al Cordero de Dios,
Pues solo es Él quien puede salvarte, mira al Cordero de Dios.

Al ser tentado, en dudas y en temor, mira al Cordero de Dios;
Tu en Su fuerza prevalecerás, mira al Cordero de Dios.
Mira al Cordero de Dios, mira al Cordero de Dios,
Pues solo es Él quien puede salvarte, mira al Cordero de Dios.

¿Estás cansado? ¿Duro es tu andar? Mira al Cordero de Dios;
Te animará con salmo el corazón; mira al Cordero de Dios.
Mira al Cordero de Dios, mira al Cordero de Dios,
Pues solo es Él quien puede salvarte, mira al Cordero de Dios.

Ante las sombras no tengas temor, mira al Cordero de Dios;
En todo caso Jesús es el Señor; mira al Cordero de Dios.
Mira al Cordero de Dios, mira al Cordero de Dios,
Pues solo es Él quien puede salvarte, mira al Cordero de Dios.
(Traducción libre de “Look to the Lamb of God”
     por Henry G. Jackson, 1838-1914).

Estamos disponibles para hablar contigo acerca de hallar a Jesús en una conversión verdadera. Si te gustaría hablar con nosotros acerca de volverte un Cristiano verdadero, por favor deja tu silla y camina a la parte de atrás del auditorio ahora. Dr. Cagan te llevará a un lugar tranquilo para orar. Ve ahora. Dr. Chan, por favor ore para que alguien mire a Jesús y sea salvo esta mañana. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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Llamale por telefono a (818)352-0452.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: II Corintios 4:8-18.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Look to the Lamb of God” (por Henry G. Jackson, 1838-1914).


EL BOSQUEJO DE

¡MIRANDO A JESÚS EN EL MUNDO QUE NO SE VE!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:18).

(II Corintios 4:17-18)

I.   Primero, “no mirando las cosas que se ven”, Apocalipsis 14:11.

II.  Segundo, mira a “las cosas que no se ven”, Efesios 2:12;
I Tesalonicenses 4:13.