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PIDIENDO PAN PARA LOS PECADORES

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 14 de Octubre, 2012


Volteen conmigo en la Biblia a Lucas 11:5. Está en la página 1048 en la Biblia Anotada Scofield. Por favor pónganse de pie para leer la palabra de Dios.

“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:5-13).

Se pueden sentar.

La semana pasada leí un estudio realizado por el Foro Pew sobre Religión y Vida Pública, dijo que el número de Protestantes en los Estados Unidos ha disminuido en un 14% en los últimos cuarenta años. En 1972 el 62% de los Estadounidenses eran Protestantes. Hoy en día la cifra ha caído al 48%, una caída de 14% en ese tiempo. La Iglesia Metodista Unida se redujo como por 800 mil en los últimos diez años (Los Angeles Times, Octubre 10, 2012, pág. AA1). El informe dice que aquellos que han dejado de ir a la iglesia “en gran manera expresaron desencanto con las organizaciones religiosas por estar demasiado preocupados por el dinero, el poder, las normas y la política”. El informe implicaba que muchas personas no sienten que sus necesidades espirituales están siendo llenadas en esas iglesias protestantes de hoy. Esto es particularmente cierto de los jóvenes, que están dejando las iglesias en masa.

El pasaje de la Escritura que acabamos de leer nos da la razón por qué tantos jóvenes están abandonando las iglesias. En el versículo seis Jesús dio la razón:

“Porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante” (Lucas 11:6).

¡Qué confesión! “No tengo qué ponerle delante.” Eso es lo que muchos jóvenes sienten cuando visitan una iglesia de hoy. ¡Simplemente sienten que la iglesia no les ofrece nada de lo necesitan! ¡Todo lo que oyen es hablar de dinero, reglas y política! Las iglesias no tienen nada para satisfacerlos, nada para ponerles delante solo alguna preocupación política, ¡o una enseñanza Bíblica sin vida verso por verso! ¡Nada que ponerles delante! ¡Sin poder! ¡Sin realidad! ¡Sin vida! ¡Nada que ponerles delante!

Eso es lo que sentí cuando fui por primera vez a la iglesia cuando era adolescente. Mis vecinos me llevaron a una iglesia Bautista cuando tenía trece años de edad. Seguí yendo a la iglesia por algunos años debido a las actividades que tenían para los jóvenes. Pero pensé muy poco acerca de Dios. Realmente no había nada en esa iglesia para atraerme espiritualmente. Finalmente estaba a punto de dejar de ir a la iglesia del todo. Pero se me ocurrió leer la biografía de James Hudson Taylor, el misionero pionero a China, y una versión condensada del Diario de John Wesley. Me cautivó el Cristianismo vivo que leí en estos dos libros. Me sentí como el hombre joven en El Progreso del Peregrino que gritaba: “¡Vida! ¡Vida!” Cuando huía de la Ciudad de la Destrucción, buscando a Cristo. Buscando la vida espiritual, me uní a una iglesia Bautista China. Poco después de unirme a esa iglesia, el Dr. Timothy Lin llegó a ser el pastor. El Dr. Lin enfatizó la oración, la Segunda Venida de Cristo, el avivamiento y otros temas espirituales. Durante ese tiempo fui convertido en un servicio en la capilla en Biola College, cuando oí un sermón poderoso sobre la Segunda Venida de Cristo por el Dr. Charles J. Woodbridge. En ese servicio, y en la iglesia China, finalmente encontré alimento espiritual. Antes de eso, cuando fui a la otra iglesia Bautista, ¡no tenían nada que poner delante de mi! La iglesia no era más que un ritual, y los sermones y los estudios Bíblicos no tenían vida en ellos, ¡nada para alimentar mi alma! Parecía que todo estaba diseñado para complacer a las damas de mediana edad y sus maridos. No era una religión dinámica y desafiante. Ir a la iglesia allí fue una experiencia seca, muerta. No había nada allí para atraer a un hombre joven como yo. Esto nos lleva a nuestro pasaje de la Escritura, que la Biblia Anotada Scofield llama, la “Parábola del Amigo Inoportuno”.

En esta parábola un amigo del hombre viene a visitarlo a la medianoche. No tiene nada que ponerle delante, no tiene pan que ofrecerle a su invitado esa noche. Así que va a la casa de un amigo cercano y llama a la puerta, y le dice: “Amigo, préstame tres panes.” Detrás de la puerta cerrada de la casa del vecino, le oye decir que está en cama y no quiere levantarse. ¡Pero el hombre no acepta una respuesta negativa! Sigue golpeando la puerta hasta que su vecino se levanta y le da el pan que necesita para su huésped. Jesús aplica la parábola, diciendo:

“Yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:9-10).

Y Jesús concluyó la parábola diciéndonos lo que el pan representaba – “¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). El pan representa al Espíritu Santo.

Muchos de ustedes están aquí por primera vez esta mañana. Varios de ustedes han venido aquí a la iglesia sólo por un par de semanas. Tenemos que confesarte que nosotros, también, no tenemos nada que ofrecerte que va a satisfacer tu alma, e inspirarte a ser un discípulo de Cristo. Al igual que el hombre en la parábola, ¡no tenemos nada que darte que va a satisfacer tu hambre espiritual! Si dependemos de nosotros mismos, ¡no tenemos nada para ti, solo unos cuantos himnos, un sermón y una fiesta de cumpleaños! ¡Eso es todo lo que tenemos para los amigos como tú! No tenemos nada poderoso que cambie tu vida para darte. Así que le confesamos a Dios,

“Un amigo mío ha venido… y no tengo qué ponerle delante”
       (Lucas 11:6).

Y cuando comenzamos a orar por ti, Dios parece decirnos: “No me molestes; la puerta ya está cerrada…no puedo levantarme, y dártelos” (Lucas 11:7) Dios no nos contesta, a pesar de que hemos estado ayunando y orando por ti todos los Sábados. Tengo que admitirte que a veces hemos sentido el deseo de rendirnos. El Diablo ha lanzado un obstáculo tras otro delante de nosotros a medida que ayunamos y oramos para que Dios te dé pan. Parece que Satanás ha puesto una nueva barrera cada quince días, para detener nuestras oraciones de ser contestadas. La semana pasada literalmente intentó matarme en un accidente, para detenerme de predicar sobre la oración persistente en el servicio de la tarde. Hemos visto que es muy difícil “estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11). Y parece que Dios no ha dado respuesta a nuestras oraciones por ti. Dios parece decir, “No me molestes; la puerta ya está cerrada…no puedo levantarme, y dártelos” (Lucas 11:7).

Pero nuestras hermanas y hermanos Cristianos necesitan recordar lo que Jesús nos dijo en la parábola,

“Que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite” (Lucas 11:8).

La palabra “importunidad” en el texto Griego significa “persistencia sin vergüenza.” El Dr. R. C. H. Lenski dijo:

      Éste que pedía no tenía vergüenza de molestar a un amigo de tal manera; estaba estirando demasiado la amistad, y sin embargo él tuvo éxito a causa de su desvergüenza. Esta ilustración es un fuerte estímulo para la oración, para que nada nos impida orar; y el ánimo está en la promesa implícita de que nuestra oración recibirá una respuesta aún cuando Jesús lo afirma explícitamente en el versículo 9 (traducción de R. C. H. Lenski, Ph.D., The Interpretation of St. Luke’s Gospel, Augsburg Publishing House, 1961 edition, pp. 625-626).

“Debido a su [persistencia sin vergüenza] él se levantará y le dará todo lo que necesite.” ¡Amén! Debemos continuar sin vergüenza. ¡Sí! En los versos 9 y 10 Jesús claramente dijo:

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:9-10).

¡La “persistencia sin vergüenza” de la oración poderosa obtiene exactamente lo que pide! Cristo nos dijo de pedir, buscar y llamar en la oración. El Dr. John R. Rice dijo: “Tenemos que traducir estos versos: ‘Yo os digo, sigue pidiendo, y se os dará; sigue tocando y se os abrirá. Porque todo aquel que sigue pidiendo, recibe; y al que sigue llamando, se le abrirá’. La forma del idioma Griego implica un continuo pedir, buscar, llamar. Dios da aquí la bendita garantía de que todo aquel que realmente continúa pidiendo recibe, y todo el que realmente continúa buscando halla, y todo el que continúa llamando a la puerta de Dios por pan para los pecadores tendrá la puerta abierta y recibirá pan. ¡Sí, tantos panes él necesite para el pecador que Dios envía a él!” (Traducción de John R. Rice, D.D., Prayer: Asking and Receiving, Sword of the Lord Publishers, 1970 edition, pp. 94, 95). El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo:

      Les recomiendo la lectura de biografías de hombres que han sido usados por Dios en la Iglesia a lo largo de los siglos, sobre todo en los avivamientos. Y encontrarás la misma audacia…Oh, ese es el secreto de la oración, a veces pienso. [El Puritano] Thomas Goodwin en su exposición sobre la garantía del Espíritu en Efesios 1:13 usa un término maravilloso. Él dice: “Demanda por ello, demanda por ello”. No dejes a [Dios] solo. Sé como una peste para Él, por así decirlo, con Su propia promesa. Dile lo que Él ha dicho que va a hacer. Cita las Escrituras a Él...le agrada. El niño puede ser un poco impertinente, no importa, el padre lo quiere a pesar de eso. Y Dios es nuestro Padre, y Él nos ama, y a Él le gusta oírnos rogar por Sus propias promesas, citándole Sus propias palabras para Él, y decirle: a la luz de esto, ¿puede abstenerse [de contestarme]? Se deleita el corazón de Dios. ¡Demanda por ello! [Es decir, ¡demanda de que Él conteste porque Él ha prometido hacerlo!] (Traducción de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, Crossway Books, 1987, p. 197).

Y un buen lugar para empezar sería citando versos 9 y 10:

“Yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:9-10).

Luego di: “Dios, tu prometiste que si seguía pidiéndote tú me darías lo que yo pedí. Tú prometiste que si yo seguía tocando en oración tú abrirías la puerta y me darías lo que te pedí. Ahora, Dios, te pido que mantengas tu palabra. Estoy pidiendo. Estoy llamando. Oh Dios, espero que abras la puerta y me des exactamente lo que pedí. Oh Dios, tú dijiste que todo el que continúa pidiendo recibe. Ahora estoy haciendo lo que has dicho, Dios. Continúo pidiéndote. Tú prometiste en Lucas 11:10 que iba a recibir lo que pidiera. ¡Oh Dios, espero que mantengas tu promesa en Lucas 11:10! ¡Exijo que me des mi petición! Demando eso – ¡sobre la base de tu promesa! ¡Demando eso! ¡Demando eso! ¡Y voy a continuar persistiendo hasta que me des lo que estoy pidiendo!” Esta es la manera en que hombres y mujeres oraban en los viejos tiempos, cuando Dios abrió las puertas del Cielo y dejo caer el avivamiento. Y esa es la manera en que hombres y mujeres oran hoy en China. ¡No es de extrañar que decenas de miles de personas son convertidas en China cada semana! ¡Los Cristianos allí sin vergüenza tocan la puerta del Cielo hasta que Dios les da lo que piden!

¿Y cuál es el “pan” que el hombre importuno pidió a la medianoche, golpeando a la puerta de su amigo? ¡Qué, el pan que él continuaba pidiendo, buscando y llamando era el Espíritu Santo! ¿Qué otra cosa podría ser que los pecadores necesitan? Al final del versículo 13, Cristo dijo: “¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). La nota Scofield pierde el punto aquí. El guerrero de oración no está pidiendo el Espíritu Santo para sí mismo. Él está orando por el Espíritu Santo para su amigo perdido en el versículo 6, de quien dijo:

“Un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante”.

En efecto, ¡si Dios no da el Espíritu Santo, en respuesta a tus oraciones, no tienes nada que darles a los pecadores perdidos! El Dr. John R. Rice dijo:

      Jesús no lo puso en palabras exactas hasta el final de esta lección sobre...la oración, ¡que Él estaba enseñando a los discípulos a orar por el Espíritu Santo...que realmente trae avivamientos, convence a los pecadores y los convierte, quien da la sabiduría y poder y liderazgo a los hombres de Dios! Cuando pedimos por pan para los pecadores, en realidad queremos decir que necesitamos...el Espíritu Santo de Dios (Rice, ibid., p. 96).

Ahora les estoy hablando a ustedes que todavía están perdidos. El Espíritu Santo es simbolizado por el pan en la parábola. ¡El Espíritu Santo es lo que se necesitas más que cualquier otra cosa! A menos que el Espíritu Santo venga a ti en nuestros servicios de la iglesia nunca serás convencido de tus pecados. Jesús dijo:

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado”
       (Juan 16:8).

Estamos orando para que el Espíritu Santo venga a hacer que un pecador perdido como tú sienta el terrible pecado en su corazón, para que te haga sentir miserable y profundamente pecador. Si el Espíritu Santo no te hace sentir nada de eso nunca vas a sentir tu necesidad de Cristo.

Entonces, también, estamos orando para que el Espíritu de Dios te traiga a Cristo para la salvación completa. Jesús dijo:

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).

Por lo tanto, estamos orando para que Dios envíe Su Espíritu para que te traiga a Jesús, porque sólo Jesús puede salvarte del pecado y del Infierno.

Hasta ahora sólo has oído hablar de los hechos del Evangelio. Sólo has oído que Jesús murió en la Cruz para pagar el castigo por tu pecado. Sólo has oído que la Sangre de Jesús puede lavar todos tus pecados y justificarte ante los ojos de Dios. Sólo has oído que Jesús resucitó de entre los muertos y está vivo en el Cielo, en otra dimensión, orando por ti. Sólo has oído de estos hechos, pero nunca los has experimentado en tu propia vida. Y nunca podrás experimentar esos hechos maravillosos si solo te sientas en la iglesia Domingo tras Domingo y simplemente escuchas acerca de ellos. ¡Algo más que sólo escuchar esos hechos debe suceder o nunca serás salvo!

El Espíritu Santo tiene que bajar y hacerte sentir pecaminoso. El Espíritu Santo tiene que bajar y traerte a Jesús. El Espíritu Santo tiene que darte un encuentro divino-humano con el Cristo viviente. Tomará un milagro para que tú puedas ser atraído a Cristo. Tomará un milagro para que puedas nacer de nuevo. Y sólo el Espíritu de Dios puede hacer ese milagro en tu vida. Si el Espíritu Santo no está presente en nuestros servicios para llenar tus necesidades espirituales sólo podemos decir:

“Un amigo mío…y no tengo qué ponerle delante” (Lucas 11:6).

Es por eso que ayer ayunamos y oramos para tu salvación. Continuamos pidiendo. Continuamos buscando. Continuamos llamando – hasta que Dios abra el Cielo y envíe Su Espíritu para que te convierta. Jesús dijo que el “Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan” (Lucas 11:13). Y estamos orando por ti. ¡Le estamos pidiendo a Dios que envíe Su Espíritu para que te convenza de pecado, y te traiga a Cristo en una experiencia de conversión milagrosa!

Por favor pónganse de pie mientras el Sr. Lee viene a orar para que Dios envíe Su Espíritu para que te convenza de pecado, y te traiga a Jesús, para que limpie tu pecado por Su Sangre preciosa. (El Sr. Lee ora). “Por Ti Estoy Orando”. ¡Canta el coro!

Por ti estoy orando, Por ti estoy orando,
   Por ti estoy orando,
Orando por ti.
   (Traducción libre de “I Am Praying For You”
       por S. O’Malley Clough, 1837-1910).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Oración Antes del Sermón por el Dr. Kreighton L. Chan.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“I Am Praying for You” (por S. O’Malley Clough, 1837-1910).