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¡LA FE EN ACCIÓN!

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Sábado, 24 de Septiembre del 2011

“E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:2-5).


Jesús recién comenzaba su ministerio Galileo. Ya grandes multitudes lo habían oído predicar, echar fuera demonios, y sanar a los enfermos. Sus discípulos le dijeron: “Todos te buscan” (Marcos 1:37). Él predicaba en la casa de Pedro. Las nuevas se esparcieron rápido, y la casa estaba llena de gente. Cuatro hombres trataron de traer a su amigo paralítico a Jesús para ser sanado y para salvación. Pero la multitud era tan grande que no podían entrar en la casa. No se rindieron. Por amor y desesperación, ellos buscaron otro modo. Lo subieron encima de la casa. Quitaron el techo. Luego le bajaron donde estaba Jesús.

“Al ver Jesús la fe de ellos” (Marcos 2:5).

Nota el amor de esos hombres por su amigo paralítico. Nada los detuvo de llevarlo a Jesús. Mira la fe de estos hombres que los llevó a actuar. Todas sus acciones hablaban de la gran fe de ellos en Jesús y lo que Él haría por el amigo de ellos. La fe de ellos era viviente y dinámica. Que este pasaje muestre que es falso que no hay nada que podamos hacer para ser medios de gracia en la conversión de un pecador.

I. Primero, con fe trae a los perdidos a la iglesia.

Estos hombres tenían verdadera fe viviente. Ellos creían firmemente que si su amigo paralítico era llevado a Jesús, sería sanado y salvado. La fe de ellos los llevó a acción vibrante para la salvación de su amigo.

El hombre paralítico fue llevado a Jesús. Él oyó a Jesús predicar, recibió la sanidad y fue convertido. ¡Esa es exactamente la misma razón por la que debemos traer a los perdidos a nuestra iglesia! Ellos oirán el Evangelio y tendrán una oportunidad de ser convertidos. Debemos de tener fe que Dios bendecirá nuestros esfuerzos. Si no tenemos fe que Dios no usará, no tendremos celo. Fracasaremos en traer a alguien. La fe es lo que nos moverá a traer a los perdidos. La fe es el don de Dios para nosotros. Oremos por más.

La fe verdadera es acompañada por verdadero trabajo y acción en traer a los perdidos a oír el Evangelio.

“Al ver Jesús la fe de ellos” (Marcos 2:5).

No debes pensar que tu tratar de traer gente a la iglesia no tendrá fruto. Si piensas así, ¡jamás ganarás un alma! Claro, no todos a los que trates de traer a la iglesia vendrán. Pero algunos sí. Debes orar y servir a Dios creyendo que aquellos que están entre los elegidos serán salvos cuando los traigas. Tienes que tener fe que Dios te usará para traer gente. Si te falta esa fe, pídele a Dios que te de fe. Si tienes cierta medida de fe, pide a Dios por más. Y luego sale a traer a los perdidos creyendo que Dios te usará. Espera que Dios te ayude a ganar un alma. William Carey, “El Padre de las Misiones Modernas”, dijo:

“Espera grandes cosas de parte de Dios. Trata grandes cosas para Dios”.

Eso es lo que hicieron esos cuatro hombres, y “al ver Jesús la fe de ellos” (Marcos 2:5).

Esos hombres trabajaron unánimes y en común acuerdo. Este es el método del Nuevo Testamento de trabajar juntos en la iglesia local para traer almas perdidas. Estos cuatro hombres no discutían. Trabajaban juntos para traer a su amigo a Jesús. Trabajaban juntos unánimes y con un propósito. Ese es el método del Nuevo Testamento que Dios bendice en la conversión de los perdidos.

Estos hombres hacían la obra del ministerio. Toma que muchos de nosotros trabajemos juntos en la iglesia local para traer un alma a Cristo. Pero al final Dios tiene que bendecir y dar “el crecimiento” para que un alma sea convertida. El Apóstol Pablo dijo:

“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios”
       (I Corintios 3:6).

Vemos lo que el trabajo de estos cuatro hombres hizo cuando llevaron a su amigo a Cristo. Ninguno se menciona más que el otro. De hecho, la Biblia ni dice sus nombres. Tomó gran esfuerzo y cooperación completa de los cuatro hombres para llevar a su amigo a Cristo. Y es así con nosotros. Todos debemos trabajar duro y juntos para traer almas perdidas. Dios nos dará la recompensa por nuestras labores.

II. Segundo, ten fe de traer a los perdidos a pesar de las dificultades.

“Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico” (Marcos 2:4).

Ellos pensaron: “Tenemos que traer a nuestro amigo a Jesús”. Parecía imposible. La casa estaba repleta, y ni siquiera podían entrar por la puerta. A la multitud no le importaba el amigo de ellos. La multitud no hizo espacio para ellos. A la multitud no le importaba que estuvieran teniendo dificultades. Las cosas parecían sin esperanzas. ¡Pero su fe superó estos problemas! La fe no se da por vencida. La fe sigue adelante.

Spurgeon dijo:

Fue la presencia de Jesús que despertó el coraje victorioso en los cuatro que traían al paralítico: ¿no está el Señor entre nosotros ahora?...¿Hemos sentido Su poder sanador en nuestras propias almas? Si es así, a través de la puerta, a través de la ventana, o por el techo, vamos, rompiendo todos los obstáculos, a trabajar para llevar almas pobres a Jesús (traducción de Spurgeon’s Morning and Evening, Marcos 2:4, Septiembre 7, Zondervan Publishing House, 1948).

Estos hombres sabían que iba a ser difícil llevar a su amigo a Jesús. Se subieron al techo de la casa. Rompieron el techo. Bajaron a su amigo hacia Jesús.

III. Tercero, ten fe en traer a los perdidos a Jesús.

“Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:5).

Este hombre paralítico nunca habría sido capaz de ir a Jesús si sus amigos no le hubieran traído. ¿No es ese el caso contigo también? ¿Acaso no hay alguien en tu vida que te haya traído a la iglesia para escuchar el Evangelio? ¿Dónde estarías hoy si no hubiera sido por la fe y el trabajo de esa persona?

“Al ver Jesús la fe de ellos” (Marcos 2:5).

¡Oh, que tengamos fe como estos hombres! ¡Oh, que nuestra fe y nuestras obras sean poderosas y maravillosamente usadas por Dios para traer a los perdidos! Si no tienes mucha fe, ¡ora a Dios y pídele por ella! Eso es lo que hicieron los apóstoles. Le dijeron al Señor: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). ¡Pídale a Dios que aumente tu fe, y Él lo hará!

¿Tienes un familiar o un amigo perdido que puedes traer a la iglesia? ¿Tienes un familiar o un amigo perdido que necesita escuchar el Evangelio? Sé que has tratado antes y que no han venido. ¿Pero honestamente has tratado tanto como hicieron estos hombres? ¿Tiene su misma medida de fe que se niega a aceptar el fracaso? Que Dios te dé esta gran fe. Entonces no dejes que nada te detenga de traer almas. Si sientes que no tienes este nivel de fe ora por tenerla. Piensa mucho en el amor de Dios en Cristo y Su misericordia hacia los pecadores. Piensa en la gran necesidad de tu familia y amigos de escuchar la predicación del Evangelio. Piensa en su condición perdida, su condena y su necesidad de conversión. ¡Ve y traerlos! No dejes que nada te impida traerlos. Ni el desaliento. Ni las dificultades. Que todos nosotros trabajemos arduamente en conjunto y tengamos esta fe victoriosa para traer a los perdidos. En el nombre de Jesús. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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EL BOSQUEJO DE

¡LA FE EN ACCIÓN!

por Dr. Kreighton L. Chan

“Al ver Jesús la fe de ellos” (Marcos 2:5).

(Marcos 1:37)

I.   Primero, con fe trae a los perdidos a la iglesia,
I Corintios 3:6.

II.  Segundo, ten fe de traer a los perdidos a pesar
de las dificultades, Marcos 2:4.

III. Tercero, ten fe en traer a los perdidos a Jesús,
Lucas 17:5.