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LA PAZ MEDIANTE LA SANGRE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Mañana del Día del Señor, 31 de Agosto de 2008

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante de su cruz” (Colosenses 1:20).


El General Douglas MacArthur fue uno de los heroes Americanos de la Segunda Guerra Mundial. El General MacArthur una vez dijo, “El hombre ha buscado la paz desde el principio de los tiempos. Las alianzas militares, balances de poder, ligas de naciones, todas han fallado.” El tenía razón. La Biblia dice, “Buscarán la paz, y no la habrá” (Ezequiel 7:25).

Cuando yo era un niño pequeño constantemente teníamos miedo de la guerra nuclear. Recuerdo claramente estando en cama en la casa de mi abuela oyendo los aeroplanos volando encima. Me quedaba acostado y sudaba bajo las cobijas, pensando que uno de aquellos aeroplanos dejaría caer una bomba atómica sobre nosotros. Estaba allí acostado dando vueltas hasta que estómago se me hacía nudos.

Los jovenes de hoy no tienen esos temores. Lo que solíamos llamar “la Guerra Fría,” la Guerra con la Unión Soviética ya se acabó. Hemos tenido un período de paz. Ahora tenemos una operación militar pequeña en Irak. Pero no es semejante a la de Vietnam o a la Guerra Fría.

Empero la mayoría de gente con la que hablo no siente paz dentro de sí. Estamos en paz. No hay guerra. Sin embargo no estamos en paz con nosotros mismos.

Un número creciente de personas toman drogas para hallar la paz interior. Muchos sociólogos y psicólogos se alarman por el hecho de que decenas de miles de niños pequeños toman medicinas recetadas porque no se pueden controlar a sí mismos. Ellos no tienen paz – ni aun en la niñez. Los adolescents se vuelven al alcohol y a las drogas buscando la paz por dentro. El suicidio es la causa número dos de muerte entre los jovenes universitarios menores de treinta años de edad. La depresión y el miedo son marcas comunes entre los jovenes de hoy. Pero con toda nuestra tecnología, ciencia, drogas y alcohol, con tanto tiempo libre y la television y juegos de videos, la paz interior parece estar fuera del alcance de la mayoría de gente hoy día, especialmente de los jovenes. “Buscarán la paz, y no la habrá” (Ezequiel 7:25).

Los jovenes tienen temor de fracasar en la vida. Ellos temen no poder hacerla. Ellos temen que jamás hallarán a la persona correcta con quien casarse. Temen que jamás llegarán a ser verdaderamente felices. Y, sí, me dicen que temen la muerte. Y nada que hagan parece ayudarlos a hallar la paz interior que desean.

Tú puedes emborracharte o endrogarte – pero el temor está allí todavía, por debajo. Te puedes ir a un club nocturno y bailar horas sin fin. Puedes tener sexo, pero el temor todavía está allí, por debajo. ¿No es cierto? ¿No es cierto que temes que jamás hallarás la verdadera felicidad? ¿No es cierto que no tienes paz en tu corazón y en tu vidas que tú sabes que deberías tener?

Ahora, te podrá parecer extraño que predique sobre la paz hablando de la historia de la crucifixión de Cristo. No parece haber nada de paz en la escena sangrienta en la historia de la muerte de Cristo dada en Marcos 15:24-39. Habla de la crucifixión de Cristo. Pero este pasaje de la Escritura es sobre la paz. Nos dice muchisimo sobre tener la paz verdadera. Nuestro texto dice,

“Y...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”
      (Colosenses 1:20).

La historia de la crucifixión nos dice varias cosas sobre hallar la paz.

I. Primero, no hay paz para los impíos.

La Biblia dice, “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21). Y eso es claramente ilustrado en la historia de la muerte de Cristo en la Cruz. Las multitudes que fueron a ver a Cristo colgar en la cruz estaban llenos de ira, amargura e incredulidad. Ellos no conocían el camino de paz. “No conocieron camino de paz” (Romanos 3:17). Aquella multitud no tenía paz en su corazón.

Había soldados, los centuriones Romanos. Ellos clavaron a Jesús en la Cruz y luego se arrodillaron a tirar los dados, rifandose la capa que Cristo había usado. Ellos eran hombres duros, callosos. La crucifixión era el negocio de ellos. Ellos clavaban gente a cruces casi todos los días. Era el método Romano de ejecución, y ellos lo ejecutaban. Sus corazones estaban tan endurecidos y sus conciencias tan duras que se reían cuando Jesús clamaba por dolor cuando los clavos rompían la carne de Sus manos y pies. La Biblia dice, “Los soldados también le escarnecían” (Lucas 23:36).

Hoy día hay gente como ellos. Endurecidos, fríos, malvados, gente airada – a todo nuestro alrededor. Tal vez tú eres así. Para ti la idea entera de la religión es un gran chiste, “¡Qué jocoso!” quiza digas. Tú piensas que la Cristiandad es para ancianas y para chiquillos, no para una persona inteligente como tú. Igual que aquellos soldados Romanos, tu corazón está tan endurecido que puedes pecar sin remordimiento. Tu conciencia jamás te molesta – no importa cual pecado cometas.

Pero de un modo u otro no has hallado la paz. Por fuera todos piensan que te sientes bien. Pero por dentro estás vacío y solo y con miedo.

“No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

Luego, había “dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda” (Mateo 27:38) y la Biblia nos dice que ellos se burlaban de Jesús y le gritaban. La Biblia dice, “También los que estaban crucificados con él le injuriaban” (Marcos 15:32). Ellos tampoco habían hallado la paz y dejaban caer su enojo sobre el Salvador crucificado.

Puedes decir, “¿Por qué hacían los ladrones eso? ¿No estaban muriéndose también ellos? ¿Por qué insultaría un hombre moribundo a Jesús?” Esa es una buena pregunta. Pero la gente lo hace todo el tiempo. Ves, todos moriremos un día. Si vives setenta años más, pasará más rápido de lo que te imaginabas. Todos moriremos relativamente pronto. Y aun así algunos se burlan. Insultas a Cristo tal como lo hicieron aquellos ladrones.

Y dejarás este servicio y volverás y harás chiste de todo lo que oíste hoy aquí. Y tus amigos perdidos y tus parientes estarán de acuerdo. Te dirán, “No regreses a esa iglesia Bautista. No te hagas fanático. No dejes que el predicador te lave el cerebro. No creas todo lo que él diga. No se te pase la mano.” Eso es lo que tus amigos perdidos y tus padres y familiares a menudo te dicen. Y muchos de ustedes se reirán y mofarán con ellos sobre lo que oíste en el sermón hoy día. Y serás tal como los dos ladrones que insultaron a Cristo aquel día. Después en el día uno de ellos fue convertido y se hizo Cristiano, pero el otro murió burlándose de Cristo. “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

Y luego había líderes religiosos. La Biblia dice,

“De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él”
      (Mateo 27:41-42).

Estos sacerdotes y maestros Bíblicos pensaban saberlo todo. Hallarás maestros laicos, o sacerdotes Católicos y predicadores Protestantes igual que ellos en esta ciudad. Ellos quizá le den elogios del diente al labio a Cristo, pero te dirán que no necesitas ser convertido. Te dirán, “No le escuches a ese predicador Bautista. Tú estás bien así como estás.”

Pero están tan equivocados como los sacerdotes y maestros Bíblicos que se pararon cerca de la Cruz mofando a Cristo aquel día. Tú necesitas a Cristo. Tú necesitas ser convertido. Nada aparte de una conversión completa te puede dar paz con Dios.

“No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

II. Pero, segundamente, sí hay paz para aquellos que ponen su confianza
en Jesucristo.

Nuestro texto dice,

“Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”
      (Colosenses 1:20).

Nota cuanta gente halló la paz aquel día, cuando Cristo moría en la Cruz por sus pecados.

Estaba la María, la madre de Cristo. Ella nunca había entendido completamente la misión de su Hijo, Jesús. Oh, sí, ella recordaba al ángel. Ella recordaba su extraño nacimiento. Ella sabía que El era diferente, que Dios lo había llamado. Pero la Biblia indica que ella no comprendía completamente la misión y el destino de Cristo. La Biblia dice que los mismos medio hermanos de Cristo no creyeron en El sino hasta después del a resurrección (Juan 7:5). En el tercer capitulo de Marcos se nos dice que Sus parientes trataron de deterlo de predicar y lo llamaron loco. Luego estos medio hermanos y la madre llegaron en otro aparentemente atentando “calmar” Su mensaje. Pero Cristo dijo, “Todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.” (Marcos 3:35).

El Dr. J. Vernon McGee dijo,

El Señor está diciendo que la relación más fuerte hoy es la relación entre Cristo y un creyente. Amigo, si eres un hijo de Dios y tienes familiares que no son salvos, estás más cerca a Jesucristo de lo que estás a tu propia familia, incluso de la madre que te dio a luz. Tú estás relacionado más a otro creyentes de lo que estás a los miembros no salvos de tu familia (Thru the Bible, tomo IV, p. 70, notas de Mateo 12:46-49).

La madre de Cristo estuvo allí cuando le crucificaron. Ella estaba de pie allí, mirando a su Hijo colgando de la Cruz. Y Jesús la miró, y luego miró al Apóstol Juan. Y le dijo a Juan que cuidara a Su madre (Juan 19:26).

La madre y los hermanos de Cristo llegaron a conocer a Cristo por completo después de Su resurrección de entre los muertos. Y su madre halló tremenda paz al creer en su Hijo, Jesucristo. Y tú también puedes hallar la misma paz y perdón si pones tu fe y confías en Jesucristo, como ella lo hizo.

El segundo ladrón que colgaba en la cruz al lado de Cristo, también halló paz por medio de la Sangre de la Cruz de Cristo. El se había burlado de Cristo toda la mañana igual que el otro ladrón. Pero al pasar del día, él comenzó a escuchar a Cristo. El oyó las siete palabras de Cristo desde la Cruz. El escuchó a Jesús predicar un sermón desde la Cruz.

Cierta hora temprana de la tarde, este segundo ladrón fue convertido. El experimentó la fe en Jesucristo y fue renacido. Este ladrón que fue convertido miró desde su propia cruz hacia Jesús colgando en Su Cruz de Sangre. Y el ladrón le dijo a Jesús, “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:42-43). El tuvo la paz con Dios al creer en Jesús.

Y de este ladrón podemos aprender muchísimo acerca de hacerse Cristianos. El no se hizo Cristiano por hacer algo bueno o por ser bautizado. El estaba muriéndose, clavado a una cruz. El no tenía tiempo de hacer algún bien o de ser bautizado. Ya era demasiado tarde. El solamente tuvo tiempo de creer en Jesús. El se arrojó sobre el Hijo de Dios por fe. El confió en Jesús con todo su corazón. Y su confiar simple en Cristo fue suficiente. Jesús lo salvó, y él experimentó la paz con Dios.

Y Jesús puede salvarte a ti también, si confías en El completamente. No es solamente creer cosas sobre Cristo. No es suficiente creer que El murió por tus pecados o que El resucitó de los muertos. Esas son doctrinas, y las doctrinas solas no pueden salvarte. La Biblia dice, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Y tú puedes creer en Jesús como lo hizo ese ladrón. Y cuando pones tu fe completa en Cristo, él te salvará a ti también. El lavará tus pecados en Su Sangre y tú serás salvo de los tormentos del pecado.

III. Y luego, tercero, sí hay paz con Dios mediante Cristo.

Ahora es es de los que habla la Biblia aquí en Colosenses 1:20. Habla de la reconciliación con Dios – la paz con Dios.

La Biblia enseña que la humanidad se rebeló contra Dios. Adán se rebeló. Su pecado arruinó a la naturaleza. La Biblia enseña que somos pecadores por naturaleza. Nosotros heredamos nuestra naturaleza pecaminosa de Adán.

Y el pecado te ha cortado de Dios. Es por eso que Dios ya no te parece real a ti. Tú estás cortado de Dios por tus pecados. La Biblia dice,

“Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro” (Isaías 59:2).

Hay una separación entre tú y tu Dios. Tú estás separado, cortado de Dios, por tus pecados.

Ahora, ya que tú eres un pecador por naturaleza, no hay nada que puedas hacer para salvarte a ti mismo. Porque estás perdido sin esperanza en el lodo del pecado, no puedes escapar del pecado por ti mismo. Nada de lo que hagas o digas puede salvarte del pecado y sus consecuencias – el Infierno. Dios tuvo que tomar la iniciativa. La Biblia da la única respuesta al problema de tu pecado.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

Dios envió a Su Hijo unigénito del Cielo a morir en la Cruz. Y Dios envió a Cristo a morir en aquella Cruz para pagar por tus pecados – para reconciliarte con Dios, y para darte la paz con Dios.

¿Cómo puede Dios ser justo – fiel a si Mismo en Su santidad – y aun perdonar y justificar al pecador? La única solución era que Jesús muriera en aquella Cruz para hacer el pago por tus pecados por Su muerte, y para lavar tus pecados con Su Sangre. Su muerte y Su Sangre hacen posible que tu seas reconciliado – que seas traído de vuelta a una relación correcta con Dios.

Tú puedes ser reunido con Dios por medio de la Sangre de Cristo.

“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13).

“Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).

“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colossians 1:20).

Hace unos minutos, el Sr. Griffith cantó un gran himno. Era todo sobre la Sangre de Jesús limpiando a gente como tú de sus pecados. ¿Qué necesitas para recibir la paz que Cristo ofrece por medio de Su Sangre?

Primero, necesitas seguir viniendo a la iglesia. Entre más vengas aquí, mayor oportunidad tendrás de creer el evangelio y ser convertido. La conversión no es solamente decir una oración rápida o simplemente memorizar un verso, o aprender una doctrina o dos. La conversión cambia la dirección completa de tu vida, ahora, y para toda la eternidad.

Y lo más que sigas viniendo a la iglesisa, a oír esta clase de sermón predicado, más serán tus oportunidades de ser convertido a Cristo.

Ahora, la gente tratará de hacerte que dejes de venir. El diablo los usará porque no quiere que seas convertido. El diablo te quiere para él – en el Infierno. Así que hará que tus amigos y familiares traten de detenerte de regresar a esta iglesia.

Un joven conducía sin licensia. Ahora, su familia es Pentecostal. Ellos fueron supuestamente “salvos” en 1998. Pero este joven vino a nuestra iglesia varios Domingos. Sus hermanos Pentecostales trataron de pararlo de venir. Ellos querían que él en vez trabajara. Como tantos nuevos evangélicos y Pentecostales, le mintieron. Le dijeron, “No tienes que ir a la iglesia para ser Cristiano.” ¡Eso es mentira! Es una de las mentiras más grandes que el diablo le dice a la gente hoy. No se puede apoyar en la Escritura porque no es Bíblico. La Biblia dice, “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47). ¡Esa es la verdad! Es una mentira decir que no tienes que estar en la iglesia para ser Cristiano! Si vienes a esta iglesia oirás el Evangelio repetidamente y hará más posible que seas salvo.

Ahora, estos evangélicos Hispanos trataron lo mejor que pudieron de parar al joven de venir. El conducía sin licencia, haciendo entregas. Pero dejó de hacerlo el Domingo y lo hacía los Sábados para poder venir a la iglesia. La policía lo paró el Sabado y lo multó por conducir sin licencia. ¡Aquellos hermanos nuevos evangélicos explotaron! Le gritaron, “Deja de ir a esa iglesia Bautista. Si hubieras estado conduciendo el Domingo, como estabas supuesto a hacerlo, no te hubieran multado!”

Cuando Dr. Cagan oyó de ello, dijo, “¿La policía no para la gente y los multa los Domingos también?” Claro que sí. Pero estos evangélicos perdidos no usaban la lógica. Ellos solamente usaron un pretexto estúpido para detener al joven de regresar y ser salvo – para detenerlo de hacerse un Cristiano verdadero.

Así que eso es número uno. Sigue viniendo aquí.

Luego, segundo, escucha con cuidado cuando yo predique el evangelio de Cristo. Tu alma eterna depende de escuchar el Evangelio y de obedecerlo. Escucha estos sermones del evangelio como si tu vida dependiera de ello, ¡porque depende de ello!

Y tercero, ven a Jesucristo. El no está muerto. El ha resucitado. El está vivo en el Cielo, a la derecha de Dios, en el Cielo. Y tú puedes venir a Jesús, el Hijo de Dios, y El te salvará y te perdonará y te convertirá. ¡Lanzate sobre Jesús por fe!

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

(FIN DEL SERMÓN)
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en www.realconversion.com. Oprima “Sermones en Español.”

La Oración Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan.
El Solo Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Saved by the Blood of the Crucified One” (por S. J. Henderson, 1902).


EL BOSQUEJO DE

LA PAZ MEDIANTE LA SANGRE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante de su cruz” (Colosenses 1:20).

(Ezequiel 7:25)

I.   Primero, no hay paz para los impíos, Isaías 57:21; Romanos 3:17;
Mateo 27:38; Marcos 15:32; Mateo 27:41-42.

II.  Segundo, sí hay paz para aquellos que confían en Jesús, Colosenses 1:20;
Juan 7:5; Marcos 3:35; Lucas 23:42-43; Hechos 16:31.

III. Tercero, sí hay paz con Dios mediante Jesús, Isaías 59:2;
Romanos 5:8; Efesios 2:13; Romanos 5:1; Colosenses 1:20;
Hechos 2:47.